sábado, 28 de julio de 2007

Tejidos de Chantal Maillard

Chantal Maillard
Hilos; Tusquets, 2007
Husos; Pre-Textos, Valencia, 2006.



Yo soy
mis imágenes.

Chantal Maillard, Hilos


La poeta y filósofa Chantal Maillard saltó a la fama poética –es un decir– en 2004 cuando su libro Matar a Platón (2003) obtuvo el Premio Nacional de Poesía, algo nada predecible, dada la complejidad del poemario, muy imbricado, como es obvio, en la actividad profesional de la autora de Filosofía en los días críticos o La sabiduría como estética. Precisamente en este último libro escribía: “La sabiduría, como el arte, apunta a un ámbito inviolable para el lenguaje. Su objeto no puede ser enseñado sino tan sólo mostrado mediante metáforas o gestos que lo indiquen. Las reglas semánticas mediante las que pueden cifrarse los mensajes tienen en el lenguaje la misma función que las distintas técnicas tienen para el arte, la de ser un medio para la expresión simbólica. Pero el objeto trasciende siempre el signo. Y sin embargo, le es imprescindible, al sabio o al artista, el dominio de las reglas que todo lenguaje requiere para la representación metafórica de la realidad: el buen engarce, la ordenación medida de las partes, el ‘estilo’ de la transmisión”[1]. En este párrafo sobre religiones orientales, Chantal Maillard hacía resonar la tríada platónica: belleza, bondad, verdad. Su mirada, que comparten un escaso puñado de pensadores y poetas españoles (Panikkar, Aguado, Pániker, Colinas, el joven Josep María Rodríguez) es atravesada a la vez por Oriente y Occidente, en un ejercicio a medias estético y a medias intelectual, que la sitúan en un lugar (no sólo espacial) singular en nuestra poesía. Y ello porque, como el citado párrafo muestra, hay una clara continuidad entre su obra filosófica y la poemática.

La relación entre Husos e Hilos es evidente; más allá de la familiaridad (fonética y semántica) de los títulos, los elementos de trabajo son muchas veces los mismos. Veamos un párrafo de Husos y un poema de Hilos: “Yo, ahora, escribiendo, sentada sobre una toalla, Ratón a mis pies, más tranquilo. Escribo, porque escribir es lo único que cabe hacer cuando ya nada hay que deba hacerse. (…) La voluntad de espectadora me mantiene, en toda circunstancia, viva para decir, para poder decirme” (Husos, p. 8); “Escribir. La escritura como abs- / tracción. También llenar una botella / con abertura pequeña. O limpiar / la arena del gato. / La voluntad / ausente” (“Estrategias”, Hilos). En escasas líneas, y en ambos textos, tres elementos iguales: la escritura, el hecho puntual del gato (Ratón), la idea de voluntad. Es decir: el cuerpo, la anécdota, el sentido trascendente, el por qué o para qué. Todavía es más clara la continuidad entre otros textos. Veamos el poema “El círculo”:



EL CÍRCULO

Trazar un cero en la nada. / Indefinidamente. /Trazar la nada en un círculo. /Apresada en el círculo trazando / nada. Ocuparse en el / círculo. Ocuparse. / En nada. En la nada / -¿la nada?- una oquedad. / Ocupar una oquedad. / Una oquedad de sueño, la vigilia. / Entre sueño y sueño. Una oquedad / ocupada, ocupándose / en nada. // La angustia es esa nada / que de pronto florece / en la oquedad.


Y ahora, uno de los fragmentos del diario: “Indefinidamente marcando ceros en la nada. Marcando nada en un círculo. Apresada en el círculo. Marcando nada. Ocupada en el círculo. Ocupándome. En nada. En la nada -¿la nada?– una oquedad (…)” (p. 9), y así hasta el final: los cambios son, como vemos, minúsculos. Las dos únicas operaciones han consistido en sustituir la experiencia autobiográfica del diario por la forma impersonalizada del poema, a fin de imprimir distancia, y el corte versal, que ha requerido algunas adaptaciones rítmicas. Pero no hay solución de continuidad entre poema y diario, es todo uno; los textos de Hilos son los hilos de los husos de Husos.


¿La bella durmiente?

Como decía Bruno Bettelheim en su clásico Psicoanálisis de los cuentos de hadas (1975), “todo cuento de hadas es un espejo mágico que refleja algunos aspectos de nuestro mundo interno y de las etapas necesarias para pasar de la inmadureza la madurez total (...) puede parecer un estanque tranquilo y profundo que a simple vista refleja tan sólo nuestra propia imagen, pero detrás de ella podemos descubrir las tensiones internas de nuestro espíritu”
[2]. La cita viene a cuento porque la dimensión del concepto huso en ambas obras de Maillard podría adquirir otra significación si tendemos líneas (o hilos) hacia la obra literaria donde el huso es más simbólico y está universalmente tratado: el cuento fantástico La bella durmiente. Como se recordará, Bella se pincha con un huso envenenado por el hada maligna, y a consecuencia del veneno duerme durante cien años, hasta que un príncipe le despierta. Hay multitud de variaciones y revisiones del relato, pero a nosotros nos interesa una en concreto, la novela corta de Robert Coover, Zarzarrosa (1996), porque en ella Coover utiliza el huso como símbolo sexual, amén de literario. Nada más empezar esta novela onírica, la princesa encantada sueña, y en su sueño “ella está siendo apuñalada una y otra vez por el huso traicionero, impregnada con una desesperación de la que, pese a toda su furia, no puede despertar”[3]. El huso es su tormento, pero a su vez la mantiene cuerda dentro de su mundo onírico, consciente tanto de su condición fantástica de relato narrativo como de la fabulosa de cuento de hadas[4]: “una cosa hay que decir del punzante dolor del pinchazo del huso. La sujeta, localiza un ser cuando todo lo demás en el sueño lo desparrama y lo dispersa” (p. 13). No hay que decir que la mayoría de las veces, no es en el dedo donde Rosa/Bella tiene el huso clavado (cf. p. 60). Aunque la nouvelle de Coover es una puesta en discusión del mismo modelo de relato, también es una denuncia oblicua de la situación pasiva –la violación de la protagonista es una constante en el texto– de la mujer en los cuentos de hadas, una crítica de su situación de eterna salvada, incapaz de encontrar un sentido a la vida por sí misma, o de procurarse su propia autodeterminación, castrada por el fatum del relato. Algo parecido, pero desde una postura menos evidente, tiene lugar a mi juicio en los libros de Maillard. También hay que reparar en la importancia que tiene en el cuento de hadas el hecho de que el príncipe despierte a la Bella, recuperándola para el mundo y la existencia, y confrontarlo con este excelente poema de Maillard, significativamente llamado "El tema IV": "Apenas despierta - / ¿deja la mente de estar / despierta bajo el sueño?-, apenas yo / -¿yo?- apenas despertar en la / conciencia cotidiana, se ofrece / revestida de uno u otro tema. / Imágenes que forman / historia se acogerlas, / si acompañarlas con el hilo / que la mente segrega por inercia" (Hilos, p. 47).


Tejidos

Las resonancias no acaban ahí, también el motivo del huso remite, inmediatamente, a un motivo femenino (y feminista) por naturaleza: las “labores” de la costura, como rol desempeñado como siglos dentro de un sistema de presencia secundaria en la sociedad, que ahora se recupera con una dimensión simbólica, retórica, filosófica. Para Barthes, la metáfora que describe al texto “es distinta de la que describe la obra… La metáfora del texto es el tejido”
[5]; y la literatura escrita por mujeres no pocas veces se ve desde parámetros críticos posfeministas como esa literatura del tejido, donde la recuperación de los mitos de Aracne y Penélope cobra una predominancia esencial[6]. Maillard conoce a la perfección esta tradición reciente de pensamiento y se inscribe deliberadamente en ella: “Una araña teje una tela sólida en las paredes de mi tráquea. Una congoja amarga” (Husos, p. 11); ó: “Y el tejido hace mundo o lo refuerza, lo hace sólido, le proporciona la consistencia necesaria para que podamos seguir habitándolo” (p. 38). La adscripción a este sistema de signos se hace aún más profunda en Hilos.

