De ahí la pregunta de la Ilustración (dice Groys): ¿qué se oculta detrás de las imágenes? Pero una nueva Ilustración debería dar un paso más. Las imágenes nos muestran algo: no vayamos sólo a lo que nos muestran, o a cómo lo hacen, sus condiciones técnicas, incluso a preguntarnos por lo que mostrando ocultan. Sino, más a fondo, a la pregunta más radical: ¿por qué estas imágenes y no otras?”; José Luis Molinuevo, Humanismo y nuevas tecnologías; Alianza, Madrid, 2004, p. 63-64.
[Retoque digital regalo de una amiga]
Ayer hice el esfuerzo de ver el discurso de Barack Obama, aceptando su elección como candidato a la presidencia de los Estados Unidos en la convención del Partido Demócrata, como si fuera José Luis Molinuevo. Es obvio que no puedo pensar como un filósofo especialista en estética tan brillante como él, pero digamos que al menos conseguí pensar como él cuando tenía –pongamos- catorce o quince años. Molinuevo ha dedicado parte de su larga obra de investigación de las formas estéticas de representación a la simbolización visual del poder. Ha “leído” fotografías y películas, documentales y programas televisivos, cuyo contenido era presuntamente artístico pero que, en realidad, escondía un propósito claramente político, ideológico, de transmisión de ideología. Un género que por lo común roza lo panfletario, pero que a veces, y por desgracia, ha creado obras de insólita potencia estética como El triunfo de la voluntad (1934), el documental de Leni Riefenstahl sobre el congreso del partido nazi en 1933, que operó el milagro de un panfleto devenido arte. Ayer, al comenzar el discurso de Obama, los planos de la “sky cam” de la CNN mostraron un escenario azul, enorme, escalonado, que inevitablemente me trajo a la cabeza el monumental escenario erigido por los asesores del partido nazi a la mayor gloria de Hitler. También en este caso estábamos ante la convención de un partido, el demócrata norteamericano en este caso. Por esa razón, algo alertó mi espinazo y me obligó a pensar a lo Molinuevo durante todo el parlamento de Obama, un speech por lo demás sensato, elegante, educado, necesario y bien construido. Pero yo estaba pendiente de otro discurso, el del espectáculo al servicio de la política.
La televisión, todas las televisiones norteamericanas, han contribuido a reforzar, a partir del discurso de Obama, su imagen presidencial, su categoría de líder áulico destinado a llevar las riendas de la nación. Con ello no quiero decir que las televisiones hayan firmado un acuerdo con el partido demócrata, ni siquiera que participen del entusiasmo popular por la en apariencia intachable imagen pública del candidato. No, nada de eso, las televisiones no han manipulado al público. En este caso, han sido los asesores de Obama quienes han hecho el trabajo sucio. Los asesores estudian los medios, conocen a fondo el espectáculo, saben que, como decía Eduardo Haro Tecglen en un artículo en Triunfo en 1978, “ciertos hechos se producen no por sí mismos o por su importancia intrínseca, sino para poder aparecer en televisión”. Alberto Medina, comentando este artículo de Haro, escribe: “El destinatario del gesto y el discurso políticos no es ya el pueblo, sino la cámara. Ésta deja de ser mediadora que difunde un hecho real para convertirse en foco de simulación. (…) El orden de la representación es ahora el auténtico objeto de la política. Ésta se convierte en su propio teatro”[1]. En efecto, ayer asistimos a la escenificación, a la teatralización simbólica, del poder como unidad de destino en lo universal, en este caso de lo universal norteamericano, que es la auténtica categoría de lo global que hemos conocido en el siglo XX y lo que llevamos de XXI. Los asesores de Obama, auténticos Goebbels pacíficos de nuestro tiempo[2], orquestaron las cámaras a la perfección. Les dieron el espectáculo hecho a los realizadores televisivos. Fueron escenógrafos perfectos: elevaron el pedestal del orador, lo pusieron de azul brillante, de azul presidencial y norteamericano; obligaron a Obama a mirar constantemente hacia los lados para que su perfil, tomado por las cámaras, semejara a los de los efectivos iconos de Lenin; le pusieron la corbata roja, que transmite determinación y liderazgo; pusieron a la prensa debajo del candidato, para que las imágenes fotográficas y televisivas lo mostraran épico, grande, monumental; mentalizaron a Obama de que debía de utilizar como fuera la palabra “you”, tú, cada vez que miraba de frente a la cámara. Organizaron la presencia conveniente de judíos, ancianos, gente de color, gays, orientales y mujeres, muchísimas mujeres, en los lugares clave del público, donde sabían que las cámaras buscarían los gestos de reacción. Colocaron a Biden, el candidato a vicepresidente, un “pinganillo” en la oreja para susurrarle cuándo debía levantarse, sonriente y convencido, a aplaudir a su jefe. Fecharon el discurso de Obama justo el día en que se cumplían los 45 años del famoso discurso del “I have a dream”, tengo un sueño, de Martin Luther King. Pusieron tres trajes, con tres tonalidades rosas distintas pero armónicas, a la señora y las dos hijas de Obama. Prepararon el crescendo del discurso y las emotivas y lacrimógenas menciones familiares. Crearon el teatro del poder. Y las televisiones se encontraron el trabajo hecho. El excelente lema electoral de Obama es “Yes, we can”: nosotros podemos. El lema de sus asesores debe de ser: “yes, we cam”. Nosotros, la cámara. Esto no es ni bueno ni malo. Es el mundo en que vivimos. Ese en que la cámara de representantes ha sido sustituida por la representación de la cámara.
