sábado, 13 de diciembre de 2008

Entrevista a editores independientes

Cada vez tengo más claro que una de mis obligaciones como crítico debe ser la defensa de la escritura alternativa, entendiendo por tal la escritura de alto voltaje literario no necesariamente experimental. También existen ciertos tardomodernismos exquisitos que son tan necesarios como difíciles de localizar, y por ese motivo necesitan toda la ayuda y difusión posibles. En consecuencia, creo que hay que defender a las editoriales independientes, que no sólo publican a este tipo de autores sino que, como luego veremos, sacan a las librerías los títulos que estos escritores alternativos necesitan para comenzar a escribir o para seguir escribiendo. Por ello aprovecho que están en la Feria del Libro de Guadalajara (México) los editores independientes agrupados bajo el sello Contexto, recientes Premios Nacionales a la Mejor Labor Editorial, para hacerles unas preguntas. Julián Rodríguez, el editor de Periférica, se ha quedado en España pero nos responde vía correo electrónico.

La primera pregunta sería en qué consiste ser un editor independiente. Rodríguez se pregunta a su vez: “¿’Independiente’ de qué? Conocemos buenos sellos editoriales que pertenecen a grandes grupos, y que publican, como dijimos antes, excelente literatura, o literatura a secas, sin pensar en la cuenta de resultados. Al menos sus directores literarios… En realidad, todos, de un modo u otro, dependemos de alguien: de nuestros banqueros, lectores, distribuidores, libreros, críticos… La única independencia está en tratar de elegir siempre qué vas a editar sin pensar en ellos… Nuestro propósito es, en ese sentido (y aunque, sinceramente, tengamos en cuenta todos esos factores), de una independencia total”.

Enrique Redel, de Impedimenta, responde: “Somos los más pillados por un montón de ámbitos: red de librerías, distribuidores a los que implicar, a los bancos (a los que perseguimos y que nos persiguen). Somos independientes, en el sentido de que tenemos la única y última palabra para elegir nuestros títulos, pero esa es casi nuestra única libertad”.

Diego Moreno, de Nórdica Libros, comenta: “tenemos un criterio para decidir los libros que editamos que nunca depende de la cuenta de resultados. No miramos si va a gustar al público o no. No publicamos cosas para pagar unas con las otras”. Para Redel, muchas editoriales compran los libros sin siquiera leer el libro, teniendo a la vista simplemente la cuenta de resultados de otras editoriales de otros países. “Eso me resulta impensable como editor”, añade. Moreno, que acaba de sacar en Nórdica una edición ilustrada de Bukowski, explica que: “mi colección de narrativa nórdica es ruinosa, pero desde el principio lo tuve claro: era un proyecto cultural, quería dar a conocer la literatura de esos países sin pensar en si vendían o no. Lo echaba en falta como lector. Hamsun me influyó muchísimo como lector, y quiero que otras personas tengan la oportunidad de sentir el mismo impacto que yo sentí al leer Hambre” (impacto que compartimos, por cierto, pues Hambre también me parece un libro imprescindible).

Enrique Redel acaba de publicar Estallidos y bombardeos, de Wyndham Lewis, con una traducción premiada de Yolanda Morató y prólogo de Juan Bonilla. “Lewis –comenta su editor– no tiene casi presencia en el mundo hispánico, y la persona de su autor es incluso tremendamente desagradable para muchos. Pero me gustaba su provocación y me lancé a difundirlo sin pensarlo. Apoyas libros de menos salida, con la confianza, quizá excesiva, en que los lectores los descubran, y se vuelvan rentables por su indudable calidad. Lo que me anima a publicar libros es que no suelo encontrar el libro que quiero leer en las librerías. No publico para hacerme rico, es obvio, en cuando a la elección lo que quiero es aportar es un punto de vista cultural aportando un libro que no está en este momento, un punto de vista estético que falta”. Luis Miguel Solano, de Libros del Asteroide, por su parte, sintetiza diciendo que editor independiente es: “aquel que intenta buscar un sutil equilibrio entre la calidad literaria de lo que publica y la exigible rentabilidad económica que necesita toda empresa para funcionar correctamente”.