No sé si es hilar muy fino, pero tras leer varias veces el poemario me da la impresión de que no hay un solo significado de la palabra “hilos” en el poemario, como tampoco la hay de “cual”. A mi juicio, seguramente equivocado, lo que Maillard intenta es ver hasta dónde le llevan las palabras, reflexionando –al modo de Derrida, pero también con una concepción “mántrica”, repetitiva, de la meditación muy en la línea del pensamiento oriental– a partir de ellas y con tentación agotadora. A veces hilos se refiere literalmente a la más común de las acepciones del término en el diccionario de la R.A.E., pero no es difícil ver rastros de las otras siete; de igual manera, sus reverberaciones simbólicas suponen otras tantas hilaturas de significación abierta: la escritura como hilo negro, como hilo de líneas para formar palabras; la mirada como hilo entre las cosas, los pasos hilando los lugares, la memoria tejiendo recuerdos, el tiempo como ilación entre acontecimientos, los fragmentos anudados por el hilo conductor
[7] del pensamiento y un largo etcétera de aperturas semánticas. La idea matriz sería, por eso, la continuidad, una cosmovisión del mundo como un Todo entretejido, que puede llevarnos inmediatamente a China o Japón, pero que en realidad tiene también ascendentes europeos; amén de clásicos como Empédocles o Marco Aurelio[8], y de autores modernos como Schopenahuer o el más posterior Hermann Hesse, señalaba Manuel Barrios Casares cómo existe un grupo de pensadores “de finales del XVIII e inicios del XIX que se conocen genéricamente con el nombre de Naturphilosophen (Franz von Baader, Oken, Johann Jakob Wagner y, con acento más decididamente científico, Steffens o Ritter)”, y que “si atendemos al contenido básico de su pensamiento, esto es, a la idea de que existe una unidad oculta y esencial entre todos los seres del universo –una idea de ascendencia neoplatónica en sus modulaciones más primarias y que Schelling desarrollará con singular brillantez– reconoceremos de inmediato que se trata más bien de un rasgo que alcanza a todas las manifestaciones culturales de la época y en los órdenes más diversos (...) Lo que pensadores renacentistas como Bruno o Paracelso habían propuesto bajo la idea más o menos difusa de un ‘alma del universo’, eso parece querer realizarlo la época moderna”[9]. A la condición hilar (disculpen) o hilada de ese alma, o al alma misma como hilo del mundo, es a lo que –entiendo– dedica Maillard su singular poemario. Todo bajo un profundo examen de los conceptos de la imagen y del sujeto (“Yo soy / mis imágenes”, leemos), también muy presentes en Husos.

Dicho esto, y aclarada su pertinencia intelectual y su enorme profundidad epistemológica (por más que alguna divertida crítica reciente plantee, preferimos pensar que por ignorancia y no por maldad, lo contrario), no está de más apuntar que, en lo estilístico, el libro resulta menos sugerente. Como hemos visto, a Maillard no le importa demasiado si su tegumento se dispone como prosa o como poesía, y eso delata una cierta indiferencia de fondo hacia la forma poética, y perdónenme el oxímoron, pero es que en poesía, no pocas veces la forma es también el fondo. Ese desinterés parcial (hay cierta, pero no suficiente, intención de amoldar el contenido a la forma poética, en el modo de cortar las frases) por la expresión daña el poemario, y estraga su valor artístico, por más que el intelectual siga intacto. Es cierto que hay momentos de gran interés por su extrañeza: “Necesidad de templo. Des-templada. Fiebre de ausencia en los dedos que crujen, rígidos. Ausencia en los huesos. Me florecen angustias en los dedos” (p. 12). También que hay poemas que comienzan bien “la carne incandescente, la estrechez / y el aire que se aspira / como se sorbe, a cortas bocanadas, / la faringe agitada por las voces / que lo espesan”, pero luego decaen inexplicablemente: “Se paga un precio, siempre, / por la continuidad. / Que no hay quien para pagarlo / es lo de menos” (p. 111). La voz entrecortada no siempre es eficaz, los despojamientos expresivos se convierten muy a menudo en prosaísmos. Demostrado con creces que Maillard sabe pensar, debería la autora preocuparse, al modo de sus poemarios más antiguos como Hainuwele (1990), de afinar las asperezas de su voz lírica, para que el resultado final estuviera en la forma a la altura de su contenido. Con ese importante defecto en el debe, y como reflexivo de primer orden en el haber, Hilos se configura como un libro imprescindible por lo que tiene de alta literatura, aunque le faltan dones para ser calificado como alta poesía.

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Notas
[1] Chantal Maillard, La sabiduría como estética. China: confucianismo, taoísmo y budismo; Akal, Madrid, 2000, pp. 9-10
[2] Bruno Bettelheim, Psicoanálisis de los cuentos de hadas (1975), Crítica, Barcelona, 1997, p. 317.
[3] Robert Coover, Zarzarrosa; Anagrama, Barcelona, 1998, p. 13.
[4] “Odio este cuento”, leemos en la página 51, entre otras muchas referencias metatextuales. Sobre esta novela de Coover escribe Eloy Fernández Porta que el “personaje (…) se encuentra inmerso en la historia como una pesadilla de la que no se despierta, y obligado a realizar hipótesis sin fin sobre su destino y su salvación. Zarzarrosa usa recursos que abarcan desde la narración cinematográfica hasta la secuencia de dibujos animados para mostrar distintas deconstrucciones de los dos personajes del relato”; E. Fernández Porta, Afterpop. La literatura de la implosión mediática; Berenice, Córdoba, 2007, p. 307.
[5] Roland Barthes, citado en Stuart Moulthrop, “El hipertexto y la política de la interpretación”, en María José Vega (ed.), Literatura hipertextual y teoría literaria; Marenostrum, Madrid, 2003, p. 25.
[6] También es importante el mito de Filomela, en Metamorfosis de Ovidio, libro VI, 421-674, apuntado en algún ensayo por María do Cebreiro. Véase para bucear en todos estos temas Rosa María Marina Sáez, “Penélope, Ulises y la Odisea en la poesía española contemporánea escrita por mujeres”; Tropelías nº 12-14, Zaragoza, 2001-2003, pp. 271ss; Carmen Perilli, “Los trabajos de la araña: mujeres, teorías y literatura”, Espéculo nº 28, 2004. Según Olvido García Valdés, “[Annette Messager] define su trabajo como un arte de restos, sus obras ha de poder elaborarlas con lo que está a mano, con lo roto, con lo desechado, casi sin salir de casa. Araña tejedora, Annette Messager redescribe la casa, redescribe la tela”; O. García Valdés, “La procesión va por dentro: el yo como metáfora”, Conferencia para el seminario Género y Comunicación, Instituto de Investigaciones Feministas, Madrid, 10-12 de mayo de 2000.
[7] “La maraña de hilos / que la memoria ensambla por / analogía. De no ser / por esos hilos, / la existencia -¿existencia?- / sería un cúmulo de / fragmentos -¿fragmentos?-, / bueno, destellos si se quiere. / Todo sería destellos. Inconexos”; Hilos, p. 107.
[8] “Quien ha visto las cosas presentes ha visto todo, todo lo ocurrido desde la eternidad y todo lo que ocurrirá en el tiempo sin fin; pues todas las cosas son de la misma clase y la misma forma”; Marco Aurelio, Meditaciones.
[9] M. Barrios, Narrar el abismo, Pre-Textos, 2001, pp. 38-9.

