Me resulta extraño encontrar opiniones fatalistas sobre el futuro de la lectura. En realidad, estamos en el momento de la Historia en que más libros se publican, y nunca se habían producido tantas y tan seguidas buenas noticias sobre el futuro de la lectura. Sostengo, y espero me perdonen la boutade, que los únicos que se preocupan por el futuro de la lectura son quienes no leen. Los más forofos de los libros, los bibliómanos, somos sin excepción los más confiados, porque la literatura es algo que engancha y, como toda droga, tiene el futuro asegurado. Por ejemplo, Fred Bass, el dueño de la impresionante librería Strand de Nueva York (un edificio de siete plantas atestado de libros), opinaba recientemente para un periódico nacional: “Quien diga que la televisión o Internet le ha robado lectores a los libros, miente. Yo vendo más ahora que hace dos décadas. En el futuro leerán directamente en una gran pantalla en su casa. Es inevitable. Se llama progreso”. Quizá el problema, el error general, es confundir lectura con libro. No siempre se ha leído en libro (hasta bien entrado el Siglo de Oro, los pergaminos, manuscritos primero e impresos después, circulaban a la vez que los libros), y no siempre se hará. El propio Bass lo aclara: “estamos destinados a desaparecer pero no importa. (…) Mira lo rápido que ha sido con la música. La gente ya sólo se la baja de Internet. Con los libros pasará lo mismo. Nadie usará el soporte tradicional, sólo los románticos”. Pero tanto él como sus hijos seguirán leyendo, en cualquiera de las posibilidades que existan, incluidos los libros, cuyo formato es cómodo y práctico, aunque tiene un gran problema: ocupa espacio. Y en un mundo donde el espacio es cada vez más reducido y más caro el metro cuadrado, es una traba cada vez más grave. Pero hay soluciones.
La portada de la revista norteamericana Esquire de octubre quizá pase a la historia. Es la primera que incluye tinta digital, e-ink, como parte de la información de cubierta. Aquí tenéis un vídeo donde puede verse con claridad:
http://www.youtube.com/watch?v=iKS12PMdJ6w&feature=related
No parece gran cosa, pero pensemos que lo que este hecho puntual denota. Denota que una revista tradicional y conocida como Esquire, que creo acaba de abrir franquicia en España, ha percibido los primeros vientos de cambio y ha querido tener en cuenta la innovación tecnológica que en pocos años no cambiará, pero sí ampliará nuestra forma de leer. Uno, con el paso del tiempo, se ha vuelto muy cauto al hablar de nuevas tecnologías, y estoy de acuerdo con Molinuevo en que hay que “revisar, por muchos motivos, el carácter de ‘nuevas’ de las TIC”[1]. En este tema de la tinta electrónica sí podemos hablar, sin preocupación, de novedad. Hay una empresa en la costa oeste, E-Ink Corporation, que lleva bastante tiempo investigando en formas de lectura digital que no dañen la vista. Las ventajas de leer documentos o libros digitales ya las comentamos en un post anterior: facilidad de transporte, no se necesita almacenamiento masivo en anaqueles ni pérdida de espacio en la casa, no se paga sobrepeso de facturación en los viajes (las compañías están comenzando a cobrar no ya por la segunda, sino a veces, como Frontier o Southwest Airlines, por la primera maleta), ahorro ecológico en papel, y la comodidad de hacer desaparecer un documento temporal o un libro malo con apretar un botón. Al no dañar la vista –el principal problema que tiene, a mi juicio, la literatura digital– es un soporte destinado a durar y a compatibilizar el espacio de lectura con los libros tradicionales. Es decir, y como siempre ha apuntado José Antonio Millán, que es el que más sabe de estos temas, el libro electrónico no viene a sustituir al libro tradicional, sino a completarlo o a acompañarlo. Tenéis un interesante artículo en su web sobre el tema, titulado “El polimorfo libro electrónico”.
Todas estas cuestiones de la lectura vienen relacionadas con otro asunto interesante, el de la organización de la información. Os recomiendo este vídeo explicativo de Michael Wesch, profesor de Antropología en la Kansas State University, donde explica los cambios que se han ido produciendo en los últimos años respecto al tratamiento de la información, y a las cualidades específicas de la información digital:
http://www.youtube.com/watch?v=-4CV05HyAbM
En una de las emisiones del recién creado canal Cervantes TV (www.cervantestv.es), el Rector de la Universidad EAFIT de Medellín (Colombia), Juan Luis Mejía Arango, expresaba una opinión que me parece de mucho interés: “el neoliberalismo acabó con la distribución del libro en por lo que llamaban el transporte de superficie, que ahora es todo transporte aéreo, y eso ha afectado enormemente a la distribución del libro”. En efecto, como él mismo expresaba, a veces es más caro sacar un libro del país (de cualquier país) que editarlo, algo que saben bien quienes me envían libros. Una de las posibles formas de evitar este contrasentido, y lograr la difusión de la cultura y de las producciones intelectuales –algo que me parece, espero que nadie me demande por ello, un derecho constitucional, encuadrable dentro del “libre desarrollo de la personalidad” del que habla el artículo 10 de nuestra Constitución; por no hablar de que el artículo 25 garantiza a los presos el “acceso a la cultura”, del que luego vuelve a hablar el artículo 44[2]– podría venir constituido, precisamente, por la edición digital. Pondré un ejemplo. Por desgracia para los que vivimos fuera de España, www.elpais.com no permite visualizar a extranjeros los vídeos de la Liga Española de Fútbol, por acuerdos audiovisuales, con lo cual tengo que esperar a que un alma caritativa cuelgue en Youtube los goles del Real Madrid para verlos. A lo que voy es que existen mecanismos para que los internautas de fuera de un país no puedan acceder a un contenido concreto; del mismo modo, se puede hacer que los habitantes de un determinado país no tengan acceso a ciertos contenidos. Esto, que parece una llamada a la censura electrónica, en realidad es lo contrario: es tanto como la apelación a una forma democrática de acceso a la cultura. Entiendo perfectamente que las editoriales españolas no quieran colgar en sus webs las ediciones electrónicas de los libros que publican; es su negocio venderlos y obtener beneficio con ello. Nada que objetar: ya hemos dicho aquí muchas veces que la supervivencia de la literatura como forma de ocio cultural reside, precisamente, en la existencia de cierto mercado, al que se someten sin problemas incluso los más decididos defensores de la difusión libre de la cultura. Pero, respetando el derecho de esas editoriales a que sus derechos de copyright editorial se respeten –perdón por la redundancia, no ando fino hoy– en todo el territorio nacional, y que el único modo de acceder al contenido de sus libros sea pagando por él, no veo qué impide a esas mismas editoriales editar esos mismos libros en formato electrónico, poniendo los medios técnicos para que los servidores nacionales no puedan acceder a esa información. De modo que el libro en cuestión se vendería en España, pero se leería en todo el mundo, lo que haría más conocida a la editorial, al propio autor, y contribuiría a democratizar el contenido cultural del libro. En el caso de editoriales multinacionales, como Planeta, obviamente la posibilidad es más remota, o se limitaría sólo a continentes o países concretos, pero la mayoría de las editoriales españolas podría brindar ese servicio de difusión cultural sin demasiados problemas o costes técnicos. En fin, es una propuesta, que metería de lleno a las editoriales en un camino, el de la edición digital, en el que quizá no tengan más remedio que verse introducidas, de todas formas, de aquí a unos años, como ha señalado algún experto[3].
