tag:blogger.com,1999:blog-36905558.post5764023904123092408..comments2024-01-23T18:10:50.311+01:00Comments on Vicente Luis Mora. Diario de Lecturas: Arte y tachadoUnknownnoreply@blogger.comBlogger5125tag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-27392823225457183622019-03-20T19:56:27.718+01:002019-03-20T19:56:27.718+01:00Pues me parece una iniciativa interesante, don Ant...Pues me parece una iniciativa interesante, don Antonio. Enhorabuena por la idea. Un atento saludo.Vicente Luis Morahttps://www.blogger.com/profile/02645684920765729611noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-10657081255500820432019-03-18T22:57:00.629+01:002019-03-18T22:57:00.629+01:00No sé leerá este comentario, porque su entrada es ...No sé leerá este comentario, porque su entrada es antigua. Pero le informo de un experimento con alumnado de 1º de Bachillerato de un centro de la provincia de Sevilla. Creo que podría interesarle, porque incorpora un matiz no exento de importancia: la escritura colectiva. Le paso el enlace: https://pvenelauladefilosofia.jimdo.com/material-de-y-para-el-alumnado/trabajos-del-alumnado/libro-tachista/<br />Estoy a su disposición para cualquier aclaración al respecto.<br />Saludos y enhorabuena por su trabajo.un profehttps://www.blogger.com/profile/14893658751648390641noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-56620651780012987352015-04-28T22:35:35.896+01:002015-04-28T22:35:35.896+01:00En efecto, Adolfo, la cuestión del tachado nos lle...En efecto, Adolfo, la cuestión del tachado nos lleva a preguntas fundamentales sobre todo arte, incluido el literario: cómo entender la legibilidad, hasta qué punto es necesario el sentido, en qué grado podemos llegar a aprehender ese sentido -si es que existe-, de qué forma podemos hurtarlo, aclararlo o clausurarlo. En otro lugar del texto cito a Juan Martín Prada, quien recuerda que “la idea de una cierta ‘ilegibilidad’ de la obra de arte no debe identificarse (…) con la de la imposibilidad de su lectura”. Hay creo que reside el desafío del tachado, el guante que nos lanza como lectores, el hecho de saber -como dejas caer en tu comentario- si el texto dice más o dice menos por estar tachado, y de qué modo. Son preguntas que me parecen sugerentes; miro todas esas páginas negras en el tablero de Pinterest y siento una punzada, un estímulo, un empujón a pensar que pocas páginas legibles pueden darme. Esto no las hace mejores. Sólo más conflictivas, más problemáticas, y por eso caigo -fatalmente- una y otra vez en ellas. <br /><br />Un abrazo y gracias por tu comentario, Adolfo.Vicente Luis Morahttps://www.blogger.com/profile/02645684920765729611noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-27085818987693337922015-04-28T20:34:02.650+01:002015-04-28T20:34:02.650+01:00Y continúo. La tachadura no es una tachadura en el...Y continúo. La tachadura no es una tachadura en el fondo, sino una forma de trazo pictórico, una semantización del trazo que se vuelve signo, que anhela convertirse en letra, que quiere dejar de ser "pictura" para convertirse en "poesis". Para mí, este es el sentido de la entidad que Mitchell denomina imagentexto. Una caligrafía es un texto en el cual sus grafías son formalizadas para ser interpretadas como pintura, en tanto que un cuadro, como muchos de los que incluye tu artículo, son pinturas cuyos trazos son formalizados por el artista para ser interpretados como textos.<br /><br />No es que nosotros, como achacaba Curtius a Gombrich y Panofsky, convirtamos la imagen en un texto, sino que la pintura se comporta como un texto por tratar de superar su condición de icono medieval y buscar la poeticidad del símbolo. Así nace la pintura moderna, con Leonardo y su Tratado. Los cuadros renacentistas dejan de ser meros iconos medievales para convertirse en poesías visuales de pleno derecho. <br /><br />Lo que podemos achacarle o agradacerles, según se mire, a los artistas contemporáneos es haber convertido la artes plásticas en poesía pura. Evidentemente, la invención de la fotografía tuvo buena parte de culpa en que los pintores buscasen desesperados un nuevo camino para su arte al arrebatarle su condición de ficción de los ojos (ya no hablemos en el momento en que lo digital entra de lleno en el campo de las artes plásticas). <br /><br />Lo mismo ocurrió en su día con la poesía épica después de Cervantes y de la lírica después de Lautréamont-Rimabud-Mallarmé. <br /><br />A partir de ese momento sólo hay dos opciones: o tachar o imitar. Sólo hace falta ir a la ópera o al ballet para percatarse de ello.<br /><br />Un placer como siempre,<br />AdolfoAnonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-36905558.post-89200579612241394502015-04-28T20:29:32.965+01:002015-04-28T20:29:32.965+01:00Interesante artículo. Y muy muy original, Vicente ...Interesante artículo. Y muy muy original, Vicente Luis. <br /><br />Me ha llamado mucho la atención la cita de Blumenkranz, pues define la esencia de la crítica posmoderna: "la disolución y abolición de las formas". Pero ¿cómo expresar un concepto sin una formalización del mismo? La conclusión de Blumenkranz incurre en una contradicción, a mi parecer. ¿Qué es la tachadura sino precisamente una formalización artística de un concepto? <br /><br />Me recuerda esto a Richard Yates de Tao Lin, obra en la que la tachadura de la retórica, la reducción de la literariedad ya no a un grado cero, sino a un grado negativo de la literatura, a una antiliterariedad, es al mismo tiempo una forma nueva de literariedad: escribir mal es una nueva forma de escribir poéticamente; es significativa por el mero hecho de que formaliza un sentido, una intención, una orientación lógica que deconstruye el significado de escribir, porque escribir, tanto retórica como antirretóricamente, es una forma siempre de escribir mal, de escribir desviado, de escribir en atención a una idiosincrasia que no poco o nada tiene que ver con la comunicación entendida como una economía del lenguaje. <br /><br />Lo mismo sucede, a mi parecer, con la tachadura. Sería, por lo tanto, un signo que anula precisamente la cadena diferencial de significados que defendían autores como Derrida pero también De Man, o ese otro decir del que habla Heidegger que desborda el decir en sí mismo -he aquí la clave del posmodernismo-. Pero ¿cómo hablar de la existencia de otro decir cuando nada escapa al decir, pues si escapase al decir, he aquí la contradicción de Heidegger y toda la posmodernidad, no podríamos siquiera decirlo? El arte es la formalización racional de una irracionalidad. Si el arte fuera un signo irracional, es decir un signo cuyo sentido es capcioso, ambiguo, inconsistente, inestable, diferencial, tal y como pretende la posmodernidad, ni siquiera lo entenderíamos. <br /><br />A lo que voy. Si precisamente podemos hablar de la tachadura en términos racionales es porque el artista lo convierte en un signo lógico-formal de una irracionalidad (el impulso de destruir el arte); el artista le otorga un significado poético a un signo convencional como la tachadura, una connotación nueva de la tachadura como realidad semiótica que es fijada por la mera formalización de su sentido como signo pictórico mediante una recurrencia o una isotopía (tautología para los borgeanos) que lo convierten en un motivo artístico (pos)moderno, tal y como tu artículo refleja magistralmente.Anonymousnoreply@blogger.com