sábado, 15 de diciembre de 2007

William T. Vollmann o la breve desmesura

Érase una vez el siglo XX


William T. Vollmann
Europa Central; Mondadori, Barcelona, 2007



De modo que me aplico a la tarea, en esta oscura noche de invierno me preparo para invadir el significado de Europa
W. T. Vollmann, Europa Central
Al fin y al cabo, lector, ¿no prefiere creer que esta historia que se está tomando la molestia de leer tiene algo que decirle?
W. T. Vollmann, Europa Central


Cómo reseñar Europa Central. Tras darle muchas vueltas, sólo se me ocurre imitar su estructura, haciendo un discurso fragmentario que trate, desoladamente, de dar cuenta del todo.

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Érase una vez el siglo XX

Esta frase de Vollmann, “érase una vez el siglo XX”, que aparece en la página 789 de esta oceánica, maravillosa, brutal, desorbitada y desgraciadamente corta Europa Central, podría ser un buen resumen de la misma, ya que en su interior laten todos los miedos, las contradicciones, los errores, los excesos y los crímenes del siglo pasado, contados a través de algunos de sus personajes principales, desde artistas como Shostakóvich o Ajmátova hasta políticos como Stalin o Hitler, pasando por todo tipo de militares, puesto que el argumento de Europa Central es -como el del mismo siglo XX-, sustancialmente bélico.

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El agente de las SS Gerstein, el general ruso Vlásov, el mariscal de campo nazi Paulus: a Vollmann le atraen los traidores, los disidentes; aquellos personajes históricos que son capaces, en sólo un par de meses, de luchar por dos ejércitos distintos.

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La estructura narrativa, la constante utilización de documentos de la época y el modo histórico de contar pueden sorprender al lector, pero éste pronto es atrapado por la fiel recreación vollmaniana de la conquista de Europa Central por Hitler primero, y su recuperación por Stalin después. Es un tema capital de esta novela, por tanto, la paradójica inclinación de Vollmann a atenerse a la verdad histórica para luego apartarse en ciertos casos de ella. En la nota “Fuentes”, situada al final de la novela, aclara que “las historias de este libro no están basadas en hechos históricos con la misma rigurosidad que las de mi serie Seven Dreams. En este caso, el objetivo era escribir una serie de parábolas sobre actores morales europeos famosos, infames y anónimos en momentos decisivos” (p. 797). Sin embargo hay cincuenta páginas de notas sobre bibliografía y se aclara que “los sistemas sociales aquí descritos, junto con todas sus instituciones y atrocidades, proceden, por completo, de archivos históricos” (p. 797). En una entrevista publicada en el nº 286 de Quimera, dice Vollmann explica su proceder: “crear una novela histórica, si realmente llegas a conocer una considerable cantidad de cosas que ocurrieron en aquel tiempo y después intentas imaginarte cómo habría actuado una persona, cómo habría hablado, puede llegar a ser algo útil”
[1]. Vollmann comienza escribiendo ensayo para conocer un tema y, cuando tiene los suficientes datos, se permite a sí mismo crear ficción. Necesita partir de la verosimilitud absoluta para luego ir pervirtiéndola, mediante dos mecanismos: la aparición de fragmentos irracionales o sobrenaturales, narrando sucesos imposibles que le “ocurren” a los personajes (véase el capítulo “Idilios de puente aéreo”); segundo, mediante la retraducción (p. 833), versión (p. 828) o alteración programada (p. 814) de documentos reales hasta que se adaptan a la idea que Vollmann tiene de lo que realmente pasó desde una perspectiva narrativa, dejando la idea de fidelidad histórica en segundo plano (“esto es una obra de ficción”, p. 797). Esa libertad le permite, incluso, imaginarse o inventarse abiertamente situaciones plausibles entre los personajes, en concreto la relación amorosa entre el cineasta R. Kármen y H. Konstanstinoskaya o el destino de los hijos de von Paulus (a este respecto, añade Vollmann en una nota: “todo esto no son más que meras especulaciones, que es el regalo que Dios le ha dado a los novelistas históricos”, p. 824). Por tanto, para el autor norteamericano la fidelidad histórica es un largo proceso que acaba en la documentación exhaustiva, que permite al novelista -una vez dominado el conocimiento de la época-, colocar a los personajes y darles vida sin temor a cometer errores[2]. Pero que acaba ahí, dejando sitio desde entonces a la literatura en estado puro. En resumen, Vollmann sabe que, por mucho que se documente, por muchos testimonios o documentos registrados que existan, la Verdad única no existe y el hilo real de los hechos históricos es incognoscible. Por ello, de las miles de combinaciones posibles, él escoge una y la desarrolla a rajatabla, hasta el final, retocando incluso los documentos o testimonios reales que pueden contradecirla, para adecuarlos a ella. El resultado es una magnífica historia sobre las formas de contar la Historia.

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“B. N. Yuriev fue el primero que elaboró una rigurosa prueba teórica según la cual era posible volar en helicóptero. ¿Qué podría hacerme usted si yo corrigiera la historia para que el nombre de ese teórico pasara a ser E. E. Konstanstínovskaya? Como mínimo, ¿no puedo situarla en uno de esos biplanos soviéticos de color azul y verde que no paraban todo el rato de zumbar sobre nuestras cabezas?” (p. 93)

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Uno de los mayores aciertos de esta obra plagada de ellos es la descripción integral del músico D. D. Shostakóvich. Vollmann, que es un artista obsesivo, es el novelista ideal para explicar las obsesiones creativas de los demás. Así, en el caso del compositor ruso, muestra perfectamente la abyección del creador capaz en potencia de vender a su madre o de dejar morir a su hijo si eso va a mejorar la sinfonía (p. 223), o el músico que, muerto de hambre, débil o enfermo, se pregunta si los obuses de fragmentación deben expresarse mejor con un carillón o especificando “que la orquesta debe utilizar mazas metálicas. Shostakóvich, que sonreía de felicidad, subió a la azotea mientras se preguntaba si iba a morir ese día” (p. 228). Algo más adelante, lo hallamos aún más claro: “por aquel entonces, era mi deber, por el bien de la sinfonía, buscar el dolor. Lo sé” (p. 230). No sólo es un maestro en descripciones psicológicas; son increíblemente meritorias las descripciones que hace de las piezas musicales del ruso, adaptándolas a los movimientos bélicos o políticos del momento, sin olvidar su dimensión musical (cf. p. 226).