Desde 1988 [por ejemplo, puede leers E. Barrett (ed.), Text, ConText and Hypertext; MIT Press, Massachusetts, 1988], se viene hablando de esta Desktop Publishing o edición digital, comentando la posibilidad que tienen los escritores actuales de publicar en formatos diferentes a los tradicionales, con gran calidad, y evitando todo el entramado editorial. Javier Calvo, por ejemplo, explicó en el encuentro Mutaciones, que tuvo lugar el pasado junio, que precisamente ahorrarse de vez en cuando ese proceso le había decidido a abrir y coordinar la página colectiva www.riosperdidos.com, configurado como un interesante ensayo multimedia en marcha. Los blogs son sólo la última etapa de un proceso que lleva veinte años caminando, por lo cual hablar de la edición digital hoy como nueva tecnología quizá sea algo excesivo. Pero no por ser una antigua tecnología, la edición digital debe olvidarse; de hecho, y como ha señalado Joaquín Rodríguez en Edición 2.0. Los futuros del libro (Melusina, Madrid, 2007), es el modo de continuar la misma guerra por los mismos medios. Termino con sus sensatas palabras:
“Es posible que, como los dinosaurios, los grandes editores ya no existan y nuevas especies más pequeñas y retráctiles, más versátiles y más ágiles y rápidas, más dispuestas a adaptarse al entorno, hayan ocupado su lugar, pero hay algo que nunca dejarán de compartir: (…) defender y conservar los valores más antiguos y tradicionales de la edición, es decir, la defensa y promoción de las vanguardias artísticas, pasadas y futuras; el respaldo y lanzamiento de nuevas voces y tendencias; la asunción de riesgo inherente a las inversiones de naturaleza cultural; la estricta observancia del ciclo largo como horizonte de posibles beneficios, el futuro como meta de la producción; la edición de obras que tienen que hacerse su público, que son preformativas y que, por tanto, carecen de las supuestas seguridades que otorga el adaptarse a los gustos precocinados por el público; la publicación de libros con aliento y vocación de long seller” (p. 41). Que así sea.
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Notas
[1] José Luis Molinuevo, La vida en tiempo real. La crisis de las utopías digitales; Biblioteca Nueva, Madrid, 2007, p. 98.
[2] Por cierto, que veo cierta contradicción declarar, en el artículo 44 y fuera del “núcleo duro” de los derechos protegidos de la Sección 1ª del capítulo II del Título I (los juristas saben a qué me refiero), algo que se reconoce explícitamente dentro de esa Sección, como derecho inalienable, para un colectivo específico de personas (los presos). Es decir, jurídicamente, y extremando un poco la interpretación, tienen más derecho a la cultura los presos que los demás. No se trata de quitarle ese derecho fundamental a los presos, sino de que el resto de españoles tengamos los mismos. Jocosa pregunta jurídica: un preso, que se descargase ilegalmente un libro –o indujera a otro a que lo hiciera fuera de la cárcel– con copyright protegido de Internet, ¿tendría por este motivo mejores posibilidades de defensa jurídica?
[3] “En los últimos años hemos visto cómo Internet ha transformado el modelo de negocio y la organización de las empresas de muchos sectores (medios de comunicación, viajes y reservas hoteleras, intermediarios financieros, cine, música, etc.). Todas aquellas empresas que tengan como base la gestión de contenidos y su comercialización a través de intermediarios sufrirán una transformación de su modelo de negocio. Las empresas del sector del libro no van a ser una excepción a este proceso de transformación estructural”; Javier Celaya, “Claves en la digitalización del libro”, 22/06/2008.
Creo que ya hable de ello en la parte I de este futuro,pero creo que se pueden recuperar las reflexiones de Balcius que aparecieron aquí (vídeoconjetura en el post)
ResponderEliminarhttp://alasdealbatros.blogspot.com/2008/05/posible-o-probable.html
troceado
http://alasdealbatros.blogspot.com/
2008/05/posible-o-probable.html
Balcius
http://encaidalibre.blogspot.com/
"Me gusta bastante (o bastante-mucho) el vídeo.
Porque no comete el error de los discursos distópicos-utópicos sobre el futuro que tan a menudo se encuentra. La gente tiene en común con nosotros su rutina de café por la mañana y de vida cada día, y se cumple algo que dije ya hace diez años (tengo pruebas): "Internet será realmente útil cuando deje de notarse". En los albores del uso de la electricidad, todo estaba lleno de cables, de mixtificación y de accidentes, todo lo nuevo relacionado con la electricidad estaba cubierto de un halo de misterio, y había grandes apóstatas y fanáticos de los inventos eléctricos. Toda la mística se cae cuando entra en la naturalidad de los cables escondidos, de los enchufes seguros y de la normativa de seguridad del marcado CE. Pasará lo mismo con Internet, los protocolos se unificarán y estabilizarán, cualquier equipo será capaz de usarlo y el almacenamiento remoto y los servidores de aplicaciones harán casi innecesarios los ordenadores personales. Internet estará en todos lados, tanto que dejará de existir. Y empezará a ser.
En cuanto a los lectores de libros como el que se ve, esa es la idea en la que se trabaja.
Parte de mi trabajo es desarrollar los materiales con los que se hará este tipo de invento. Una de las opciones es un papel revestido de nanotubos de carbono (una "nano-matt") en los que se inducen movimientos que cambian las propiedades ópticas superficales, otros sistemas son basados en MEMs, y otros en ink-jet smart materials, ... es igual, la cuestión es que ópticamente son muy similares a tinta sobre un papel, pero controlables mediante optoelectrónica.