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[Notas]
[1] Alberto Medina, “De la emancipación al simulacro: la ejemplaridad de la transición española”, en Eduardo Subirats (ed.), Intransiciones; Biblioteca Nueva, Madrid, 2002, p. 29.
[2] “La globalización referida a la comunicación nos presenta un poder del que no hay precedentes. En toda la historia de la humanidad no hay precedentes de un poder tan absoluto como el que representa la potencia de los medios de comunicación. (...) Tiendo a pensar, en mis momentos de pesimismo, que Goebbels (...) es el director secreto de la mayor parte de las cadenas de televisión y agencias de publicidad, porque las grandes teorizaciones de Goebbels acerca de la manipulación a través de los medios, son el manual de instrucciones de los medios audiovisuales, periodísticos en menor medida, radiofónicos algo más, televisivos, de una forma abrumadora”; Carlos Colón, en VVAA, Vivir en un mundo globalizado; CajaSur, Córdoba, 2002, p. 51.
Vicente, muy acertado tu análisis y muy necesario para hacer visible el entramado del teatro político contemporáneo.
ResponderEliminarPor otro lado, hoy anunciará McCain su vicepresidente. ¿Será Condi? Una mujer negra tendría un impacto mediático espectácular y anularía de raiz la ventaja simbólica de Obama. ¿Significa ello, su valor como espectáculo, que Rice no es idónea para el cargo? Evidentemente, no. Sería sólo un vector más, el de la imagen y su valor mediático, dentro de unos múltiples ejes cartesianos. Suele ser reduccionista y simplista el análisis postmoderno de la sociedad actual como un puro espejo.
En una película no muy conocida de Ford, y que Garci tuvo el acierto de emitir en su programa, "El último hurra", hacía una representación cinematográfica del impacto de la representación televisiva en la vida política. Claro, nos ponemos de parte de Spencer Tracy, el político a la vieja usanza, incapaz por decencia de utilizar los mecanismos torticeros e infantiloides de la televisión como espectáculos para las masas. Pero si uno se fija bien, la incapacidad televisiva de Tracy no es tanto una cuestión moral como de no familiaridad con el medio.
Ayer por la noche emitían "El triunfo de la voluntad" en Localia. Pocas veces unas imágenes habrán sido más verdaderas. Aunque tienes razón en que todos los espectáculos político-televisivos actuales suenan inevitablemente a Riefenstahl, la diferencia está en que aunque también preparada la parafernalia hay mucha más densidad en los discursos de Hitler que en los vaporosos discursos actuales, quizás porque aquel no tenía ningún miedo en decir a las claras lo que pretendía hacer.
Frente a todo el discurso impostado de la posmodernidad contra la sociedad capitalista, la sociedad de las imágenes, creo que las imágenes, como el algodón, son mucho más verdaderas de lo que nos han pretendido hacer sospechar. Que parafraseando a Scalia y Charlton Heston (no son las armas las que matan), no son las imágenes las que engañan sino los individuos los que se dejan engañar.
El caso de Obama es paradigmático. Me parece un error que los demócratas lo hayan elegido frente a Clinton que tenía un programa mucho más sólido. Efectivamente, en este caso se ha impuesto el sesgo superficial de la imagen frente al del contenido político. Pero la misma dinámica electoral ha hecho que finalmente Obama se haya integrado dentro de los cauces del realismo político y económico (aunque en el NYT aún le tienen ojeriza)
Al fin y al cabo si un político es un especialista en modular la verdad hacia sus intereses, un ciudadano debería ser un especialista en decodificar esas modulaciones.
Por otra parte, y esta es una diferencia esencial respecto a las apabullantes imágenes de las dictaduras, los debeladores de la sociedad de las imágenes olvidan que en una sociedad abierta lo que importa es la competencia entre ellas, del mismo modo que compiten las portadas de los diversos periódicos.
Pd. Hoy estrenan en España "Los girasoles ciegos", la adaptacion de Méndez. No soy un admirador del libro, quizás tú..., así que en ese aspecto la película no me ha defraudado nada. Eso sí, la rodilla de Maribel Verdú es para enmarcarla.
