Juan Bonilla
Tanta gente sola; Seix Barral, Barcelona, 2009
Hace muchos años, cuando Juan Bonilla aún se definía a sí mismo como “terrorista literario” (bueno, la definición era de don Ricardo Gullón pero a Bonilla le encantaba repetirla, fingiendo sentirse disgustado con el adjetivo), escribió un artículo para la revista Clarín (nº 1, enero-febrero de 1996), en el que, haciendo un interesante panorama de la narrativa española de entonces, manifestaba su preocupación por la falta de creatividad estructural y, sobre todo, por la generalizada carencia de imaginación argumental de nuestros prosistas (con las consabidas excepciones). Hay que reconocer que Bonilla queda fuera de esa lacra, ya que cada libro nuevo de relatos es una asombrosa colección de imaginativos sucesos (algunos, quizá, basados “en hechos reales”) que mantienen interesado, cómplice, divertido y reflexivo al lector. En Tanta gente sola (2009) Bonilla vuelve a mezclar literatura y vida (él fue uno de los primeros autores que utilizó sistemáticamente la autoficción, desde 1993 por lo menos, en Veinticinco años de éxitos), si bien en este libro de cuentos propone algo que está más allá de los márgenes habituales de las relaciones literatura y vida: una literatura dirigida a afectar la vida. En cierto momento escribe: “Recomiendo encendidamente a todos los profesores de Literatura de primer ciclo que utilicen este experimento para enseñar bien pronto a sus alumnos cuál es la literatura perniciosa que bajo ningún concepto deben consumir: aquélla que se complace en hacernos creer una cosa alza como si contara con que nosotros no vamos a ponernos a comprobar si lo que nos cuenta es cierto o no. Aquella que se conforma con ser literatura y está incapacitada para ser vida”[1]. Por lo tanto, la “Metaliteratura”, título del relato que acoge esta variante, está destinada a ser precisamente ese más allá que su etimología denuncia.
Tanta gente sola acoge excelentes cuentos sobre televisión (uno de los géneros preferidos del autor es el telerrelato: rara es su recopilación de cuentos donde no hay uno ambientado en el mundo de la televisión), sobre la multiplicidad subjetiva (“Fregoli”), sobre la ambición de lograr récord Guinness, o sobre la disolución en Internet (“Alma cargada por el diablo”). Hay un sentido homenaje a Perec y una tremenda originalidad argumental, que hace a este libro, como a cualquiera de los libros de relatos de Bonilla, una novedad más que recomendable.
Javier Vela, Imaginario; Visor, Madrid, 2009
Si tuviera que exponer plásticamente los problemas que tienen algunos poetas contemporáneos para situar su estética, intentando asimilar los nuevos tiempos sin renunciar a la tradición heredada, quizá pocos libros como Imaginario sean tan significativos. A lo largo de todo el poemario de Javier Vela (Madrid, 1981) es detectable la tensión entre modernismo y posmodernismo, entre la clasicidad y la intención de romper los odres viejos. Con momentos muy interesantes (aquellos en que desborda) y otros más retóricos (aquellos lastrados por la contención y el excesivo seguidismo), Imaginario guarda algún poema excelente, como este “Europa después de la lluvia”, donde la imaginería posmoderna –el poema es un homenaje a J. G. Ballard– lucha contra el natural clasicismo del autor. Obsérvense como los dos temerosos versos finales casi matan el poema de anacronismo, aunque las estrofas intermedias lo salvan:
EUROPA DESPUÉS DE LA LLUVIA
Imágenes del siglo
en que nací.
Cuadro de la fingida
catástrofe del mundo.
La broma posmoderna
del plutonio
transfigurado en hongo nuclear.
¿Hace el soldado gárgaras
de sangre?
Hay
fuego en el agua
negra: la marea
arrastra peces muertos
y neumáticos.
Pongámonos románticos
por una –última– vez.
Se apaga un sol de fósforo
contra el televisor
y llega la esperada parusía,
bum:
una explosión de luz
en el vacío
nocturno de los días sin mañana.