Esto es importante: se usan superficies con capas funcionales: la electrónica, la óptica, la funcional. El consumo energético es muy bajo, porque sólo se excitan los "píxeles" que se quieren cambiar. Por otra parte, el uso de células de combustible y regeneradores de energía cinética hará casi innecesario preocuparse del nivel de carga del dispositivo.
Pero lo más importante de todo: el acto de leer será, entonces, tan emocionante como lo es ahora. Igual que sumergirse en el libro le hace a uno olvidarse de la maquetación, la calidad de la tinta, el tipo de papel, o las mejoras en la impresión desde el sistema Minerva... lo mismo pasará con estos dispositivos. Un buen libro nos hará olvidar de si estamos pasando páginas reales o sintéticas, si está descargado o está online, ... hasta nos hará olvidar del sentido de la palabra "real".
(Digo un buen libro, no Paulo Coelho, por supuesto)
Por cierto, este efecto de que el libro físicamente desaparece para aparecer únicamente la literatura, sucede sólo en libros bien editados. Se nota cuando un editor hace bien su trabajo porque no se nota la edición. Pasará lo mismo con los libros digitales. Por eso, cuanto menos efectos mejor.
Aventuro que volverán a reinar las palabras."
11 mayo, 2008 01:48
"Quizás lo que más me gusta es tu postura ante la situación. Normalmente los que hacemos investigación nos enfrentamos a dos tipos de persona, cuando intentamos difundir e implantar los descubrimientos hechos. Uno, el lobby que entiende todo cambio como una amenaza en lugar de una oportunidad. Otro, el que se convierte en "parricida" utilizando el nuevo invento como ariete contra la anterior tecnología o manera de hacer las cosas, generando falsas expectativas, frustraciones y vacíos en las necesidades que el nuevo sistema no cubre.
No sabes cómo echo de menos el sentido común que demuestras tú: simplemente estar informado, interpretar lo que venga y valorar su utilidad y oportunidad. Sin ceder a las pasiones, hay que ser profesional."
11 mayo, 2008 02:14
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c.m.
Hola Vicente,
ResponderEliminarEl pordentaje de ediciones digitales es ya muy significativa, como sabes, en el caso de muchos libros científicos y técnicos, sobre todo en inglés. No hay ningún problema económico en poder descargar libros, previo pago, en cualquier país del mundo (lo de las imágenes deportivas es otra cosa porque los derechos mueven mucho dinero, pero semejantes restricciones sólo serían negocio, quizás, con unos pocos bestsellers...), y eso no impediría que se pudieran imprimir algunos ejemplares para quien prefiriese disponer del "objeto" (como sucede con los vinilos, por ejemplo).
Es sencillamente un problema de poner en marcha plataformas digitales semejantes a las que tienen grandes editoriales científicas como Elsevier o Blackwell. Es cierto que estas editoriales obtienen la mayor parte de sus ingresos de las publicaciones periódicas, pero cada vez están incluyendo más libros en formato pdf.
Otra cosa es ir más allá del formato "para imprimir". Creo que esta será la gran reviolución en las artes textuales, no tanto por el formato en sí ni por la máquina que lo reproduzca, sino por la posibilidad de "leer en red", lo que fomentará la experimentación con productos literarios electrónicos mucho más avanzados, capaces de sacar un mayor partido de la tecnología (el hipertexto, en mi opinión, es sólo un primer intento, todavía muy primitivo, de aprovechar la estructura en red). Nos queda muchísimo por ver... y por leer.
Saludos,
Germán
Nihil novum sub sole. Siempre ha habido apocalípticos y agónicos de la cultura. Yo tampoco veo el motivo de alarma. Soy profesora, y muchos de mis alumnos leen, incluso más que antes (cuando yo era alumna, me refiero)y leen literatura (de eso nos ocupamos, entre otras cosas, los profesores)y les gusta (eso sólo es mérito de la calidad de las obras). Lo dicho, que nos quedan libros y lectores para rato. Un saludo.
ResponderEliminarEl “problema” de la desaparición del libro surge en el contexto de su contraposición al mundo de lo audivisual. Si se disuelve esta contraposición, con la incorporación del libro a lo audiovisual, entonces ya tendremos que hablar solamente del supuesto fin de la literatura como forma “textual-narratológica-lineal (por llamarlo de alguna manera)
ResponderEliminarLos soportes cambiarán necesariamente, y ello no implica el fin de la literatura.
A su vez, esta literatura, cambiará, y lo único que se va a mantener será el gusto humano por las historias, por cierta verbalización acompasada y por la interacción de signos, no sabemos de qué forma contadas (o ya se intuyen).
Los individuos que temen tanto el fin del libro, son vistos a veces, por los más avanzados, como retrógrados tradicionalistas; pero para mi, quizás tambien lo sean quienes mantienen su esperanza y confianza en la continuación de la literatura tradicional (concepto que para mi incluye las vanguardias) en la línea de literatura como texto, iniciada en sumeria, en el mundo griego, etc... sólo que en otros soportes.
Lo de menos son los soportes. La clave está en pensar en qué formas extrañas las historias van a continuar circulando. Quizás aún no se conciban estas maneras. Quizás termine triunfando el lenguaje simplificado SMS, con historias vertiginosas de cinco palabras, o un toma y daca onomatopéyico de emoticones e imágenes... no sabemos cómo será, pero literatura será.
En resumen: tan retrógrado es rasgarse las vestiduras por que se mantenga a toda costa el formato libro, como por que se mantenga la literatura “verbal-narrativo-lineal” (la tengo que llamar de alguna manera, a la de hoy, herencia decimonónica, incluida la más vanguardista).
No seamos puritanos y tradicionalistas.
¿y que nos llevamos los portátiles a la cama?
ResponderEliminarun libro te abraza, un portatil te pincha y se te clava
Yo creo que uno de los puntos a favor de la digitalización de las obras literarias es, sin lugar a dudas, la reducción del coste económico de éstas, tanto para la editorial como para los propios lectores. La palabra clave en Internet -como dice muy bien Ramón Buenaventura- es GRATIS, y esa esfera es a hacia la que deben de ir rotando las circunstancias. Un libro que en formato papel cuesta unos 18/20 euros, podemos encontrarlos en Amazon por casi la mitad, unos 10 euros. Sin embargo, todavía parece caro. Si en el ámbito de la música ha triunfado sobremanera el cambio de formato ha sido gracias a la "facilidad" con la que se puede acceder a ella de manera totalmente gratuita. Es posible -aunque de profeta pinto muy mal- que el futuro de las editoriales no sea ya el de recibir dinero por parte del consumidor si no por parte de la publicidad que utilicen en sus plataformas webs. Esto es, que cuanto más número de lectores consigan mayores beneficios de la publicidad, que al final será la que pague (como en televisión). Volver al papel de seleccionar de entre la marabunta de textos y textos -y textos- aquellos que sí merezcan contar con la luz necesaria para ser leídos. La figura del editor como hombre casi exclusivamente de negocios puede verse mermada en favor de volver a la de los hombres que nos hacen llegar la literatura a las manos -o en este caso al kindle, sony-reader, etc.