Hola Vicente,
ResponderEliminarPartamos de tu última frase: «Es el mundo en que vivimos. Ese en que la cámara de representantes ha sido sustituida por la representación de la cámara.» Estoy plenamente de acuerdo con ella, y hasta tal punto que, en mi opinión, la puesta en escena de Obama vuelve a ser (como en otros casos) un modelo de “acción política” para otros partidos occidentales. Veamos el caso de España. Si nos fijamos en los últimos congresos de partido, y quizá sea el del PP el caso paradigmático, aunque no quisiera evitar al del PSOE porque también participa de la misma estética, nos encontramos conque, con mejor o peor tino, resuelven simbólicamente de manera parecida ambos eventos. Es decir, no sólo la cámara de representantes se ha visto vaciada en aras de una representación de la cámara, sino que los discursos ideológicos también han sido subsumidos por ella. En términos comunicacionales en este caso podríamos decir que, efectivamente, el medio es el mensaje. Ahora bien, yo creo que va más lejos el asunto. Si aceptamos (ya sé que es mucho aceptar) que en buena parte de occidente las estrategias comunicacionales de los partidos (sus grandes eventos) guardan una cierta semejanza, y que esa semejanza se comporta casi como una regularidad empírica, quizá debamos tratar de resolver el enigma de su razón de ser. Seré especulativo entonces. El devenir democrático durante los últimos veinte años en buena parte de Europa y EEUU ha visto como, paulatinamente, las opciones ideológicas han sido esquematizadas en una suerte de bipolaridad “sin retorno”: la socialdemocracia por un lado y la derecha liberal por otro. Esta bipolaridad parece agotar el total del discurso político, siendo arrinconadas el resto de las opciones a las catacumbas de la radicalidad, o a la invisibilidad mediática. Pues bien, el aparato simbólico, a mi entender, que acompaña estas opciones profundiza y tiene por misión, entre otras, solidificar ese discurso bipolar. Reforzar, en resumen, sus lógicas de reproducción. En este sentido, las disposiciones estéticas, de campaña, congresos, etc. se comportan como una especie de “cleptocracia simbólica” que roba pluralidad creativa en aras de una homogeneidad corporativa, asimilable y condescendiente. Cuando uno contempla esas imágenes, parece como si la sociedad al completo (gays, personas mayores, mujeres, jóvenes, inmigrantes) fuese un todo integrado, exento de conflicto, donde prima esa “solidaridad orgánica” durkheinana, de modo que nadie puede evadir un cierto grado de identificación. Si me apuras, se comporta casi como una utopía, donde cualquiera puede sentirse partícipe y jugar su rol (we can). Es el gran sueño de las clases medias. El fin del conflicto social. Este mensaje, obviamente, beneficia a esas opciones bipolares y expulsa de la arena política al resto de opciones para quienes la sociedad no es ese todo orgánico y funcional, sino un territorio de disputa, de confrontación de intereses. De ahí que refuerce sus lógicas de reproducción. Ya sé que en EEUU esas opciones bipolares son constitutivas, pero no así en Europa donde, sin embargo, siguiendo esa misma estrategia comunicacional y simbólica, cada vez más nos acercamos al modelo.
Creo que no dices nada nuevo al "revelar" que todo está preparado hasta el más mínimo detalle... el problema es que cuando uno lo vive / ve no se da cuenta de ello: es como el guión de una película, sabes que todo está perfectamente encajado pero mientras la estás viendo no piensas en ello, te dejas llevar... como si los acontecimientos sucedieran porque sí.
ResponderEliminarA los fieles seguidores de Sorkin no les costará comprobar que la campaña presidencial de este año es demasiado similar a la que apareció de forma ficcional en la séptima y última temporada de The West Wing: cambiamos hispano por negro, pero la fachada de buen tipo se mantiene, un tipo joven con familia Vs. alguien mucho más mayor y técnicamente con más experiencia, pero que no encaja con el público.
Y yo me pregunto, ¿cuándo veremos en España algo así?
America - where the president is never black, female or gay. Possibly soon to be proved wrong.. Morrissey.
muy buena entrada, Vicente.
ResponderEliminarpoco antes de que comenzase la convención, la corresponsal de TVE en Washington, que no parece precisamente sospechosa de ser situacionista, dijo: "las convenciones se han convertido, casi exclusivamente, en un gran espectáculo pensado, guionizado y coregrafiado al milímetro para vender al candidato en televisión".
será casualidad, tal vez, pero ayer Localia programó la película de Riefensthal... ¿qué es más chocante, haberse creído la utopía nazi o creerse ahora la utopía pseudopacífica, rebajada y domesticada de la política actual?
quizá haya menos diferencias de las que deseamos admitir.
Excelente post, Vicente.
ResponderEliminarEl entorno es un fluido cada vez más fluido, se mete por todo intersticio.
La cámara es fluido sin rozamiento. Pares de Cooper.
Un abrazo
Agustín
Creo haber leído que en ciertos medios se achacó la derrota de Nixon frente a JFK al hecho de que en el primer debate televisado de la historia (¿1960?) Nixon no dio la talla (televisiva) entre otras cosas, por su "five o'clock shadow".
ResponderEliminarDavid Barreiro
Esto que comentas sucede con Obama y con todos los candidatos de todo el mundo.
ResponderEliminarSucede con todos los candidatos, pero con unos más que con otros. Las campañas de McCain y Obama dejan en mantillas, económica y mediáticamente, a cualquier campaña electoral europea. Las audiencias son multimillonarias y se siguen en otros países. El personal de los candidatos es innumerable, y sus estrategias son casi militares. Toman Estados como quien conquista plazas fortificadas. la confusión aquí de lo político con lo espectacular va mucho más allá que en otros lugares; simplemente vete a Youtube y teclea "Obama Denver" u "Obama convention", y déjate llevar por los vídeos. Es una mezcla de política y fútbol americano, que a su vez es una mezcla de deporte y táctica militar. Lo que sucede aquí en política es lo que sucede en todos los lugares, sí, pero llevado al paroxismo mediático, el límite técnico y el extremo económico. Saludos.
ResponderEliminarBueno que la política en Estados Unidos es un espectáculo es un hecho. Tan solo hay que ver las imágenes del último día de la Convención. Y si es un espectáculo debe regirse por el lenguaje audiovisual de éste.
ResponderEliminarCuando los ciudadanos vemos a un político allí y aquí debemos pensar que estamos viendo a un actor. Pero lo cierto es que aunque sea muy criticable, ¿a caso no actuamos cada día nosotros como ciudadanos de a pie?, ¿le ponemos mala cara siempre a nuestro jefe?, ¿le decimos a nuestra suegra lo que nos gustaría? Por lo general, no. Usamos el lenguaje audiovisual.