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Bernard Beckett, Génesis; Salamandra, Barcelona, 2009
Pese a ser algo débil como distopía –la novela podría pasar como versión intelectualizada de Matrix o Terminator–, Génesis es un interesante y ameno libro sobre los límites de la inteligencia humana y la inteligencia artificial. Beckett (Nueva Zelanda, 1967) demuestra en esta obra situada en un futuro lejano habilidad y capacidad de instruir deleitando, como decían los antiguos. Aunque al final descubrimos la condición, hábilmente escondida, de thriller de la obra, Génesis puede ser leída también como reformulación del diálogo platónico, donde las conversaciones entre los personajes van creando un mundo y dándole sentido al mismo tiempo. Algunas partes pueden hacerse lentas y espesas, pero merece la pena llegar al estupendo final y demostrar cómo hemos sido engañados por la inteligente máquina del libro.
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Jesús Ge, Crónica del incendio. Colección Manuales de instrucciones, nº 4. Edita: Fundación Inquietudes, Madrid, 2009.
La Fundación Inquietudes está publicando unas pequeñas plaquettes desplegables que merecen ser al menos mencionadas. Han publicado una antología de tres poetas argentinos, otra de varios poetas jóvenes italianos (con algún descubrimiento precioso), dos dedicadas a Eduardo Milán, una de poemas de Miguel Ángel Curiel y esos “antihaikus” de Jesús Ge (Madrid, 1972). Entre estos irreverentes y tremendistas haikus podemos encontrar algunas piezas devastadoras:
un móvil suena
entre los amasijos
del tren en llamas
llega la carta
a casa del soldado
después del cuerpo
amanecer
sigue gimiendo el perro
sobre el anciano
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J. M. Caballero Bonald, La noche no tiene paredes; Seix Barral, Barcelona, 2009.
Me dejó un poco frío, ya lo dije aquí en su momento, Manual de infractores (2005). Me extrañaba la apuesta estética de aquel poemario, contaminado por completo por su carga de crítica social y de indignación, que a mi juicio había postergado el continente a favor del contenido. Sin embargo, La noche no tiene paredes nos devuelve momentos del mejor Caballero Bonald, porque nos trae de nuevo al amante del Barroco. La Epístola moral a Fabio, el Lope de El caballero de Olmedo, el Fray Luis de la Oda a la vida retirada, la Guía espiritual de Miguel de Molinos y un largo etcétera de textos esenciales caminan por estas páginas, más o menos embozados o disfrazados en sus paños áureos. Apuntes próximos a la indignación del poemario anterior se mezclan con piezas estoicas, senequistas, donde el poeta gaditano recupera lo mejor de la tradición a la que más debe. Me gustó mucho una frase suya de Copias del natural (1999), en la que sentenciaba que “lo que no es barroco, es periodismo”. En cierta manera (pero es su maniera) eso es verdad, y el periodismo irritado de Manual de infractores ha dejado paso a este poemario duro, brillante, rocoso, heterogéneo, epicúreo en lo nocturno y estoico en lo diurno, punzante, quietista en su vertiente contemplativa, áspero, crespo, puntualmente bronco, delicado como una flor espinosa, variado como las Flores de Espinosa, terso como un erizo, tremendista, barroco y donde reconocemos destellos del autor de Descrédito del héroe (1977) y Laberinto de fortuna (1984), dos de los mejores poemarios escritos en castellano del siglo XX.
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Notas
[1] Juan Bonilla, “Metaliteratura”, Tanta gente sola; Seix Barral, Barcelona, 2009, p. 119.
12 comentarios:
¿Excelente "Europa después de la lluvia? ¿Por qué? ¿Un homenaje a quién? ¿Por qué?
Vicente, quién es ese poeta de prosa tan brillante e ideas tan argumentadas y cultura tan amplia que se dedica a despotricar en el blog de DVD, porque ni siquiera sabía que existía, y está claro que en este caso Wikipedia no ayuda, porque no hay duda de que él mismo ha redactado la parrafada sobre su persona.Jordi C.
Sé que hace mucho tiempo que no paso por aquí y pido disculpas por eso y por el 'off-topic'. Me consta que en el blog hay un cierto interés por los formatos de publicación y lectura electrónicos, así que quizá esta columna (cuyo contenido muchos ya conocerán) os pueda interesar:
http://www.slate.com/id/2223214/
Saludos,
Carlos VG
Hola Vicente Luis. Quiero darte las gracias porque hace un tiempo me recomendaste leer a Borges. Es autor increíble. Gracias también por nombrar en tu blog a Lynch. Yo no sabía quién era y estoy viendo ahora sus películas. He visto Terciopelo azul y me he quedado impactada. Ayer vi Mulholland Drive. Gracias por descubrirme a autores y cineastas.