ResponderEliminarEn cuatno a la cuestión del futuro formato, que no le queda otra que mejorarse hasta la perfección; soy de la opinión que dice que tarde o temprano todo irá integrado en el mismo aparato. Si comenzamos con telefonos móviles y luego pasamos a móviles con cámara hasta avanzar a elementos como la Q-Tek, Blackberry o el IPhone; la tendencia nos indica que en muy pocos años podremos elegir entre ver nuestra serie favorita, leer una sección del periódico concreta o la última novela del momento, mientras vamos en el metro -y quién dice que no todo a la vez (esto va en coña).
Las primeras piedras ya están puestas, ahora hay que ver si el edificio crece con mesura y armonía y pensemos que siempre habrá quien diga que no funcionará. Pero sin ellos el progreso tampoco existiría, son el Otro con el que debemos compararnos.
A mi todo esto me parece ciencia ficción. Y me pregunto si no será que la gente prefiere no gastarse un duro en libros -como pasa con la música que se baja a diestro y siniestro de la red- y prefiere otros formatos más asequibles y económicos y no por el ahorro ecológico o la necesidad de espacio en el hogar -quién no tiene adsl en casa-. ¿Se trata de espacio? ¿terminarán extinguiéndose las bibliotecas, las librerías, las salas de lectura? Claro está que la edición digital es necesaria, pero creo que nunca podrá sustituir al libro, ¿complementar? absolutamente de acuerdo. ¿Pasará entonces como con los fanzines o los vinilos, que parecieron quedar para los freaks? ¿seremos freaks?
ResponderEliminarVicente me ha gustado mucho tu reflexión y el vídeo de Wesch que has incluido.
ResponderEliminarA mi no me parece extraño el fatalismo en torno a la lectura. Vivimos una época de cambios tan acelerados que entiendo el vértigo que produce en muchos. No en vano, la Sociología como ciencia nació en el siglo XIX para dar respuesta a las consecuencias, temores en torno a los cambios sociales y económicos que estaban teniendo lugar.
Coincido contigo que la literatura al enganchar como una droga tiene el futuro asegurado. Tu matizas acertadamente la distinción entre lectura y libro. Sin embargo, tengo ya mis dudas en que sólo los románticos leerán en libros porque yo matizaría aún más: dependerá del tipo de lectura: literaria, profesional o técnica. En cada uno - o en algunos- de nosotros pueden darse varios roles de lector: el lector literario - que sería el romántico- el lector profesional. Una misma persona dependiendo del tipo de lectura que realice preferirá un soporte a otro.
El ámbito que yo conozco un poco más, el de la Sociología, y en concreto, en las publicaciones de carácter social, Internet ha sido una auténtica revolución. Los más importantes organismos españoles (centrales, autonómicos y que a su vez son algunas de las editoriales más prestigiosas en temas sociales) tienen una cantidad tal de información vertida que tienes el artículo, libro en formato pdf en la web correspondiente gratis y también la posibilidad de comprarlo. El Observatorio Permanente de la Inmigración, el Observatorio de Infancia del antiguo Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, las memorias de Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid, todos los número sde la Revista de Investigaciones Sociológicas del CIS, excepto los últimos números. Estos son sólo algunos ejemplos pues no quiero cansar con una enumeración más detallada.
La disponibilidad de toda esa información a mi me ahorra tiempo (y eso que lo tengo fácil pues vivo en Madrid) y espacio: no tener que desplazarme a la biblioteca correspondiente, no tener que dedicar una parte de tu biblioteca a abrirle un hueco a ese artículo o libro, no tener que tirarlo porque ya lo has utilizado y a fin de cuentas no es un libro que vaya a aguantar el paso del tiempo. Por todo esto, estos cambios han supuesto una auténtica revolución en el ámbito social (tanto en su vertiente docente como investigadora).
Pero, sin embargo para la literatura yo prefiero el libro como soporte, supongo que ahí está mi lado más romántico.
Libros del Asteroide se suma al futuro de la lectura pero entronca más con la variante multimedia. ha creado un MySpace de Ann Beattie con el excelente soundtrack de su último libro traducido en castellano.
ResponderEliminarhttp://www.myspace.com/postalesdeinvierno
Me parece una inciativa estupenda. En cuanto a Esquire: preparaos, esto es sólo el principio.
Manuel:
ResponderEliminar¿Por qué iban a ser literatura los mensajes SMS y los emoticonos en el futuro? ¿Lo fueron los jeroglíficos, los mensajes en código morse, las señales de humo, lo fueron las advertencias hechas con banderas, los telegramas o las señales de tráfico por definición? La literatura es lenguaje, pero el lenguaje no tiene por qué ser necesariamente literatura.
Yo podría descargarme gratis un poemário de D.G. Está en la red y sólo tengo que imprimirlo, sin embargo, prefiero psar por la tienda y gastarme 9 euros. Prefiero tenerlo y acariciarlo, subrayarlo, hacer anotaciones, igual que prefería tener mis discos de acetato.
ResponderEliminarMi hijo, 18 tacos, no tiene un libro. Todo lo que lee lo guarda en un pendrive. Consume y destruye, no almacena papel. Me llama "tolai" cuando me ve con un libro nuevo entre las manos. Tremendo.
Como escritor, me compensa más económicamente el libro digital, desde luego.
A la tarde, cuando el mar fósil yacía inmóvil y tibio, y las viñas se erguían tiesamente en los patios, y en el distante y recogido pueblo marciano nadie salía a la calle, se podía ver al señor K en su cuarto mientras leía un libro de metal con jeroglíficos en relieve sobre los que pasaba levemente la mano como quien toca el arpa. Y del libro, al contacto de los dedos, brotaba un canto, una voz antigua y suave que hablaba del tiempo en que el mar bañaba las costas con vapores rojos y los hombres lanzaban al combate nubes de insectos metálicos y arañas eléctricas.
ResponderEliminarRay Bradbury, Crónicas marcianas
"-Es usted un romántico sin esperanza -dijo Faber- Resultaría divertido si no fuese tan grave. No son libros lo que usted necesita, sino alguna de las cosas que en un tiempo estuvieron en los libros".