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Comentarios: se están enzarzando en una discusión sobre forma y fondo, posibilidades de la expresión poética y límites de la invención: Javier Moreno, Antonio Jiménez Paz, Diego Vaya, Vicente Luis Mora, Cuqui, Sergio Morales y Nacho Montoto.

57 comentarios:

Anónimo dijo...

uf, enorrrrrrrrrrrrrrrrrme, laaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaargo, cansadooooooooooooooooooooo

Vicente Luis Mora dijo...

Sí, ya lo sé, pero cabe la opción de pegarlo a un documento de word y leerlo. Precisamente el objeto de este blog es permitir este tipo de crítica, impensable -por la extensión, por la heterogeneidad de materiales y por las notas- en las publicaciones al uso. Pido disculpas, pero no creo que cortarla solucione nada.

Anónimo dijo...

Comparto tu admiración, Vicente, por la obra de Maillard, tanto la poética como la filosófica. Hay algo sin embargo en lo que discrepo, una cuestión de fondo -creo- y es la que se refiere a la falta de "forma poética" en el libro de Chantal, un juicio que me toca de cerca (la objeción más repetida en las críticas a mi libro "Cortes publicitarios" era básicamente la misma) y que creo necesario revisar. Hay libros enteros dedicados a elucidar qué sea eso de la forma poética escritos sin duda por gente mucho más competente que yo. Partiendo de que la división prosa/verso dista mucho de ser nítida sí me gustaría dejar clara mi postura. En el tiempo que vivimos el cuidado por la métrica (no digamos ya la rima, salvo que su uso sea lúdico o paródico) me parece obsolescente. Estoy convencido de que el acuerdo dentro del poema no debe asociarse a la pauta numérica sino a las imágenes que pueblan el poema. Si hay un consenso en acordar que la escritura nació como sistema mnemotécnico (la rima y el pie métrico facilitaban sin duda la memorización de los primeros relatos épicos), es evidente que nadie hoy en día (salvo en ámbitos escolares) memoriza un poema, ni siquiera los propios. La memorabilidad que Carreter asociaba al texto poético ha de venir hoy en día dada a través de otros caminos. Uno ya no recuerda en la mayoría de los casos las palabras y la escansión de un verso sino las imágenes que lo habitan y su sintaxis. Lo poético acontecería cuando las imágenes gravitan alrededor de un centro que las polariza (los fragmentos a su imán, que diría Lezama) y que distingue el poema de la mera reunión de elementos (probablemente algo tengan que ver los "hilos" y "husos" de Maillard con esto último que digo). Quizás este desacuerdo se base en un malentendido -que tú te encargarás seguramente de deshacer- pero es que últimamente tropiezo demasiadas veces con la objeción de la falta de "forma poética", un asunto sin duda peliagudo que merece la discusión y que me parece peligroso sobrentender. Un abrazo, Vicente.

Vicente Luis Mora dijo...

Me viene bien tu comentario, Javier, porque precisamente me permite explicar eso. Veámoslo con ejemplos, que es como mejor se ve:

"Cortaron los trigos. Ahora
Se contempla mejor mi soledad." [Sophia de Mello, El nombre de las cosas]

"Soledad terminal por el rostro"
[Joan Margarit]

Bien. Ninguno de los dos ejemplos que pongo se corresponde mucho con lo que yo entiendo por gran "forma poética", pero los versos de Sophia de Mello suponen un estilo naturalista o realista, algo prosaico, aunque la imagen es fascinante. Es un poema portugués, pero la traducción es bastante buena y en el idioma original el ritmo y el léxico es muy similar. Lo de Margarit, dentro del exceso retórico, que lo hay, tiene más forma poética. Eso sí, no la tiene toda; yo, a bote pronto y sin pensarlo mucho, hubiera hecho algo así:

Mi soledad se desnuda
cuando se cortan los trigos.

Suena a Lorca, evidentemente, pero es que Lorca es la forma poética en castellano por excelencia, junto con cierto Juan Ramón. Se mantiene la imagen (que es lo que tú defiendes como importante), pero se agrega un valor más, el de la forma (sonido + ritmo), que no tiene por qué ser métrico, que no tiene por qué obstar al valor de la imagen, sino colocar éste en un espacio simbólico aún más memorable que el de la imagen suelta. La imagen no es un valor poético en sí, porque una imagen también cabe en un relato, en una película, o en un spot. Campoamor o Núñez de Arce están llenos de buenas imágenes en poemas por lo común ridículos. Si hay algo estrictamente poético es lo poético, y por muy amplio que sea el abanico de lo que uno entienda como poesía -y mi radar, este blog habla por sí solo, es muy amplio-, al final es una operación de lenguaje. Lenguaje sobre imágenes, sí; lenguaje con imágenes, también, incluso en el sentido literal en que tú introduces recuadros o A. Fernández Mallo fórmulas matemáticas en vuestros libros, pero imágenes rodeadas de lenguaje, imágenes sumergidas dentro del lenguaje -siempre pongo como ejemplo canónico de este trabajo, en poesía joven, a José Luis Rey-. Y ese lenguaje, a mi juicio, no debe ser conversacional, coloquial en el sentido de descuidado y cotidiano, sino que debe estar sometido a una tensión extrema. Esto no quiere decir que no pueda ser realista y próximo: ya sabes que considero a Pablo García Casado como uno de los poetas más exquisitos que hay, con todo su hiperrealismo, porque somete al idioma poético a una tensión absoluta.

Otro ejemplo:

"pero quedóse con la duda el canto"
Gabriel Bocángel

"un no se qué que queda balbuciendo"
San Juan

Ambos versos incluyen la duda poética como materia del cantar, con la diferencia de que si el verso de Bocángel es hermosísimo, el de San Juan es absolutamente genial, porque la duda es incorporada por el mismo lenguaje, que es el que balbucea "qué que queda". Los dos son buenos versos, pero en el segundo la forma poética es magistral, casi insuperable. El lenguaje poético ha absorbido la imagen de la duda hasta configurarla como ejercicio de sonido.

No he dormido siesta, estoy espeso y no sé si me estoy explicando mucho. Pero quiero decir que lo menos que puede ofrecernos un poeta es imágenes, algo que contar. Y, a partir de ahí, su trabajo es de despojamiento -cuanto más barroco, más cosas debe dejar fuera-, de depuración, destilación y cuidado de la forma poética. Sí, a todos nos hace gracia Browning, pero al final uno quiere ser Shakespeare, ¿verdad? Pues, sin copiarles, imitemos a los genios del idioma, de cualquier idioma: máximo contenido y máxima expresión, no una sola de las dos cosas. Máxima forma, máxima semántica. No hay más, Javier, lo demás es dar vueltas a una obviedad incontestable.

Anónimo dijo...

Para no variar, no estoy casi en nada de acuerdo con lo que expones tras la puntualización de Javier Moreno, Vicente. Tu contesta a Moreno se esfuerza por argumentarte a ti mismo, y simplemente asifixias el planteamiento de Moreno, mucho más "descentralizado" y con más aristas de las imaginadasde: poco es, por no decir casi nada, en literatura incontestable.