Se suele reprochar a estos editores independientes su escasa apuesta por autores españoles, basada quizá en las escasas ventas que tienen. Pero ellos se defienden de esta acusación: “Lo que yo hago con los autores nórdicos –dice Diego Moreno– es lo que hacen otras editoriales con los escritores españoles. Para que haya buenos autores deben existir buenas traducciones, y uno de los papeles de las independientes es que facilitamos a los nuevos escritores libros que deberían estar a su disposición. No se puede ser buen escritor sin tener a mano a Gogól, a Kafka, a Pirandello, a Tolstoi, etc. Aportar cosas importantes para la sociedad es valioso pero, en el caso de los autores españoles, ya lo están haciendo otros”.

También el editor de Libros del Asteroide se defiende: “No creo que existan autores independientes: existen buenos y malos autores. Nosotros intentamos publicar buenos autores. En nuestro caso se nos podría acusar de no publicar autores españoles (es cierto con las excepciones de Chaves Nogales, Pla, Antoni Marí o Edmundo Paz Soldán). Lo verdaderamente cierto, al menos en el caso de Asteroide es que no publicamos originales en español, obras que no se habían publicado antes, las razones son varias: 1) que existen otros editores que seleccionan autores noveles mejor que nosotros, 2) que por originales de autores españoles que nos puedan gustar tendríamos que pagara anticipos muy superiores a los que pagamos actualmente por autores extranjeros. Dicho esto también me gustaría aclarar que esto tendrá remedio, que en los próximos años aumentaremos la cuota de ‘recuperaciones’ de autores españoles y que en el medio plazo comenzaremos también a publicar originales escritos en castellano”.

Enrique Redel dice que el caso de Impedimenta es diferente, ya que está deseando publicar autores españoles (como Andrés Ibáñez, a quien ha editado El perfume del cardamomo), pero se produce la paradoja de que los quiere publicar ya están en otras editoriales que les pueden pagar más. Los autores españoles que le interesan cobran más que los extranjeros importantes a los que traduce. Cree que la situación de la literatura española es muy buena, pero el mercado es más limitado de lo que parece, y los que llegan a un nivel son muy pocos, pero es difícil competir con las editoriales que los publican. “Si no publico autores españoles, es porque no puedo”.

Respecto a los noveles, coinciden todos en que es un riesgo publicarlos, pero también es difícil encontrar obras de noveles realmente sugestivas por las cuales se la jueguen. En eso tengo que darles la razón; la calidad de los noveles es muy irregular y hay que tener un estado de cuentas notable para lanzarse alegremente a la publicación de noveles.


Siempre suelo preguntarles a los editores el por qué de su actividad, los motivos de su vocación editora. Todos me hablan de pasión: “Una de las características es la pasión por los libros que publicas -explica Diego Moreno-. El criterio nuestro para publicar cada libro en concreto es subjetivo, pero al final aparece una coherencia entre colecciones. Otras veces te das cuenta que hay relaciones entre escritores que publicamos. Las lecturas de Lidell, por ejemplo, tienen mucho que ver con la línea editorial de Nórdica. De alguna manera, tu catálogo es la biblioteca de mucha gente, y esa es una de las cosas que te mueven. Cundo publicas algo que no tiene mucho sentido, el lector lo detecta y lo castiga”.

Para el responsable de Periférica, “Un editor es un lector apasionado y también un lector crítico. Un editor es alguien que ‘recomienda’, que quiere recomendar como apasionado que es, que quiere compartir, lo que leyó previamente (al menos, nosotros sólo publicamos aquello que hemos leído y disfrutado o pensado previamente; nunca contratamos a través del parecer de otros o de propuestas de agencias que no vienen acompañadas de un texto…)”. En el mismo sentido, Luis Miguel Solano añade: “Yo creo que sí, sin esa pasión es prácticamente imposible tener el empuje suficiente necesario para que una editorial funcione”. Para Enrique Redel, “lo que nos caracteriza es que somos enamorados de los libros. Una de las comidas más aburridas que he tenido en mi vida ha sido con una agente inglesa que no había leído ni a Burguess ni a Woolf. La energía se transmite. Para mí es imposible sacar un libro y venderlo sin que sea un libro que me haya emocionado como lector. Mi elección resulta coherente desde fuera, aunque a mí me parece muy diversa. Me gusta lo que dice Julián sobre la pasión, creo que es un elemento preponderante, y desde luego es mi caso”.