ResponderEliminarA veces los distópicos no son tan cenizos.
Un abrazo
Genial la cita, Fantoda. A ver si te gusta esta:
ResponderEliminar“Cielo vivo de enero
que no rebajaré en una metáfora,
desde la acera me asombras otra vez.
No te veré más hoy
cielo bellísimo.
Subo a mi cuarto sin resignación:
en los libros
tanto mar y jinetes
tantos cielos me esperan...”
J. M. Parreño, Fe de erratas, Diputación de Málaga, 1990, p. 77.
http://www.poesiadigital.es/index.php?cmd=critica&id=159
ResponderEliminarLo del formato me parece lo de menos. Me preocupa más la criba que se le supone a un medio o a otro, aunque no necesariamente sea así.
ResponderEliminarSaludos
Una de las ventajas de la edición digital es que su total ausencia de criba -salvo que una editorial, manteniendo el mismo esquema de trabajo, decida publicar también en ese formato, siguiendo mi recomendación, y algún editor me ha escrito ya comentándome que anda preparando un proyecto en tal sentido, lo que me congratula y me parece buena noticia para todos-, democratiza el hecho de la edición y la publicación literaria. Sí, veo venir -adelanto el argumento de algún reticente- grandes montañas de mierda, pero... ¿no las hay ya? ¿No pueblan todos esos libros seguramente no demasiado buenos las mesas de los editores, los buzones de correos, las cajas donde se agrupan los originales para los premios literarios? ¿Han sido ustedes jurados de premios? Yo sí, constantemente, y no se imaginan las oleadas de basura que llegaban a mi casa o a mi correo electrónico. La edición digital es una salida para todo eso, una salida más que digna y que encima no consume papel. Hemos mencionado el ahorro ecológico de este formato frente a los libros tradicionales, pero ¿calculan la cantidad de árboles que se funde todos los años el Premio Planeta, por ejemplo, o cualquiera de los grandes premios de novela que piden hasta cinco copias en papel de cada original presentado? (Ahorro otros comentarios al respecto. Hay años que, según datos filtrados, se presentan hasta 500 novelas a estos premios. Si multiplicamos por los 5 ejemplares que hay que presentar, obtenemos que el gasto en papel es equivalente al de una novela que apareciera publicada en rústica con una tirada de 2.500 ejemplares. Creo que hay 40.000 premios literarios en España...
ResponderEliminarVicente, estamos hablando de literatura, no del calentamiento del planeta ¿no?
ResponderEliminarCon afecto, siempre.
Justo de eso hablo yo, Logiciel: la buena literatura calienta el corazón, la mala calienta el planeta.
ResponderEliminarBuenos libros: edición tradicional + edición digital.
Malos libros: edición digital.
¿Quién decide dónde estará cada libro? Los editores tradicionales, que seguirán teniendo la llave de la imprenta.
Saludos.
Juan Carlos:
ResponderEliminarPero hablo del estilo del sms, no de códigos para dar soporte al lenguaje. El sms es simplemente texto, con cualidades opuestas al novelón decimonónico.
La literatura actual, herencia de la narrativa y poesía decimonónicas, se está desmoronando, por las nuevas formas de vida. Sólo tienes que llevar al extremo ese desmoronamiento: ¿qué saldrá de ello?
¿apretados paratextos sin gramática?
¿relatos formados por series de letras acompañadas de emoticones y toscas imágenes de móvil?
¿novelas micro-parcheadas y copipasteadas de mil textos y rincones de la red?
Todavía no se ha escrito una novela de "aventuras en la red".
Lamento discrepar, Manolo, pero la primera novela que se escribió sobre estas cosas, el Neuromante de Gibson, era una novela de aventuras "en" la red, cuando la red sólo existía en sus embrionarias y militares formas de Arpanet. De esa novela -no se olvide- viene todo el ciberpunk y toda la saga de Matrix, término con el que Gibson definió su visión del ciberespacio. Saludos.
ResponderEliminarYo no me preocuparía demasiado por eso - o sí, porque nada cambia nunca -. Si un editor ve que pescando algo en la red - o en la tele o en la radio- y poniéndolo sobre papel puede recuperar de sobras su inversión lo hará, como siempre. Pero no es de eso de lo que hablamos, espero.
ResponderEliminarGracias por la cita (me parece un intercambio justo). Lo de los premios, mejor dejarlo; lo bueno de la mierda es que acaba desapareciendo (aunque también corremos el riesgo de "kippelizar" el mercado), por eso, cuanto más efímera sea su existencia, mejor (hay textos que ni siquiera merecen pulsar una tecla). Por cierto, a mí me parece también muy romántico eso de moverse por la red, quizá se lo deba a mi gusto por lo pirata (me encanta robar cosas, sobre todo, si son materiales preciosos, como los libros). Un abrazo.
ResponderEliminarRuth
Hola, tenemos un blog donde publicamos cuentos de gente a la que le gusta escribir y leer cuentos Nos gustaría mucho que participases
ResponderEliminarhttp://100cuentos.blogspot.com
Vicente:
ResponderEliminarNo he leído Neuromante, pero cuando pensaba en "aventuras en la red" no pensaba en matrix y un mundo virtual de juego de ordenador de acción parecido al nuestro, sino en las simples vicisitudes o vida de un internauta, entrando en chats, visitando pornografía, peleándose, emocionándose, haciendo amigos en los blogs, teniendo relaciones amorosas en los chats etc.. con toda la gama de nuevas forma de emocionarse y relacionarse que estas cosas implican,... tomando contacto con el mundo a través sólo de las pantallas.
Eliminemos la realidad, y contemos sólo cómo se crean y rompen parejas, se ponen cuertos, se sufren engaños y traiciones etc...sin salir de las pantallitas de los móviles o del ordenador. Con todo el nuevo lenguaje, la nueva síntaxis y los nuevos estilos que implica eso.
Puede parecer aberrante, pero ¿no son ya las sesiones de internet y móvil, la realidad más real para mucha gente, y la única sociedad que se conoce.
Pues Manolo, siento contradecirte otra vez, pero eso también se ha hecho: puedes ver "La vida en las ventanas", de Andrés Neuman, o algún relato largo y un poemario completo de un escritor español de cuyo blog eres, afortunadamente, asiduo. Saludos.
ResponderEliminar¿Pero esos relatos, presentaban de manera radical un mundo autosuficiente, y no complementos a la vida y al relato normal?