Shostakóvich haciendo de bombero durante la II Guerra Mundial









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Vollmann, que es alguien obsesionado con la violencia, tema al que ha dedicado un ensayo de siete volúmenes, tiene una endiablada capacidad para transmitir el horror y la violencia, aunque también es capaz como pocos de sugerir ternura o humanidad; a este respecto son memorables los capítulos donde describe el concierto de Shostakóvich en la azotea del conservatorio durante el asedio de Leningrado, mientras caen las bombas, o el momento –seguramente inventado –en que el general nazi F. von Paulus observa con los prismáticos el avance de su hijo en el frente de Stalingrado (p. 398). Sin embargo, no hay que pensar que la fascinación que Vollmann siente por la violencia supone complacencia o falta de crítica respecto a ella: así, se pregunta explícita y directamente no ya para qué “mereció la pena” la muerte de la heroína rusa Zoya, sino cualquier muerte de soldado; “es más, ¿y las muertes aleatorias que pasan sin pena ni gloria en época de paz?” (p. 443); ninguna, nos dice, tiene sentido. Véase al respecto el grave debate moral de las páginas 488 a 490, y esa brutal anécdota que nos coloca desnudos y de frente contra el demonio moral último del ser humano: el médico militar que se pregunta si no habrá algún método incruento para exterminar seres humanos en grandes cantidades. Quizá su objetivo es la enseñarnos el poder del mal para distinguirnos de él: “Aparece todo en tu libro. ¿Cómo podemos convencer a los demás de que sean buenos, si no tenemos ningún mal que señalar?” (p. 156).

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“(…) es demasiado simple descalificar a los nazis como inhumanos y bestiales: ¿qué pasaría si el problema con los nazis fuera precisamente que permanecieron ‘humanos, demasiado humanos’” (Slavoj Zizek, Visión de paralaje; Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2006, p. 67).

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Es fascinante la estructura de voces y narradores de la novela. En las partes “rusas”, hay dos narradores, uno innominado, y otro, que es un agente del partido, llamado Alexandrov (véase p. 510). En la parte alemana, es también un nazi quien nos cuenta la historia; los narradores omniscientes son partidarios. De súbito, se mezclan entre sus voces las voces de los otros personajes, especialmente Shostakóvich, que tiene un peculiar modo inconexo y trunco de explicarse. Vollmann, que domina todos los resortes narrativos, es muy consciente de que hay alguien leyendo, e incluso le interpela directamente: “lector, ¿a cuál elegiría usted?” (p. 240). De nuevo la historia consciente de ser Historia.

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La imagen del nazi educado, cortés y culto, que tanto martiriza a George Steiner, es representada por Vollmann a través de Friedrich v. Paulus (véase p. 394), capaz de escuchar Beethoven primero y lanzar después un batallón de tropas a la muerte.


Shostakóvich, vigilado por Stalin









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El capítulo “Dentro de la montaña”, tres demoledoras páginas sobre la muerte del Führer, es uno de los textos de raíz histórica más impresionantes que leído jamás. Ay, si nos contaran así la Guerra Civil nuestros narradores.

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Para Vollmann, Europa es una mujer. Unas veces es una mujer fascinante, como Elena K.; otra una cualquiera: “¿Qué pudo impeler millones de balas, ya fueran disparadas por hombres o no? Vosotros decía ‘Alemania’. Ellos dicen ‘Rusia’. Sin duda alguna, no pudo ser la propia Europa, y mucho menos Europa Central, que siempre es una chica buena y dócil. Repito: Europa es una vaquilla tierna, una virgen rellenita, una doncella R o chica P preparada para el amor, un ángel, un premio sumiso” (p. 25). El caso es que, como él mismo ha apuntado, lo esencial de Europa es que es un ser cuya historia no le es indiferente a nadie, porque todos la quieren y, de una u otra manera, la siguen deseando.





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Notas
[1] Entrevista con Mathias Enard, Quimera 286, septiembre de 2007, p. 39.
[2] “Escribí una trilogía de novelas sobre prostitutas. En las dos primeras intenté ceñirme con todo detalle a las historias que me contaron las prostitutas. Finalmente, cuando emprendí la tercera, The Royal Family, sabía ya lo suficiente para echarle algo de imaginación. (…) si lo hubiese hecho antes, habría cometido un montón de errores”; entrevista con Mathias Enard, Quimera 286, septiembre de 2007, p. 39.

53 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo verle llevar una etiqueta "léeme"

"Érase una vez el siglo XX" me recuerda al inteligente y divertido título del edificio de Perec "La vida: instrucciones de uso"

Menudo siglo el XX que es como decir, ya se acabó.

¿Conocéis la defensa de Rudolf Hess en Nuremberg? Racionalizó tanto el discurso de la Verdad Única que aquello incomprensible sólo podía haberlo causado el mismo Mal Único desde los hornos. Detenido en Escocia ya lo había explicado. Al médico también le dijo "usted mismo ayer me dio una sopa que me sentó mal. Fueron ellos, se lo hicieron hacer"

Todavía se sigue hablando de conspiraciones. Tremendo. Que se pueda hablar de conspiraciones no es tremendo. Es posible. Muy difícil concretar todo sin dejarse nada. A partir de una taza comprada en China puedes, sirviéndote de su dibujo, explicar cosas. No sé, un recuerdo de Londres con la imagen de Lady Di, explica mucho. Es un gran diálogo. Lo que me parece tremendo es utilizar las conspiraciones más allá de programas tipo revista "más allá"


La RAF bombardeando sin necesidad Alemania ya a punto de caer.