Les regalo este poema, que no es mío, y que está expuesto de una manera prosaica sin más miramientos, pero entendiendo la forma prosaica como una de las "formas" de la poesía (aunque se corte el texto al transcribirlo léanlo todo de corrido. Y es un poema:

"No he oído cantar a las sirenas, aunque he navegado en sucios barcos cerca de su montón de rocas. He atisbado los lugares en que ellas gritan su logos, o tal vez su hambre. La superficie sin ruido, el brillo marítimo sin imágenes, el desierto cielo y el golpe del barco en el agua y la escasa espuma. A veces creía que el silencio del sol y la quietud del viento las anunciaban, antes del uso de su voz para atraer marineros. O cantaron entonces, y yo no las oí, esterilizados mis oídos por el comadreo explicativo de las ciencias sociales. O no quisieron cantar para mí, o ya no cantan para nadie, porque nunca hemos sido marineros, sino individuos con sabor a soya".

Toto

Anónimo dijo...

Buen alarde didáctico, Vicente. Más meritorio si cabe sabiendo que lo has pergeñado a la hora de la siesta. Y es que en el fondo, pese a todos los estudios teóricos (necesarios y a veces hasta divertidos) la única manera de explicar lo que sea la "forma poética" es a través de los exempla (siendo el ejemplo un tipo de metáfora, por cierto, la que va de la especie al género, según Aristóteles o, como se dice en matemáticas, por inducción). Como el punto y la recta, elementos indefinibles de los que hay que partir si se quiere hacer geometría. O, como decía aquel otro: sobre los principios no hay discusión posible. Y, efectivamente, en literatura en general, y en poesía en particular, hay que partir de que existe algo así como la "forma poética". Lo que discuto no es esa petición de principios, sino su condición (mítica, a mi juicio) singular. Me explico. Los ejemplos que tú usas para mostrar la "buena forma" me parecen acertados. Es sólo -y en eso estás de acuerdo conmigo- que el arte ha evolucionado mucho a lo largo del tiempo, por no hablar del último siglo. Amo la belleza de un Bernini o un Policleto pero si fuera escultor -supongo- no usaría esas mismas formas para crear mis piezas. "Forma poética" incluye una palabra tan importante (quizás la más importante) como es "poética". Y poéticas existen (o deberían existir) muchas. Lo que ocurre es que pese a la proliferación de supuestas poéticas (cada autor parece poseer, como el trasero, la suya propia) son muy pocos los poetas que corren la aventura de modelarse una poética singular (casi siempre la poética acaba confundiéndose con los temas o con el estilo de cada cual) y se va tirando -peor o mejor- con modelos heredados del renacimiento o -con suerte- de cierto romanticismo. Esto hace -y en esto coincido con Agustín- que sólo un mínimo porcentaje de la poesía que se hace en la actualidad (miedo me da pensar en aquellos a los que ni siquiera les interesa demasiado el género, qué pensarán de nosotros, los poetas) me resulte interesante. ¿Problema mío? Puede ser. De cualquier manera, cada poética requiere una forma de llevarla a cabo. Que esta forma encuentre o no recepción por parte del lector es harina de otro costal. Creo que en Maillard la unidad de referencia no son las palabras sino no lo que yo antes denominaba imágenes (que, efectivamente, no son un valor en sí, como tampoco lo es una palabra por sí sola). Son éstas las que se traban, se entretejen, entran en asonancias y consonancias, en aliteraciones y encabalgamientos. Estoy convencido de que es otra escala a la que debemos situar el microscopio en nuestra lectura, alejarnos un poco para apreciar la "forma poética". Quizás así lo que parecía rugoso e informe se torne de repente cristalino.

Vicente Luis Mora dijo...

Una molestísima afección ocular me tiene sin poder leer y apenas escribir; en cuanto pueda leeros bien, os respondo. Saludos a ambos y perdón.

Anónimo dijo...

Ya me extrañaba tu silencio ante mi furor verborreico jejeje

Mejórate, nene. Te esperamos.

Toto

Anónimo dijo...

Estoy más o menos de acuerdo con lo que se ha dicho hasta ahora, pero creo que no solo debe evolucionar la forma, sino también los materiales, como Bernini -por seguir ejemplo que ha puesto Javier- usaba mármol y Gargallo el hierro. Lo mismo en poesía.
Hay materiales muy interesantes en los tres planos de la lengua, especialmente en el morfosintáctico y en el léxico-semántico.
(¿Por qué tengo la sensación de que en el resto de las artes siempre van un paso, dos, por delante de lo que se hace en la escritura?)

Anónimo dijo...

Hola Diego. No sé si a veces tenemos la manía de creer que estamos inventando la pólvora. Porque me parece que lo que dices no sé hasta qué punto es atinado. Me explico, si aceptamos sin ir más lejos que la poesía visual es Poesía quedaría fuera tu planteamiento, porque centrándonos ahí y sin salir de ahí, la poesía visual ha hecho uso de multitud de materiales (téngase en cuenta también la labor de las vanguardias). Pero saliéndonos de ahí también ha ocurrido, no lo mismo y de forma tan evidente, pero también. ¿Qué es lo que pasa? Que si comparamos arte con arte, que es lo que haces tú y la posición desde la que haces tu planteamiento, es normal que por ejemplo la pintura o la escultura utilicen materiales diversos, porque se expresan fundamentalmente transformando materiales, la materia; no así la literatura, porque se centra fundamentalmente en transformar el pensamiento por medio de la escritura, y para la escritura nada mejor hasta ahora que la pasta de papel como soporte más idóneo para esa exposición. No por utilizar diversidad de materiales se dice más, se expresan mejor las cosas, no es eso. De lo que se trata es decir lo necesario del modo y en el medio más idóneos posibles.

Resumiendo, y con perdón, utilizo un brevisimo poema de mi último libro:

Todo está inventado
excepto yo

Toto

Anónimo dijo...

Y lo que me faltó por decir: si tú crees que en alguno de los tres planos de la lengua y crees que sobre todo en los planos morfosintáctico y léxico-semántico encuentras materiales interesantes, no lo pienses más, llévalo a cabo. Yo soy soy totalmente ecléctico y adapto sin dudarlo cualquier "modo" (internos y externos) de dar vida a lo que me propongo, de tal modo que no me asusta ni lo clásico ni lo tardomoderno ni lo posmoderno ni la más villana de las herejías o procedimientos incorrectos. Adapto lo que me propongo conseguir con un modo de proceder que creo más conveniente. Tal es mi actitud carente de rubor que llego a mezclar en un mismo poemas formas clásicas con actitudes de vida moderna. Lo peor que me pueda pasar es que se me entienda como un autor "dislocado" y no quepa en ningún grupo. Pero yo, la verdad, ya de antemano soy reacio a los grupos: repasando mi trayectoria y mis intereses a lo largo de mi vida he ido siempre a la caza de las proposiciones individuales. Los grupos me dan pánico -aparte de que no me resultan más que estrategias al fin y al cabo de mercado, inclusive los de mejores intenciones, entiéndase. La obra sola, el autor/a solo/a es mi debilidad. En ellos encuentro lo más atrevido y sustancioso.

No sé si estoy desvariando o me he explicado bien. Tal vez por lo expresado mi obra no tenga ningún interés. Pero entonces mi interés reside precisamente en no sientan interés por mi obra. ¿Cómo explicarlo de otra manera? Escribiendo aquí espontáneamente no puedo. Déjenme ahí por ahora como un autor interesado en algo y sin interés para los demás.

Joder!!! Saludos.

Toto

Anónimo dijo...

