tag:blogger.com,1999:blog-36905558.post8334011217271857868..comments2024-01-23T18:10:50.311+01:00Comments on Vicente Luis Mora. Diario de Lecturas: ¿Generación? ¿Nocilla?Unknownnoreply@blogger.comBlogger202125tag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-29147522660996965532008-01-24T04:43:00.000+00:002008-01-24T04:43:00.000+00:00http://aristocrataiobrer.blogspot.com/2007/10/jo-n...http://aristocrataiobrer.blogspot.com/2007/10/jo-no-sc-de-nocilla.html<BR/>http://espaidellibres.blogspot.com/2007/11/generacin-nocilla.htmlAnonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-79791048402531196872007-09-25T18:17:00.000+00:002007-09-25T18:17:00.000+00:00Del blog de Rojo en El Pais digital:24 septiembre,...Del blog de Rojo en El Pais digital:<BR/><BR/>24 septiembre, 2007 - José Andrés Rojo<BR/><BR/>LA MARCA QUE TODO LO ENGULLE<BR/><BR/>Debería empezar por pedir disculpas a Agustín Fernández Mallo. Tiré de unas declaraciones suyas para ilustrar unos comentarios sobre un reciente artículo de Javier Calvo y más tarde comprendí que quizá lo único que hizo fue contestar las preguntas de un periodista. Que la repetición de unas cuantas ideas podía obedecer no tanto al afán de volver una vez más sobre determinadas cuestiones sino a la mera amabilidad de responder a las mismas preguntas con las que, acaso, lo bombardean desde que su libro se ha convertido en referente de una determinada postura frente a la literatura. Y esto es una injusticia. Es temible el círculo voraz de los medios que abundan en unas cuantas fórmulas y que reducen cualquier propuesta a una colección de latiguillos.<BR/><BR/>La marca. La marca nocilla. Las voces de una nueva generación. Cuando incorporé las declaraciones de Fernández Mallo a mi anterior entrada sólo pretendía señalar el peligro de reducir una obra a unas cuantas características. Y le atribuí a él la responsabilidad de insistir sobre lo mismo cuando podría ser que quien insistiese en lo mismo fuera en realidad quien le reclamó su opinión. Tiene razón, en ese sentido, Jorge Carrión cuando afirma que lo que importan son los textos, y también la tiene Juan Francisco Ferré cuando defiende, frente a una hipotética conspiración, el “valor real” de sus propuestas (y las de otros).<BR/><BR/>La cuestión de la que quería ocuparme es la misma que motivó algunos de mis comentarios que surgieron cuando tuvo lugar el encuentro de nuevos narradores de Sevilla. Que la marca de la innovación es un terreno pantanoso para usarlo como reclamo. Porque es difícil definir qué es lo nuevo, y hay que ver quién lo define y desde dónde y con qué sentido y frente a qué tradición. De eso trata el comentario de Constantino Bértolo y de eso quería tratar la anterior entrada, aprovechando lo que había escrito Javier Calvo. Decir que la buena nueva es que no hay buena nueva significa simplemente que más vale apartarse de esa fórmula para no perecer ahogado y embadurnado en un bote de nocilla.<BR/><BR/>Cuando llega una buena nueva son muchos los que se apuntan a predicarla. No creo que sea malo guardar ciertas distancias. El hacerlo, además, no debería ocasionar tanto enfado. Del libro de Agustín Fernández Mallo me llamaron la atención muchos de los recursos que utiliza, su libertad formal, las distintas historias que pone en marcha, la fuerza poética de muchas de ellas. Y más cosas. He encontrado en su literatura un sorprendente vigor, convicción, ganas. Por eso me incomodó volver a leer cosas que ya había dicho muchas veces. Como esforzándose en repetir el reclamo de una marca innovadora. Luego he pensado que igual la culpa fue de los que le preguntaron. Quién sabe.Vicente Luis Morahttps://www.blogger.com/profile/02645684920765729611noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-65446247893142338712007-09-24T01:47:00.000+00:002007-09-24T01:47:00.000+00:00A mí no me molesta la controversia ni la polémica,...A mí no me molesta la controversia ni la polémica, como sabes. Pero creo que el silencio no es la mejor opción. De todos modos, yo no lo llamaría resistencia. Se me ocurren otros nombres más adecuados...Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-35381976480107395772007-09-23T18:15:00.000+00:002007-09-23T18:15:00.000+00:00carrión ha colgado un comentario en el blog de Roj...carrión ha colgado un comentario en el blog de Rojo, MOra.Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-16515477063137408082007-09-23T10:10:00.000+00:002007-09-23T10:10:00.000+00:00Juan Francisco, tienes mucha razón en las cosas qu...Juan Francisco, tienes mucha razón en las cosas que dices. Pero, en realidad, si lo piensas: ¿de verdad creías que si alguien viene, como es legítimo, a intentar introducir la cabeza -con la frente bien alta y sin hacer concesiones estéticas, como otros...