lunes, 28 de abril de 2008

Ballard es asombroso

Estoy releyendo a Ballard (bueno, en realidad siempre estoy releyendo a Ballard, con un ritmo más o menos frenético), y leyendo alguna cosa que tenía aparcada, como los cuentos de Aparato de vuelo rasante. El cuento que abre la colección se llama "La ciudad última". Pues bien: en Circular 07 me imaginaba a un arquitecto que habría muerto tempranamente, dejando muchos proyectos para ciudades cómodas: "ciudades transparentes, ciudades planificadas con edificios curvados, para que el viento las limpiase natural y automáticamente; ciudades donde el Ayuntamiento era además la cárcel, según sus notas, para acelerar el proceso habitual de los hechos; la ciudad blanda, pensada para niños y personas mayores; una ciudad digital para Internet, diseñada con Realidad Virtual; la ciudad lineal, adecuada para viajantes y personas con prisa, donde los escaparates de las tiendas y los productos de los almacenes corren en una vía de tren paralela a la carretera, de modo que se puede comprar en marcha; ciudades negras para las regiones árticas y blancas para zonas calurosas, que autorregulan la temperatura; ciudades con pelo, ciudades subterráneas, hiperciudades; ciudades para ciegos, con diferentes texturas y relieves en calles y edificios, sin coches; ciudades armónicas, donde las fachadas son ranuradas por músicos expertos, que convierten a los edificios en enormes oboes que suenan al cruzarlas los vientos; ciudades-embalse, ciudades-río, ciudades de oxígeno para colonizar planetas; ciudades metálicas; ciudades flotantes; ciudades vacías, construidas y dejadas sin habitar para prever movimientos inesperados de población por catástrofes o plagas; ciudades con torres altísimas y redes entre ellas, para atrapar las nubes y dosificar la lluvia; ciudades para insectos, ciudades de hielo, ciudades cuánticas", etc. Pues bien, leo este relato de Ballard y me encuentro con algo mucho más creativo y, además, práctico:

"Diseñé la primera ciudad plegable, partes intercambiables que se podían trasladar sobre rieles gigantescos. Tiene sentido: si durante el día no se usa un teatro, sácalo del paso y pon en su lugar un bloque de oficinas" (Minotauro, 1994, p. 49).

En fin, ni Calvino con sus ciudades invisibles ni Koolhaas con su urbanismo-ficción ni nadie, puede luchar contra la imaginación de Ballard. No sé si será, quizá no, el mayor escritor de nuestro tiempo; lo que sí tengo claro es que es, y a mucha distancia de los otros, el más interesante.

16 comentarios:

LA PALABRA ITINERANTE dijo...

Estás leyendo War fever? Estoy hablando sin él delante (yo tengo por ahí una edición de bolsillo en inglés). Es genial, y hay un cuento sobre el fin de las comunidades europeas que es desternillante y caustico a la vez.

Vicente Luis Mora dijo...

Sí, lo estoy leyendo. Supongo que te refieres a “El parque temático más grande del mundo”, donde por cierto Ballard preconizaba la fortaleza del euro ("ecu" lo llama él, según la primera denominación que se le iba a dar, ¿recuerdas?) sobre el dólar. Saludos.

Anónimo dijo...

Hoy me he sacado de la biblioteca Milenio Negro. Aún no lo he empezado. No he leído nada de Ballard, pero hablas de él con tanto entusiasmo que entran ganas. ¿Crees que es un buen comienzo o me recomiendas que me adentre en el universo ballardiano por otros caminos? Gracias.
Oche.

Vicente Luis Mora dijo...

Da igual por donde entres, Oche, dudo mucho que luego puedas salir...

Quizá es mejor comenzar por los relatos, dan una imagen bastante completa de su mundo, y luego se entienden mejor las novelas. Entre las novelas, te recomiendo Crash, la tetralogía distópica sobre la extinción del planeta por los cuatro elementos (sumergida, quemada, etc.), Super-Cannes, Noches de cocaína (que transcurre en la costa del sol), etc. Entre novela y libro de relatos está La exhibición de atrocidades, que para mi gusto es su mejor obra. Libros de cuentos hay dos fácilmente asequibles: Aparato de vuelo rasante, en Minotauro, y Fiebre de Guerra (el más espectacular y desafiante), que acaba de aparecer en Berenice. Creo que no te defraudará.

Anónimo dijo...

Oido cocina. gracias.

Anónimo dijo...

Cuando sobrepases ese ritmo más o menos frenético, que no deja de ser una expresión curiosa, puedes is de aquí

http://www.ballardian.com/

a la de spikemagazine

http://www.jgballard.com/index.php

Milagros de la vida, ya se sabe. Un saludo.

c.m.

Antartica dijo...

Ballard es impresionante, sí.

Este post me ha hecho pensar en una novela que releo a menudo: La pasión, de Jeanette Winterson. Le debe mucho a Las ciudades invisibles de Calvino, sobretodo en la representación fabulada de Venecia como ciudad metamórfica en la que de nada sirve utilizar un mapa.

Anónimo dijo...

No habría pensado en Jeanette Winterson con este post asombroso, pero tiene un trabajo con el lenguaje muy interesante, sin olvidar algunas zambullidas en camisas de muchas varas. De momento, se encuentra con The Stone Gods.

http://www.jeanettewinterson.com/

"There is so little that one can say, one says it all."

Samuel Beckett, Happy Days.

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c.m.

Anónimo dijo...