Yo no he inventado nada, desde luego, solo entiendo que no basta con la forma. Me explico: antes he dicho que hay materiales en los planos de la lengua que a mí me interesan, y me interesan los poetas que los usan o los han usado. Sin salir de los nombres que en este post han salido, Fernández Mallo, sin entrar en la forma de los poemas de su Joan Fontaine Odisea, entiendo que usa en el poema (o "proposición") 32 materiales del ámbito de las matemáticas. Esto también lo ha hecho Pablo García Casado.
Naturalmente, estos materiales están relacionados con la forma...
Toto, es solo una opinión, y te repito que no estoy inventado nada. Todo está dicho.
En fin, manías filológicas que tiene uno, supongo.

Anónimo dijo...

Ay, querido Diego, yo siempre arranco solemne en mis comentarios, pero al final soy una perrita pequinesa fácil de controlar. No te tomes mis solemnidades contra ti ni contra nadie. Es mi forma de hablar, pero todos mis tiros van para el techo.

Gracias.

Toto

Anónimo dijo...

De todas formas, Diego, vuelvo a recordar, autocitándome y con perdón:

Todo está inventado
excepto yo

Toto

José Ignacio Montoto dijo...

Todo no está inventado. Es una máxima incierta, si todo estuviese inventado en literatura, estaríamos ante un bucle en el que todo sería dar vueltas sobre lo mismo sin ton ni son, no comparto tu opinión Toto, es más, mi postura se aproxima más a la de Diego Vaya, queda mucho por descubrir y por trabajar, "plurisignificatividades" a un lado.

Vicente Luis Mora dijo...

Volviendo, ya menos cegato, al tema de la expresión poética com problema de forma y fondo, mirad este ejemplo de Concha García, un poema que recogía el otro día Prieto de Paula como ejemplo de la descoyuntación característica de los poemas de la para mí excelente poeta:

“No paseo. Ni ando. Voy a casa.
Cayó del monedero el bono bus
y tengo cinco duros. Ni para
cerveza me queda. Te amé
escrupulosamente. Iba
a charcuterías y te invitaba
a cenar. Eso era una muestra
evidente de mi ternura. No
tengo nada. Nada.”

A mí este poema me pone los pelos de punta. El enfoque no puede ser más realista, y el poema parece coloquial. Pero sólo lo parece, hay un intensísimo trabajo de despojamiento, ruptura y roturas, de choques métricos y encabalgamientos que contribuyen a crear esa atmósfera rota que trasluce el hondísimo desgarro, la fractura sentimental del personaje. En poesía lo sencillo es lo contrario de lo fácil.

Anónimo dijo...

Bueno, empiezo a creer que soy extraterrestre. Ni de coña "entienden" mi poema.

Me rindo. Pero visto así, ¿cómo van a entender a Maillard? Alucino.

Toto

José Ignacio Montoto dijo...

No hombre, no, el trasfondo de tu poema -Toto- es totalmente comprensible, otra cosa es que comparta el contenido y la dirección del mismo, más allá del valor existencial, metafísico y de limitación con respecto a la creación literaria. Por otro lado, creo que el Ejemplo que acaba de citar VLM nos muestra los giros, vueltas y logros que se pueden conseguir desde la sencillez que nos ofrece el lenguaje, hay que trabajar y ser constante, poner empeño en buscar nuevos retos literarios, de ese modo se puede colaborar en la búsqueda de nuevas formas de expresión. Si realmente todo estuviese inventado quedaríamos anquilosados en tonos sepias para siempre.

Saludos

Anónimo dijo...

A ver, tengo una curiosidad, Nacho. Si no te importa, me gustaría saber cuál es ese trasfondo totalmente comprensible que tú ves, cuáles ese contenido y dirección que tú concluyes tras la lectura de mi poema. Me pica la curiosidad. ¿me lo podrías explicar brevemente?

Toto

Anónimo dijo...

Cuando Diego habla de explorar la morfosintaxis, sabe lo que dice. lo que pasa es que no quiere autocitarse. pero yo sí que lo hago, porque creo que ha dado en el clavo poético. ha sabido coger con pinzas a todos y ha parido cosas como ésta:

«Detrás de los espejos me he oído llorar Oh padre me pregunto por tu rostro Si soy parte de ti también seré ausencia como tú He buscado en el fondo del espejo allí precisamente donde el azogue se me vuelve azote en la raíz helada de la separación Nosotros tú que no nos conocemos y nos hemos dejado hablando solos

Detrás de los espejos me he oído llorar deshojando el reflejo de mi cuerpo en miles de cuchillos que te nombran (Yo sé que lo partiste tú lo sé y si hubieses estado cuando se hizo añicos sabrías cuánto duele estar clavado al barro)

Con aquellos cristales he escrito esta historia la sangre los pegó y ahora sí y ahora sí que puedo saber lo que me pasa Me ha costado traerte en cada herida y al fin que vaya vaya mercurio por mis venas desangrarme y que ahí estuvieses tú tan cerca y estuvieses a la vez tan lejos Qué otra cosa podía hacer oh padre sino buscar tu filo tus clavos y tu púa Qué otra cosa podía ser oh puadre»


De Un canto a ras de tierra (La Garúa, 2006)

José Ignacio Montoto dijo...

Tu "todo está inventado excepto yo" (tú) (que estás por inventar) o que al ser único no puede inventarse similar. Darle el calificativo de poema a : Todo esta inventado excepto yo, pues no seré yo el que diga qué es un poema y qué no es un poema, puesto que sobre ese particular ya hay gente mucho más docta que yo en la materia, y aún así es libre el interpretar una frase como lírica o no, depende de quién la lea y qué es lo que le transmita dicho escrito.

Volviendo al hilo principal sobre formas de expresión poética y diferentes maneras de estructurar el mismo, creo que no debemos caer en el error del ingenio por el ingenio, ni ser epatantes, ni nada similar, todo es más fácil de lo que parece, ya los primitivos se comunicaban entre ellos a mamporrazos y sonidos guturales y a gritos, formas muy sencillas para comunicarse, por medio de gestos y miradas, evidentemente llevar un gesto a la literatura es algo más difícil, pero provocarlo puede ser sumamente sencillo, sólo hace falta ser claro y contundente a la hora de expresarlo.

Anónimo dijo...

Bien por Diego: interesante estrategia morfosintáctica y hermoso resultado poético.

No sé por qué no lo hacen con más frecuencia, exponer ejemplos -digo- de lo que hacen cuando hablan. Un autor que publica (de "público") un libro no veo motivos para ruborizarse aquí. Eso sería bueno para todos, para el que habla y para el que escucha. Se supone que hablamos de poesía y la poesía nos interesa. Ea, pues.

Muy bien, Diego. Y gracias a Manolo.

Toto

Anónimo dijo...

pero en ocasiones, "el ingenio por el ingenio" resulta ser lo que provoca la mayor complicidad con el lector y no te digo ná de los sonidos guturales...

si algo me enseñó las vanguardias (históricas) es que lo más moderno suele ser lo más antiguo...

yo creo que las onomatopeyas, bien traídas, son siempre mejor que mil palabras.

véase "puadre" de don diego o "frotis frotis" que decía la nave espacial de futurama cuando perseguía a bender desesperadamente.

José Ignacio Montoto dijo...

Estamos de acuerdo Manolo, pero todo en su dosis correspondiente, cuando hablo de ingenio, de escritos epatantes y sonidos guturales, sabes bien que me refiero al abuso del mismo o a intentar denodadamente utilizarlo como recurso forzado para llamar la atención del público y lector.

Saludos

Anónimo dijo...

