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El excelente libro de relatos The King Is Always Above His People de Daniel Alarcón, traducido y publicado este año por Alfaguara, puede servir como hilo conductor de lo que ha pasado en 2010, por su curiosa variedad interna. Incluso puede ser útil para hacer referencia a lo que ha pasado en esferas no totalmente literarias. Pongamos un ejemplo: en la página 165 leemos “¿En qué año se jodió Estados Unidos?”, obvio homenaje a Mario Vargas Llosa, que ha sido nobelizado este mismo año. El autor de Conversación en la catedral sigue siendo una alargada sombra para los autores peruanos más jóvenes, e incluso un peruano que escribe en inglés y que tempranamente su fue a vivir a los Estados Unidos como Alarcón tampoco parece estar del todo ajeno a su influjo, como también puede confrontarse aquí. Y otro ejemplo extraliterario más: que las dos últimas frases del libro sean “Y por supuesto, nadie sabrá nada, señor presidente. Éstos son secretos de Estado” (p. 167), después de lo que ha ocurrido este mismo mes, parece un admirable ejercicio de presciencia y sorna de Alarcón. En todo caso, lo de los secretos de Estado y los tejemanejes del poder descritos a lo largo del libro puede ser un nexo de unión con Point Omega (Scribner, 2010) de Don DeLillo, el libro de este año que más me ha gustado, y del cual hice una larga reseña en mi blog.
Los relatos de Alarcón son diferentes entre sí, aunque tienen algunos temas y obsesiones comunes; son esos atractores o nodos los que lanzan puentes hacia otros textos que he leído este año, aunque no todos se han publicado en 2010. Hablando de puentes, “El puente” es uno de los mejores relatos de El rey siempre está por encima del pueblo y, es también uno de los mejores que he podido leer en los últimos tiempos. Alternando espacios y temporalidades, sumergiéndose en los abismos familiares a la vez que en los problemas de las grandes urbes latinoamericanas, es un relato a medio camino entre las tradiciones hispánica y estadounidense, algo que la crítica ya ha destacado en la obra del peruano-norteamericano. Esta mezcla estructural de culturas sociales hace que pueda verse una relación entre este volumen de cuentos y la antología poética Malditos latinos, malditos sudacas, publicada por Ediciones El billar de Lucrecia (México, 2009), con selección y prólogo de Mónica de la Torre y Cristián Gómez B. No es casual que los antólogos se hagan una pregunta latente en el libro de Alarcón, escrito en inglés pero lleno de referencias a la cultura del Perú y a sus lenguas: “qué puede significar el concepto de ‘lengua materna’ (…) en esta primera década del siglo veintiuno” (p. 10). La pregunta es respondida con no poca contundencia en los poemas incluidos en la antología, que van desde las panlenguas de Rodrigo Toscano (“Jeu inventin lingascem mascarem / teu sep correzcur solascment / meu importamen madrizcem teup correzciremp solascmentarim”, p. 235; puede verse aquí una entrevista donde Toscano explica sus razones poéticas y políticas para la creación de sus neolenguas) o Gabriela Jauregui (“Encore: un dos tres e s o n o e s tangled tango á trois angled mango á moi set off twice, thrice-Auxilio Socorro and La Inmortal, tres tristes tigresas reman y reman y remo es un ramo”, p. 124), cuyos juegos interlingüísticos nos recuerdan a los de Cabrera Infante, a la alternancia idiomática (poetas como el mexicano José Molina, que escriben algunos poemas en inglés y otros en español), pasando por quienes se plantean en sus problemas el bilingüismo o nuevas formas intermedias entre el inglés y el español, como el spanglish o el code switching ( “¿No es eso de code switching una manera demasiado elegante de llamarle?”, Román Luján, p. 159; “hablaremos como los bilingües, / adorando a un toro”, Jaime Rodríguez Matos, p. 217). Esta antología no es sólo útil para saber el estado de cierta poesía latina en los Estados Unidos, sino también para ver cómo está evolucionando el español en distintos lugares, mezclándose con otras lenguas y mutando creativamente.