Diego Moreno dice algo que me hace pensar: “yo me niego a crecer, porque es imposible que me enamore al año de más de 15 libros. Creo que el tamaño de mi editorial es el de mi gusto lector. A partir de ahí, le estaría dando gato por liebre al lector”. Medio en broma, medio en serio, le digo que le recordaré esta frase dentro de diez años.

El día anterior se le había realizado a Manuel Borrás, el editor de Pre-Textos, el Homenaje al Mérito Editorial de la FIL, seguramente el reconocimiento más importante que puede recibir un editor en lengua española. En su discurso, Borrás recordó su ya célebre frase: “el catálogo de su editorial es el libro más importante de un editor”. Les pregunto por ella:

Para Diego Moreno, “es una de las frases editoriales más afortunadas de la historia, y más viviendo de Borrás, cuyo catálogo habla muy bien de él. El catálogo debe ser polifónico y coherente a la vez. Mario Muchnik decía que los malos libros hablan mal de los editores. Un mal libro editado es una errata terrible en el catálogo de uno”. Para Enrique Redel, “el de Borrás creo que es uno de los pocos modelos a seguir, porque publica con una tremenda valentía, que es lo que le caracteriza, sin plantearse cómo va a funcionar el mercado por sus libros, y eso se nota mucho a la hora de ver su catálogo. Abundando en su frase, viendo el catálogo de una editorial, puedes ver la vida de un editor. El catálogo es la biografía de una persona. Mientras que su obra, tus actos, sean tangibles, tu vida no muere. Como la vida de un editor suele tener unos efectos llamados libros, éstos son la expresión más depurada de la biografía”. Julián Rodríguez escribe: “El catálogo… Evidentemente, el catálogo de una editorial es su principal y único valor; su energía y su aval. Da igual el nombre, da igual el lugar o país desde el que edites, da igual tu ‘poder’ mediático o económico: para juzgar a una editorial lo único que hemos de recorrer son las líneas (los nombres propios, tanto los ‘sonantes’ como los poco ‘sonantes’o asonantes) de su catálogo. Y, sobre todo, la conjunción entre todos esos nombres. A todo esto algunos lo llaman ‘perfil’, me parece bien: el perfil de un rostro llamado editorial”.

Llega la inevitable pregunta sobre el libro electrónico y nuevas tecnologías. Aprovecho para comentar que Nintendo sacará en navidad una consola adaptada para la lectura de libros electrónicos, con lo cual ya no hay paso atrás: si Nintendo está interesada, es como si la Coca-Cola se interesa por un nuevo formato de botella.

Enrique Redel comienza diciendo que “vamos a disentir, pero yo soy un firme defensor del libro electrónico, que culminaría muchos de mis sueños más dorados. Creo que la tecnología digital del libro electrónico es insoslayable, y podemos o aceptarla o mirar hacia otro lado. Dicho esto, creo que le libro tradicional no va a desaparecer, que seguirá conviviendo con otras modalidades de edición, y tienen defectos que pueden hacerlos incómodos: pesan, cogen polvo, etc. Pero si pudiera tener una biblioteca digital que no cambie en 50 años, lo haría sin dudarlo. Creo que tendremos otras cosas que ahora no tenemos y que nos vienen muy bien”. Diego Moreno, en efecto, disiente: “no soy partidario, pero da igual. Creo que el libro electrónico va a funcionar muy bien. Creo que cuando esté bien hecho, con poca batería y con todas las funciones de un iPhone, por ejemplo, va a funcionar muy bien, porque el que ha cambiado es el lector. La manera de ver la música y la cultura ha cambiado y las cosas también, ya no se compran enciclopedias enormes. Los gustos del usuario/comprador cambian, y el e-book puede enriquecer mucho la experiencia del lector y complementarla. No son incompatibles con los libros tradicionales, porque pueden cumplir funciones o paliar necesidades diferentes”. Luis Miguel Solano dice que el libro electrónico es: “el futuro, aunque no tan cercano como muchos parecen pensar. Creo que tardaremos en llegar a ver la lectura en pantalla para la lectura de ocio, otra cosa distinta es para la lectura profesional, donde lo veremos mucho antes. Lo que tengo claro es que en literatura ambas formas de lectura (en papel y convencional) convivirán durante mucho tiempo”. Según Rodríguez, “creemos que hay cabida para la edición electrónica y para la ‘tradicional’ al mismo tiempo, pueden convivir. Incluso es posible que los sellos más ’artesanales’, que más mimen sus ediciones, tanto en lo formal y natural: la cola o el hilo vegetal de sus encuadernaciones, el papel respetuoso con el medio ambiente, etcétera, etcétera, como en el diseño o la ‘puesta en escena’, puedan sobrevivir mejor a esos cambios. Siempre hay espacio para lo vintage bien entendido… Y, por otra parte, quién no quiere tener cien libros, o quinientos, en un solo aparato: también me parece fascinante… Creo que lo ideal sería poder disfrutar de ambas opciones, que lo ‘digital’ o inmaterial ayude a lo ‘analógico’, como las nuevas tecnologías (adsl, tarifas planas de móvil, skype, ordenadores baratos, transportes urgentes con tarifas culturales…) nos ayudan en nuestro trabajo, tan tradicional (¿o no?), nos ayudan a ser editores…”.

