Un poco escamado por la tardanza en reponer el Amazon Kindle, y también por el hecho de que no se puedan leer documentos subidos por el usuario, le he hecho caso a Bydiox y me he comprado el Sony Reader. Como además los editores españoles me están comenzando a enviar los libros en pdf, con las galeradas definitivas, para evitar la tardanza del correo hasta estos lares, pues necesitaba algo para no quemarme las pestañas leyendo en la pantalla del ordenador. Así también evito tener que llevar siempre conmigo el ordenador portátil en los viajes.
Lo he probado hoy y es bastante cómodo, ligero y manejable. No cansa leer en él, y se puede aumentar el tamaño de letra. Caben 160 libros (1600 artículos), y se le puede ampliar la memoria. Se pueden dejar marcas de lectura, pero por desgracia, y a diferencia del Kindle, no se pueden hacer anotaciones, lo que obliga a llevar además un pequeño cuaderno y algo para escribir. Eso sí, se puede escuchar música con él, con lo cual no hace falta llevar iPod o MP3. Esto no va a acabar con el libro, pero me ahorrará espacio en la biblioteca, desde luego. No sé cuánto cuesta en España, donde todo cuesta -ahora me doy cuenta- inexplicablemente caro, aquí sale por 299 $, unos 170 euros al cambio.
Puede que alguien se pregunte la utilidad que para un escritor o para un lector normal puede tener este aparato. Para el escritor me parece obvio: puede llevar sus propios libros consigo, para corregirlos; también puede llevar las pruebas de imprenta para las inacabables revisiones.
El lector normal puede conseguir en Internet (mi abogado me recomienda no recomendar aquí los sistemas P2P, como Emule o Kazaa), gratis y legalmente, multitud de artículos o libros en pdf, de los que puede guardar copia en el Reader. En concreto, es muy fácil encontrar clásicos literarios cuyos derechos de autor ya han caducado. Del mismo modo, en las páginas web de numerosos escritores, como quien les escribe, se puede encontrar a a veces artículos, reseñas o incluso libros descatalogados, en algunos casos. Todo ese material, pesado para leer en la pantalla, puede leerse en lectores digitales de este tipo. También pueden seleccionarse artículos largos de periódico en Internet y cargarse en el aparato, después de copiarlos a word. Se ahorra papel, fotocopias, y el engorro de llevar en lo alto el periódico.
¿Admite imágenes?
ResponderEliminarMe alegro que te hayas decantado por algo alternativo al dichoso Kindle (y si mis insistencias sobre todos los defectos que tenía han servido para algo, me alegro :P). El SR es un buen lector (creo que calidad / precio el mejor) aunque para el que se pueda permitir 650€ el iRex iLiad es bastante superior.
ResponderEliminarY llevo un rato buscando... y mis sospechas eran acertadas, no se vende en España, al menos desde la web oficial de Sony España no. Pero por lo que he visto cuesta unos 300€... sí, aquí todo es mucho mucho más caro (¿por qué nadie respeta los 1.4$ que cuesta cada euro? ...)
Ahora tengo una duda: ¿lee páginas web? Lo digo porque sería bastante cómodo descargarte, por ejemplo, la Cervantes Virtual completa y tenerla en tu SR... Aunque siempre nos quedará copiar y editar un .doc, claro.
Yo creo que has hecho una buena compra y que seguramente en un par de meses ya no puedas vivir sin él. Eso sí, si no te gusta espero que también lo cuentes.
Saludos.
Sí admite imágenes, Fram, aunque todas se verán en blanco y negro, claro. Trae tres incorporadas como muestra.
ResponderEliminarNo se pueden leer páginas web, Bydiox, el funcionamiento es bastante limitado. Pero creo que no hay que pedirle peras al olmo: es un "lector", no un "intérprete", ya lo daba por hecho al comprarlo. Imagino que pronto habrá sistemas maravillosos, pero no puedo esperar tanto, porque si no me habré quedado ciego cuando salgan esos adelantos... Saludos y gracias por tu valiosísimas recomendaciones.
Esto me perece maravilloso: Posible...
ResponderEliminarMe encantaría que asi fuera y que no tuviera un alto precio.
Apostillas, eso me recuerda a
ResponderEliminarhttp://tinyurl.com/32t9mq (inglés)
http://tinyurl.com/yuqgak (español)
Pero aún estamos muy muy lejos de eso, aunque la tecnología avanza que da gusto... por ejemplo la tecnología Active Glass: http://tinyurl.com/39gjg8
El futuro está aquí.
Me parece útil para los casos que ha citado el amigo Vicente, pero no creo que termine desbancando al formato tradicional libro ni mucho menos como he oido a alguno... ¿acaso la aparición de la televisión desbancó a la radio?.