Y en la política estadounidense esto se hace con mayúsculas. Como persona relacionada con el medio audiovisual me habría encantado estar ayer en el estadio de Denver.
Respeto tu opinión, pero me encantaría que esa manipulación, por estructural que sea y por muchos partidos políticos y países a los que afecte, fuera explícita y no disfrazada de discurso no manipulador y "limpio". Prefiero el discurso punk, que decía "queremos vuestro dinero, ¿pasa algo?". Esa honestidad me deja mucho más tranquilo. Aquí (y cuando digo aquí digo todos los políticos en todas partes) lo que se dice es "quiero vuestro compromiso, quiero vuestra ilusión, quiero vuestro apoyo", cuando lo que se quiere es el dinero. No digo que no sea interesante, yo vi el discurso como cualquier otro en estos pagos, digo que no lo disfracemos de honesto por el hecho de que todos sepamos que es corrupto. No les descarguemos la conciencia gratis, Mule, es lo único que digo. Saludos.
ResponderEliminarLa mayoría de cosas siguen un gradiente. De más a menos energía, de lleno a vacío, y en términos de poder, de lo rico a la pobre. Primero se llena Nueva York de McDonalds y después lo hace Europa, y en ese plan. Todo es una especie de teletienda en sentido USA-Europa. Si la magnitud del fenómeno Obama no ha llegado aquí es por un tema económico (donde el dinero es condición necesaria pero no suficiente, detrás están recursos que generan ideas), aunque sí lo han hecho sus múltiples vectores, evidentemente a escala más sencilla (p.e. ZP, que no os entre el descojone).
ResponderEliminarEl contenido es el continente, para mi, una posible definición de show.
El ejemplo que pone bydiox con el cine me parece estupendo.
Y siguiendo el hilo de Agustín, si la cámara son los pares de Cooper, el efecto Meissner sería apagar la televisión o no entrar al Youtube.
Sintetizo lo dicho en el primer post: lo que le pasa por alto a los puritanos posmodernos de la imagen, que se lanzan como Colón a ver un Goebbel conspirador, es que hay muchos Goebbels.
ResponderEliminarEs decir, que es la competencia entre los discursos "manipuladores" (siempre con comillas, porque si no estamos implicando, como hace siempre Subirats, que el resto de los mortales son los manipulados, salvo la élite acostumbrada) finalmente pone al desnudo las evocaciones subliminales de cada uno de los discursos espectáculares.
Como ha señalado Bidyox, el paralelismo con "El ala oeste..." es obvio, pero no, claro, porque lo estén copiando, sino porque Sorkin es un gran observador político de las tendencias de su país.
En España alguien como Sorkin es imposible porque el sectarismo y la ignorancia político-económica del establishment, y el underground, mediático y artístico es de nota.
Volviendo al puritanismo posmoderno frente a las imágenes y el mercado: desde Vattimo hasta Groys pasando por Baudrillad, son hijos resentidos de aquel Jesús inquisidor contra los mercaderes.
Por mi parte, siempre he estado de parte de los mercaderes contra los filisteos.
Un saludo, Vicente
En España también encontramos, como dices, escenografía y discurso endeble. Me acordaba, al conocer a la candidata a vicepresidenta con McCain, del perfil que en los últimos tiempos mi partido (según creo, y he escrito sobre ello en mi blog) ha "vendido" como lo definitorio de la politica progresista: mujer, joven, inmigrante. El "inmigrante" (por negro, de una minoría étnica) es Obama, con un discurso lleno de entusiasmo, pero vacío. Sin embargo, el conservador (lo opuesto) coge la delantera y nombra a una mujer, frente al perfil moderado, de clase media, del candidato a vicepresidente de su oponente. Uniéndolos a los dos tickets, saldría el perfil, supuestamente "progresista" (en imagen, no en el programa), como han vendido los más zapateristas que Zapatero. Pero el fondo, el programa, el discurso real, sigue siendo una hipótesis, que no aparece con nitidez en el espectáculo de los medios y de sus fervientes defensores.
ResponderEliminar¿Nos rasgamos las vestiduras? ¿Esta no es acaso sólo una vuelta de tuerca en el arte de la retórica y la política? ¿Los filósofos romanos y griegos que ofrecían sus servicios a los políticos para enseñarles a ganar votos no hacían acaso exactamente lo mismo?
ResponderEliminarNada nuevo bajo el sol.
Magnífico, Vicente. Política = televisión. Aunque no estoy convencido de que todas las propiedades de la igualdad (reversibilidad, por ejemplo) se cumplan este caso. Es como la paradoja de la igualdad de Frege.
ResponderEliminarYo me quedé impresionado cuando vi las imágenes esta mañana. Y, tienes razón, las televisiones (las de aquí también) se lo encontraron todo hecho, bien servidito y empaquetado.
Un abrazo
De acuerdo con Schevi.
ResponderEliminarEs cierto Christian Supiot que nada es nuevo, pero al igual que los sistema operativos, necesitamos actualizaciones, y la de Vicente es cojonuda.
Habla usted de esto como si tuviese algo de novedoso, como si el discurso de ayer de Barack Obama aportase algún tipo de novedad en lo que a todo ese aparataje de creación de imagen se refiere...
