No quise casarme con ella. Así que todo terminó en la graduación,
como se veía venir, y ella se marchó, creo que a España, con su título en
literatura comparada; una chica alta y preciosa, de ojos oscuros, y no mucho
después estaban en el correo las fotos de su boda. El novio no sólo era
científico cognitivo, incluso se me parecía físicamente. Así que cuando me
escribió unos pocos años después para decirme que le abandonaba supe que todo
había terminado entre nosotros.
E. L. Doctorow, Andrew’s
Brain (2014)
*
Recibí su libro. Desde que lo abrí
hasta que lo cerré he reído sin parar. Lamentablemente, no pude leerlo.
Groucho Marx,
a otro humorista que le envió un libro.
*
Ello no puede ser motivo de sorpresa si
tenemos en cuenta que tuvieron que pasar varios siglos antes de que se pusiera
en funcionamiento un servicio postal regular, y que cerca de dos siglos después
el Lord Chief Justice, sir Matthew Hale, quien creía a pies juntillas en la
brujería, condenaría a la telegrafía por considerarla una invención del diablo.
Bram Stoker, Famosos impostores (1910)
El viejo K***, marido tierno y
amoroso, mas padre desmemoriado, solía preguntarle a su mujer: “Dime, querida,
por favor, ¿quién es el padre de nuestro hijo pequeño? No logro acordarme.
Otras veces: “Me acaba de venir a la cabeza el nombre del padre de nuestro
hijo, el segundo”.
P. A.
Viázemski
*
José Luis
Cuerda, del filme Amanece que no es poco
*
Adorné la habitación con flores, que bajaba a coger por la noche,
y no me las comía ni nada.
Marie
Darrieusecq, Marranadas (1996)
*
El señor Rowe apenas se había vuelto para dar cuenta de su
decepción, cuando el carirredondo hombre de negro (Colerigde) entró y disipó
todas las dudas sobre el asunto al comenzar a hablar. No dejó de hacerlo
mientras estuvo allí; ni lo ha hecho desde entonces, que yo sepa.
William
Hazlitt, Mi primer conocimiento de los
poetas (1823)
*
Basta ya, señores, que hay víctimas. Han matado ustedes al digno
señor López. Basta, por Dios. Ahora veo tambalearse al honorable señor
Meléndez. Basta... Soy el juez de campo. No disparen más, caballeros... El
honor ha quedado a salvo. Lo aseguro yo. Soy el único superviviente.
Wenceslao Fernández
Flórez, sobre los duelos
*
—Diógenes—respondió Pantagruel—, queriendo un día distraerse,
visitó a los arqueros que competían en tiro al arco. Entre ellos había uno tan
torpe, imperito e inhábil que, cuando le correspondía disparar, todos los
espectadores se apartaban por miedo a que los hiriese. Tras haberlo visto una
vez disparar con tanta perversidad que su flecha cayó a más de una vara de la
diana, al segundo disparo, cuando la gente se apartaba bien lejos, a un lado y
otro, Diógenes corrió a colocarse de pie, contra el blanco, afirmando que aquel
lugar era el más seguro, porque el arquero antes heriría otro lugar que el
blanco, siendo el blanco lo único que quedaba al resguardo del disparo.
François
Rabelais, Pantagruel (1564)
*
Hammer era tres años mayor que Beard [...] Aunque
caminaba arqueado, como un vaquero cansado de la silla, todavía jugaba al
squash y recorría solo con una mochila las altas tierras. O decía que lo hacía.
Después de pasar un tiempo en su compañía, Beard a menudo se imponía una dieta
que duraba muchas horas.
Ian McEwan, Solar (2010)
*
Toda afirmación de importancia ha sido dicha antes por alguien que
no la descubrió.
Whitehead
*
El lado suburbano de Dios me desagradaba, y su retrato, en el
manual del catecismo, aumentaba el desagrado: un señor hirsuto, encaramado en
una nube y sujetando relámpagos en la mano como los electricistas, al cual
nadie, con un poco de sentido común, abriría la puerta si lo encontrase de pie
sobre el felpudo. Era imposible imaginarlo en la sala con mi familia: las
visitas entrando en un torbellino de besos efusivos, dando con ese vagabundo
desharrapado, la turbación de mi padre
-Le presento a Dios, señora Ángela
el vagabundo que se
levanta de la nube con un asomo de delicadeza inesperada, extendía una palma
inmensa dudosa que obligaba a las visitas a limpiarse disimuladamente con el
pañuelo, a pasar de la tarde en compañía de un ser extrañísimo que, en vez de
hablar, endilgaba profecías en un lenguaje laberíntico, se jactaba de haber
dejado morir a su propio hijo, se despedía
-Hasta mañana si yo quiero
Antonio Lobo
Antunes
*
¿Noé construyó un arca y salvó a todas las criaturas de Dios en 40
días, y Paul Haggis no puede hacer una película en 65?