La cuestionable actitud del Papa estando Roma ocupada.

A Hitler le da pereza destrozar París.

Nueva York centro artístico. Estados Unidos es la voz de occidente. Bombas. Guerra fría. Bombas. Espías. Kennedy. Luther King. Vietnam. Nixon. Bombas. Palomares. Bombas bombas. Chimo Bayo.


Abrazos

Anónimo dijo...

Menos mal, Mora. Pensaba que te habías hecho crítico de arte.

Vicente Luis Mora dijo...

Sólo te ha faltado añadir: "qué horror". Tranquilo, tuve fiebre, se pasó.

Sergi Bellver dijo...

Si todavía me fascina el siglo XX (como hoguera en la que se arroba un pirómano, o a la que se arroja un demonio -ignífugo-) es porque me parece el momento de la Historia en el que se han destilado los mejores y los peores alcoholes del género humano.

Aparte de los siglos IV y V A.C., pero ese es otro tema.

Todavía vamos de resaca en lo que llevamos de s.XXI. Todavía nos hace falta despejar la mente (que no incógnitas, todo está masticado ya) para hacer algo nuevo con lo que venga, un zumo sin azúcar, a lo peor.

Un abrazo beodo.


pd: ¿Así que Morarás entre Páginas de Espuma? Estaré atento.

azarfram dijo...

Amigo liraminan, a mí me parece muy bien la variedad temática de las entradas de este blog. No gratuitamente en el encabezamiento del mismo rezan la frase "buscamos una critica en tiempo real para el siglo XXI" y una cita de José Luis Brea "el artista es un productor de directo".

Vicente Luis ha declarado su fascinación por Banski, un artista fundamental de la contemporaneidad, y espero su comentario sobre él con mucho interés. Y por supuesto, leo todos los restantes artículos, aunque no pueda opinar por desconocimiento en algunos de ellos; pero aprender, siempre aprendo.

Vicente Luis, ten fiebre siempre que te apetezca. Y gracias por este espacio no excluyente.

Jordi Roldán dijo...

La violencia es el ser humano, no forma parte de él. La violencia extrema es el siglo XX, no estaba en él. "El pianista" nos ofrece también la imagen del músico tocando mientras bombardean su emisora, o en el final, cuando el piano y la derrota cercana, le hacen perdonar la vida al judio patético, superviviente de la maquinaria de guerra a la que sirve el oficial alemán que le descubre.
Es igual nazis o soviéticos, norteamericanos o chinos, es la humanidad, que lleva en su nombre la mayor contradicción.
Conocemos de qué estamos hechos, pero ni puta idea de cómo relacionarnos, ni en el siglo XX ni en el actual, por mucha cultura y arte, son las mismas minorías, que además, en ocasiones escuchan Wagner y desenfundan la pístola, o el M16.

Se confirma la teoría, lo paranormal no está en Iker Jiménez, está en los diarios.

Habrá que leerlo.

Anónimo dijo...

También animo a Vicente a tener fiebre siempre que le apetezca ( cultural, del sábado noche, la de Otis Blackwell
[ aquí la original, interpretada por Little Willie John
http://boogiewoogieflu.blogspot.com/
2007/03/fever-and-spasms-at-flu.html

La versión más conocida de Peggy Lee:
http://es.youtube.com/
watch?v=8FlIGGlZH3Q&feature=related

Siguen más versiones dejando atrás, pienso, el hecho de poder apreciarla sólo como música ]...)

Soy partidario de recordar que el lenguaje (literario o de otro tipo) no hay que tomarlo al píe de la letra.

Por ejemplo, transcribo las respuestas (no todas) de Jean-Jacques Picart, consultor en estrategia para la alta costura, a las preguntas de Imma Sanchís (Magazine. La Vanguardia. 16/12/2007)

- Estamos en un momento importantísimo, ante el fin de una larga historia sin que todavía haya comenzado algo realmente nuevo. Estamos como pasajeros en tránsito. Hemos descendido de un avión en el que Tom Ford, Gucci, (...) y todos los grandes grupos de lujo hacían que la moda y el negocio fueran una misma cosa

-Hay una gran valoración de la apariencia

-Eso se acabó. Se acabó la creatividad de apariencia de superficie, viene una creatividad de sentido. (...) el producto mezcle calidad e integridad y no simplemente el efecto. Empieza a notarse en los círculos que marcan tendencia una rebelión y resistencia frente a llevar las siglas como bandera. La moda hoy día es importante, pero ya no es capital, porque la sociedad capitalista consumista nos ha llevado a todos a un clima de ansiedad . Cuando el día a día está marcado por la ansiedad, los valores cambian.

- Incluidos [los ricos] porque el presidente de una gran empresa puede estar mañana en la calle, basta una fusión. En este ambiente general. La gente está más atenta, ya no quieren comprar cualquier cosa. (...) La mezcla de inteligencia y fantasía será la felicidad en la moda del futuro

- Ahora la gente se pregunta más a menudo ¿necesito esto?

- Hay una especie de madurez con relación a los excesos del mundo

- Las ... van a tener que mirarse al espejo y preguntarse qué quieren ser (...) Es decir, reencontrar su identidad, que es una forma de integridad porque ya no vale todo.

- Creo que la honestidad va a empezar a ser imprescindible, y soy consciente de que estoy siendo un poco moralista, pero pienso que la moral es algo que necesitamos

- En el mundo de las revistas de moda reina la confusión, en general falta singularidad, dirección y sentido. Sólo entre los paises que se han incorporado más tarde al negocio de la moda hay cierta autonomía, cierta discusión. La directora de moda de "Vogue China" me dijo en nuestro último encuentro: 'Ten en cuenta que en 10 años hemos pasado de Karl Marx a Karl Lagerfeld'.

En dos momentos he quitado términos del mundo de la moda. Uno, no lo he incluido al final de la frase, no se nota. El otro son los tres puntos sin paréntesis. No estoy seguro de que hable sólo de moda.