ResponderEliminarEn fin, si se haya hecho o no, no es lo habitual, y estoy seguro que no de la manera extremada en la que lo he planteado, porque de momento sólo admitimos como literatura el texto narrativo-lingüístico-gramatical más o menos convencional. Pero habría que usar radicalmente las formas de comunicación digitales para imaginárselo.
Y ahora, ya sé, sientes contradecirme otra vez...jejeje
Si me dices dónde puedo encontrar tu texto procuraré leerlo.
Calentando motores. Una multiplicación opcional del sentido.
ResponderEliminarCinco copias.
Quinientos manuscritos.
Cuarenta mil premios.
Cien millones de naves sin puertos.
Un saludo.
--
c.m.
Bueno, el relato iba incluso más allá; imagina un futuro en el que ha desaparecido toda existencia vicaria y corporal, y las mentes se descargaron, mediante un programa de lectura digital de memoria, en la Red. De suerte que no hay un complemento de existencia, sino una existencia digital pura y eviterna. Se llama "Psiquia" y está en "Subterráneos", DVD, 2006. Saludos, Manolo.
ResponderEliminarVicente:
ResponderEliminarjejeje...tiene gracia el asunto.
¿Quieres decir que el ser humano ha encontrado la manera de traspasar "la mente personal" a un ordenador, y que ya no hace falta el cuerpo?..chico, eso es la inmortalidad.
Por otro lado, sigo sin ver ahí la nueva síntaxis o lenguaje de la red, que no tendría que ver con el lenguaje decimonónico que seguimos empleando, nosotros, los literatos tradicionales...jejeje.
No se trata de novelar sólo las aventuras en la red, sino de usar el propio lenguaje de ese mundo.
¿Has leído el cuento o sacas tus deducciones de lo que yo digo?
ResponderEliminarLo que tu me dices.
ResponderEliminarSólo tengo disponible -a pesar de la discusión sobre el fin del formato libro- tu novela "Las afueras", en una biblioteca.
¿No nos estaremos adelantando varios siglos, o un milenio, a ese fin del libro?
Yo no he hablado de fin del libro, sino de complementariedad de formatos. El libro tradicional no va a acabarse, ni mucho menos. Pero que nadie se engañe: el libro digital ha llegado para quedarse. Le llevará algunos años encontrar el soporte adecuado, pero desde luego yo ya no puedo estar sin él, por ejemplo. Me ha cambiado la vida lectora para bien. Saludos.
ResponderEliminarA mi también me la ha cambiado, pero no de la forma que te imaginas. En la pantalla de la cámara de fotos digital ¡se puede leer!. Sólo tienes que ir a cualquier biblioteca a "recolectar" los textos.
ResponderEliminarSí, algo me han dicho. ¿Cómo te crees que están en el Kazaa o en el Emule algunos libros de arquitectura tan grandes que no se pueden escanear? Yo por supuesto no lo sé, nunca me he descargado ninguno ;), me lo ha dicho un amigo...
ResponderEliminarYa. Te lo han dicho. El ingenio que tiene la gente.
ResponderEliminarY de eso, es curioso, pero en la típica discusión pública, nadie dice nada. Sólo se habla del "libro digital".
¿No habrá una realidad oculta, totalmente alejada de lo que los medios dicen, y los tiros van por otro lado?
A lo mejor el futuro son las bibliotecas públicas.
Todo el mundo tiene cámara digital.
Y no olvidemos que una ventaja muy importante de la edición digital es que nos permitiría a las personas ciegas leer libros de forma directa y en igualdad con el resto. Esperemos que pronto llegue.
ResponderEliminarY otra cosa: Yo como persona ciega, aunque a veces leo en braille, generalmente lo hago escuchando libros grabados o bien con voz sintética en el ordenador. Respeto a todo el mundo que vea la poesía de acariciar el libro pero yo creo que es cuestión de acostumbrarse y que se puede disfrutar de una obra literaria con independencia del soporte.
ResponderEliminarVaya, llego tarde a esta entrada, únicamente puntualizar que lo de Esquire es un hecho aislado, no se van a empezar a publicar así, de hecho tienen una vida limitada (funciona con pila de botón) y han tenido que trasportar los ejemplares en camiones frigoríficos para que durase más.
ResponderEliminarEl futuro de la lectura YA ESTÁ aquí, el problema es el precio de los medios, en cuanto tengamos un "iPod para libros" por 150€ todo el mundo lo tendrá y lo llevaremos a todos los sitios, las descargas de libros estarán a la orden del libro y tal vez los chicos no preguntarán el día siguiente en la escuela si han visto el último capítulo de Heroes o de How I met your mother, sino que si se han bajado la última novela de Dan Brown.
Por cierto, muuuy interesantes los últimos modelos de iLiad, iRex Digital Reader, sobre todo el Rex Digital Reader 1000SW: El modelo de gama alta, que añade a la pantalla táctil la conectividad a través de bluetooth y wifi. Su precio es de 699€ y finalmente no llevará 3G (su precio es prohibitivo, pero a lo mejor cae estas navidades).
Y echad un vistazo a este pequeño artículo http://tinyurl.com/4oltjo
ResponderEliminarhttp://www.elpais.com/articulo/sociedad/libro/hizo/movil/elpepusoc/20081007elpepisoc_1/Tes
ResponderEliminarMe parece muy interesante la "propuesta digital" para las editoriales.
ResponderEliminarY en cuanto a la tinta digital, me he quedado con el asombro ciego y el espanto mudo. No conocía su existencia (en esa inopia vivo).
Un saludo
Creo que la lectura si tiene mal futuro. No los libros, pero no soy editor, soy lector. Y no hablo de leer literatura (que es sólo un pequeño grupo), aun leyendo a Ken Follet (y esto no me parece tan distinto de ver House) en general somos incapaces de ver como presentando siempre a los justos y virtuosos triunfando sólos, asociaremos triunfo con algo justo y virtuoso que sólo se consigue de forma individual (adiós asociaciones de ciudadanos, agrupaciones de vecinos, sindicatos ...). O no parece machista que todos los conflictos los generen y resuelvan hombres (incluso puede llega a parecer lo contrario con poner doctoras). Somos incapaces de "leer" un simple periódico porque ya vimos las noticias en la televisión, sin posibilidad de pensar, y rellenamos lo que vimos: Bolivia malo, Venezuela malo.
ResponderEliminarSon ejemplos para ilustrar el mal estado de la lectura, que empieza por hacerse delante de un libro pero va más allá. Para mi implica pensar, reflexionar y ver que busca el narrador, entre otras cosas para que no te engañe. Leer sirve por ejemplo para saber que la fortuna del presidente de la editorial Planeta, Jose Manuel Lara Bosch, es de 1.774 millones, y que eso no es ni justo ni virtuoso. Para que la literatura enganche como una droga hay que saber leer, y no veo esfuerzos para que aprendamos.