El Cultural. 01-05-08

http://www.elcultural.es/
HTML/20080501/ARTE/ARTE23059.asp


Extractos de una entrevista de Antón García-Abril a Iñaki Ábalos. La entrevista es extensa, por lo que sólo copio dos de ellos:


"–¿Qué es lo que más le interesa de entre todas esas direcciones? ¿Dónde está más cómodo ahora, en la versión ensayística, en la académica o en la constructora?
–Siempre he estado más cómodo en la de arquitecto, es mí vocación principal. Lo que sucede es que soy un arquitecto de los que piensan que las palabras son un material de construcción. Lo creo a ciencia cierta. Una y otra vertiente se alimentan recíprocamente."

»Estoy trabajando con los garabatos, con los garabatos telefónicos. ¿Qué es un garabato? ¿Es algo simple o complejo? ¿Cómo lo defines desde el punto de vista geométrico? Desde el punto de vista de realización es muy simple pero tus garabatos son distintos de los de cualquier persona y son todos ellos altamente precisos."

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c.m.

Anónimo dijo...

En una entrevista a Sean Scully, sobre su proceso creativo, otra posibilidad, otra construcción:

"“La lengua es una mezcla de dos cosas. Una es muy banal, que proviene de nuestra arquitectura, la historia de una arquitectura de formas simples que deriva de la antigua Grecia. La encontramos en Siria, Irán o Irlanda. Es una arquitectura antigua que se puede encontrar también en el ordenador, una especie de lego o tetris. Las formas simples que usamos ordenan el mundo. Yo ordeno mis cuadros de modo que tengan una relación básica con la vida contemporánea. Pero el tratamiento es muy emocional. Quiero transformar la lengua banal en algo espiritual. “

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c.m.

Antartica dijo...

Esto me ha parecido interesante:

"soy un arquitecto de los que piensan que las palabras son un material de construcción"

Estoy ahora leyendo una novela de Ali Smith ("Hotel World") que está llena de vacíos (vacíos reales, lapsos en blanco donde debería ir una palabra). La 'arquitectura' de la novela se tambalea sobre estos espacios que, a su vez, crean otra novela paralela: la que construye el lector al rellenarlos. Me encanta el concepto.

Anónimo dijo...

Incluso le han dedicado un Myspace

http://www.myspace.com/ballardtribute

Vicente Luis Mora dijo...

Interesante novela, Antartica. Si te interesa ese tipo de literatura, hazte ya con "House of Leaves", de Mark Danielevski (2001, creo). Eso sí, te advierto que es muy larga y seguramente bastante cara...

Saludos

Anónimo dijo...

Sobre Ali Smith (mucho temo que tendréis que recomponer los enlaces, si no los corto se pierde la mitad del texto)

En Wikipedia

http://en.wikipedia.org/wiki/
Ali_Smith


Esta página tiene un buen número de datos sobre muchos más escritores en lengua inglesa

http://www.encompassculture.com/
results/?qs=Ali+Smith

En The Guardian, una entrevista curiosa post-Hotel World, sobre los estados visionarios a consecuencia de la fatiga crónica, entre otros comentarios

http://books.guardian.co.uk/
departments/generalfiction/
story/0,6000,938610,00.html


Sobre Hotel World en Amazon. Se pueden ver algunas páginas para haceros una idea del estilo.

http://www.amazon.com/
Hotel-World-Ali-Smith/dp/0385722109

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Es interesante que aunque minoritarios, este tipo de escritores no es extraño en las letras inglesas. Ayuda el precedente de Woolf, algo que tiene en común Winterson con Smith, pero también un gusto por narraciones no lineales "mainstream"; una utilización constante de materiales clásicos para construir sus artefactos narrativos -The Tent, Penelopiad de Margaret Atwood, si nos vamos hasta Canadá-, y un enfoque que compara sin cesar el tiempo de la narración con el tiempo en el que se publica el libro en cuestión (Chesil Beach sería un buen ejemplo). Revisando algunas narraciones se me ha ocurrido pensar sobre la importancia (cada uno tendrá su versión)de escritores como UK Le Guin, y su posible legado.

En los dos sitios, ballardian.com y jgballard.com, hay varias entrevistas, con Iain Sinclair entre otros, en las que se avanza entre el asombro y la frialdad quirúrgica. Hay una frase en un titular divertida, algo así como

"Ante la duda, cita a Ballard".

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c.m.

Anónimo dijo...

Ballard es asombroso:

"Un gusto generalizado por la pornografía nos dice que la naturaleza nos alerta sobre amenazas de extinción.

Los electrodomésticos, los ordenadores personales en especial ayudarán a la emigración del interior, la salida opcional de la realidad. La realidad ya no va a ser lo que está fuera, si no lo que está en el interior de tu cabeza. Va a ser comercial y desagradable a un tiempo.

Todo se va convirtiendo en ciencia ficción. Desde los bordes de una literatura casi invisible ha brotado la realidad intacta del siglo XX.


Dado que la realidad exterior es una ficción, la tarea del escritor es casi superflua. No necesita inventar nada que ya no se encuentre allí.

Una palabra resumiría mis miedos ante el futuro: aburrido. Y ese es mi único miedo: que ya todo ha pasado, nada excitante o nuevo o interesante va a ocurrir. El futuro tan solo va a ser un gran, tranquilizador afuera del alma.


Ciencia y tecnología se multiplican alrededor de nosotros. En un grado creciente dictan los lenguajes con los que pensamos y hablamos. O utilizamos estos lenguajes, o bien nos callamos.

Lo que nuestros hijos han de temer no son los coches sobre las autopistas del mañana como nuestro placer en calcular los parámetros más elegantes de sus muertes."

Anónimo dijo...

Creo que el último comentario nos puede llevar al surfista