- en el mercado editorial, apoyándose en cierto conocimiento teórico y con unas estructuras y técnicas narrativas alejadas del convencionalismo tradicional, le iban a dejar franca la entrada, libre la puerta, le iban a mullir los almohadones? <BR/><BR/>No me preocupa la resistencia, me hubiera preocupado <I>no encontrar</I>. Significaría que la propuesta no era significativa. Nosotros a escribir, Juan Francisco, y los demás a lo suyo. Un abrazo.Vicente Luis Morahttps://www.blogger.com/profile/02645684920765729611noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-60080998370595183822007-09-23T04:16:00.000+00:002007-09-23T04:16:00.000+00:00He colgado una adaptación de mi post anterior en e...He colgado una adaptación de mi post anterior en el blog de José Andrés Rojo para trasladar allí también la polémica alopécica (dedico este retruécano con simpatía a todos los dómines y dominós de la lopesca escena española)...Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-80686674823878171232007-09-23T03:11:00.000+00:002007-09-23T03:11:00.000+00:00La fórmula de la Nocilla y unas cuantas risas enla...La fórmula de la Nocilla y unas cuantas risas enlatadas<BR/><BR/>Vicente, como a ti, está empezando a cansarme el modo en que se está recibiendo el artículo de Calvo. Había guardado silencio porque al principio, como sabes, no me pareció tan mal. Visto el filón que algunos han encontrado en el artículo para tratar de neutralizar nuestra propuesta literaria, nuestra actitud y nuestra energía, si aceptamos llamarlas así, me veo obligado a intervenir para expresar mi asombro ante el hecho de que a Calvo se le dé tanto crédito cuando comete varias contradicciones, no pocas facilidades y uno o dos errores conceptuales. Si le hiciéramos caso habría que creer que la historia de la Nocilla es uno de los grandes relatos cuya desaparición Lyotard celebró al principio de lo que a muchos les duele la boca llamar postmodernidad. <BR/>Lo explicaré, si me lo permites, en seis apuntes rápidos:<BR/>Primero, no creo de mal tono recordar que Fresán no pertenece a la literatura española, lo siento mucho, y sus aportaciones deben ser consideradas en el contexto latinoamericano más que en el español, aunque evidentemente lo considero un escritor respetable y admiro ciertos textos suyos.<BR/>Segundo, declarar que Loriga, Casavella o Magriñá tienen asumida la herencia postmodernista, leído a Ballard, controlado a Burroughs y sabido de memoria a Warhol, a Pynchon o a Duchamp y a todo el que Calvo quiera, dentro de su estrategia de falseamiento de la realidad, es una tomadura de pelo como pocas. Él lo sabe tan bien como yo. No hay asunción ni en ellos ni en ningún otro escritor español contemporáneo que de un modo u otro no esté ligado al falso Grupo Nocilla de ninguno de estos autores. Y ése es, entre otros, uno de los problemas más acuciantes de cara, sobre todo, a la recepción. Dicho sea con todos mis respetos hacia esos tres escritores contra los que, desde luego, no tengo nada, ni en lo personal ni en lo literario. Como contra Calvo tampoco, por cierto, aunque su figura de Edward Scissorhands, patética criatura burtoniana incapaz de acariciar tu piel sin hacerte unos cuantos arañazos, al parecer involuntarios, por momentos me canse un poco.<BR/>Tercero, si los libros individuales señalados con acierto por Calvo valen por algo, aparte de sus méritos intrínsecos, es por señalar los límites reales del sistema editorial y literario español. Lo quieran o no lo quieran los que desde la publicación del artículo se han dedicado a descalificarnos o despreciarnos, esos libros (y otros no mencionados, de esos y de otros autores) no es que estén por debajo o por encima de los demás publicados durante el último quinquenio, es que se sitúan radicalmente aparte, en un territorio creativo que construyen y se apropian al mismo tiempo. Si se han visto obligados a cuestionar el ecosistema circundante ha sido más que nada por defenderse, guiados por un instinto de supervivencia que los fue reuniendo, no por un deseo de destrucción de la ciudadela literaria.<BR/>Cuarto, lo que quizá moleste a Calvo y a todos los que se apoyan en sus palabras para desautorizarnos es que esos libros no han hecho ninguna concesión al estado de cosas, si han sido publicados en las editoriales que se mencionan y han sido más o menos reseñados en los medios mayoritarios es producto de su singularidad estética y no de una resentida voluntad de marginación. En el sistema de hoy caben autores como Calvo y otros nombrados por él a costa de aceptar ciertas condiciones impuestas por éste. Mantener una línea personal indiscutible pero con una mirada puesta en el mercado para preservar la posición ganada. Si hay algo que molesta a Calvo y compañía de los cinco autores mencionados es que han empezado a ser tomados en serio por un medio literario y periodístico al que no han buscado seducir con sus propuestas. Han conseguido que se les haga caso no gracias a una conspiración sino a algo mucho más raro en el medio literario contemporáneo: el valor real y la novedad de sus obras en un panorama amortecido, la inteligencia de sus discursos y la validez de sus planteamientos críticos. Si no aceptáramos con tanta facilidad la mediocridad del entorno nos daríamos cuenta de esto sin esfuerzo. Lo que Calvo con notoria ingenuidad denomina nuestro pathos anticomercial es otra de sus falacias. Haber escrito lo que uno ha escrito y haber querido publicarlo en Mondadori, Alfaguara, Anagrama o Seix-Barral es un acto de perfecta coherencia. En el caso de los cinco autores mencionados por Calvo lo es especialmente porque aspiraron a esa publicación sin renunciar a su exigencia literaria, no como otros que para publicar estarían dispuestos a todo tipo de concesiones.