Bueno, VIcente Luis, para que tengas algo que pedir a los Reyes, te lanzo dos enlaces:
ResponderEliminarhttp://www.irextechnologies.com/products/iliad
(esta cacharro tiene muy muy buena pinta,lo mejor del mercado actualmente, pero es carito...)
Aquí los hay más baratito, pero con menos funciones: http://www.leer-e.es/
Y este está muy bien en relación calidad-precio y además te da acceso a una biblioteca de clásicos...
http://www.papyre.com/portada.asp
Bueno, no llevo comisión en ninguno ¿eh? ;-) Todo esto es para decir que las conversaciones sobre el libro electrónico no son sobre si lo habrá o no lo habrá, sino sobre cuando acabará por extenderse... Para mí .E. y libro de papel son formatos complementarios y no es necesario que desaparezca nada: no desapareció la radio con la tele, ni la tele con Internet, y algunas tecnologías consideradas obsoletas vuelven (fíjense en la vuelta de los LP de vinilo...). No confundamos posibilidad con obligación.
El libro digital ganará la partida en diez años.
ResponderEliminarhttp://www.elpais.com/articulo/cultura/libro/digital/ganara/papel/anos/elpepucul/20081015elpepicul_1/Tes
Una encuesta entre un millar de profesionales sitúa en 2018 la superación del soporte tradicional - La censura en Turquía marca el inicio de la Feria de Francfort
G. ALTARES / C. GELI - Francfort - 15/10/2008
Nadie lo diría por la cantidad de camiones que ayer descargaban en la Feria de Francfort toneladas de esa mezcla de pasta de celulosa y tinta que ha formado nuestro mundo y que llamamos libros. Pero nunca hasta ahora el mundo digital ha tenido tanta importancia. La principal feria del libro del mundo, que se inauguró oficialmente anoche y que hoy abre sus puertas a los negocios durante cinco días, arrancó bajo la sombra de una encuesta a 1.000 profesionales del sector de 30 países cuya principal conclusión es que, dentro de una década, en 2018, los libros electrónicos en cualquiera de los formatos imaginables superarán en volumen de negocio a los herederos de la galaxia Gutenberg.
Por lo pronto, en la edición de este año de la feria, la 60ª, que cuenta con Turquía como país invitado y a la que tienen previsto asistir 7.000 expositores de 101 países y cerca de 1.000 autores -una cifra prácticamente idéntica a la del año pasado-, los libros clásicos no representan ya más que el 42% del volumen total frente a la avalancha de sus parientes digitales, DVD, audiolibros y los nuevos reproductores, con el Kindle de amazon.com y el lector de Sony a la cabeza.
El escritor brasileño Paulo Coelho, uno de los autores más populares, que recibirá hoy un homenaje en Francfort tras superar los 100 millones de ejemplares vendidos, aseguró en la inauguración de la feria que había empezado a predicar con el ejemplo y que colgó de su página web una copia gratuita de su libro más famoso, El alquimista, dado que, de todos modos, circulaba pirata por la Red. "El primer año, las ventas pasaron de 1.000 a 10.000 copias. El segundo, subieron hasta las 100.000. Hasta el día de hoy, he vendido 10 millones de libros en Rusia", señaló. "Durante 15 siglos, el libro tradicional ha demostrado ser insuperable. Pero los libros digitales están reclamando su espacio y todo indica que llegará un momento en que lo digital superará al papel. Pero se necesitan todavía unos cuantos años, lo que nos da -a los editores, autores y escritores- un tiempo precioso antes de que la Red nos alcance", prosiguió el autor.
Las cuatro principales conclusiones de la macroencuesta encargada por la feria revelan que los editores comparten el optimismo de Coelho, esto es, que la industria puede sobrevivir a la avalancha digital, aunque el cambio de escenario será brutal: la influencia de China en la edición digital se multiplicará por tres en los próximos años (actualmente, EE UU domina el mercado); los consumidores, Google y Amazon impulsarán el cambio digital; los e-libros superarán a los libros tradicionales en 2018 (según la opinión de un 40% de los encuestados, frente a un 30% que considera que esto nunca ocurrirá) y la venta de libros por Internet ha sido escogido el acontecimiento más importante en el mundo de la edición en los últimos 60 años, los mismos que cumple ahora la feria.
Sin embargo, la misma encuesta demuestra que todavía queda un largo camino antes de llegar a un industrial y voluntario Fahrenheit 451: el 60% de los editores no utiliza todavía libros digitales ni los nuevos soportes, y casi nadie (un 7%) cree que los e-libros serán su principal fuente de ingresos dentro de cinco años. Por lo pronto, los preparativos de la feria ofrecían ayer por la mañana una imagen surrealista: tres operarios descargaban con dificultad hacia el pabellón que ocupaba Alemania una linotipia, la misma imagen del pasado en una feria que se lanza hacia otra era y que en promoción empieza a cambiar la coletilla Book Fair por la de Media Fair.
Pero muchos editores compartían una preocupación mucho más terrenal: ¿En qué medida la crisis global puede llegar a afectar al sector del libro? De momento, algunos editores españoles consultados aseguraban que empezaban a notar una ligera bajada de ventas en los títulos de pequeña tirada, aunque la de los grandes nombres se mantenía. Por lo pronto, el director de la Feria del Libro, Juergen Boos, se mostró todo lo tranquilizador que pudo. "El sector del libro sigue sus propias reglas, incluso frente a una crisis financiera internacional", señaló. "Esto ha sido demostrado en un estudio de las principales editoriales alemanas. Aunque había tantos pesimistas como optimistas entre los que respondieron, la opinión mayoritaria era que la situación económica de los editores seguirá siendo consistente. Los libros parece que son muy resistentes a los ciclos económicos negativos, lo que deja claro el hecho de que son bienes necesarios, no de lujo".
Las cifras, una vez más, juegan a favor de Boos: el número de títulos expuestos (402.284) y el de nuevas publicaciones (123.496) es claramente superior a la pasada edición de la Feria de Francfort. En papel o en bit, la cosa aguanta.
--
c.m.
La edición en EE UU busca salida
ResponderEliminarLa crisis impulsa la adaptación del sector del libro a los esquemas del siglo XXI
BARBARA CELIS - Nueva York - El País 12/01/2009
Las bibliotecas estadounidenses bullen. Pocos lugares pueden presumir de tener más clientes en plena crisis económica, según cuentan periódicos locales de todo el país. Leer libros sin tener que comprarlos parece una sana manera de entretenerse en el universo de austeridad que millones de personas en todo el mundo han decidido autoimponerse.