Enrique Redel concluye: “auguro que el 90% del sector no va a saber reacciona a esto. Va a haber un nuevo tipo de editor. Espero que nosotros tengamos cintura, pero de hecho el sentimiento que más capto en otros editores es que creen que el suelo desaparece bajo sus pies”.


.

20 comentarios:

  1. Gracias por el esfuerzo, Vicente. Muy gratificante compartir tertulia con estos editores y contigo. Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Aprovecho para comentar que Nintendo sacará en navidad una consola adaptada para la lectura de libros electrónicos, con lo cual ya no hay paso atrás: si Nintendo está interesada, es como si la Coca-Cola se interesa por un nuevo formato de botella.


    Primera noticia que tengo sobre el tema, ¿qué consola? Como no te refieras al DSi... pero no confundamos términos: una cosa son dispositivos capaces de leer ciertos formatos y otra cosa aparatos con pantallas de tinta electrónica. Y de una cosa a otra... hay un abismo.

    Por otro lado Nintendo nada tiene que decir en este tema ni es un referente en el mundo (por mucho que los americanos sigan llamando a sus videoconsolas "Nintendo" -como aquí llamamos "Play", aunque me temo que se está perdiendo-), otra cosa sería si fuera otro tipo de empresa.

    Y hablar del iPhone en una respuesta sobre los libros digitales... es absurdo. Los lectores digitales apenas gastan batería (la gastan en la medida que uno lee) y no necesita "mil opciones" como puede tener un terminal avanzado como el iPhone (y que en realidad no es tan avanzado ni tiene tantas opciones), ya existen en la actualidad... el último de iLiad tiene Wifi (finalmente no 3G) aunque su precio es algo elevado.

    El libro electrónico es el futuro, falta reducir el precio de los lectores y difundir el / los formatos y la forma de obtener (por medios legales) los libros (no, Amazon no me sirve) y sí, convivirán con el libro tradicional porque si un libro te gusta lo compras por 20€ pero si no te hace especial ilusión y lo puedes tener por 0.99€ en formato digital y llevártelo a todos los sitios contigo.... está claro qué vas a hacer.

    ResponderEliminar
  3. Gracias por esta entrevista, Vicente.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  4. Creo que ya hay un cartucho para Nitendo DS con 100 clásicos de la literatura anglosajona. Un saludo

    ResponderEliminar
  5. Hola, Vicente, sólo un apunte sobre el terreno que piso, aprovechando tu post. Alrededor del cuento, aunque no en exlusiva, están apareciendo nuevas editoriales independientes, casos de Tropo, Salto de Página y Gens, entre otras.

    ResponderEliminar
  6. Yo, como lectora, sólo puedo agradecer a estas editoriales el rescate de los libros que, de no ser por ellas, jamás conocería. Pero me pregunto -soy una ignorante- qué diantres hay que hacer para que las bibliotecas públicas se hicieran eco y adquirieran estos libros tan importantes literariamente. ¿Es tan difícil eso? ¿por qué sólo se puede encontrar en una biblioteca -hablo de bibliotecas municipales con cierto peso- libros comunes, literatura convencional, revertes, zafones o follets?

    ResponderEliminar
  7. Ay, Esther, has dado en el clavo. Casi prefiero no saber por qué. Si es por ignorancia de los bibliotecarios, malo. Si es porque los bibliotecarios dicen que esos son los libros que piden los lectores, y ellos lo permiten en vez de orientar a los lectores hacia otras lecturas, peor.