Volviendo al libro de Alarcón, ya se ha destacado sobre él que en casi todos sus relatos aparecen personajes que se resisten al poder o que se niegan a seguir la senda marcada por su entorno, su familia, su época o sus circunstancias. En ese sentido me ha recordado a La luz es más antigua que el amor (Seix Barral, 2010), de Ricardo Menéndez Salmón, que para mí ha sido uno de los libros más importantes del año. También en el inclasificable libro de Menéndez Salmón encontramos a tres personajes, tres pintores, que se oponen como pueden a la dictadura de lo marcado, o a la marca de la dictadura. Hablando de dictadura, también es el tema de Tres ataúdes blancos (Anagrama, 2010), de Antonio Ungar, una novela excelente ambientada, como la narrativa de Alarcón, en un país latinoamericano indefinido, aunque el de Ungar al menos tiene nombre: Miranda. Algunos relatos sueltos de Alarcón me han recordado a otros libros: “El vibrador” me ha traído a la mente el excelente libro de cuentos de Roberto Valencia, Sonría a cámara (Lengua de Trapo, 2010), ambientado en el mundo del porno; “Los miles”, por su extraña lógica, casi de fantasía, me ha recordado a la novela del argentino Rodrigo Fresán, El fondo del cielo (Mondadori, 2009), que leí a principios de año y que me pareció también una maravillosa introspección entre lo fantástico y lo realista, lo posible y lo imposible. La tensión experimental del relato “El juzgado” de Alarcón, escrito con una sola frase, me pareció guardar semejanza con la escritura en fuga y los ritornellos continuos de Los fantasmas del masajista (Eterna Cadencia, 2009), de Mario Bellatin. El modo en que las cosas que no se dicen son más importantes que las que no se dicen (“ojalá él hubiera podido leer mi mente”, p. 131) en El rey siempre está por encima del pueblo me ha recordado al valor latente de las cosas por decir, así como a la importancia del lenguaje en la construcción de nuestras relaciones sociales, que es son dos de los hilos conductores de Ojos que no ven (Anagrama, 2010), la breve y valiosa novela de J.Á. González Sainz, que recupera en esta obra algunos temas ya presentes en sus imprescindibles obras anteriores. El protagonista de “El presidente idiota”, un actor que malgasta su escaso talento primero en el teatro y luego en la televisión, hizo recuperar a mi memoria los terribles caracteres de la novela Los muertos (Mondadori, 2010), de Jorge Carrión, una de las novelas más provocadoras y atractivas de este año. El niño que intenta sobrevivir como puede en “República y Grau”, haciendo de lazarillo de un ciego corrupto y luchando contra el entorno hostil de la pobreza, me ha traído a la mente los niños devastados de la banlieu parisina que intenta comprender Diego Doncel en Mujeres que dicen adiós con la mano (DVD, 2010), su última y comprometida novela. Y, para terminar, La parte de “El Puente” relativa a los intérpretes telefónicos tiende pasadizos a la novela glocal de Douglas Coupland Generation A (Scribner, 2009), que entre sus cuatro personajes describe uno muy acertado que trabaja como teleoperador telefónico en una empresa británica deslocalizada en India.
Deslocalizado, o localizado en varias culturas, abierto y múltiple, el libro de Alarcón me parece un volumen logrado de relatos, con algunas piezas maestras y una interesante lectura del ruido de fondo de nuestra época. Como todo lo demás citado, es de lo mejor, y no es poco, que nos deja 2010.
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(Relación del crítico con Alarcón y Alfaguara: ninguna. Con los editores de Malditos latinos, malditos sudacas, ninguna. Con Ricardo Menéndez Salmón tengo buena relación, y Seix Barral ha editado mi último libro. Con Roberto Valencia y Lengua de Trapo, ninguna. Con Rodrigo Fresán tengo relación cordial, ninguna con Mondadori. Con Bellatin cruzo algún correo electrónico, con con Eterna Cadencia no tengo relación. Con González Sainz tengo trato cordial, ninguno con Anagrama. Con Jorge Carrión, buena relación, de su editorial ya he hablado. Con Diego Doncel mantengo buena relación y con DVD también, editaron mi primer libro de cuentos en 2006. Con Coupland, DeLillo y Scribner, por desgracia, no tengo ningún trato).