ResponderEliminarQué ingenuidad la suya, por dios. Esas cosas existen desde que el mundo es mundo y existe la vida pública. Evidentemente, conforme ha ido avanzando la tecnología (y sí, claro, en eso la TV tiene un papel crucial, faltaría más), los recursos para crear la imagen necesaria son más, mejores y más potentes. Pero vamos, que no veo yo que Obama haya aportado absolutamente nada nuevo a la historia de la "creación de imagen". El propio Luther King, al que usted menciona, era un auténtico maestro en eso. Y no crea que alguien como Obama, un profesional de la política, le hace falta que le diga un asesor qué color de corbata debe llevar, cómo mirar a cámara, o cuando sonreír amorosamente a su mujer en el discurso. Es al revés, amigo mío, si ha llegado hasta donde está, es precisamente porque todo eso ya sabía hacerlo.
Una entrada muy acertada, Vicente. Unas preguntas. ¿Cúal sería la actitud natural del que asiste a este tipo de eventos? ¿No habría ya aceptado el receptor, a estas alturas, que lo que se está emitiendo es una suerte de representación teatral? ¿No estamos acaso jugando, todos, al metateatro? ¿Existe otro tipo de acercamiento pertinente (no delirante) al circo político que no sea similar al aquí ensayado?
ResponderEliminarTengo mis dudas.
Saludos.
Oche
Oche, del mismo modo en que la mayoría de los espectadores está desprotegida contra la publicidad subliminal -por eso es subliminal-, también hay mercadotecnia política y económica (o mejor, político-económica) que pasa por debajo del radar, incluso del radar de quien va "entregado" y encantado a tales acontecimientos. Está bien, creo, permanecer en guardia, abrir los ojos, darse cuenta de cuándo y cómo intentan doblegar nuestra resistencia, saber qué medios utilizan para ello, comentarnos los unos a los otros (aunque seamos todos listísimos y todos lo sepamos todo, como parece desprenderse de algunos comentarios anteriores, qué suerte tener lectores tan inteligentes y preparados, yo tengo tantas dudas...) los mecanismos de persuasión que vayamos viendo, estar en guardia, etc. No creo que eso esté de más, de verdad. Esta gente hila cada vez más fino -dedican todas las horas, de todos los días, a ingeniar nuevos métodos de persuasión- y creo que nuestra libertad democrática pasa por una conciencia informada, pasa por intentar hilar también fino, todo lo que podamos. Cuantos más pensemos sobre esto y cuantos más ojos observando, mejor. En España hay Observatorios de la Publicidad y de códigos éticos de las televisiones. Aquí en USA se han creado ya cátedras universitarias de estudios sobre los métodos de vigilancia y control. Creo que hay que ser más humildes y darnos cuenta de que, como decía Deleuze, las sociedades de encierro de Foucault se están convirtiendo en sociedades de control. Los mismos medios que nos dan libertad, como la red, son utilizados para tener controlados a los ciudadanos. De modo que no está de más estar alerta y tener un cierto conocimiento de lo que está ocurriendo, y una cierta humildad para pensar que a lo mejor no lo sabe uno todo sobre ello. No lo digo por ti, Oche, sino por algunos comentarios anteriores. A ti, gracias y un saludo.
ResponderEliminarNo tiene nada que ver con esto, pero hoy es el Blog Day 08. Me agrdadó encontrar tu blog, y por eso lo he recomendado en el mío, como mandas las normas de este meme. Será una tontería, pero me apetecía recomendar tu web. Un saludo desde Palma del Río.
ResponderEliminarGracias por el piropo y la parte que me toca.
ResponderEliminarAñadiré (ya que no fui muy claro en el comentario anterior) que sí, que hace falta recordar y recordarnos que nos están manipulando. Mi comentario iba más encaminado hacia la sensación de que el "artículo" parecía estar descubriendo américa en un vaso de agua.
Hola de nuevo.
ResponderEliminarNo se trata tanto, creo, de que los recursos para crear la imagen necesaria sean más, mejores y más potentes; sino que durante los últimos veinte años esos recursos (medios) se han convertido en fines sociales. Traducen y codifican un mensaje uniformizador que atempera y elimina pluralidad. Cuando Pilar Miró planificó cuidadosamente la imagen pública de Felipe González, la herramienta comunicacional parecía estar al servicio de un programa político determinado, con un objetivo claro: ganar unas elecciones (arte de la persuasión). Sin embargo, a mi juicio, durante la última década se ha producido una importante transformación en dos direcciones. En primer lugar, el aparato comunicacional y simbólico de los partidos se comporta como un texto donde están inscritas las señas de identidad de la ideología contemporánea hegemónica, es decir, el pensamiento único neoliberal; y por otro la operacionalización de este aparato comunicacional se parece muy mucho a la diferencia que planteaba Barthes (creo que en su obra “El grado cero de la literatura”) entre Autores (écrivains) y Escritores (écrivans). Los primeros tienen por función generar obras que sean capaces de fundar discursividad (nuevos paradigmas), mientras que los segundos cifran su actividad en la mera producción de textos sin aporte de discursividad, con un solo objetivo: entrar en el “teatro de la lengua”. En cierto sentido, los políticos actuales se comportan más como “Escritores” que producen textos (we can) faltos de discursividad nueva (mismas recetas económicas, mismos enfoques teóricos, aceptación universal del paradigma capitalista globalizador), y cuyo objetivo central es introducirse en el “teatro de la lengua” (lógica del poder, ganar elecciones, acceso a recursos). Desgraciadamente, esto supone un desarme ideológico de la política y un debilitamiento de las estructuras de representatividad, lo cual, lejos de ser más de lo mismo, constituye un preocupante escenario de futuro.