De la serie Entourage (2006)
*
Una tarde me encontré a Carlina; estaba más llenita y pensé, como
todos en la colonia, en un embarazo de tres meses. Nada de eso. Amira me contó,
con sádica precisión de cosmetóloga, que le habían encontrado una lombriz en
los intestinos. Había sido flaca gracias a la tenia enroscada en su cuerpo.
¿Podía haber algo más aberrante que un organismo? La antigua Carolina, la que
tuve dormida en mis brazos, me pareció deseable y repugnante. ¿No hay modo de
saltarse las flemas, los vómitos de hiel, los cuerpos descompuestos?, me
pregunté al entrar en la Facultad. En comparación con tantas especialidades
donde hay glándulas y secreciones, la oftalmología se alzaba como una
abstracción fascinante donde las mujeres no eran esbeltas gracias a una víbora.
Juan Villoro,
El disparo de argón (1991)
*
Nadie debe leer un artículo sobre el que campee la estirada e
insoportable I, que indica que detrás de aquél vendrán otros...
Wenceslao Fernández.
Flórez
*
Ella, como buena telefonista, me
dijo que sí.
Ramón
Irigoyen
*
Está ofendido, no logra hacerse
oír ni por el hombre más tonto del mundo.
Elías
Canetti, Hampstead (1994)
*
La resistencia del maestro, sin embargo,
debía ser escasa, ya que [...] se cansaba él antes de pegar que Oliver de
recibir. Este alumno, por cierto, acabó sublimando su masoquismo con la
creación de una librería especializada en poesía, operación mediante la que
consiguió arruinar a varios familiares y amigos, comenzando por él mismo.
Vicenç Pagès
Jordà, Los jugadores de whist (2009)
*
Un miembro escribió una obra de
teatro titulada El hombre que aburrió a
todo el mundo [...] La obra considera el dilema de un hombre al que siempre
que abría la boca para hablar se le decía que era un tostón. Por fin, el hombre
en cuestión se aprovecha de su idiosincrasia exhibiéndose en un escenario como
“El Mayor Aburridor del mundo”, pero la policía prohíbe el espectáculo porque
la muchedumbre que hace cola para adquirir entradas demuestra que su
aburrimiento es un fraude, si es capaz de interesar a tanta gente.
B. F. Skinner, Walden Dos (1948)
*
A veces sucedía que alguien, al
visitar a la señora Jitrovó por la mañana, se la encontraba estirada en la
cama. Mientras, azorado, el visitante buscaba con los ojos un sitio para
sentarse, oía decir: “No, en esa butaca no, es de Pushkin; no, en ese sofá no,
es de Zhukovski; no, en esa silla no, es la silla de Gógol. Sentaos en mi cama,
es el sitio de todos”.
Serena
Vitale, El botón de Pushkin (1999)
*
Al final del segundo acto, el
muchacho preguntó con tono respetuoso a Pushkin -quería impresionar
favorablemente a su ídolo, darle a entender que ya conocía y frecuentaba les gens du métier- si tendría el placer
de volver a verlo en el miércoles literario del escritor X. “No frecuento ese
tipo de casas desde que soy un hombre casado”, le contestó.
Serena
Vitale, El botón de Pushkin (1999)
*
En cuanto a vivir, los sirvientes
pueden hacerlo por nosotros.
Villiers de
L'isle-Adam
Gracias
ResponderEliminarGracias.
ResponderEliminarGracias, Vicente. ' Poliantea ' amerita ser un libro.
ResponderEliminarGracias, Vicente. ' Poliantea ' amerita ser un libro.
ResponderEliminarGracias, Vicente. Excelente florilegio.
ResponderEliminarMe quedo con Villiers, que no es tanto un buen escritor de narraciones como un gran escritor de frases.
Gracias, Darío. Con esa idea nació y lo he venido "escribiendo" durante veinte años. Pero pensé que era un buen regalo para los lectores para celebrar los 15 años de Diario de lecturas. Habrá una entrega al mes durante todo 2020.
ResponderEliminarUn abrazo.
La frase de Villiers ("En cuanto a vivir, los sirvientes pueden hacerlo por nosotros") sin su contexto, a mí me parece que no tiene mucho sentido. El personaje de la obra de teatro ("Axël", incabada) se la dice a su amada Sara, después de que hayan decidido suicidarse juntos, para no traicionar sus sueños, que no pueden realizar: "Accepter désormais de vivre ne serait plus qu'un sacrilège envers nous-même. Vivre ? les serviteurs feront cela pour nous".
ResponderEliminarLe agradezco la precisa contextualización, Pablo. Un cordial saludo y gracias por visitar esta página.
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