<BR/>Quinto, así que a todos aquellos que han usado a Calvo para atacarnos parcial o totalmente en razón de nuestro sectarismo y nuestro deseo de entrar en el umbral de la fama, les pediría antes de juzgarnos que miren un poco a su alrededor y antes de lapidarnos lo consideren bien. Hay muchos otros, llegado el caso, no daré nombres, por supuesto, que han merecido mucho más que nosotros ese dudoso honor. <BR/>Sexto, y último, no es este quinteto de autores el que constituye un insulto al sistema, aunque desde luego me gustaría pensarlo así. Es el sistema en sí, tal y como se ha constituido desde hace al menos una década y media, el que es un insulto a la inteligencia. Y no sólo a ella, por desgracia. Y ya era hora de que se hiciera sentir la hora del cambio. Lo siento mucho por los que vean amenazado por ello su burdo negocio...<BR/><BR/>PD: He leído por ahí que alguien se atreve incluso a descalificar nuestro español, la lengua prostituida que utilizamos en nuestros libros en lugar del "castollano", como lo llamó Julián Ríos en un momento de inspiración. Este país siempre será un país de dómines casposos y críticos de medio pelo, menuda lacra nos ha tocado en suerte. No tiene remedio...Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-86476981004516976942007-09-22T09:36:00.000+00:002007-09-22T09:36:00.000+00:00Es curioso: tantos artículos y post escritos, tant...Es curioso: tantos artículos y post escritos, tanta retórica utilizada para intentar demostrar que no pasa nada; cuánto se ocupan algunos para declarar que no hay de qué ocuparse; cuántas molestias tomadas; cuánto esfuerzo de observación sobre algo que -según algunas voces- ni existe ni merece ser observado. <BR/><BR/>Cuánto ruido para pedir silencio, ¿verdad?Vicente Luis Morahttps://www.blogger.com/profile/02645684920765729611noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-51310390053734077102007-09-22T09:05:00.000+00:002007-09-22T09:05:00.000+00:00En el blog de José Andrés Rojo...21 septiembre, 20...En el blog de José Andrés Rojo...<BR/><BR/><BR/>21 septiembre, 2007 - José Andrés Rojo<BR/><BR/>La buena nueva<BR/>La buena nueva es que no hay buena nueva. Lo dice Javier Calvo en la primera línea de La historia de la nocilla, el texto que publicó en Culturas de La Vanguardia, y que amablemente un lector (José Antonio) volcó en un comentario de este blog hace unos días (muchas gracias): “Su obsesión ha sido diferenciarse de sus predecesores. ¿Cómo, si estos (Loriga, Fresán…) no eran conservadores?”. ¿Entonces? Pues que no puede haber en sus propuestas un vuelco muy grande, que esa generación (la llamada Generación Nocilla) no clausura, rechaza, revoluciona, aparta, cuestiona, machaca, se mofa, liquida ni hace trizas una estética consagrada para ofrecer una radicalmente distinta. Y eso es la buena nueva porque, a estas alturas, el afán de crear una supuesta capilla heterodoxa que venga a cerrar una época para inaugurar una nueva, amén de pretencioso y solemne, sería sobre todo un latazo.<BR/><BR/>El artículo de Javier Calvo es tremendamente respetuoso, conoce de lo que está hablando, se atreve a acotar algunos nombres que han irrumpido en el previsible panorama literario español con una voluntad beligerante (“un foco de energía y de actitud allí donde parecía imposible que brotara algo”, escribe, y eso es algo que merece celebrarse) y, sobre todo, dice algunas cosas que merecen tomarse en cuenta. La primera, que son malos tiempos para la literatura: “Cuesta encontrar un momento más deprimente para iniciarse como escritor en España que los últimos cinco años”, afirma rotundo. La segunda, que los hermanos mayores de los novilleros les sacan varios cuerpos de ventaja: “Autores como Ray Loriga, Rodrigo Fresán, Francisco Casavella o Luis Magrinyá son de todo menos conservadores, y es evidente que han asimilado en su obra a Ballard, Burroughs, los posmodernos americanos y otros muchos referentes reivindicados por Fernández Porta y compañía”. Y, por último, que el fenómeno es efímero y que tanta bulla acabará cuando estos autores vayan “pasando de forma gradual al mainstream”.