Gracias, Ernesto, creo que este tipo de aportaciones es mucho más sugestiva y útil. Saludos.
ResponderEliminarTambién hace falta humildad para no hablar de algo ya bien sabido, estudiado y difundido por otros (tal vez incluso hasta más sabios que uno mismo, por improbable que pueda parecer) como si se estuviesen descubriendo las fuentes del Nilo.
ResponderEliminarLamento que esa sea tu impresión, sinceramente. Saludos.
ResponderEliminarHola Vicente.
ResponderEliminarEntré buscando un post sobre pistolas con cámara incorporada y descubro éste sobre cámaras que son pistolas liberticidas (según algunos de los intervinientes). Gracias por tus reflexiones que visitaré con asiduidad. Coincido con la aportación final de Ernesto García, y quizás debamos replantearnos conceptos que, tras la nietzscheana muerte de Dios, han sido sacralizados en su lugar. Me refiero a cosas como 'democracia'o 'ciudadanía'. Frente a estas palabras sagradas, la construcción propagandística del contenido (no sólo de la forma) del discurso político pone de relevancia la importancia de los partidos y sus cuadros dirigentes para la calidad de la democracia. Me ha llamado la atención tu juicio final de que 'esto no es ni bueno ni malo, es nuestro mundo' (o algo así). Creo que te contradices en tus comentarios (y eso es bueno).Porque el diagnóstico de Ernesto aplicando las categorías de Barthes no nos deja alternativa. Me resisto a convertir la estructura en utopía.
un abrazo
Bueno, estoy escribiendo (disculpad los acentos) desde un pais en el que algunos medios de comunicacion son los unicos que sostienen aun cierto grado de libertad democratica, al impedir la inmunidad total de los criminales. Me refiero a Mexico, donde canales como el 11 o el 22 de la UNAM son estructuralmente plurales e intentan recoger opiniones de todas las tendencias y no descuidar la percepcion ciudadana sobre lo que esta ocurriendo. Tambien hay publicaciones escritas muy criticas con el poder mexicano y su incapacidad para controlar la/s violencia/s del pais. La cuestion es que cuando digo que este es nuestro mundo, tambien mi idea incluye la imagen, algo utopica, de que podemos defendernos de los medios con los medios, con otros medios, por otros medios. Utilizamos el blog para hacer otra critica, como elemento de resistencia ante el discurso literario establecido -de esto se habla en el articulo al que enlaza el ultimo post-, y del mismo modo hay que seguir atentamente aquellos medios que, en cualquier pais y de modo paralelo, intentan informar, sin repetir mecanicamente los discursos de persuasion que garantizan esa dualidad inconmovible del poder tan agudamente vista por Ernesto: cambiar neoliberalismo por socialdemocracia es garantizar que, quiza, muchas cosas siguen igualen el fondo, ¿no? Ese es el discurso mediatico imperante, es cierto, entre otras cosas porque solo empresas de gran nivel pueden sostener los gastos que esos medios implican, y seguramente es mucho pedirles a esas corporaciones que den cabida a discursos nada amistosos con las multinacionales, por ejemplo. La empresa busca beneficio, e implantacion de sus sistemas de funcionamiento, que luchan (unas veces mas explicitamente que otras) contra los discursos que las critican. De modo que no se pueden pedir peras al olmo.
ResponderEliminarPor ello no es casualidad que los dos canales mexicanos que he citado antes, si mis informaciones no son falsas, pertenenezcan a la universidad, ya que uno es de la UNAM y el otro es emitido desde un Instituto Politecnico, o algo asi. No solo se puede hacer television desde grandes grupos empresariales, hay otras formas.
Asi que un buen modo de comenzar seria montar una BlogTV, donde la gente pudiera enviar sus comentarios politicos en formato Youtube. Libre y sin censura. Sin filtros. Poniendo todos los videos que se deseen, de todas las tendencias, con la posibiidad de comentar, refutar, ampliar o ratificar las informaciones dadas por todos los demas medios. Con videos grabados por ciudadanos anonimos o no desde lugares donde estan ocurriendo las noticias. Yo no tengo tiempo para hacerlo, pero si alguien se anima, la red es suya, y hacerlo es gratis.
Saludos a todos y gracias por vuestros comentarios.
Como de costumbre, BRILLANTE post y eso que he tardado en descubrir a Monsieur Molinuevo, también con bitácora dispuesta a divulgar un poco su sabiduría.
ResponderEliminarA mi me gusta citar y me gustaría citar nada más y nada menos que a otro maestro, Guillem Martinez, que lleva mucho tiempo en su blog hablando sobre el tema. Aquí tienen más http://guillemmartinez.blogspot.com.
Pego su último post:
"Hola. Para el caso que nos ocupa, Obama es la izquierda. Lo es porque a) utiliza el mismo lenguaje que la izquierda europea. La izquierda y la derecha son, si me han seguido, lenguajes. Y porque en general, el Democratic Party es una suerte de izquierda europea ecuménica. Hasta el punto de que en 1936 presentó como candidato a Gobernador de California a un pollo de PCUSA. El aparato Demócrata se empleó, por cierto, a fondo. EL Presidente de los USA, demócrata entonces, hizo todo lo posible para boicotearle. A su vez, el Presi de los USA de entonces dió un tute a la socialdemocracia clásica a golpe de Keynes. Uf, me aburro. Otro parecido entre el partido demócrata y, pongamos IU: tiene cantidad de activistas que no se depilan y acaban las palabras con o/a.