Si quito moda me parece encontrar temas de la literatura actual.
También la resaca de la que habla Sergi.
El "ya no todo vale" en varios lugares.
Mezcla de inteligencia y fantasía serán la felicidad (literatura, expografía, ¿qué/cómo se mezcló en el XX? ¿Un cóctel explosivo?

Quiero decir, que en el mismo sentido, pero sin hablar tanto los edificios (y todo) le hablaban a Shostakóvich de algo que miraba de expresar musicalmente. Y Shostakóvich (no él, sería dar crédito al espiritismo) a Vollmann.

Quizás el opinar, en mi caso más mal que bien, también sobre arte sea señal de una nueva -en el sentido de "nueva, si no ha tenido lugar antes"- concepción en lo referente a la relación literatura-arte.

No sé, cuando lea el libro creo que me interesará imaginar bien los edificios, por decir algo La novela tiene una construcción. Las técnicas narrativas ayudan a a hacer presente algo inexistente. Igual ocurre al hablar. Hacemos aparecer algo que no está aunque nos refiramos al presente. El lenguaje es un medio, no es inmediato. Lo inmediato es sin nada entre medio.

Por eso me parece importante recordar no tomar al píe de la letra el lenguaje. Esos valores cambiantes de los que habla el capitán Picard aparecerán en la novela de Vollmann o en su lectura.

De Karl Marx a Karl Lagerfield en 10 años. Han tenido que cambiar de valores tantas veces y en tan poco tiempo, en China, (no hay derechos garantizados pero -Vicente espero que no te ponga en un compromiso, cambiaré el nombre del país por si acaso- el último encuentro del presidente de China con el de VTB, el último no podía mencionar el tema o le recordarían unas cosas similares. Innecesario: las actuaciones de ambos gobiernos ya no valen) que Frederic Jameson dio una conferencia y se entusiasmaron fanáticamente (los chinos. Jameson pensó: el peligro amarillo)

Quiero decir, y con esto acaba el sermón, que también está la cuestión de Europa, de Occidente después del siglo XX y éste una vez fué...

Abrazos

PS: quizás Liraminan se refiera sólo a que disfruta más cuando el diálogo va entorno a un libro. Ni idea.

Lo que sí me parece recordar que en esas conversaciones se hacen referencias a otras artes igualmente. Dándome una sensación de: lo mismo al revés, lo mismo

Ver literatura u otra cosa, puede verse, diría.
Torre Agbar se ha visto un cómic.

Anónimo dijo...

Acabo de leer el comentario de l'Habitació, he repasado el principio del post de Vicente (la cita: Al fin y al cabo, lector, ¿no prefiere creer que esta historia que se está tomando la molestia de leer tiene algo que decirle? W. T. Vollmann, Europa Central) y apenas recuerdo lo que he escrito hace un momento (utilizo la escritura como médium)

Encuentro que, tomando la cita como patrón, la misma pregunta se encuentra en ambos comentarios (el de L'Habitació d'Arlés y el del otro)

Sin tomar al píe de la letra el lenguaje, no es la realidad, incluso así, parece que puede referirse. No tanto a la realidad de la que puede hablarse -en el más neutro y repetitivo uso: transmitir información- como si no pasara nada. Me parece que sí pasa. Por ejemplo: esa realidad de la que puede hablarse, de la que se habla, ya no está, no existe. Se necesita otra, yo necesito otra.

logiciel dijo...

¿Quién ha dicho que la arquitectura no pintaba nada aquí?

http://www.supraphoto.com/Royalty-Free-Photos/photo-new-Berlin-history-0017913/?langId=4

Quien haya estado me dará la razón.

Anónimo dijo...

En breve termina la exposición del MACBA: Bajo la bomba. El jazz de la guerra de imágenes transatlántica. 1946-1956

http://www.macba.es/controller.php?p_action=show_page&pagina_id=28&inst_id=21710&lang=ESP&PHPSESSID=r15g45u5n6pj4peog9jfqi3iq0

Felicitaciones y agradecimientos a todos.

Anónimo dijo...

Esto no tiene nada que ver con el post, Mora, es sólo curiosidad. En tu libro Circular. Las afueras hay un personaje, cuyas siglas son J.L.G.M., que te recomienda que te atengas a la "normalidad" establecida. ¿Es García Martín?

Anónimo dijo...

Muy buenas.

He entrado al blog otras veces como anónimo y ya he sido bienvenido, gracias.
La imagen del nazi culto es harto interesante y dice algo acerca del poder de la cultura en la conformación moral de una persona. ¿Somos lo que leemos, lo que miramos, lo que escuchamos? ¿salsa rosa nos hace irremediablemente peores? Puede que no necesariamente peores; mas sí menos especiales... El filósofo T.W.Adorno creía a principio de los años treinta que el partido nacionalsocialista no constituía un peligro por el cual hubiera que ir pensando en emigrar de Alemania. Consideraba que la música, como la de Mahler o como los conciertos para clarinete de B.,a la que el grueso de la burguesía alemana adoraba, dotaban al individuo de un fondo de moralidad indestructible, un fondo que habría impedido que ocurriera Lo Peor: se equivocaba. Una cosa sí sabían los otros miembros del Instituto de Investigación Social, y era que los empleados, el proletariado alemán, después de los susecivos cambios de gobierno de la R.W. , y de una pésima situación económica que se prolongaba ya demasiado tiempo, estabán ávidos de autoridad, que no de sangre. Pero la sangre corrió, sangre de la carne y del espíritu. Adorno se equivocaba: "me equivocaba", pensó ya en tierra inglesa.
¿Nos hace la cultura mejores? Este es un tema interesante, me molaría leer lo que decís de esto.

Anónimo dijo...

Bienvenido otra vez parli charker

Si que es interesante - personalmente me lo parece más que si G.M. significa Gutierrez Mellado o es MacGuffin al revés.

Pensando en Adorno y un nazi, ambos escuchando a Mahler, al segundo no le consideraría culto al simbolizarme (autoridad fanática, todo tipo de tortura) la incultura.