Como, según Hegel, la verdad no reside en un punto fijo, sino en el movimiento que liga a sujeto y predicado, lo que el sujeto resulte estará en el predicado: el sujeto vacío llega hasta el predicado y por retorno se mantiene en sí mismo, de modo que el sujeto es mero movimiento de retorno hacia sí, no punto fijo, y por tanto la verdad es el todo silogístico, totalidad dialéctica más que subjetualidad individual . Vamos a ver, Nacho: me parece que estás acotando demasiado el “yo” de mi poema. Que tú puedas interpretar “eso” (tal como interpretas mi poema) significaría en última instancia que tienes bastantes límites para hacer otras lecturas más arriesgadas de lo que expongo (entiéndase que lo considero un poema). Creo ser un poeta bastante elíptico (muchísimo) que escribe posibilitando distintos niveles de lectura, dándole que sudar a quien lo lee. Mis poemas generalmente tienen apariencia de engaños, de truco en cuanto la exposición no tiene apenas nada que ver con su carga semántica, significativa. Mi poema tan simple en apariencia, no sólo es ingenioso, sino todo un acto terrorista metafísico. Que aparentemente de la sensación de no innovar no quiere decir que no innove, ni que sea simplemente ingenioso, pues según la indicación de Hegel, lo que añado no “me señala” a mí, sino al yo-todos-posibles, al nosotros, al yo-creador. De tal manera –y ahora sí que me opongo a lo que dejas entrever en lo que expones- que sobre ese “yo” (que no lo he puesto en mayúsculas para no cerrar y limitar su señalamiento, aquí una vez más pongo en juego mi amor por la ambigüedad), sobre ese “yo” simple, desnudito, bonito y barato, y hasta inocente, y que erróneamente puede entenderse como mera referencia a la subjetividad de quien lo utiliza (problema no mío, sino de quien interpreta), sobre ese “yo” (Yo+yo) recae toda la fuerza terrorista del poema y de su posible innovación. ¿A dónde quiero llegar? A que practico un terrosimo que hace mella en la idea y no en la exposición. ¿Qué insinúo al contraponerme a ti? Que puede ser muy peligroso –de hecho lo es, por casi inocentada- creer que basta descoyuntación o suprimir signos de puntuación para innovar (Diego Vaya se salva no por no puntuar, sino porque consigue con ello unos efectos y posibilidades superiores de contenido). Mi poema se presenta simple para entrar; pero nunca para salir.

Si exigimos innovación, eso conlleva que ningún modo ni contenido no es susceptible de innovación. Que alguien pueda creer que mi poema fue escrito en tres horas y la siguiente descansé se equivoca. Eso me estuvo rondando varios años (no exagero) hasta que lo admití como poema. Muchas veces no lo aceptaba, no lo podía aceptar. Pero es más, está colocado en un libro de poemas fragmentario, con lo que es un escalón más de descanso y que nos lleva a no sé qué altura de una torre que yo mismo desconozco, pero que sí sé que es la de una reflexión y una proposición de riesgo personal como autor.

No sé si me he explicado o lo he complicado más todavía. No sé si tanta esponataneidad perjudica mi exposición pero, bueno, véase como una exposición de verano desde una isla casi toda calcinada.

Saludos.

Toto.

José Ignacio Montoto dijo...

Te has explicado perfectamente Toto, dejando a un lado mis limitaciones a la hora de interpretar tu poema,mal andamos si empezamos a escribir poemas sólo para que puedan ser comprendidos por el 20% de la población activa de lectores con capacidad de raciocinio y de análisis literario. Pero bueno, puede deberse a falta de conocimiento e interpretación por mi parte, probablemente. En cuanto al terrorismo metafísico de tu poema, pues bueno, si tú lo dices... Ahora bien, tu poema innovador, terrorista e ingenioso ¿Crees que será interpretado como tal por cualquier lector al que se le presente?
Ya te digo que, desde mi desconocimiento, me muestro escéptico ante el resultado del mismo.

Saludos

Anónimo dijo...

Retomando el tema del fondo y de la forma, si estas están completamente acopladas, como en el poema de Concha García, el poema gana en muchos sentidos, como en expresividad.
Es el acierto, por ejemplo, de Eduardo Milán al hablar de la inseguridad en el lenguaje en su poema "No significa más", con "sílaba que vacila".

Y creo que en este sentido Manolo Arana ha apuntado algo interesante: las onomatopeyas. (Aunque las vanguardias quedan ya casi a un siglo de distancia, abrieron puertas por donde todavía se puede pasar.)Busco onomatopeya en el diciconario de la RAE (http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=onomatopeya) y me quedo con la tercera entrada: "Vocablo que imita o recrea el sonido de la cosa o la acción nombrada." ¿Sería, entonces, el total acoplamiento entre el fondo y la forma en el poema una onomatopeya desde el primer verso al último? ¡Uf! Pero se puede conseguir en dosis : la "tristumbre" de Vallejo, los deslumbrantes juegos de palabras en portugués de Rui Belo -imposibles de reporducir en español-, en muchos de los poemas de Nervadura de Milán. Y a pesar de que el concepto de onomatopeya haga referencia al significante y al significado, creo que podría en el fondo englobar también al orden de la spalabras y a su complementario, la ruptura: a la sintaxis, en definitiva.

Y con lo bonito y entretenido que es seguir explorando...

Anónimo dijo...

No he dicho exactamente eso, Nacho. Sólo que tú te has quedado con una de las posibles lecturas del poema. Cualquiera que se acerque a mis libros más o menos encontrará una lectura que le valga, dicho con todas las modestias. Nunca he escrito ni para el 20 ni para el 100 por 100. Tampoco es que sea yo un gran portento, por dios, como también meto la pata y profundamente y me sale un bucle rubio o platino. Tampoco soy tan purista que digamos, tampoco tan osado: talla media jajaja

Bueno, cuelga aquí algo de lo que escribes tú que me gustaría conocerlo, aunque sea por curiosidad, que no conoaco nada tuyo.

Saludos

Toto.

Anónimo dijo...

¿Y el abogado dónde está que ni resuella? Jejejejeje

Toto

Vicente Luis Mora dijo...

¿Quién es el abogado?

Anónimo dijo...

Tu jejejejeje

Toto

Vicente Luis Mora dijo...

Te digo lo mismo que el Gran Wyoming con la medicina: "afortunadamente para la humanidad, nunca he ejercido mi carrera"... Soy licenciado en Derecho e investigo en temas de derecho de la información y de las nuevas tecnologías, pero no he sido nunca abogado. Por fortuna, repito, para mis posibles defendidos. Saludos, Toto.

Anónimo dijo...

"Mi poema tan simple en apariencia, no sólo es ingenioso, sino todo un acto terrorista metafísico."

Gensanta.

Pero no, no... Seguro que es un "fake". Usted no puede estar hablando en serio.

En el caso de que así sea, le diré que su genial poema terrorista ("Todo está inventado / excepto yo") a mí me parece más bien la clásica frase cutre que escribe en su carpeta un niño de catorce años presa de la angustia existencial y esclavo de sus pocas lecturas. Normalmente, cuando uno va cumpliendo años y relee estas cosas suele avergonzarse y se lía a romper folios, pero veo que hay quien sigue orgulloso de ellas.

Espero que encuentre usted a alguien que aprecie lo revolucionario de su Arte. Pruebe en los institutos.

Anónimo dijo...

Ya, ya, ya... es una coña mía... A lo que íbamos, que no dices nada!

Toto

Anónimo dijo...

Pues no te creas, se lo he leído a mi madre y me ha animado a que siga p'alante!!! Así que después de esa observación por parte de mi madre es cuando me dediqué a publicar mis cosas. Que no compartas los criterios de mi madre no es problema mío.

Un saludo.

Toto

José Ignacio Montoto dijo...