    Juan Carlos, conozco Gens, la lleva un buen amigo del blog, pero las otros dos sólo me suenan. A ver si me llevo algo de ellas en navidad para el desierto. Gracias por la pista.

    Saludos a todos.

    ResponderEliminar
  8. Vicente: yo te recomiendo algunos para empezar (gente nueva y aseada):

    "Manderley en venta", de Patricia Esteban Erlés, finalista del último Premio Setenil al mejor libro de cuentos publicado en España, en Tropo.

    "Como una historia de terror", de Jon Bilbao, premio Ojo Crítico de Narrativa, en Salto de Página.

    De Gens, te recomiendo dos: "Parábola de los talentos", de varios autores, y "Nosotros, todos nosotros", de Víctor García Antón.

    ResponderEliminar
  9. "Parábola de los talentos" lo tengo, me lo envió Sergi Bellver. Estaré a la caza de los otros dos. Gracias por las pistas, Juan Carlos.

    ResponderEliminar
  10. Interesante post en el blog "El vuelo del Alción", de Francisco Javier Jiménez:

    lunes 15 de diciembre de 2008
    La burbuja editorial

    El sector de la edición en España hace ya tiempo que muestra unos síntomas preocupantes en cuanto a la insostenibilidad de sus modelos. Un alarmante estancamiento de la demanda, una sobresaturación de oferta, cuentas de resultados menguantes, una ineficiente gestión de los modelos de negocio y el corsé del precio fijo, llevan a pensar si no ha llegado el momento de proceder a una reconversión del sector en toda regla. Leía en el blog de Javier Celaya que las ventas de libros en octubre en EEUU han descendido un 20% en la edición impresa, mientras que la edición digital había aumentado el 73%. Ante estos datos, hace tiempo hubiese pensado en una situación coyuntural, pero ahora es evidente que se trata de algo estructural y de implicaciones profundas. Y no sólo por el impacto de la crisis económica, sino que el nuevo paradigma digital y la tecnología disruptiva que conlleva está produciendo un efecto tsunami en el sector del libro.

    En este sentido, otra entrada de hace unos días en el blog de Joaquín Rodriguez afirmaba: “estoy por pedir un plan de rescate para el sector editorial similar al que las grandes compañías automovilísticas de Detroit han pedido al Presidente”.



    Hay que tener en cuenta que la más que previsible llegada masiva de lectores de libros electrónicos en unos meses va a coger con el pie cambiado a los editores, y antes que la burbuja se pinche y estalle, sería necesario ir reconvirtiendo una industria y unos modelos de negocio que son económicamente insostenibles. La digitalización masiva de contenidos es la vía de salida alternativa para el sector. La irrupción de mercados emergentes en estos soportes se constituye en la hoja de ruta de la edición. Seguir diciendo vade retro al paradigma digital es abocar al sector a una reconversión absolutamente traumática, en un plazo de tiempo mucho más cercano de lo que el establishment del sector imagina. Negar la evidencia empírica es una actitud temeraria.
    Manuel Gil

    Links:
    http://fcojavierjimenez.blogspot.com/2008/12/la-burbuja-editorial.html

    http://www.ereads.com/2008/12/economy-tanks-print-sales-sink-e-books.html

    Espero que os interese. Saludos.

    ResponderEliminar
  11. La lucha por la vida.

    Es un tema como otro cualquiera, pero tengo la impresión de que mucha discusión de este tipo tapa o esconde a los verdaderos protagonistas: las obras.

    Publicar, publicar, publicar... pero nadie habla de este o aquel libro que recrea tal o cual mundo o personaje inolvidable.

    Hay una gran discusión en el mundo sobre las ventas, los formatos, sobre la crisis, sobre el pirateo... todo lo cual tapa que a lo mejor deberiamos estar hablando de tal o cual personaje, de tal o cual recreación dramática estupenda con los nuevos Hamletos, las nuevas Bovaries o los nuevos Comalas.

    En el fondo, ¿no se ha desplazado completamente la fascinación por la literatura, a la fascinación por ver quien consigue publicar o vender y todas la condiciones que rodean esa posibilidad?.

    ResponderEliminar
  12. Manolo, que digas eso en este blog, donde raramente se habla de nada más que de las obras... De todas formas, no pasa nada por tocar estos temas de vez en cuando. Son parte de la realidad, y también es importante que existan canales de distribución justo para esas obras que reivindicas. Entiendo. Saludos.

