lunes, 10 de agosto de 2009

Bellatin en el New York Times


Me ha encantado ver a Mario Bellatin destacado en la página de artes del New York Times de hoy. Aparece fotografiado en un salón de belleza de México D.F., con una sugerente prótesis en el brazo derecho que no le conocía; cuando le he visto en persona llevaba una menos barroca. La que lleva en la foto parece indicada para abrir la puerta del Taj Mahal. La presencia de Bellatin en este suplemento, anunciando la traducción al inglés de su fantástica novela Salón de belleza me parece una buenísima noticia, no sólo por lo que supone en sí que un escritor hispanoamericano experimental, nada fácil, inquietante, en las antípodas de la literatura comercial, pueda aparecer en el Times, sino por el hecho mismo de la traducción, algo poco frecuente en un panorama editorial muy reacio a versiones de otras lenguas. Por este motivo, creo interesante traducir alguno de los párrafos del artículo. Para mi gusto, varias veces lo he dicho, si hay tres narradores en castellano vivos e imprescindibles, Mario Bellatin sería uno de ellos. O dos o tres.


Un narrador travieso con ojos y oídos para lo inusual
Larry Rohter, NYT 10/08/2009, p. C1-C6

“Hace algunos años el novelista Mario Bellatin acudió a uno de esos congresos literarios locales [se refiere el autor a México D.F.], en los que los escritores son invitados a hablar de sus autores favoritos. Incapaz de elegir, inventó un escritor japonés llamado Shiki Nagaoka y habló, con aparente convicción, acerca de cómo Nagaoka le había influenciado, completamente seguro de que la broma iba a desenmascararse durante el turno de preguntas y respuestas.
Por el contrario, el público le acribilló con peticiones de información sobre Nagaoka, quien se suponía portaba una nariz tan inmensa que le impedía comer. De este modo el señor Bellatin (pronúnciese en inglés Bay-yah-TEEN) decidió extender la broma y escribió sin demora una falsa biografía –completada con extractos de sus obras, fotos y bibliografía– titulada Shiki Nagaoka: una nariz de ficción.
A lo largo de toda Lationamérica los lectores se han acostumbrado a esperar este tipo de salidas de Bellatin, 49 años, que ha emergido durante los últimos años como una de las principales voces de la ficción experimental en castellano. Con un puñado de novelas escritas desde 1985 no ha jugado sólo con las expectativas de lectores y críticos, sino que ha torcido el lenguaje, la trama y la estructura hasta adaptarlos a sus misteriosos propósitos, de maneras a veces tan inquietantes como desconcertantes.
“Con Bellatin nunca se pisa terreno firme”, es el modo en que lo expresa la crítica Diana Palaversich, y Bellatin asiente: “para mí la literatura es un juego, una búsqueda de formas para atravesar las fronteras”, dice en una entrevista realizada en un parque próximo a su estudio, acompañado de los dos perros que son su constante compañía. “Pero en mi trabajo las reglas del juego son siempre obvias, las tripas están expuestas, y puedes ver lo que se está cocinando”.
Aunque fue premiado con una beca Guggenheim en 2002 y ha participado en encuentros con escritores y talleres en los Estados Unidos, Bellatin es poco conocido en el mundo angloparlante. El primero de sus trabajos en traducirse fue Damas chinas, un conjunto de tres nouvelles aparecido hace apenas dos años, y Salón de Belleza, otra novela corta de 1994, va a ser publicada por City Lights Books esta semana.
[…]
Varias novelas de Bellatin, Shiki Nagaoka y Salón de belleza incluidas, se centran en personajes cuyos cuerpos están desfigurados, deformes o afectados por alguna enfermedad de transmisión sexual incierta o fluida. Esta es la razón por la que Palaversich, que escribió la introducción a un reciente compendio en español sobre la obra de Bellatin
[1], le compara no a otros escritores latinoamericanos sino a cineastas como David Cronenberg y David Lynch o pintores como Frida Kahlo. “Cada una de sus novelas cortas forma parte de un gran universo narrativo bastante hermético, coherente y plausible, y en el que los cuerpos anómalos son la norma”, dice Palaversich desde Sidney, donde enseña Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Nueva Gales del Sur. “Él desnuda su espacio ficcional de cualquier referencia concreta o reconocible geográfica o culturalmente, y lo que queda es una fragmentación tanto de cuerpos como de textos, un enigma que deseas descifrar”.
El propio Bellatin ha perdido parte de su brazo derecho, como resultado de un defecto de nacimiento con el que juega, del que se aprovecha y que agradece en su trabajo “escribiendo con mi cuerpo entero”. Él bromea acerca de que “mi mano izquierda no sabe lo que hace mi derecha” […]
“La gente suele decir, con no poca razón, que toda la mejor literatura de ficción viene de alguna herida, a partir de alguna distancia que es necesario establecer entre un escritor y la normalidad”, dice el novelista y crítico Francisco Goldman, amigo de Bellatin. “En el caso de Mario, la herida es literal y viene con toda clase de matices psicológicos y con dolor, y parece relacionado con la sexualidad y el deseo; el deseo de un cuerpo completo […]”
En sus novelas más recientes Bellatin ha buscado desvestir y allanar su prosa conservando su afición por lo bizarre […] Una próxima Biografía ilustrada de Mishima, sobre el escritor japonés que se suicidó en 1970, contará la historia de “lo que le sucedió al escritor desde que su cabeza fue cortada”, ha declarado.
“Desvarío laborioso y empobrecedor el de componer vastos libros”, remarcó Jorge Luis Borges en el prólogo a Ficciones, su más conocida recopilación de cuentos breves; “mejor procedimiento es simular que esos libros ya existen y ofrecer un resumen, un comentario”. Aunque es ésa una estrategia que Bellatin ha utilizado a veces, tanto él como sus admiradores huyen de tales comparaciones.
[…]
Como síntoma de su creciente reputación internacional, Bellatin ha firmado recientemente un acuerdo de varios libros con Gallimard, el prestigioso sello galo, que exige que sus próximos libros sean publicados en francés antes de que aparezcan en español en Latinoamérica. Como siempre, el autor tiene pensado aprovechar la oportunidad para seguir haciendo travesuras, retraduciendo la versión francesa al español. “El escritor es siempre el último que llega a la fiesta, el último en divertirse con la actividad literaria, que puede ser un via crucis tan aburrido como placentero”, se queja. “Quiero leer mi propia producción y quedarme atónito, ser capaz de leerme como si yo también fuera un lector que se acerca a mi propio texto por primera vez”.
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Nota
[1] Creo que el autor del artículo se refiere al prólogo de Palaversich a la Obra reunida (Alfaguara México, 2006) de Bellatin.