ResponderEliminarImagino un futuro en que ambos formatos convivirán, uno por su comodidad (llevar unos 100 libros en un aparatito no es moco de pavo), y el otro por el fetichismo y el encanto y... la belleza, como no.
¿Con toda la publicidad que vamos a ver de Nocilla era necesraio que usted se repitiese? ¿no podía haber congelado otra obra en su nuevo jueguecito?
ResponderEliminarPara anónimo: hombre, no sea usted quisquilloso. Es el primer libro que me han enviado en pdf con las galeradas definitivas. Si hubiera puesto un documento de word mío, hubiera dicho que me doy al autobombo. Y le advierto que todavía ha de salir aquí una larga "reseña-entrevista" (un formato nuevo, que estoy probando) sobre Nocilla Experience. Es que soy así de pesado y Agustín me está pagando lo más grande. Su contrato con Alfaguara me incluye como crítico de guardia. Saludos.
ResponderEliminarDebo reconocer que de ustedes me ha decepcionado las palabras aquellas que les hicieron nobles. ¿Literatura al margen? Veo que no, pues con Alfaguara, Prisa, el Instituto Cervantes, Anagrama, et alii, el proyecto nocilla ha perdido dulzura. Lamento que todos los ingenios acaben tan mal, vendidos y revendidos. Madre mía, luego se quejaba usted de autores consagrados y del caso que les hacen las editoriales. Veo que todos ustedes al final se han vendido al dinero y a la fama, y eso que el poder no les iba a cambiar. Lo siento, pero me han decepcionado.
ResponderEliminarQuerido Anónimo, me gusta que considere ya a Berenice (que es donde publicamos Eloy Fernández Porta, Jorge Carrión, Mario Cuenca, y un modesto servidor, sus libros) una gran editorial, se lo diré a su editor. Y preguntaremos a nuestro banco dónde están nuestros ingresos millonarios por nuestros libros, porque a lo mejor somos así de despistados y no los hemos visto. Respecto a la fama, me he venido a venir aquí porque, en efecto, la gente me paraba por la calle, las mujeres me lanzaban su ropa interior y tenía que esconderme de los paparazzi.
ResponderEliminarLa de tonterías que tiene uno que aguantar, madre mía.
No se enfade, si le paraban por la calle usted sabrá a quien debe algo, ha hecho algo... Los motivos pueden ser muchos. Los deberes pocos. Está claro, y es el fondo de aquella cuestión, que el proyecto suyo, la “nocilla”, ha perdido “dulzura". Lamentablemente ahora el aval es distinto, e insisto: Cervantes, Anagrama, Alfaguara... Se han subido a la moto del poder y han traicionado sus principios, aquellos que les hacían presumir cuando todo esto emergió. ¿No ve que no hay que hablar antes de tiempo, hombre de Dios? Ahora usted, por sus méritos, que no los discuto, dirige el cotarro desde su sillón de Alburquerque. Enhorabuena, pero fresco-fresco el pescado, al menos ya, no es. No señor. ¿Tonterías dice?
ResponderEliminarVamos a ver, buen hombre. La conciencia de escribir desde el margen no se tiene por qué diluir cruzada cierta frontera. Vamos a ver si me explico. Las tres novelas del proyecto Nocilla de Agustín FM están escritas desde 2004. Las tres. Esta que ha salido en Alfaguara y la que salió en Candaya. Sé de buena tinta que Mallo no ha cambiado (ni le han sugerido cambiar) ni una sola coma de "Nocilla Experience". Bien. Ahora le hago una pregunta: ¿si hubiera salido (el mismo libro, repito) en Candaya, ¿sería mejor libro? ¿acaso no es el mismo?
ResponderEliminarSigamos. Si lo de Anagrama va por quien creo que va, tuve la oportunidad de escuchar una parte de sus próximo libro en una conferencia; le aseguro que su tono, estilo, "marginalidad" en tanto que discurso colocado en las afueras del discurso al uso y potencia crítica seran los mismos o mayores que el libro anterior que esa persona ha publicado en Berenice.
Por mi parte, tengo sobre la mesa algunas (no muchas, pero algunas) ofertas de grandes editoriales. Mire a ver dónde aparecen mis dos próximos libros. Y luego vuelva a escribir aquí, y repita, si puede, eso de que nuestra literatura ha perdido frescura y que nos llama la fama.
La condición francotiradora de nuestros libros, señor mío, no depende de dónde aparezcan publicados. La literatura de las afueras es un estado de la mente. Y desde él escribimos.
La falta de frescura, la putridez de los perjuicios, muchas veces están en los ojos de quien mira.
No sé si me explico. Usted siga en sus trece; nosotros haremos lo mismo. Seguiremos escribiendo igual de salvaje y libremente que hasta ahora. Publiquemos donde publiquemos.