Adorno tenía cultura musical. No sé si los otros, los que quemaban cuadros y libros, imponían un arte, códigos, gestos, indumentaria, lenguaje eran capaces de recibir a Mahler cómo Adorno.

La cultura sirve para, por ejemplo, eso, darse cuenta (desde varios enfoques) la construcción por parte del partido nazionalsocialista de una pseudo-cultura (venida del mesias-líder del pueblo-accionista principal) ya es indicatiivo de la importancia que tiene.

Aquí lo dejo

Saludos

Sergi Bellver dijo...

A Parli Charker:

No sé si mejores, pero la cultura, desde luego, nos hace.

Fdo:

Diles Mavis

Anónimo dijo...

Y nos deshace, diría Lingus Charmes


Wagner en las orejas de Hitler no era el Wagner de las orejas de Coppola ni el de las de Adorno ni el de la de Van Gogh (la de cristal)

Esta es una de las consecuencias de la borrachera: reformularse las cosas, la manera de pensar. Tal y cómo lo hemos hecho, nuestra cultura civilizada, la que ha montado.

La red, sirve para comprobar los funcionamientos sistémicos, por ejemplo. Apostar por un tipo de pensamiento similar creo que es a lo que se refieren cuando hablan del desconocimiento, por parte de los jóvenes, de la cultura del esfuerzo. Importante ese esfuerzo, útil ese esfuerzo, se ha utilizado mucho el esfuerzo anterior, ha costado mucho y ahora no se esfuerzan en aprobar. ¿No comprenden la importancia del estudio? ¿de la instrucción? Así podrán encontrar trabajo, comprarse un coche, un piso con la novia, un colegio para los niños. Fracaso escolar es fracaso nuestro, me parece.

Una cosa es lo que podemos conocer objetivamente, otra lo que hagamos de manera personal con lo que nos llega. quiero decir, podemos conocer , con los métodos racionales de toda la vida, el funcionamiento del aparato auditivo.
Luego está cómo, en qué mundo se convierte para el oyente.
No creo que la música culturice (representando Adorno la cultura en todo esto) a Hitler. Hitler interpretaba otra cosa.

Nazionalisocialismo funciones religiosas y de partido laico, ilustrado. En mi opinión, muestran Institución Eclesiástica no es religiosa - puede ser falseada - y si no está claro a veces, ya quedaba claro, a lo que llamamos razón es mismo esquema Institución religiosa - puede ser falseada. El enemigo se convirtió en aliado, la razón se convirtió en un error para otro error.

¿Quizás no interesa o no se sabe el uso de la cultura? ¿Cómo ser más parecido a Adorno que a Hitler?

storia dijo...

Para parli charker:

Habría que hablar primero del tipo de cultura. En este caso alta cultura, y de sus árbitros, los críticos de las élites culturales alemanas. Aunque todo es cultura, la baja también, y no está clara la frontera.

Pero para concretar, en mi opinión no. La cultura no nos hace mejores. Y no puedo estar de acuerdo con _-_, Heidegger y Heisenberg eran dos nazis declarados y muy cultos. De acuerdo con la habitació d'arles. La maldad reside en el género humano. Pero en el caso alemán la componente cultural (en general) fue determinante para inculcar un espíritu (léase Forman, Cultura en Weimar: causalidad y teoría cuántica, que explica el desarrollo de la mecánica cuántica en un ambiente antirracionalista y Rosa Sala, El misterioso caso alemán). Los americanos hubieran matado de una forma más pragmática.

Último caso de que la (alta) cultura no ayuda a ser mejor: Aznar jactándose de leer a Thomas Mann y Stefan Zweig y utilizándolo de justificación para la fotito de las Azores.

Saludos.

Anónimo dijo...

Cierto storia, en adecuación a tu mensaje un nazi puede ser culto: Knut Hansum, Junger, Speer, Heidegger, los que quieras.

Para evitar una definición de cultura (quizá no lleguemos a ningún acuerdo), generalizaciones y cosas así tomo los conceptos de cultura según los entiendo a partir del mensaje de Parki, siendo coordenadas espacio-temporales: Europa, segunda mitad siglo XX. Adorno sería un emblema de cultura (sin definir) y un activo nazionalsocialista, emblema de aquello que no lo es.

De esta manera intento decir no son los productos culturales (Mahler,/Wagner) per se los
que nos hacen mejores o peores. Me parece que el asunto no está tanto en esto como en su uso.

Me traslado a tu mensaje. Se puede ser culto y nazi. Desde luego. Y civilizado e imperialista. Y redactar un modelo de Constitución ilustrada manteniendo la esclavitud.
Y, por supuesto, leer a Tohmas Mann e incluso citarlo al llegar a Baghdag.Después de la 2 Guerra tiene menos sentido, pero hay lo tienes: trabajando en ellou, leyendo a Mann, Zweig, Pio Moa, César Vidal, y afirmando cosas que nunca nos dijo (eso dice)

De todo este asunto, lo que más me interesa es la aparente diferencia religión-razón. Es el aspecto que más me interesa. Es imposible que una sola persona pueda llegar a una respuesta absoluta de un fenómeno complejo considerando sólo un aspecto -de aquí el diálogo.
Me interesa la relación religión-razón por ser suficientemente amplia y, opino, no haber sido realizadas de manera efectiva y general.

Transcribo fragmentos de La presencia del mito de Leszek Kolakowski sobre el tema

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Tanto la fe [el mito degenerado en doctrina, imitación del saber] como la ciencia se fundan en los valores de la cultura, ni aquella ni ésta tienen sus raíces en normas trascendentales del conocimiento, porque tales normas, de haberlas, no podrían ser conocidas.
Los valores [al poner de manifiesto un valor, se crean las condiciones necesarias para los criterios de elección entre verdad y falsedad. El sentido lógico de éstos es arbitrario, no hay ninguna regla lógica que los preceda y fundamente; por el contrario, las reglas lógicas son un producto de la presencia de estos criterios] sobre los que se desarrollan tanto aquella como ésta son distintos.