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Hola, muy interesante el post, felicitaciones desde Argentina!
ResponderEliminarInteresante la manera en que vas relacionando unos con otros, como si estuvieran conectados o se hubieran puesto de acuerdo para esribirlos....como siempre, tomo nota
ResponderEliminarPAQUI
Quisquilloso exigente recuerda la falta de líneas azules al final de post (relación con editoriales, etc...). Quisquilloso exigente también incide en que no conoce a ningún otro crítico que lo haga y por eso celebra tanto su actitud ética y responsable para con la crítica.
ResponderEliminarSin ánimo de ofender saluda un lector agradecido, aunque quisquilloso.
Glups!!!! Estimado Quisquilloso, te agradezco muchísimo, no imaginas cómo, el recordatorio. Tienes toda la razón, el único motivo es que, como sabes, llevo como mes y medio sin colgar crítica y pura y simplemente se me había olvidado el detalle, distraído y enfadado por otras cosas tan tontas como que no he podido ajustar bien el tamaño de la fotografía. Tienes razón. procedo a corregirlo de inmediato.
ResponderEliminarPor favor, no dejes de venir por aquí y no dejes de ser quisquilloso. Yo intento serlo conmigo mismo de continuo, pero a veces cometo errores y está bien que me los recriminen. Es un lujo tenerte por aquí, gracias de verdad. Un cordial saludo.
después de Niza. Gracias
ResponderEliminarHola.
ResponderEliminarQue sepas que voy directo a la librería a pillarme el Punto Omega, por desgracia no está en ninguna biblio de Madrid. Has despertado a mi gusanillo consumista con ese "el libro de este año que más me ha gustado. La larga reseña la leeré cuando termine de leer el libro.
Este blog es un lujo; no sé si me lo puedo permitir.
Saludos.
Vicente, ¿No harás un post sobre tus mejores lecturas del año? Saludos.
ResponderEliminarCarlos B.
¡acabo de hacerlo!
ResponderEliminarBueno, yo hablaba de una lista así con numeritos y todo jaja.
ResponderEliminarCarlos B.
Muy interesante. Le quedo agradecido por las recomendaciones. Como a una lectora anterior también a mi me ha gustado mucho la forma que tiene de hablar de “sus libros” de este año partiendo de uno en concreto, usándolo como punto de enlace. Me quedo con todas las recomendaciones a excepción de dos: por un lado toda la poesía (lo siento, no puedo con ella, es un tema que viene de lejos) y por otro el libro de Carrión. Yo también lo leí y lo recomendé en su momento, incluso le hice una extensa y muy elaborada “ficción” en mi blog, a la que en su momento el propio Carrión hizo referencia (http://jorgecarrion.com/blog/?p=950) puesto que la idea que proponía (la importancia que debe tener para nosotros, seres reales, la muerte de los personajes de ficción) me parecía francamente genial. Esto que parece una contradicción (elogiar y excluir “Los Muertos”) no lo es tanto. Mi desconfianza viene porque, independientemente de los motivos que me hagan sospechar de todos aquellos que consideren la novela de Carrión como lo mejor del año, vengo observando desde hace tiempo cierta tendencia a recomendar siempre lo mismo por parte de un grupo de gente, que , curiosamente, parecen de algún modo conectados. Me refiero a la “Generación Quimera” (revista que por cierto se ha cubierto de gloria con este número navideño en su artículo “Los 10 de 2010”. Seguiré comprando y leyendo Quimera pero también desconfiando de ella): sus colaboradores. Para no extenderme demasiado le invito a visitar la entrada de mi (humilde) blog en la que trato este asunto, para que entienda a que me refiero. Espero también que sepa leerla con el sentido de humor con que fue escrita: http://lamedicinadetongoy.blogspot.com/2010/12/introduccion-lo-mejor-de-2010.html
ResponderEliminarCon todo, su lista me parece de las más sinceras que he leído últimamente –claro que tampoco han sido- y el párrafo final (con el que bromeo acerca de su “credibilidad”) es muy de agradecer y me hace sospechar que comparte usted en silencio mi opinión.