<BR/><BR/>Hay un peligro cuando estos tres elementos se combinan. La falta de visibilidad de los escritores que empiezan y la indiferencia con que los trata la industria editorial, volcada en sacar petróleo de los nombres consagrados y de las modas, son las que generan esa rabia y esa querencia por desenfundar y disparar. Como no son tontos, los de la nocilla saben que para que sus propuestas resuenen tienen que disfrazarse con una marca, sea la que sea. Así que han tirado por el camino de “la buena nueva”, y ahí hacen un flaco favor a los que los preceden que, con mayor elegancia y maneras, evitaron formar la pandilla de patio de colegio para hacerse notar. <BR/><BR/>“La buena nueva”: ser innovadores, reclamar como una influencia más la que procede de la televisión u otros medios de masas, ser sensibles a la ciencia y a la crítica literaria, celebrar a los escritores estadounidenses más recientes y despreciar a los cercanos, defender caminos alternativos y no los consagrados, etcétera. Nada nuevo. Pero, insisto, hay un peligro. Hoy mismo, media hora después de medianoche, llegaba un cable de Efe que recogía las declaraciones que hizo Agustín Fernández Mallo, el autor de Nocilla Dream, en la Bienal de Literatura Picón Salas, en Mérida (Venezuela): “La literatura norteamericana está a años luz de lo que se hace ahora en Europa”, “encuentro en las ciencias lo que espero encontrar en la poesía”, “el exceso de peso de la tradición (…) a veces no nos permite avanzar”, “la tele me ha inspirado cantidad de poemarios, de escritos”... Bien, está bien. ¿Pero no ha llegado ya la hora de decir algo distinto?<BR/><BR/>http://blogs.elpais.com/el_rincon_del_distraido/2007/09/la-buena-nueva.html#moreAnonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-76016476744748517452007-09-17T05:57:00.000+00:002007-09-17T05:57:00.000+00:00sí es el mismo. huele a pelusilla o a cuerno quema...sí es el mismo. huele a pelusilla o a cuerno quemado.Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-31858944891841515572007-09-16T17:03:00.000+00:002007-09-16T17:03:00.000+00:00Este Calvo no era el que se consideraba a sí mismo...Este Calvo no era el que se consideraba a sí mismo, en el artículo de el Cultural, el más representativo de los autores de la G. Nocilla?Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-69894935248661044072007-09-15T11:01:00.000+00:002007-09-15T11:01:00.000+00:00Pongo yo el artículo de La Vanguarida que Jaume me...Pongo yo el artículo de La Vanguarida que Jaume mencionaba, que mi padre es suscriptor, a ver si se reanuda el debate. Aquí hay ahora mucha tela que cortar, con todo lo que dice y acusa Calvo. ¿Por qué será? ¿Por qué se quiere distanciar? Teorías, por favor. Qué culebrón.<BR/><BR/>"La historia de la nocilla"<BR/>JAVIER CALVO, LA VANGUARDIA<BR/><BR/>A principios de la década de 1920, el poeta escocés Hugh MacDiarmid reaccionó con aplomo a la indiferencia con que eran recibidos sus libros de poemas. Desde las páginas de varias revistas editadas por él mismo, y usando incontables pseudónimos en la prensa, se dedicó a reseñar docenas de veces sus propios libros, lamentando una y otra vez el despiste de los lectores y explicándoles por qué su obra tenía que liderar el modernismo internacional. Su deliciosa histeria didáctica es un prototipo no sólo de lo que medio siglo más tarde se llamaría Cultura DIY (Do It Yourself),sino también de las disfunciones del escritor moderno frente al patio de butacas vacío: coprolalia, infantilismo, síndrome de Napoleón y esa cosa negra que los franceses llaman le cafard.<BR/><BR/>Asociada en sus inicios con el punk y con la ética anticonsumista, la Cultura DIY se vigoriza, como es natural, en los momentos de mayor ostracismo de la escena cultural. O sea, cuando productores, editores y agentes no encuentran posibilidad de beneficio material en la creación emergente. La Cassete Culture de los ochenta, el movimiento Guerrilla Girls o Bomb The Music Industry son algunos casos clásicos. En la escena literaria española, donde casi hay que remontarse a la antología de los Novísimos para encontrar un programa literario colectivo que no se apoye en insulsas proclamas de diversidad, resulta asombroso ver aparecer un foco de energía y de actitud allí donde parecía imposible que brotara algo. El grupo literario bautizado este año como Generación Nocilla por las periodistas Nuria Azancot y Elena Hevia puede carecer de impulso punk (y a veces dar cierta impresión de reunión de empollones), pero está claro que esa energía y esa actitud son reales. <BR/><BR/>Sus señas de identidad como grupo pueden parecer confusas a tenor de lo escrito sobre ellos, pero en realidad son bastante claras. Su asociación con editoriales minúsculas (aunque en muchos casos después de intentar publicar en editoriales más grandes, lo cual contradice su pathos anticomercial); el blog como forma de comunicación interna; la reivindicación del experimentalismo español de los setenta y del americano de las últimas décadas; y la influencia de la teoría literaria, así como la conexión con el mundo académico y su afición por celebrar congresos para discutir sus teorías. Puede que estos cuatro elementos sean revulsivos o puede que no, pero está claro que suponen una ruptura con el panorama literario existente. ¿De dónde ha salido la Generación Nocilla, entonces? La respuesta requiere un poco de historia reciente. <BR/><BR/>Cierto afán maximalista, a menudo promovido por sus propios integrantes, ha construido una nómina desproporcionada de integrantes de la Generación Nocilla. Pese a su nombre, el grupo tiene poco de generacional: al fin y al cabo, gente tan dispar como Espido