Se hace necesario reflexionar en qué sentido su carácter conflictivo está determinado ocasionalmente, es decir, de forma civilizadora, y en qué sentido parece de forma irreversible.

Ciertamente es posible, sin embargo, dejar de lado la forma lógica del conflicto, siempre que no se intente dar a los valores del mito validez tecnológica, es decir científica. La inadecuada distinción entre las funciones mítica, ritual y tecnológica, que cumplen los diversos componentes de la vida social está por el momento demasiado extendida.

Ciertas actividades y productos de la cultura llenan en realidad funciones dobles o triples, también cuando son derivables de un tronco común, como es el caso, por ejemplo de los ámbitos particulares del arte. Esto favorece la confusión en la interpretación, pero no impide la diferenciación.

Las actividades técnicas en las sociedades estáticas están integradas en el orden mítico y ritual. En cuanto poseían su parte sagrada, se desarrollaban dentro de un orden extensión que les daba sentido; en tales sociedades, sin embargo, la distinción entre la eficacia procedente del orden ritual y la eficacia técnica es neta (sobre lo que Malinowsky ha llamado la atención)

La cultura orientada tecnológicamente emprende el esfuerzo contrario: querría introducir el mito en el orden tecnológico, especialmente querría convertir el mito en un componente del conocimiento, en el mismo sentido en que la ciencia es conocimiento [verdad aquello matematizable, con posibilidades de aplicación técnica, productos de esfuerzo analítico]; comenzó a buscar una justificación para el mito. Estos intentos de racionalización caricaturescos produjeron mito-caricaturas, como las que llenaron ante todo la religión cristiana.
En el presente se emprenden intentos de reparar estos fenómenos de decadencia, que estuvieron vigentes largo tiempo como señal de esplendor.

Se trata de devolver al mito su dignidad originaria. Resulta incierto si tendrá éxito o no.

No cabe convencer para el mito. La actividad de convencer pertenece a otro ámbito de la comunicación interpersonal, precisamente al ámbito donde rigen los criterios de resistencia tecnológica de los juicios. La filosofía practicada de manera discursiva contribuyó en ocasiones con su trabajo a la revitalización de la conciencia mítica aunque no pudo introducir legítimamente el contenido del mito en el ámbito del entendimiento analítico, donde los mitos sólo pueden sobrevivir merced a su propio letargo (...)

En primer lugar, la filosofía puede así despertar la comprensión del significado propio de las preguntas últimas en el ser humano. En segundo lugar, puede descubrir a la luz de estas preguntas el absurdo del mundo relativo, que es reconocido como realidad autosuficiente. En tercer lugar, puede abrir la posibilidad de abrir el mundo de la experiencia como un mundo condicionado. Más no puede hacer.

El tránsito de esta posibilidad a actualidad es obra de la conciencia individual, que genera un movimiento espontaneo de la comprensión en el momento en que revive en dicho movimiento la parte adormecida, relacionada intencionadamente a la realidad mítica. Este movimiento no es ni una demostración ni una argumentación.

(...)
Los valores suelen ser transmitidos mediante herencia social, es decir, mediante la fuerza de irradiación de la tradición. La herencia del mito consiste en heredar valores impuestos por aquél.
La coherencia en la convivencia humana requiere, por tanto, que la autoridad de la tradición se irradie como tal, pero no porque hubiese sido antes reconocida como buena [única, excluyente, juicio, verdadero] tradición. De ahí no resulta que los valores del mito como totalidad sean inmanentes frente a aquellos transmitidos por él y necesitados por la sociedad humana [una necesidad coordinada a un ámbito donde las necesidades pueden ser satisfechas, lo contrario de coordinar un juicio a una situación, justificación cognitiva, constructos necesitados de demostración y buscadores de la misma] Tampoco resulta de ahí que se deba venerar incondicionalmente a la tradición. Las tradiciones particulares están vivas o pierden su vitalidad y mueren dependiendo de multitud de circunstancias; ellas mismas mueren y viven como los hombres.

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Por eso, pienso, el nazismo pudo unir caricatura del mito y (sentado en el interior de tu mensaje) estar formado por tipos cultos, razonables, con argumentos para lo suyo y laboratorios para hacer experimentos con personitas (se puede argumentar porqué no lo eran, se hizo con los esclavos, igual cuando se quemaba a una bruja. Argumentos para todo ésto en todas partes, todas las épocas. Y todavía. Ni lo llamaría religión, ni razón, ni cultura. Sobretodo lo que no voy a hacer es imponer o asumir verdades porqué sí.

Por eso, rechazo autoridad, aún menos interés en ser una.

No sólo me parece violenta la guerra, la post-guerra: preparemos la situación. considerable trato distinto a Japón (no está mal situado), guerra de Corea, la prisa que se dio Stalin para llegar a Berlin, por ejemplo. Aquí, no buenos contra malos (si la pregunta es esa, ojalá fuera tan sencillo), aquí ya se están repartiendo (personas cultas y algunas creyentes) el pastel de hoy. ¿No les había significado nada?

Hace frío

azarfram dijo...

"Europa es una vaquilla tierna, una virgen rellenita, una doncella R o chica P preparada para el amor, un ángel, un premio sumiso”.
Europa es nívea y láctea. A todo lo que vino de fuera, le agregó un chorro de leche: té con leche, café con leche, cacao con leche (chocolate), arroz con leche,... Europa monta sobre el lomo del animal dormido y vuelve su rostro sonriente hacia las jóvenes que callan ante el atrevimiento de su princesa, atónitas entre el horror y la maravilla, en un instante que a todas se les antoja eterno, sobre todo a Europa, cuyo placer aspira a una eternidad perlada y sonriente como su efigie en aquel segundo anterior a la tragedia, todo tan rápido como el rayo, desdibujados en un rictus de horror los rostros de las muchachas en la playa, ella siente erguirse la amenaza entre sus piernas y sólo puede agarrarse a los cuernos del animal que en dos poderosos latigazos de sus músculos ya arranca, corre, vuela sobre el mar mediterráneo hacia la orilla opuesta. Fue lo último que vieron, su lácteo cuerpo, su roja cabellera, sobre una mancha negra.