Pues por aquí te dejo algunas cosas que intento hacer, ando inmerso en prosa poemática, que no prosa poética, a la par que en poemas y versículos, te dejo algún ejemplo por aquí:

1)

Fue Narciso el primero que reflejó su imagen en el agua mansa torbellino de calma enfureciendo cada gota de agua el primero que manchó su belleza el segundo fue el mar que dejó que los piratas los barcos los hombres las mujeres los pecios le besaran fue el mar sí el mar el que contuvo la mirada del sol el que durmió estrellas y lunas Narciso el mar tus ojos y el armario Tras el armario Patricia tenía su otro yo muñeca pintalabios ella evocando la metáfora de Narciso el mar el agua la belleza la vida la muerte todo queda en los espejos

(De la ciudad de los espejos, Diputación de Huelva 2007)


2)

[Buscó en las calles en las esquinas indagó en las miradas y observó posos de amor escondidos]

(De Génesis, poemario inédito)


3)

Amor
una telaraña tras la puerta
a la espera de una víctima

arañas su piel en la madrugada
envenenas los labios de la noche
los amantes se derriten
al mismo ritmo que los glaciares
se adentran en el mar

finísimos

sudando hasta la última gota

(De los amantes del deshielo, poemario inédito)


4)

En la última planta de los edificios
se construyen piscinas
Eran las diez de la mañana
Le costó ascender los escalones pero los subió

Apenas veinticinco años
a lomos de una cuchilla de afeitar
un álbum de fotografías
y cinco postales
tres palabras
No puedo seguir

El hombre quiere ser un pájaro
si no tiene alas se las fabrica
La ley de la gravedad es justa

La carne al impactar contra el suelo
deja un sonido sórdido
tiñe la acera

(De Kyoto no nos quiere, poemario inédito)


5)

La voz es un viento que abrasa y quema

Ahogando gargantas

Los hombres son afilados cuchillos

Navajas sus lenguas

Hablar condenaría a muerte a un mudo

El silencio duerme

Los sabios se alimentaron de entrañas

Caníbales del dinero

Compartir es partir en dos un todo

La otra mitad

Un poema es un esbozo de canción

Tristeza es un nombre

La desidia nace en labios oscuros

Barricadas de arena

La guerra un caramelo ajando lenguas

(De No poemas, poemario inédito)


6)

TEMA 6

Tema uno: Violencia de género.
Tema dos: Terrorismo.
Tema tres: Adicción.
Tema cuatro: Inmigración ilegal.
Tema cinco: Prostitución.
Tema seis: Calma.

(De En voz alta, poemario inédito)


Como comprobarás cosas sencillas con sus virtudes y sus defectos.

Saludos

Anónimo dijo...

Yo creo que, en los últimos tiempos y quizá propugnado por ese “canon” tan comentado por Vicente, se ha hecho una poesía con un repertorio de recursos bastante limitado y me parece que sería deseable el ampliar horizontes en este sentido. Pero bueno, lo de hacer que un poema sea una onomatopeya de principio a fin me parece un poco pueril. Por cierto, en la “tristumbre” de Vallejo no hay onomatopeya (aunque este autor la utilizara con profusión).

Respecto al poema de Toto, sin entrar en juicios, a mí me ha recordado a otro que leí en algún sitio y que, no sé si haciendo una mezcla con la famosa canción de Aute y el título de un conocida antología de joven poesía, decía algo así como: “Todo es poesía/menos tú”.

Saludos

Sergio Morales

Vicente Luis Mora dijo...

Versión onomatopéyica de un poema de la normalidad

Yo?
bufffff

pío pío

(crack)

boing!





[Donde pío pío es el momento elegíaco]

Anónimo dijo...

Sergio, cuando hablaba de onomatopeya me refería a que estuviesen completamente acoplados sonido y sentido, no exactamente a lo que significa en los manuales de Lázaro Carreter... Quizás no sea el término más correcto, pero es el más aproximado que he encontrado. Y "tristumbre", por el sonido y el sentido me dan con la costumbre de la tristeza en los huesos. Además, yo mismo rechazo en el comentario lo de convertir el poema de arriba abajo en una onomatopeya.

Vicente, muy buena la versión onomatopeyística del poema de la normalidad... ¿Te atreves con otra tendencia?

Vicente Luis Mora dijo...

Versión onomatopéyica de la poesía del silencio










Donde [ ] es el elemento ontológico.

Anónimo dijo...

Versión onomatopéyica de la poesía de Toto



yo





donde [yo] es el elemento egocéntrico


Toto

Anónimo dijo...

Diego, en “tristumbre” ¿Crees que es el sonido de la palabra o las referencias que nos trae el sufijo “umbre” (podredumbre, herrumbre, costumbre –que, curiosamente, tú mismo mencionas-…) añadidas al nombre tristeza, lo que permite conseguir ese efecto?

Saludos

Sergio Morales

Anónimo dijo...

Bueno, a este paso voy a llevar a cabo un desembarco de poesía "canaria" jejeje... Les voy a transcribir el poema de un amigo llamado Pedro Flores titulado precisamente VALLEJO:

La tristeza es de Vallejo;
si uno no sabe ponerse triste
a la manera de Vallejo
mejor no ser un poeta triste.
Es insuperable aquello de
"...un día del cual tengo ya el recuerdo".
Vallejo nació aquel día
que Dios estuvo enfermo.
A menudo Dios se queda
con lo que no es de Dios,
pero dejemos a César
lo que es de César.


Toto

Anónimo dijo...

Gracias por tu gesto, Nacho, por exponer esa obra tuya. De todos, el que más me gusta es el primero, el de Narciso. Sobre el resto tendría que conocer cada uno de sus contextos, me parece, para valorarlos mejor. El primero me parece el más logrado.

¿Por qué no me envías ese libro que tienes publicado?

Un saludo.
Toto

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Bueno, Sergio, aquí tendríamos que pararnos a comentar las relaciones entre sonido y sentido. Mala pregunta has hecho, porque el tema me encanta, especialmente si está relacionado con la poesía.

Sócrates, en el Cratilo, insinúa que podría haber algún tipo de relación entre el sonido y el sentido, de manera que la letra i estaría vinculada a lo pequeño, mientras que la a lo estaría con lo grande. Aquí sin duda tiene algo que ver el grado de apertura de la boca al pronunciar estas letras: la a es el grado máximo, y la i (junto con la u) el grado mínimo. Y aunque Sócrates en la misma obra termina convencido de que el significado de las palabras es arbitrario, no deja de ser curioso que ciertos sonidos lleguen a crear una especie de representación del significado, como la i, que en palabras de distintos idiomas a veces simboliza lo
pequeño: "chico", "petit", little", etc. (Acuérdate del soneto a las vocales de Rimbaud también.)

En las onomatopeyas y en las aliteraciones parece que es cuando la relación entre sonido y sentido se pone más en relieve, como en el caso de la palabra "tristumbre", donde al menos a mí el juego consonántico entre t y r me evoca una ruptura, algo que al ser golpeado se rompe y duele, y su repetición hace de espejo, como si eso no hubiese pasado una sola vez.
¿Imaginación? ¡Toda la del mundo! ¿Amor por la poesía de Vallejo? ¡Más! Pero ten encuentra que Franscisco Sánchez, en el siglo XVI -creo-, había llegado a la conclusión de que la relación entre el sonido y el sentido en las palabras se establecía propiamente entre los sonidos del lenguaje y los sonidos de las cosas significadas. En el caso de "tristumbre" estamos ante un neologismo, del cual Vallejo no nos dejó definición alguna (¿para qué?) y que por lo tanto depende en gran medida que el lector lo dote de significado según lo interpreta. Así, para mí se establece una relación entre el juego y repetición de t y r con lo que ya he dicho antes que me evoca. Esto es, pues, totalmente subjetivo.
En fin, Sergio, perdona la parrafada. Y al margen de todo esto te digo una última cosa: "tristumbre" me parece uno de los neologismos mejor logrados en nuestra lengua.