Sobre el lenguaje común con la izquierda: una particularidad es la ausencia de la partícula NO. El partido demócrata / la izquierda, ha abandonado la posibilidad de describir la realidad utilizando la partícula NO. Habla en positivo. Y encuentra de mala educación decir NO. Los mensajes demócratas –centralizados en el sí, en el PODEMOS; palabro que no significa nada, hasta el punto de que es el lema de la Sele Española en la Eurocopa-, sólo utilizan el palabro NO conforme se alejan del epicentro direccional de la campaña/del discurso. Es curioso, pero el palabro NO, el lexema genérico de la izquierda, se lo ha quedado la nueva derecha. La única que dice NO. Y,, glups, por un tubo.
Meditaciones sobre la no utilización del NO. Sorprendentemente hay una cultura milenaria que también se niega a utilizar el NO. NO es una palabra baja, de mala educación, en China, una sociedad que, como todas, utiliza el concepto NO a tope, a menudo en la nuca. Cuando hablas con un chino, se debe de ser muy astuto para saber qué tipos de SÍ son el realidad NO. Más, ahora que caigo, cuando hablas con una china en un aftherhours. Si eres chino, en todo caso, te va la vida en diferenciar los SÍ-sí de los Sí-no. De hecho, a todo el mundo le va la vida en diferenciar los palabros Sí y NO.
Esta semana, verbigracia, el Parlamento Europeo ha aprobado la jornada laboral de chorrocientas horas. Contra la que mi abuelito hizo huelgas bajo epígrafe de NO. Es decir, el Parlamento ha dicho Sí. Nadie en el Parlamento Europeo pudo gestionar el NO.
Mañana, más cosas divertidas de una izquierda que no puede utilizar la negación."
Es una idea juvenil y refrescante la del videoblog. Si me entero de que existe lo visitaré. De todas formas creo que de nuevo confundimos el medio y el mensaje. Ese nuevo canal no nos asegura que sea utilizado de forma semejante a como lo son las cadenas de televisión convencionales o los periódicos. También podría ser un instrumento de manipulación y deformación, y a diferencia de los medios convencionales, el anonimato y la multiplicidad de autores impedirían contrastar la fiabiliad de la información. ¿Debemos creer que la red nos 'acerca' a la utopía?
ResponderEliminarInteresante cita Alvy. Yo trabajé un tiempo en un colegio de la Iglesia Católica, y allí nos recomendaban que en nuestros escritos e informes evitáramos el 'NO'. Los que nos salvan siempre hablan en positivo.
Llámeseme estiércol social como les refirió a las mases mi loco sensato preferido, Nietzsche, yo me siento más que atraída por Obama. No puedo explicar el amor que me penetra por los ojos más que por la razón.
ResponderEliminarEl punto de Vicente Luis Mora no me sorprende; la tele, por lo general, nunca ha dejado de ser un circo.
Sobre la confianza de los internautas en medios de información alternativos:
ResponderEliminarhttp://www.diariocordoba.com/noticias/noticia.asp?pkid=427991
Hola, a mi me parece muy interesante tanto el post como el debate posterior (esto sí que es una conversación!) el caso es que lo hemos publicado, ya lo sabe vicente, en la web de http://www.zemos98.org y ahí he escrito esta breve intro:
ResponderEliminarEl análisis que se hace es lo suficientemente interesante como punto de partida para un debate (en su blog son recomendables los comentarios) sobre las lógicas espectaculares de la política, que aunque no son nuevas, deben seguir siendo identificadas y estudiadas.
sirva como aportación a este mismo debate
En la onda de Pedro Jiménez, que defiende que hay que seguir mirando y aprendiendo juntos a mirar:
ResponderEliminar"El gusto se convierte así en el elemento clave de la Ilustración, verddero configurador de una Estética de la Comunicación. En un doble sentido. Primero, corrigiendo el uso irresponsable de la estética en el esteticismo del mercado. Y segundo, ejerciendo una labor de mediación en una antinomia hoy difícilmente sostenible, la de alta cultura y cultura de masas. Esta labor ilustrada, de mediación, consiste en educar el gusto en uno y en los demás, elaborando criterios estéticos y enseñando a ver."; José Luis Molinuevo, La vida en tiempo real; Biblioteca Nueva, Madrid, 2006, p. 165.
Hola. Nada me agradaría tanto como hallar un comentario semejante sobre la Convención republicana. Si no el texto "Yes, we cam. Lectura semiótica del discurso de Barack Obama" me daría por pensar más sobre el autor del texto que sobre el propio Obama.
ResponderEliminarNo sé muy bien por dónde vas, pero intentaré hacerlo, si puedo ver por televisión el discurso de McCain, claro. Ando de viaje y no estoy pudiendo seguir la republicana. Si vas por donde creo que vas, te recomiendo no juzgarme -sobre todo ideológicamente- por una lectura semiótica; será mejor que lo hagas por un artículo que será publicado en los próximos meses en Quimera -y que luego aparecerá aquí- llamado "El comité invisible". Saludos.
ResponderEliminarQuizá el título entonces hubiese sido mejor, algo así: "Yes, we cam. Un discurso americano"...
ResponderEliminarYa veré lo de Quimera.