Anónimo dijo...

Muy sugerente Fram,

todo tan rápido como el rayo : la Blitzkrieg : o el rayo de Zeus : Odín en la doble runa sig

las jóvenes que callan atónitas entre el horror y la maravilla : "las masas se sienten irresistiblemente atraídas por el espectáculo de la tortura y la humillación" (Kracauer, p. 204) : en un instante que a todas se les antoja eterno : "La parálisis mental que cundió entre 1924-1929 por toda Alemania no fue, en manera alguna, específicamente alemana. Sería fácil demostrar que bajo la influencia de circunstancias análogas suceden similares parálisis colectivas -y han ocurrido- en otros países [nota: claro está que tales semejanzas no pasan de ser parecidos superficiales. Las circunstancias externas no son estrictamente idénticas en ninguna parte, y cualquiera sea la tendencia psicológica que propicien, cobran realidad en el contexto de otras tendencias que modifican y matizan su significado] (Kracauer, p. 16-17) : ella siente erguirse la amenaza : "El filisteo de Die Strasse, el dueño del café en Sylvester, el portero del hotel Der letzte Mann y el profesor de la película de Sternberg parecen conformados según el mismo modelo. (...)Der blaue Engel muestra nuevamente el problema de la falta de madurez alemana (...) Su sádica crueldad deriva de la falta de madurez que empuja a la víctima a su sometimiento.(...) Dos personajes surgen de estos acontecimientos: el payaso de la compañía de artistas, figura muda que observa constantemente a su colega temporal [el profesor] y el bedel de la escuela que está presente en la muerte del profesor [el mismo de antes] y recuerda un tanto al sereno de Der letzte Mann. Tampoco habla. Ambos atestiguan pero no participan. Su resignación silenciosa preanuncia la pasividad de muchas personas bajo el gobierno totalitario (Kracauer, Sigfried. De Caligari a Hitler : Una historia psicológica del cine alemán p. 205)

Saludos

storia dijo...

Para _-_:

Muy acertado tu comentario sobre religión-razón. Y también el de Die Blaue Engel.

De hecho, el periodo nazi es sorprendente al aunar un romanticismo tardío e irracional con una maquinaria científico-tecnológica insuperable. Algo impensable un siglo antes.

Sin embargo, volviendo al debate inicial, es interesante ver como las culturas más refinadas se acercan tanto a la decadencia y la barbarie. Los gañanes de los romanos invadieron la muy sublime Grecia en un abrir y cerrar de ojos (fue campo de batalla para sus diferencias). Cuando se "culturizaron", el simplista cristianismo se los merendó. Después el Islam...

Parece que llegado un momento, la alta cultura (exquisita) conlleve la autodestrucción.

Saludos.

Sergi Bellver dijo...

La cultura (de cualquier escala) tiene una condición innata, como lo tienen las semillas. Y hay quien hace acopio en su granero, sin saber hundirlas en la tierra y dejar que esa condición se convierta en algo fértil. Un necio puede haberse "leído" toda la biblioteca de Alejandría (y dar muestras de ello) sin haber aprehendido absolutamente nada, aunque haga alarde de lo cointrario, repitiendo recetas y frases hechas que no le son propias, que no asimila. Un sabio puede ser analfabeto. Pero un sabio en una biblioteca, eso sí, sabrá serlo más aún, porque es la tierra fértil para la letra.

Por eso alguien puede leer La montaña mágica, mil veces, no importa, y leer a Zweig, lo mismo, y hacerse una foto de familia (misma estirpe), como quien escribe postales navideñas en el reverso de las esquelas.

Hace falta un cinismo idéntico para eso, que para adornar la entrada de un campo de muerte con algo como Arbeit macht Frei [*]

Y no es que yo opine igual que Chávez, saben mis amigos "rojos" que no tiño bien, pero hay algo de fascismo en esa perversión de las palabras, que utiliza las de alguien honesto para vestir de "moral" sus desmanes.

La cultura también sirve para prostituirla.

Hay quien pacta las tarifas en la intimidad.

[* El trabajo os hará libres, "bienvenida" que lucía en la entrada de muchos campos nazis de exterminio.]

Anónimo dijo...

¿Vollman, Coetzee o Pynchon, Mora? ¿Con cual te quedas?

Anónimo dijo...

Storia

Creo que me acerco a lo que quieres decir si entiendo una especie de proceso en la propia cultura (llegado un momento, la alta cultura (exquisita) conlleve la autodestrucción) tipo Spengler, ¿sí?

Como si en el fondo de la cultura estuviera el suicidio. Pienso que necesariamente no (contiene suicidio) tiene porqué considerarse ese proceso como significativo de lo que es la cultura.

Quizás tendríamos que dejar de llamar a eso cultura. Dejar de enfocar el lenguaje, la acción, el conocimiento como lo hemos estado haciendo puesto que esa impresión nada extraña aparece de la mano de la señorita cultura (una sola, en decadencia) Quizás dejar estar el cielo y el infierno, el arriba y el abajo, subir, bajar...


¿El siglo XX el fin de Occidente? No creo. Quizás dejar de pensar Occidente igual a algo idéntico para todos (lo es sólo en el nombre, me parece)
Como nombre se lo puedo poner a todo, diría. También puedo decir: soy occidental. Pero, ¿soy occidental sólo? Pues eso. Si hay que aclararlo todavía, pues vale, ningún problema. No puedo decir que sea occidental solamente. Desde Heidi que recuerde. No, más atrás, lo que pasa es que no recuerdo.