Un saludo.
María Gómez Alis
Gracias, Vicente, por las indicaciones. Tus críticas son siempre útiles.
Jordi C., a tu comentario también le faltan argumentos. Y tu entrada en Wikipedia, mucho me temo, no es fruto de la generación espontánea.
Por otro lado, no veo por qué MLV no puede rajar del último libro de AFM.
Carlos P.
Me flipa. Quiero decir, que me flipa la capacidad para confundir la capacidad (auto)crítica con el (escaso es)mero de un ejercicio mimético con toques de parodia rencorosa (aunque el humor no lo sea cuando es, me perdonarán ustedes la paradoja) y cuatro personalizaciones que, si no son a la desesperada, no las entiendo.
Me parece bien que se critiquen poéticas no afines, pero.... hombre, no hemos cambiado. Me recordaba un viejo amigo que si haces un manifiesto te caen hostias por decreto. Ni en eso hemos cambiado, Carlistas o Karlsianos todos. Eso es tierno. Pero....¿se imaginan un panorama con manifiestos aquí y allá? ¡Felicidá artística y menos ceños fruncidos necesita este país!
Y no me gusta el tono perdonavidas respecto al administrador de este blog. La obra de VLM es algo más que un 'posmoderno que al menos argumenta'. No, hombre, no, que parecemos Martin Amis con su última novela que nos decía que lo suyo era pose posmoderna. Y lo peor es que se lo creía (lo de que lo suyo era pose posmoderna) y hacía un simulacro de novela rusa (de Grossman, Solzhenystin) que es algo más serio, más sutil y más perverso. Y Jó....
Bueno, ya que nos torpedeais con vuestra salsa rosa, ¿por qué no poner quién es quién?
¿Qué blog es ese?
¿Quién es el poetazo? ¿Carlos Pardo? ¿Y el Jordi es Jordi Corominas?
¡Queremos saber!
Pedro Maza.
Me ha gustado mucho el nuevo libro de Juan Bonilla. No veas el poeta, el pobre. El último cuento me dió la idea de proponerle a unos amigos que elaboraran una lista de me acuerdos y la verdad es que ha sido entrañable. Claro, lo hicimos sin ninguna pretensión literaria.
Un saludo.
Oche.
Hola Vicente,
como dice Sergio, hay quien sabe en qué consiste la sátira y quien no. Me ha dicho que te había invitado a las vacaciones críticas de Dvd. No sé si te animarás a contestarme sobre el asunto AFM. Ojalá.
Yo sí sé quién es el periodistilla Carrión, pero siento decepcionarle: yo nunca he escrito una línea en la Wikipedia. Espero que sus asuntos periodísticos estén mejor contrastados. Y esperaba de un posmoderno como él que distinguiera una página web de un blog, pero... De su prosa no hablaré, ni siquiera de forma irónica, por la única razón de que no me ha interesado nada. Ya se sabe lo que pasa con los infantes de Carrión: unos pican y otros non. Y quien se pica, pues eso.
Tengo varias preguntas para Jordi C. con respecto a lo que dijo de MLV:
1- ¿Cree que vanagloriarse de no haber escuchado hablar nunca de MLV empequeñece al propio MLV o lo deja mal a él, a Jordi C.?
2- En el caso de que sea tan desconocido MLV, ¿eso hace que sus ideas sean menos dignas de tener en cuenta que si se tratase de un poeta famosísimo (si es que existe esa extraña especie del poeta famosísimo) o de un crítico de suplemento cultural? ¿Es la "fama" la que nos hace merecedores de ser escuchados o los conocimientos sobre la materia de la que hablamos?
3- ¿Tan difícil es digerir el hecho de que cuando alguien habla mal de nuestros libros o de los libros de nuestros amigos no es porque quiera hacer un daño infantil y sin motivo alguno, sino porque piensa que es malo, es más, porque quizás el propio libro realmente es malo?
Un saludo.
Muy interesante, me ha dejado tantas palabras por buscar...
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