    ResponderEliminar
  13. Un amigo mío trabajó un tiempo en una biblioteca pública y, según me contó, lo que ocurre es que el encargado de adquisiciones no suele tener ni idea de qué adquirir. En las bibliotecas suele haber un buzón para que los usuarios pongan títulos de libros que "aconsejan" que se adquieran. Prueben a rellenarlas y verán cómo, ante su sorpresa, muchos de ellos acaban llegando. El encargado de adquisiciones de las bibliotecas suele respirar aliviado cuando recibe esas tarjetitas que le indican qué debe adquirir...

    ResponderEliminar
  14. Lo que yo decía: prefería seguir en la ignorancia... Esperemos que los farmacéuticos sepan qué recetar, y los médicos diagnosticar. Saludos.

    ResponderEliminar
  15. Bueno, no lo digo por este blog. No pretendo censurar estas discusiones, pero abundan y quizás puedan extraerse otros sentidos más allá de ellas.

    Esta vez, en esos comentarios de los editores, aquí y allá se nota esa angustia de conseguir publicar, vender etc... pero no noto tanto una angustia por descubrir.

    El autor quiere publicar, se queja a mansalva, le agobia, ...pero no le agobia la idea de que a lo mejor su obra no vale un pimiento. Los editores, igual: les agobia no vender, no poder sacar alguna obra, tener un catálogo, pero no tanto tener que publicar cosas malas.

    Ha cambiando el enfoque psicológico sobre la literatura; antes quizás se entendía como la genialidad de crear y ofrecer un personaje inmortal; ahora es la genialidad de... “consigo publicar y vendo libros, y por lo tanto, soy escritor”.

    Por tanto no se habla nunca de esos personajes “inmortales”, se habla de publicar, publicar y más publicar. “Publicar” se llama la angustia que respira el mundo de la literatura actual.

    ResponderEliminar
  16. Lo cierto es que ya es preocupante que tengas esa sensación. De todas formas, yo hablo mucho con escritores y, si te sirve de consuelo, hablamos bastante de personajes, de estructuras, de ritmos, de propósitos, etc. También nos enviamos nuestras obras para pedirnos opinión unos a otros. Se habla de publicación y hasta de dinero, bien, para qué negarlo; pero de su trabajo y del sueldo habla todo el mundo, ¿no? A ver si los escritores vamos a ser cuerpos gloriosos y almas puras. Quien lo sea, que tire la primera piedra. Pero en serio, Manolo: hablamos y nos escribimos mucho sobre estas cuestiones textuales y artísticas. Para mí, como para ti, son las fundamentales. Abrazos y gracias.

    ResponderEliminar
  17. Me parece bien que lo suavices, y no digo que no sea como dices. Abajo los fundamentalismos.

    Ahora bien, si te digo en secreto lo que me parece a mi... ¿qué más da si se publican o no muchos libros? ¿si los jóvenes pueden publicar o no? etc etc..? ... o si uno es escritor, ¿qué coño importa que te publiquen tu libro o tengas muchas dificultades o no ganes dinero con ello?.... ¿qué importa si no se vende el puñetero libro?

    Si lo que escribes es muy muy bueno, tarde o temprano se lo mostrarás a alguien y acabará llegando, sin tener que hacer de la publicación la razón de tu existencia. La angustia debe estar en el escribir, y en crear día a día.

    ¡Al lector qué le importa el sector editorial!...¡qué le importa la epopeya del publicar!??

    El lector es sólo lector. ¿No estamos asistiendo a una transvaloración de las razones que mueven la literatura?.

    A estas alturas, como lector, te digo que yo sólo quiero poder leer obras muy buenas que llegarán a abrirse paso sólo por su calidad; no me interesa la avalancha de productos “quieroserescritor”.

    ¿No es esta la verdad desnuda?


    Aquí un artículo de ayer:

    http://www.elpais.com/articulo/opinion/Costumbres/tribu/elpepuopi/20081215elpepiopi_4/Tes

    ResponderEliminar
  18. Un poco tarde aquí, pero bueno, qué más da. También yo me refiero a eso de las editoriales independientes en una entrada que acabo de colgar en mi blog.
    Saludos, Vicente

    ResponderEliminar