Las bibliotecas estadounidenses bullen. Pocos lugares pueden presumir de tener más clientes en plena crisis económica, según cuentan periódicos locales de todo el país. Leer libros sin tener que comprarlos parece una sana manera de entretenerse en el universo de austeridad que millones de personas en todo el mundo han decidido autoimponerse mientras el temporal de despidos e incertidumbre arrecia.
En cambio, cadenas de librerías como Barnes & Noble o Borders, empiezan a sufrir la escasez de clientes. "Los sábados solíamos estar sobrepasados. Mira esto hoy, es un páramo. Y los que hay, se leen las revistas y los libros en la cafetería y se van a casa sin comprarlos. Estoy seguro de que la empresa va a empezar a despedirnos a nosotros también", comentaba hace unos días un empleado de una de las sucursales más céntricas de Barnes & Noble en Nueva York.
Los negocios no van bien en el mundo editorial. Esa librería, la más grande del planeta, con 40.000 empleados y casi 800 locales repartidos por todo Estados Unidos, lleva seis meses registrando una caída de sus ventas, que durante la temporada navideña encogieron un 7% respecto al mismo período del año anterior. Además, su cotización en Bolsa se ha devaluado a la mitad en apenas 10 meses. Uno de sus principales inversores, William Ackman Pershing Square Capital Management LP, acaba de anunciar la venta de todas sus acciones, y eso que aún no se han hecho públicas las cuentas de la empresa relativas al último trimestre, que no se auguran buenas.
Su principal competidor, Borders, la segunda librería del país, atraviesa una crisis aún más grave, con pérdidas continuadas a lo largo del año, falta de liquidez, acreedores pisándoles los talones y un bajón en las ventas navideñas del 12%. Tan mala es la situación que Borders se puso a la venta en primavera y ninguna empresa se atrevió a comprarlo. Para hacer frente a su propio caos se acaba de anunciar un cambio en su dirección, pero en el mundo del libro se rumorea que sus días están contados.
A esto hay que añadirle el goteo de despidos que han registrado todas las grandes editoriales estadounidenses, desde Random House, propiedad del grupo alemán Bertlesmann, a Simon and Schuster, del conglomerado CBS, o Harper Collins, brazo editorial de News Corporation. Hasta el mundo de las biblias, que en Estados Unidos son una importante referencia al tratarse del libro más vendido anualmente (25 millones de ejemplares en 2007), se prepara para el Armageddon: Thomas Nelson, la mayor editorial de contenidos cristianos del país, responsable del 36% de las ventas de biblias estadounidenses, despidió en noviembre al 10% de su plantilla.
Las ventas online en cambio, siguen subiendo, como demuestra el 17% de aumento que Amazon.com ha preanunciado respecto a sus resultados globales de 2008. Por eso hay quien asegura que el problema del mundo editorial no tiene ninguna relación con la crisis, sino con un sistema de negocio que se ha quedado obsoleto. "Los libros no suelen sufrir en tiempos de crisis porque son uno de los entretenimientos más baratos. El problema es que el mundo editorial hoy funciona de la misma manera que en el siglo XIX. Es muy ineficiente, así que esta crisis generalizada creo que nos va a venir bien para ponernos al día y adaptarnos al siglo XXI". Lo dice un veterano de las letras, Mort Janklow, uno de los agentes más poderosos de la industria neoyorquina, responsable de Janklow & Nesbit, donde están representados entre otros Tom Wolfe, Thomas Harris, Al Gore y Daniele Steele, entre más de mil autores.
Sus palabras no parecen descabelladas: mientras la música ha transformado radicalmente su modelo de negocio y el cine y la televisión comienzan a hacerlo obligados por los cambios que ha traído Internet, el mundo del libro se ha quedado rezagado. "Las editoriales no controlan la distribución y pierden mucho dinero por ello. Todo se basa en apuestas, en probabilidades, nadie sabe realmente cuántos libros imprimir o reimprimir y además las editoriales tienen que hacerse cargo de lo que esas librerías inmensas no son capaces de vender. Todo eso tiene que cambiar, sobre todo ahora que los pequeños libreros se han visto obligados a desaparecer", sostiene Janklow. En su opinión, las editoriales tienen miedo de los cambios que puede traer el mundo digital porque temen perder dinero. "Pero es que el negocio de la cultura nunca debería haber tenido como objetivo el ganar dinero a espuertas. Es ridículo gastarse millones en fiestas, viajes y cenas de lujo. Ahora todas las editoriales anuncian que se apretarán el cinturón. Normal. Lo absurdo es que vuelvan a despilfarrar cuando las cosas vayan bien. La cultura tiene que ser rentable pero no debería tener como objetivo el exceso", asegura un agente que consigue para algunos de sus autores adelantos millonarios. "Pero eso me permite que otros escritores menos conocidos al menos puedan publicar y vivir de su trabajo", se defiende.
Esos son los que más van a notar la crisis, afirma Janklow, puesto que las grandes editoriales no van a estar dispuestas a apostar por desconocidos. "Pero esto es sólo transitorio. Yo tengo mi propia teoría: en cinco años este negocio va a ser muy diferente. Y no va a ser el Kindle (el iPod de los libros) el que lo revolucione, me parece demasiado frágil. Yo creo que pronto se va a crear una impresora hiperveloz e hiperbarata que permitirá a la gente imprimir sus libros y encuadernarlos en su propia casa en cuestión de minutos. Y eso va a hacer que se pierdan muchos intermediarios por el camino".
Y como ocurre con muchas revoluciones, puede que sean precisamente los pequeños quienes introduzcan grandes cambios: esta semana la editorial escocesa Canongate Books anunció que digitalizará todo su catalogo -450 títulos- y comenzará a añadirle extras a sus libros digitales. Nick Cave va a publicar con ellos la novela The death of Bunny Munro, para la que el cantante australiano está además componiendo una banda sonora que vendrá con su ebook. Y la novela Homicide, de David Simon, creador de The Wire, también aparecerá en digital acompañada por entrevistas con el autor y protagonistas de la serie. Jamie Byng, de Canongate, lo ve así: "No nos limitamos a copiar y pegar el contenido online. Estamos usando el medio, ahí es donde están las nuevas oportunidades. Sería una locura no tomar en serio los cambios que ya se están produciendo. La industria de la música aún está sufriendo por no haberlo hecho a tiempo".