Gracias Vicente por la cita y el análisis. He pensado mucho en tu post al escribir el mío sobre "Política de la visión". Si hay una política de la visión ¿debemos mostrar o escribir sólo sobre lo que nos gusta como dice Wenders? Esta palabra, "gusto", es una de las más difíciles en estética. Se asocia con placer, identidad, yo prefiero hacerlo con con una forma de conocimiento. De hecho, y con frecuencia, la verdad suele estar donde no me gusta,en el sentido de agradar, pero hay que reconocerla.
ResponderEliminarUn abrazo
Sobre los "métodos de persuasión" y todo lo que habéis escrito:
ResponderEliminarNo creo que tenga solución. Esto va a más. Por unos cuantos intelectuales que lo denuncien, hay millones que se enfrentan a esto acríticamente, y el asunto no tiene solución.
Es cómo cuando en ciertos lugares del mundo se repite una carnicería, y nos preguntamos ¿cómo no respetan los derechos humanos, algo tan básico?...pues no, todo el discurso filosófico del intelectual es completamente desconocido por la inmensa mayoría, y peor, por lo gobernantes.
En una aldea de África, cuando se produce una masacre, los participantes no lo hacen en el marco de los telediarios y del tribunal de la Haya sino en "su propio marco", que está fuera del marco del derecho o filosofía occidental.
Bueno, pues con la propaganda salvaje pasa algo parecido: por muy estudiado que esté, la masa no lo concibe. Es cosa de especialistas; por mucho que salga un Javier Nart en la tele perorando contra ello.
No tiene solución. Hay que acostumbrarse a vivir en un mundo así. Quizás desde dentro se generen las defensas a estos nuevos mecanismos, pero empeñarse en ser contestatarios desde fuera, me temo que sólo conduce a un simple excluirse como especímenes curiosos.
"Media Burn (1975) video y performance a la vez, representa
ResponderEliminarla colisión literal de dos iconos de la cultura americana,
el coche y la televisión. Un coche customizado se
estrella contra una pirámide de televisores ardiendo
ante un stand de 400 espectadores figurantes.
Obedecía a un guión muy preciso, testimonio de la
dimensión teatral y narrativa de las instalaciones de Ant
Farm y que fue inmediatamente emitida por la televisión
local. Esta obra que escenifica la destrucción de la
herramienta mediática por excelencia, volvía a los media
contra sí mismos cogiéndolos en su propio juego"
Exposición de Art Farm en el CAAC este pasado verano.
Saludos
Vicente, te felicito por este post. Suscribo esa especie de repelús ante las escenografías políticas que se trasluce en tu texto. También suscribo la reflexión de que esta tendencia es algo generalizado en todos los partidos, de que está especialmente desarrollada en Estados Unidos, aunque en Europa, y por supuesto también en España, también está omnipresente. La política ES el espectáculo, debido, entre otras cosas, al abandono flagrante de las ideologías por los partidos (otra cuestión sería qué razones existen para este abandono; yo mencionaría, por un lado, el fracaso de las revoluciones y el rechazo de la violencia como método de imposición de las propias ideas y, por el otro, la metamorfosis de los revolucionarios en detentadores autoritarios del poder cuando han accedido a él, traicionando sus propios principios). También acepto la comparación posible con los métodos de la propaganda nazi, que fue quien primero utilizó de modo masivo y con gran habilidad estos métodos de intoxicación del "pueblo", pero la mención de Goebbels me eriza los cabellos y creo que habría que utilizarla con mucho cuidado. Aunque los métodos semióticos sean similares (incluso mucho más desarrollados los actuales), creo que los contextos, el trasfondo y el simbolismo político de las figuras políticas de Obama y Hitler son tan diferentes que no me parece acertada la comparación. Creo que es necesario recordar siempre la diferencia abismal entre ambas políticas.
ResponderEliminarEsto no es óbice para que recomendara tu blog en el mío en el Blog Day. Te sigo leyendo con mucho interés. Un saludo.
No quedó demasiado claro, me temo, pero mi comparación era entre Goebbels y los responsables de comunicación de Obama. Estos últimos no tienen por qué tener ideología, son profesionales de la comunicación que están con quien mejor pague, hoy con Obama y mañana con quien sea. Te recomiendo al respecto las películas Primary colours o Wag the dog, donde todos estos mecanismos y personajes en la sombra quedan perfectamente retratados. Obama les utiliza, pero no es ellos, en eso estamos de acuerdo.
ResponderEliminarNunca lo olvidemos: Berlusconi, el presidente del gobierno italiano, es un hombre de la televisión. Es un ejemplo de cómo ambas realidades han venido acercándose hasta hacerse una.
Gracias por tu lectura, Pablo, y por exponer con tanta sensatez tus diferencias. Un cordial abrazo.
Bueno, mi lectura era básicamente positiva, estoy de acuerdo en casi todo, sólo que no quería dejar de mencionar la diferencia entre el nazismo y la democracia actual, aunque ésta se vaya convirtiendo cada vez más en un sistema de opresión (mayormente económica). Debe de ser por mi formación de germanista y mi interés por la historia de Alemania. Todo esto, precisamente por lo que señalabas en un comentario, que los intelectuales tenemos que estar cada vez más alerta ante todo signo de totalitarismo (un pensamiento en el que ya he incidido, por ahora sólo de pasada en mi blog, es la necesidad de no olvidar la historia para aprovechar sus enseñanzas, pero es tan difícil!!). Respecto a Berlusconi, totalmente cierto, es un ejemplo paradigmático.
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