Saludos.
Por favor, ¿alguien puede explicarme que esto del Chiki-chiki? http://es.youtube.com/watch?v=Y_NFpzAtJcg
ResponderEliminarDe verdad que la han elegido para Eurovisión? Siempre he tenido la impresión de que era un festival muy friki, pero no sé si nos hemos pasado de entusiasmo participativo...
El chiki chiki es el resultado de en lo que se ha convertido la cultura española. Y habrá más sorpresas, seguro. Frikilandia es así: canciones, literatura, política. Veo que me ha entendido, qué mejor ejemplo define la “nocilla”, amigo.
ResponderEliminarBuen hombre, el friki es usted, no lo dude. Pero está comenzando a caerme simpático, de tan disparatado. le ruego que no se vaya, quédese con nosotros. Su compañía es exótica y suave, como la de los peces de colores.
ResponderEliminarVolviendo al tema del libro electrónico, más sugerente, me ha gustado mucho este comentario de José Ángel Barrueco en su blog:
ResponderEliminar"Ampliando horizontes
Hay algo que sí me atrae del libro electrónico, y lo explicaré ahora. Pero ignoro si se ha inventado. Si no se ha inventado, no tardará mucho, desde luego. Lo he notado leyendo libros contemporáneos que aluden a canciones, escenas de películas e incluso videoclips o anuncios. Pongamos por caso “La Fortaleza de la Soledad”, de Jonathan Lethem, “Windows of the World”, de Frederic Beigbeder, “Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay”, de Michael Chabon, “Norwegian Wood”, de Haruki Murakami, “Apuntes autistas”, de Alberto Fuguet, o “Nocilla Experience”, de Agustín Fernández Mallo. En todos ellos se citan canciones, cómics, pasajes concretos de películas, anuncios o extractos radiofónicos.
Pues bien, leyéndolos, uno echa de menos esos extractos, esas escenas y esos temas musicales. Es decir: cuando en un libro se alude a otro libro, por ejemplo a una novela, a un clásico, el autor incorpora algunos fragmentos. Leemos un trozo de “Moby Dick” dentro de otra novela contemporánea y ya sabemos de qué está hablando el autor. Aunque no conozcamos la prosa de Melville, el escritor anota un pasaje en concreto y todos tan felices. Muchos autores incorporan a sus libros las fotografías, los bosquejos, los billetes de tren escaneados (pienso en W. G. Sebald, primero). No es que la imagen pueda superar al texto, sino que lo apoya, ayuda a la comprensión e incluso certifica que es cierto lo que el autor cuenta: esos billetes de tren en los que Sebald deja claro que sus viajes no son imaginarios, sino que estuvo presente en esos sitios remotos de los que habla. Lo que no pueden hacer, sin embargo, estos autores, es ofrecernos la magia de una canción o de una escena de una película. Por muy superior que sea la literatura, no es lo mismo que te describan “A Day in the Life”, de The Beatles, que escucharla (si nunca antes la has oído); lo cual sería raro, lo de no haberla oído nunca, pero el ejemplo sirve para bandas menos conocidas. Leyendo esos libros arriba citados, y otros tantos, conozco la mayoría de las referencias y alusiones. Pero no todas. Hay canciones, o cómics, o películas, que no he escuchado, leído ni visto. Leída la referencia, a menudo detengo la lectura y buceo en internet para ponerme al día: buscar las canciones, los cómics o las películas. Una vez iniciado el proceso de búsqueda, una vez encontrada información en la red, vuelvo a la lectura.
Sería deseable manejar un libro electrónico y que, en vez de leer la letra de una canción a la que aluden en la historia y que escucha el protagonista, pincháramos un vínculo y sonara el tema en mp3. Que, llegados al momento en que en tal o cual novela se cita una escena de una película, hubiera inserto un vídeo en el que, al pinchar, viéramos la reproducción. O la posibilidad de ver un anuncio. Pero lo mejor serían las canciones. Hay libros con banda sonora incorporada (los de Murakami), es decir, que el autor recoge innumerables temas y habla de ellos y acompañan al narrador, pero nosotros no podemos oírlos, salvo que nos levantemos a buscar en nuestra discoteca el tema en cuestión. A lo que me refiero es a leer un libro como si fuera un blog, pero sin ser un blog. Sé que con el Kindle o con el Sony Reader se pueden leer blogs y acompañar cada párrafo con vínculos, videoclips del YouTube y canciones en mp3. Pero no hablo de blogs. Hablo de libros electrónicos, preparados ya por el autor desde el origen. Es decir: leerse “Norwegian Wood” acompañado de las canciones que suenen en cada momento, incorporadas por el propio Murakami. Sí, me figuro que es muy costoso en cuanto a los derechos. Pero imaginen qué placer."
http://www.kankel.net/