Nuevamente gracias y felicidades por el blog.
He leído su post, señor González, y creo que hay un problema de fondo: no debe usted seguir este blog desde hace tiempo, puesto que hará como un año y medio que explicito al final de cada crítica mi relación, o mi falta de relación, con los autores y editoriales que reseño. No lo hace nadie más, y me parece una señal de respeto hacia los lectores. Y viene usted y lo critica, diciendo que puede ser falsa. ¿Para qué iba a hacerla, entonces? Si el objetivo fuera mentir y despistar, ¿no sería mejor lo que hacen los demás, esto es: nada, y dejar al chismorreo o a la imaginación del lector los hilos y las relaciones de amistad? Su post parece criticar las "amistades" entre escritores (luego vuelvo a esto), y sin embargo condena usted al único crítico que voluntaria y honestamente las hace públicas, en aras de una verdadera transparencia. Piense en eso.
ResponderEliminarSegundo tema. Lo de las amistades. No sé cuál es su campo profesional, pero pongamos que es usted médico. Cirujano cardiovascular, por ejemplo. Imagino que, de ser así, continuará usted formándose y actualizando su formación. Acudirá para ello a revistas médicas o portales de internet que merezcan su confianza. Cuando vea que un autor o experto se inclina por procedimientos diferentes a los suyos y que usted cree anticuados, o menos útiles que otros, o menos interesantes que los suyos, supongo que lo leerá menos y leerá más a aquellos cirujanos que de verdad le aportan, que realmente le parecen interesantes, que pueden añadir luz al estado de la cirugía existente. Investigadores de otras latitudes que están probando con instrumentos más precisos, que emplean técnicas de diagnóstico y curación más avanzadas. Imagino que cuando los compañeros jóvenes le pidan opinión, les dirá: "pues mira, a mí la revista que más me gusta es tal, el sitio de internet que más frecuento es éste, aunque hay otros muchos, y los investigadores que me parecen habitualmente más interesantes son este y este". Si usted imparte a veces seminarios o clases en alguna Facultad de Medicina, elegirá unos libros como referencia para impartir su disciplina y otros no.
Y creo que no tengo mucho más que decir, a veces sacando las cosas de la literatura y colocándolas "en el mundo real" se ven mejor las cosas.
Por último, es curioso que la lista de "favoritos" de su blog coincida con la de algunas personas a las que critica por tener los mismos favoritos que usted.
Un atento saludo.
A mí me parece como mínimo agradable que huyas del formato 'Top of the Pops'. Puestos a leer recomendaciones, siempre es más agradable leerlas sin orden jerárquico.
ResponderEliminarSaludos
Lo importante es animar a la lectura, Logiciel. Gracias y un abrazo.
ResponderEliminarLo de Sr. González me ha sentado fatal, que lo sepa: he creído que se dirigía a mi padre. Es broma. ¿Te importa si pasamos al “tu”? Somos más o menos de la misma edad -yo un par de años menor- y es casi indecente que sigamos con el “usted”.