Freire o Nicolás Casariego también nacieron en los 70, mientras que otros como Kiko Amat, Lolita Bosch, Isaac Rosa o yo mismo no compartimos realmente la mayoría de sus preceptos, aunque a veces la Generación Nocilla haya buscado la fuerza en los números. En su origen, el grupo se aglutina en torno a la publicación de La fiesta del asno (2005) de Juan Francisco Ferré, continúa con Proust Fiction (2005) de Robert Juan Cantavella y Subterráneos (2006) de Vicente Luis Mora, y tiene sus obras más representativas en Nocilla Dream (2006) de Agustín Fernández Mallo y Afterpop (2007) de Eloy Fernández Porta, cerebro indiscutible del grupo. La rabiosa anticomercialidad del quinteto es a la vez la causa de la escasa circulación de su obra y el resultado de la indiferencia editorial y mediática durante los años larvarios del grupo. Es en esa indiferencia donde encontramos la verdadera génesis y razón de ser de la Generación Nocilla. <BR/><BR/>Cuesta encontrar un momento más deprimente para iniciarse como escritor en España que los últimos cinco años: las ventas bajan todos los años, el thriller histórico devora el mercado y el establishment cultural cierra filas en torno a lo consolidado y en contra de cualquier cosa que huela a nuevo. Editores como Jorge Herralde proclaman a los cuatro vientos que no hay autores jóvenes interesantes. En este entorno, los proto-integrantes de la GN, liderados por Fernández Porta, desarrollan las bases de su beligerancia. Las puertas cerradas de las editoriales los llevan a la autogestión, a través de internet, de sellos como Berenice, Plurabelle y DVD y de órganos como la revista LateralydespuésQuimera.A la desatención responden con endogamia orgullosa y con aridez: el desapego por la narración y por los personajes es una de sus señas de identidad, incluso en Nocilla Dream,la obra más leída del grupo. Su entramado de blogs teje densos argumentos de teoría literaria en torno al tema favorito, y a veces obsesivo, del grupo: la diferencia con las generaciones precedentes, así como sus propios rasgos de identidad como grupo. Es cierto que los artículos de Hevia y Azancot son miradas desde fuera, pero solamente hace falta rascar un poco para ver que no se apoyan tanto en análisis propios como en las premisas propuestas por la propia gente Nocilla.<BR/><BR/>¿Y en qué se cimenta esa diferencia con los predecesores? Ahí radica paradójicamente uno de los puntos flacos del ataque Nocilla.El problema está en que, mientras que casi toda vindicación histórica del experimentalismo suele ser la reacción a una generación previa anquilosada, esto dista mucho de ser cierto en el caso de los Nocillas. Autores como Ray Loriga, Rodrigo Fresán, Francisco Casavella o Luis Magrinyá son de todo menos conservadores, y es evidente que han asimilado en su obra a Ballard, Burroughs, los posmodernos americanos y otros muchos referentes reivindicados por Fernández Porta y compañía. Resulta difícil defender que la GN esté introduciendo en la literatura española, tal como se puede leer en alguna parte, cosas como la fragmentariedad, la influencia americana, la cultura pop o la mezcla de géneros, que ya hace tiempo que estaban por aquí. Por otra parte, la idea de que la literatura considerada seria en realidad es pop y que la literatura poppy es la verdadera crítica cultural, presente en el ensayo Afterpop,el principal documento teórico del grupo, es tan compleja que requiere un libro entero para ser explicada, y tampoco ayuda mucho a entender el grado de innovación de las obras del grupo. En última instancia, el hincapié continuo en la teoría parece indicar incluso que dichas obras no consiguen transmitir por sí solas el mensaje que el grupo se ha propuesto transmitir. <BR/><BR/>He dicho antes que la Generación Nocilla es una energía y una actitud, y también un insulto al sistema. Esa es la verdadera diferencia con proyectos literarios anteriores, y es bajo ese prisma que tiene valor su peculiar mezcla de ética DoIt Yourself,desprecio al mercado, histeria teorizante, provocación, histrionismo y amor por la controversia. Como MacDiarmid inundando la prensa de reseñas de sí mismo, la Generación Nocilla reinvindica el síndrome de Napoleón (verte a ti mismo mucho más grande de lo que te ven los demás) y no duda en autopromocionarse en términos mesiánicos. Los cinco libros que he mencionado antes, mi canon nocillero personal, son el inicio de algo probablemente efímero, en la medida en que probablemente sus autores irán pasando de forma gradual al mainstream (el primero Fernández Mallo, que ya ha fichado por Alfaguara). Sin embargo, hasta que eso pase, vale la pena disfrutar del momento de forma de estos angry youngmen,ya un poco creciditos pero todavía dispuestos a dar mordiscos y patadas.Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-78587374318143028192007-09-13T08:09:00.000+00:002007-09-13T08:09:00.000+00:00No he podido leerlo, no pude comprar La Vanguardia...No he podido leerlo, no pude comprar La Vanguardia y me lo comentaron ayer a última hora de la noche. Por favor, si alguien lo tiene en formato digital, que lo cuelgue aquí como comentario, y así podría opinar. Saludos.Vicente Luis Morahttps://www.blogger.com/profile/02645684920765729611noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-41878556571655452802007-09-13T07:12:00.000+00:002007-09-13T07:12:00.000+00:00Ayer leí el artículo de Javier Calvo en La Vanguar...Ayer leí el artículo de Javier Calvo en La Vanguardia sobre "la nocilla". Introduce nuevos elementos para debatir, y es muy crítico en algunos puntos. Como protagonista, incluso citado, del mismo, y de otros muchos textos y reportajes sobre este tema, ¿que te pareció ese extenso artículo? ¿Qué puedes decir sobre él y sobre las tesis que maneja Calvo en torno a "la generación Nocilla"?Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-62210646531142791632007-09-10T12:56:00.000+00:002007-09-10T12:56:00.000+00:00Vaya ganas de complicarse la vida colega...Vaya ganas de complicarse la vida colega...Miguel Pérezhttps://www.blogger.com/profile/08671173426606156783noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-2812150774831770762007-08-26T08:04:00.000+00:002007-08-26T08:04:00.000+00:00Caramba, qué casualidad, mirad lo que he encontrad...Caramba, qué casualidad, mirad lo que he encontrado esta mañana, sobre lo que apunté en mi post anterior:<BR/><BR/>"estamos «presos» y «dados a nosotros» en una red, que es la red de la tradición, de aquello que en el lenguaje nos es trans-mitido y que condiciona y hace posible cualquier experiencia nuestra del mundo."; Gianni Vattimo, <I>Más allá del sujeto. Nietzsche, Heidegger y la hermenéutica</I>. <BR/><BR/>El narrador y el poeta están mucho más presos de esa red que el ensayista, eso es lo que intento decir.Vicente Luis Morahttps://www.blogger.com/profile/02645684920765729611noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-84734354471729162602007-08-25T11:25:00.000+00:002007-08-25T11:25:00.000+00:00Caramba, Toto, parece que mi postura debe ser deci...Caramba, Toto, parece que mi postura debe ser decir: "Sí, bwana", ante cualquiera que me corrija. Hago lo que todo el mundo cuando le puntualizan: aclararse. Tú lo has hecho cuando otros blogueros han venido a responder a tus comentarios, no me impidas lo que tú (y cualquiera) haría. <BR/><BR/>Del mismo modo lo hago -aclararme, tranquilamente y sin querer desplazar a nadie- con el extraño comentario anónimo anterior al tuyo. No es lo mismo. Los ensayos no suelen parecerse ante ellos, porque el pensamiento suele ser propio y no intercambiable. Pero con las obras de creación hay que tener cuidado. Ahí sí que hay que leer mucho y cuidadosamente, sobre todo a los de la propia tradición, porque mientras que en la obra ensayística y en la académica, el lenguaje tiene cierta importancia, no tiene la importancia esencial que tiene en la creación, y uno se disciplina en su idioma leyendo a los maestros anteriores. Lo que dije no lo dije sólo por Agustín, también cité un caso de un cuento de Cortázar que yo no había leído y, en consecuencia, había repetido algunos elementos de ese relato cortazariano, sin saberlo. Me dio mucha vergüenza en su momento y me la sigue dando. Eso es todo. Saludos y paz, hermanos.Vicente Luis Morahttps://www.blogger.com/profile/02645684920765729611noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-52628654847389466982007-08-25T10:01:00.000+00:002007-08-25T10:01:00.000+00:00Catalina aporta. Vicente desplaza a Catalina.No me...Catalina aporta. Vicente desplaza a Catalina.<BR/><BR/>No me interesa esta carrera de caballos.<BR/><BR/>TotoAnonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-46873134257415219892007-08-24T22:26:00.000+00:002007-08-24T22:26:00.000+00:00Muy buena la respuesta a Catalina, Vicente. Ahora,...Muy buena la respuesta a Catalina, Vicente. Ahora, para echar un poco de leña al fuego, cuando colgaste la crítica a Nocilla dream, hacías referencia a dos obras conectadas con la de Fernández Mallo. Una, recuerdo, era El mapa de América de Pablo García Casado, la otra no estoy seguro pero creo que era de Thomas Bernhard. Después de que Agustín te comentase que no conocía esas dos obras, tú respondiste que tú habías hecho los deberes y él no.Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-3854812321513535262007-08-24T17:18:00.000+00:002007-08-24T17:18:00.000+00:00Estimada Catalina, le he estado dando vueltas a lo...Estimada Catalina, le he estado dando vueltas a lo que dices, y he llegado a una serie de conclusiones sobre tu razonamiento, que a lo mejor incluso suponen puntualizaciones a mi propia primera respuesta.<BR/><BR/>1º) Si uno quiere hacer un ensayo (no una monografía universitaria ni tesis doctoral, y mucho ojo a la diferencia, porque <I>La luz nueva</I> es un ensayo), tiene que marcar, en efecto, cuál es el <I>círculo</I> de la tradición crítica sobre la que se asienta, y no ignorarlo ni desconocerlo.