6 comentarios:

  1. Mario Bellatin es uno de los mejores escritores mexicanos en la actualidad. Pero sí, es dificil, en ocasiones su obra hay que leerla dos veces, o más, para comprenderla lo mejor posible.

    Te recomiendo a otro escritor mexicano excelente: Enrique Serna.

    Que bien la traducción, gracias.

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  2. Hay gente que se gana que sus predilecciones, manías, gustos o vaivenes se transformen en referencia para otros. Hoy mismo me hago con algo de Bellatín.

    Un saludo,
    Igor

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  3. Para mí, lo mejor de Bellatin es Salón de belleza. Cuando mejor escribe es cuando se olvida de que tiene que escribir como Bellatin, es decir, cuando no pretende ser "vanguardista" o "excéntrico" a la fuerza. Cuando se quiere hacer el malo o el posmoderno parece un César Aira pervertido. ¡Ah!, y una joyita: "Biografía fantasma".

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  4. Que bien que tradujiste ese artículo, primero lo vi en salonkritik, yo sigo a Bellatin hace mucho. Es un escritor desafiante que siempre te enfrenta a algo nuevo. tu blog está muy bien, lo voy a añadir a mis favoritos.

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  5. Gracias, anónimo. En efecto, es muy desafiante pero merece la pena volver a él una y otra vez.

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  6. Creo que de los textos más hermosos y perturbadores de Mario Bellatin es Demerol: sin fecha de caducidad, una reescritura de su trayectoria como autor en homenaje a Frida Kahlo que acompaña a las fotografías de Graciela Iturbide en El baño de Frida Kahlo.

    Saludos cordiales.

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