ResponderEliminarPor partes:
1º. No busco pelea. Lo juro. Todo esto no es más que una “medio broma”, porque Tongoy es un tipo “medio mentiroso”. Digamos que el mismo problema de fondo que tengo yo con tu blog, que efectivamente sigo desde hace poco, apenas unos meses porque he estado algo “descolgado” los últimos años por asuntos de pañales, aunque sí conocía tus “justificaciones” y de hecho cuando hace un momento dije “su lista me parece de las más sinceras que he leído últimamente –claro que tampoco han sido- y el párrafo final (con el que bromeo acerca de su “credibilidad”)” lo que quería decir exactamente era: “su lista me parece de las más sinceras que he leído últimamente –claro que tampoco han sido muchas- y el párrafo final (con el que bromeo acerca de su “credibilidad”)”; personalmente prestaría especial atención a las palabras “sinceras” y “bromeo” . Decía que el problema de fondo que tengo yo al “desconocer” tu blog es el mismo problema de fondo que tienes tu al “desconocer” el mío. No es un crítica: la balanza se inclina siempre hacia los que “desconocen” mi blog. Pero sí es un “problema” porque desconoces también el humor que se gasta Tongoy –porque yo en realidad soy una bellísima persona-. Quién me lee sabe que no debe tomarme demasiado en serio; que es mejor leerme entre líneas. Y esta entrada (la del blog) es más o menos lo mismo. Lo que quiero decir con todo este sinsentido es que nunca he dudado de tu credibilidad y si lo he dicho en el blog no ha sido más que una broma maliciosa.
2º. Más quisiera ser cirujano: soy administrativo. Pero da igual porque te he entendido perfectamente. Es más: estoy completamente de acuerdo contigo. No sólo aparecen en mis “favoritos” personas a las que “critico” (en este caso sólo estás tú) sino que mi página de igoogle parece una portada especial desplegable de un Quimera dedicado a los jóvenes talentos españoles. Y voy más lejos: no sólo leo sus blogs (ocasionalmente: son demasiados) sino también sus libros: (este año 2010) tengo a medias lo último de Pron y de Miqui Otero pero sí he leído a Carrión, Refoyo, Vilas, Marta Sanz, Pablo Gutierrez, Sanchez-Andrade, Villalobos, Sada, VLM, Colomer, Barba, Orejudo, Magrinyá, Pola, Olmos y un largo etcétera. Tengo “desideratados” a Cantavella, Pinedo y no sé cuantos más. Los leo y me gustan y además espero con ansia sus próximos libros mientras me quito el mono con los antiguos (los que los tienen). Pero una cosa no tiene nada que ver con la otra: simplemente me sorprende que de todo lo que uno lee (que debe ser mucho porque yo, que apenas tengo tiempo, rondo la centena en lo que va de año) se señale como lo mejor siempre lo mismo o, como en el caso de Luna, salgan por todos lados editoriales afines y esas cosas. Me parece, más que criticable, gracioso. Como gracioso es que esto se haga antes de que acabe el año. Es lo que quise expresar: si lo hice mal, lo siento, error de novato, quizá. O quizá no. Quizá es que esperaba que las listas hablasen de libros leídos en 2010 y parece que se centran en lo publicado en 2010: en ese caso evidentemente es más fácil incluir siempre a los mismos máxime cuando resulta tan difícil leer ciertas cosas: por ejemplo, tu “Subterráneos” que tengo pedido (desiderata) desde el 5 de agosto de este año. Tela. Y los 25 centímetros de Refoyo los leí gracias a que me regaló él mismo un ejemplar (como agradecimiento a un prólogo –también falso, también buscando el humor- que le hice en su momento, no hace mucho).
Nada más. Mis más sinceras disculpas si te ha molestado (a ti o cualquiera de los “acusados”) lo dicho en el blog. Sólo quería hacerme eco de una extraña y curiosa coincidencia.
Un afectuoso saludo,
P.D. Espero que este texto llegue íntegro pero me guardo una copia por si tengo que trocearlo y reenviarlo.
Gracias, Carlos. Ojalá pudiera seguir todos los blogs, incluido el del irónico sr. Tongoy (imagino que a él sí hay que tratarle de usted), pero no puedo. Gracias por tu aclaración. Pero insisto, desde Goethe sabemos que no podemos evitar las afinidades electivas y, además, ¿por qué habría que hacerlo? Si a mí me gustan los libros de alguien, ¿por qué tengo que ocultarlo, sea amigo o no? También leo a Houellebecq con agrado, y me parece a veces un cretino cuando leo alguna de sus opiniones. Un cordial saludo.
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