<BR/>2º) Dicho lo anterior, si lo que quiero hacer es un ensayo sobre los cambios que veo en la última narrativa española, ni por asomo tengo obligación de leer crítica colombiana, ni filipina ni malaya, y mucho menos cuando esta crítica es sobre poetas y mucho menos cuando se refiere a autores, como Courtoisie, en las antípodas de lo que estoy estudiando. Tampoco tengo que teclear “mutante” ni en el buscador de la AECI, ni en el buscador de tesis del Centro Virtual Cervantes, ni en bases de datos universitarias inglesas o alemanas, ni en wikipedia, ni en el Google: lo que tengo es que defender argumentadamente mi idea de lo que yo entienda por mutante. El ensayo, como bien sabes, es discursivo, y no tiene reglas o normas internacionales de “conducta”; es libérrimo, gamberro y va por libre desde Montaigne, y así debe ser.<BR/>3º) El círculo de la tradición anterior, en el caso de <I>La luz nueva</I>, se constituye por aquellas escasas obras que estudian ese momento de cambio en la narrativa española. Y, dado el temor y resistencia que la universidad española -no conozco la colombiana, si no tiene esos miedos, créeme que os envidio-, me encontré con que había muy poco escrito desde la Academia sobre el particular, apenas algunos libros o artículos de Mainer (citado), Navajas (citado), Jordi Gracia (citado), Senabre (no citado, porque su visión no me servía para nada), Valls (citado) y así hasta unos pocos textos y autores, que pocas veces, por no decir ninguna, utilizaban visiones o técnicas parecidas a las mías (sólo Gracia, supongo que por edad), o que pudieran dialogar con ellas. No suelen mencionarse en dichos textos algunas técnicas (entendidas en el sentido tecnológico, pero también en el literario) que, como el blog, no existían siquiera en 1994, fecha de alguno de los artículos que citas en tu post. Y así todo. Lo que intento decir es que:<BR/>4) Cuando un ensayo intenta estudiar fenómenos próximos o de plena actualidad, su sistema referencial <I>se abre</I>, tiene licencias que no tienen los monografistas universitarios, y sobre todo debe explorar y trabajar el material ofrecido, más que recuperar pequeñas frases de pequeñas o desconocidas reseñas de países lejanos, en revistas inencontrables. Dicho de una manera algo más cruda, a mí se me puede criticar que no hable en <I>La luz nueva</I> de un joven narrador colombiano que haya publicado en España libros posmodernistas, pero no que no haya leído una reseña lejanísima donde se habla de Rafael Courtoisie, simplemente porque en ella el autor utilizó el término “literatura mutante” para hablar de realidades nómadas que no tienen <I>absolutamente nada que ver</I> con lo que yo estoy planteando. Ahí acaban, a mi juicio, los términos de mi “investigación”, para este caso; lo sé bien porque en lo tocante a mi tesis doctoral, para mi desgracia, tengo que sufrir esas inexorables leyes universitarias a las que te refieres, y que me están obligando a leer centenares de artículos desenfocados, anacrónicos y estúpidos en revistas españolas, para encontrar apenas un par de perlas o pepitas de valor en un mar académico anclado en la Estilística que, madre mía, casi prefiero no calificar, porque me pongo atómico. Sólo cuando salgo a otras tradiciones críticas (y en efecto, la crítica hispanoamericana es muy útil y puntualmente muy acertada, precisamente por su falta de correajes o celajes o carruajes o ceporrajes estilísticos), se respira un poco. <BR/>5) Lo que me ha dado algo de pánico, o casi terror, de tu comentario, Catalina, es esta frase, precisamente por españolísima y por poco hispanoamericana: “Puestos todos a buscar una homogeneidad deseable en la crítica de la literatura en español…”. ¡¡¡¡Paul de Man que estás en los cielos, pero quién quiere eso!!!! ¡Por Jung bendito, normalidad y homogeneidad crítica, <I>también</I>, no! Ahora sin bromas (aunque no bromeo: combato la normalidad en todos sus frentes, como jurista díscolo y traidor que soy), Catalina: huir de eso como del demonio es justo lo que intenta cualquier crítico con un mínimo de prestigio; si recuerdas bien, Vattimo decía en <I>El fin de la modernidad</I> que la culpa de la aparición del pensamiento filosófico débil radicaba, precisamente, en el establecimiento de una <I>kooiné</I> hermenéutica o lenguaje crítico común y estandarizado que lo había devaluado todo. Por favor, no caigamos en la crítica débil. Tú utiliza tus paradigmas críticos, que yo utilizaré los míos; no pretendas que nos homologuemos mutuamente, porque entonces sólo hace falta leernos <I>a uno de los dos</I>, del mismo modo que en la poesía española de la normalidad basta leer a unos pocos autores para darte cuenta de que ya los has leído a todos. Una “crítica pangeica”, como dices, no es una crítica uniforme, sino <I>todo lo contrario</I>; entiendo que no has leído <I>Pangea</I>, ni falta que hace, pero bucear hoy en lo universal supone hacerse consciente del poder de lo misceláneo y heterogéneo, como demuestra David Weinberger en un libro recién salido en USA del que pronto hablaremos aquí. Y así debe ser, por favor, cómo una colombiana defiende los uniformes (es una broma, no te enfades)…<BR/>6) Sobre lo de McOndo vs. Nocilla, esto que apuntas sí me parece bien: “Es en esa intención de reconocimiento —similar a la del (llamémoslo así) grupo Nocilla— de literaturas más experimentales, en el propósito de conformar una red de individualidades creativas, y en el proyecto de encontrar las similitudes que ponen en relación escrituras novedosas y distintas entre sí, en donde yo he percibido un punto de encuentro que, como todo punto de intersección, no exime de las divergencias”. Bien, si exploramos caminos comunes en ese sentido, no tengo ningún problema, siempre que no olvidemos esos cuatro términos que tan acertadamente utilizas: <I>red, individualidades, novedosas, divergencias</I>. Así vamos donde quieras. <BR/>7) Y otra cosa que comparto contigo, es esa tendencia a lo suprageográfico, al hablar de crítica. En <I>La luz nueva</I>, como verás, se citan tanto o más otras tradiciones y otras visiones que la patria (lo que me provoca la crítica desde la Universidad española, tan celosa de su chauvinismo, quiero decir de su visión intocable de la tradición española, que se basta a sí misma), se busca la inserción de otras ramas del conocimiento, algo que tú haces y que valoro mucho, y se intenta hacer una lectura global o pangeica de los asuntos literarios, y del impacto de lo global en ellos. Creo que ahí tenemos un inmenso terreno, Catalina, donde nuestras visiones pueden encontrar, si no han encontrado ya, campo común por delante. Muchas gracias de nuevo por tu interesantísima aportación, y un fuerte abrazo.Vicente Luis Morahttps://www.blogger.com/profile/02645684920765729611noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-24512058669766470062007-08-24T12:08:00.000+00:002007-08-24T12:08:00.000+00:00Me alegra saberlo, Vicente, que sea por eso.Porque...Me alegra saberlo, Vicente, que sea por eso.<BR/>Porque estimo que es muy interesante lo que expone la amiga. Aporta matizaciones muy iluminadoras, a no desperdiciar. Amplía -conectando con ese "más allá" latinoamericano, tan activo y tan desconocido- las perspectivas planteadas aquí. A mí al menos me lo parece. Y es más, pienso en este sentido que allí les llevan a ustedes -nos llevan- la delantera. A veces el desconocimiento de lo demás nos hace a nosotros nuevos. Y se supone que las nuevas tecnologías -tan defendidas aquí- deberían subsanar este tema en gran parte y reducir nuestra ignorancia.<BR/><BR/>Ánimo con esa tesis, Vicente.<BR/><BR/>Toto.Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-80465697230387683762007-08-24T10:14:00.000+00:002007-08-24T10:14:00.000+00:00Lo que hay es una falta (ausencia) de tiempo por m...Lo que hay es una falta (ausencia) de tiempo por mi parte, Toto. A ver si este fin de semana puedo. De todas formas, a su primera intervención sí respondí. Ojalá tuviera tiempo para todo. Un abrazo.Vicente Luis Morahttps://www.blogger.com/profile/02645684920765729611noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-6183422002860425442007-08-24T09:58:00.000+00:002007-08-24T09:58:00.000+00:00Todo es posible jejejejePero sinceramente no entie...Todo es posible jejejeje<BR/><BR/>Pero sinceramente no entiendo la falta (ausencia) de diálogo con la amiga Catalina García.<BR/><BR/>TotoAnonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-59690164533583168742007-08-24T09:55:00.000+00:002007-08-24T09:55:00.000+00:00Detrás, a mi juicio, hay una patética rencilla cac...Detrás, a mi juicio, hay una patética rencilla cacereña, sustentada en la envidia hacia un extremeño notable de quien hablo en <I>La luz nueva</I>. Fíjate qué tristes, miserables y minusculillos son los debates literarios patrios, Patxi. Saludos.Vicente Luis Morahttps://www.blogger.com/profile/02645684920765729611noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-62606488142044016842007-08-24T09:15:00.000+00:002007-08-24T09:15:00.000+00:00Copio este texto: "Mutantes", post del 18 de agost...Copio este texto: "Mutantes", post del 18 de agosto de 2007 aparecido en el blog EN UN BOSQUE EXTRANJERO: santosdominguez.blogspot.com<BR/>Responsable del blog de crítica literaria http://encuentrosconlasletras.blogspot.com/<BR/>¿Qué hay detrás de todo esto, de este ataque?<BR/><BR/>Mis pesadillas favoritas más recientes las protagonizan legiones narrativas de tardomodernistas, pre-posmodernos, post-posmodernos, posmodernos a secas, pangeicos, no-modernos y mutantes que pasean por mi sueño con el aspecto que tienen los condenados del infierno de Dante.<BR/><BR/>Son algunas de las subespecies de novelistas que distingue un reciente ensayo sobre singularidades de la narrativa española actual. Un libro polémico salvo en ese subtítulo. Talento no habrá mucho, pero singularidades hay por allí en abundancia.<BR/><BR/>Sin ir más lejos, la de un mutante (la descripción taxonómica lo ubica en la categoría de los posmodernos) que tiene el poco curriculable mérito de haber publicado una sola novela y de haber logrado con ella el indeseable título de peor novela del año.<BR/><BR/>Igual es problema de una crítica venal, desfasada y vendida al mercado, como denuncia el ensayista, pero el mérito es innegable.<BR/><BR/>Y la singularidad, de lo más lamentable y singular.Anonymousnoreply@blogger.com