Vicente Luis Mora dijo...

No ha habido censura, obviamente, al comentario de Vaya, el propio Diego me ha pedido que corrigiera las erratas de su primera versión. Saludos a todos.

Vicente Luis Mora dijo...

Versión onomatopéyica de un poema de mi querido Bukowski:

Glub glub glub

Arf! Arf!

chup chup


uy...!





[Donde el espacio entre chup y uy indica... bueno, ya sois mayorcitos]

Vicente Luis Mora dijo...

Ahora en serio, quiero copiar aquí, por lo que puede añadir al debate, este poema de Dolan Mor que acabo de leer en su singular poemario "Nabokov's butterflies", que acaba de aparecer en Aqua Libros, Zaragoza:


POÉTICA EN EL SALÓN DE UN HOSPITAL


La poesía está donde en realidad no está


la operación del cirujano
con su fino escarpelo
me recuerda el oficio
de un poeta que escribe
una herida en la hoja /
la sangre fluye en hilos /
deja manchas / palabras /
que después la enfermera
limpia sin avisar
con alcoholes y guantes /
el médico secciona la herida
que sus dedos abren
al separar un músculo de otro /
pero es cuando sutura
la carne con el hilo
y los puntos se pierden
del color de la piel
cuando más se parece
el médico a un poeta /
una herida es borrada
por la mano que ata /
un poema invisible
aferrado a la hoja /
la cicatriz perfecta /
que el lector no descubra
dónde está cada punto /
una obra de artista que sólo
el operado / al tocarse / recuerda /

Anónimo dijo...

Bien por el poema de Dolan Mor. "Entendido" su mensaje, enton ces "la crítica", o mejor, el bombardeo crítico e inmisericorde hasta la extenuación equivaldría a un contracirujano ajeno al poema, a la herida, hasta deshollarlo/a y producir un desangre innecesario, otra herida más grave donde todo estaba cicatrizado: una contraejecución poemática.

Toto

Anónimo dijo...

"deshollarlo" = "desollarlo", se sobreentiende.

Toto

Vicente Luis Mora dijo...

Os dejo este comentario que he puesto en el post de Nocilla, por si os interesa:

SPAM POETRY

Buscando cosas sobre el Mark Hansen que cita Germán Sierra, descubro que hay no menos de doce personas en el ciberespacio haciendo cosas con ese nombre. Se puede hacer un buen relato con esto, ya que uno es un eminente filósofo de Princeton, otro es un hoax que se dedica a timar a los internautas bajo el nombre de una empresa llamada Opera Sofware (ver http://www.fernandogomez.es/2006/08/22/mark-hansen-y-el-timo-de-comprar-tus-dominios), hay un tal Mark V. Hansen que escribe unos libros de autoayuda con títulos patéticos como Chicken Soup for the Soul o The One Minute Millionaire, y un astrofotógrafo (no sé lo que es) homónimo; además, en la australiana Mark Hansen First National Real State podréis compraros casas en Sidney por un pico, y no dejéis de saber qué escuchan los jóvenes mormones de Utah gracias a markhansenmusic.org. Hay otro Hansen que estudia cine y medios desde la Chicago University y hay varios estudiosos más de temas artísticos y tecnológicos. El que cita Germán, que es muy pijo para estas cosas es, desde luego, el primero, el filósofo. Pero he descubierto otro Hansen muy interesante, un profesor de estadísticas de la UCLA (universidad californiana de donde venía, si recordáis, Michael Jordan), que entre otros proyectos políticos y artísticos, tiene este de Spam poetry. Para vosotros:

Spam Poetry
By Mark H. Hansen,

A new job, a new spam filter. While the setup at UCLA is effective, I've had a few important emails banished to an inaccessible quarantine area. Paranoid fool that I am, I decided to live life outside the the protective cushion of the Department's spam filters. Mistake. But I did start to appreciate a rhythm to my unsolicited email, a kind of poetry. Here are a few patterns that I've found strangely poignant.

My troubling decline
[12 subject lines, VIC0D1N e-mails, 10/04]

how is my brother hurting
your son hurting
your mother hurting
pain is killing you
assist your brother in pain
assist your brother with his suffering
is his sister in pain treatment
are you in pain
your father needs to cope with the pain
is her father suffering
is my boyfriend hurting
how is my boyfriend hurting


Berlioz's uncle
[15 subject lines, "mo r t gage" ads, 11-12/04]

the splash of waves
by blue night-lights. Out
Thoughts raced, short, incoherent
window-sill with his hand,
up still more...
Well, who knows, who
sang out. His eyes
more. But I pity
the woman meanwhile, without
Drink! said the executioner
water-soaked cloth of his
that the professor was
right out of you!
You see, Poplavsky began
the next door bore


Spam Waugh
[Senders of pornographic spam, ads, 2/15-3/20/05]

Giggler C. Gilgamesh
Axiom M. Isolationism
Insinuations P. Ability
Strowe L. Transmuted
Archaeologist A. Machs
Punched O. Vilification
Sedatest Q. Sushing
Forced Q. Sadness
Unimpressive U. Counterfeited
Generalities S. Gnaw
Chastity J. Misleads
Insemination D. Solitaries
Fortyfying F. Shipwright
Muddiest E. Ladybird
Detected I. Pitchmen
Unknowable S. Easiness
Dixon D. Gurgles
Demand R. Tautly
Sourpuss I. Translator


[Mark H. Hansen
Associate Professor of Statistics ]

Co-PI, Center for Embedded Networked Sensing

Courtesy appointments in the Departments of
Desgin|Media Art and Electrical Engineering, UCLA

8951 Mathematical Sciences Building
University of California, Los Angeles
Los Angeles, CA 90095


e-mail: cocteau@stat.ucla.edu

Anónimo dijo...

Prefiero, Vicente, una página porno a lo que has colgado. Literariamente me interesa mucho más. Y es en serio.

Toto

Danilo T. Brown dijo...

Gran poema sí señor:

"No paseo. Ni ando. Voy a casa.
Cayó del monedero el bono bus
y tengo cinco duros. Ni para
cerveza me queda. Te amé
escrupulosamente. Iba
a charcuterías y te invitaba
a cenar. Eso era una muestra
evidente de mi ternura. No
tengo nada. Nada."

De todo lo leído me quedo con esto y con el momento elgíaco del poema onomatopéyico de Vicente.
Lo demás apenas he podido leerlo, y no por un problema en el ojo, sino porque no me interesa lo más mínimo.

Esto es toto, toto, tototoooodo amigos!

Anónimo dijo...

no termino de pillar lo de la spam poetry...


mi inglés no da pa tanto, parece.

Isabel dijo...

No he leido a Maillard, pero la lectura de sus "Tejidos..." me ha hecho recorrer mentalmente los libros de una autora nuestra, Carmen Martín Gaite. Sus referencias en ellos a los espejos, cuentos de hadas, la costura, la aguja e hilo conductor en sus collage. No sé escribir ni estoy a la altura intelectual de los que lo hacéis aquí, pero cuando escribo intento que sea como cocinar, por la creatividad que conlleva, y como zurcir, por la ambicición de perfección de que el escrito-zurcido quede lo más parecido a una tela que tape el agujero de la página en blanco.

Vicente Luis Mora dijo...

Gracias, Isabel, por tus hermosas palabras. Un cordial abrazo y bienvenida.