Ciclos de ascenso y caída. Implica, creo, una mirada: (Subo, no me mueve ni mi padre ya he llegado a la cultura (coincide) no sé qué hacer y me dedico a dar de leches, sube, baja...) Quizás dejar de pensar que ese otro no es de los míos. También dejar de salir con la señorita cultura para llegar o sirve para llegar a algún sitio o a algo y las maneras para que no me mueva ni mi padre de allí , sería como salir con lady Macbeth (tendría su morbo, no digo que no, ¿salir ahora con lady Macbeth? tendría morbo, pedir mesa para dos, bailar el twist, ver sus pies saltar y correr sin salirse de la sala, sin dejarme solo, porque eso sí lo tenía la Macbeth, para siempre. Esto es absurdo :)

Quiero decir, mirar así, se fue y me dejó solo, todas son iguales.
Si lo digo y no lo pienso, ¿para qué decirlo y mantener el peso de lentes bidireccionales que son falsas? Porque si lo pienso, es imposible, todas no son iguales.

Y nos vamos, diría, a la construcción común de la cultura.
Y aquí ya entraría la ética y se va llenando)


O a lo chino, el Mandato del Cielo, te lo doy dinastía Zhou, se lo he retirado a la Shang (lo que es legitimarse en el gobierno por otras razones diferentes a las de aquí, pero es legitimarse en el trono con algo igualmente. También es mirarse en la historia en mantenida sucesión, sutil movilidad)

O si me miro y me lo aplico, osti que me asusto estoy en decadencia ya. O no. Depende del día.

Quiero decir, la historia, digamos de occidente, parece ir llenándose de agujas mientras avanza. Parece. O son espinas y clavos (lo que es un agobio) O clavos y tuercas. (dices, pues vaya cambio) O balas y bombas. O hoces y martillos. O monedas, 30 ¿otra vez?

Pues casi paremos un poco. También pueden ser otras cosas. Miremos a ver. Aquello a veces las cosas no son lo que parecen otras sí lo son.

Aquello, cultura del esfuerzo. ¿Esfuerzo para comprender, interpretar, traducir? Si es eso, vale. ¿Esfuerzo para lo mismo, para mantener lo mismo, mirar con los ojos forzados o con bidireccionales (= Beatles o Stones)? No, no, no.

El poema de Fram está lleno de cosas.
Aznar, Chávez, Bush, leen. Tienen asesores. Juntos sirven al pueblo. Meditan sus decisiones, supongo.
Dos de ellos, sobre la mancha negra en el Mediterráneo me aparecen (tinte para Serrat, explica ahora Aznar. A Bush le gusta mucho, un regalo para Joan Manel. No lo quiso, claro, polaco y rojo.
Y le imita cantando a Sergi. Aznar-Serrat: sin sebeeer hundirles en la tierreee y dejeerrr ;D)

He soltado remos hace un rato, suelto el mensaje también

storia dijo...

Sergi, cultura y bondad no son lo mismo. La cultura no es buena ni mala por deficinición. La cultura: expresión de una sociedad quizás (¿?). Pero no bondad. Alguien muy inculto puede ser extremadamente bondadoso. Y Göring era extremadamente inteligente y mira. Ha habido personas que sí han comprendido lo que leían (no como yo), se han enriquecido intelectualmente y han seguido siendo viles. Es el lado oscuro de la fuerza.

_-_, las relaciones que en tu comentario trazas entre cultura, sociedad y poder me parecen muy interesantes. No creo que pueda responder con una imagen general. Pero daré brochazos.

Me interesan más los procesos que las teorías. De Spengler me atrae que pretendiera un discurso existencialista y antierudito que llegó incluso a propiciar productos como la Mecánica cuántica (primera teoría científica acausal). Pero todo venía de la cultura (Nietzsche, Schopenhauer) y estaba propiciado por la derrota (WW1) y acabó peor que al principio.

No creo en un carácter cíclico de la historia. Pero una vez leí en un comentario tuyo que tal vez no haya teorías pero si certezas, y para mí es una certeza que el hombre, en circunstancias parecidas, actúa de forma muy similar (la esencia).

No creo que sea el fin de Occidente. Más bien el Imperio (de Occidente capital USA) multicultural. Y sí Occidente es algo muy complejo (y va a serlo más).

De acuerdo contigo que es cuestión de miradas. Hoy (incongruente) estoy continuísta y pienso en tradiciones. Grecia sobrevivió en Roma, Roma en el cristianismo, el cristianismo en la modernidad y así hasta ahora.

Pero no son lo mismo. Como no son lo mismo los islamistas actuales y los líderes del Islam medieval, centro del mundo cultural (no Edad media), sociedad abierta, rica, nueva (los grupos de poder eran mercaderes no terratenientes), permisiva religiosamente, erudita.

No me enrollo más. Preferiría estar leyendo el comentario de VLM acerca de Vollmann, Pynchon y Coetzee. Pero no llega.

Saludos.

Anónimo dijo...

Mi imaginario Aznar explicando la invasión de Irak para regalar tinte a Serrat dice de éste: polaco y rojo. Lo que es lo mismo, todos los catalanes son iguales. Algo imposible.

Aznar imita a un Serrat que ha musicado un escrito de Sergi (catalán) sobre la cultura como una siembra.

Cultura es la forma latina para cultivar, labrar, sembrar.
El mismo ideograma chino que, a la vez, también significa arte.

Aznar lee Thomas Mann, no sé si cree y si lo cree es falso que todos los catalanes son iguales.
Esto es peligroso. Peligroso en cuanto llega a convertirse en una realidad social (ha llegado a serlo), una construcción de orden y sentido fundamentada rigurosamente, una certeza máxima: verdad (¿no dije verdades en lugar de teorías? teorías hay un montón), no perjudicial, educativa, en favor de la libertad de pensamiento, adecuada al presente, de servicio al pueblo. Conseguir eso es peligroso. Para ese logro es básico el lenguaje (de cualquier tipo)

Los temas sobre los que hablamos me parecen serios, tanto que, para cada uno, antes de escribir nada prepararía un ensayo. Una decisión que rechazo por los inconvenientes que supone, especialmente temporales (todavía estaría trabajando para el primer post, me parece)

Entonces, me dejo llevar. Tomo en serio el tema y escribo confiando en no dar ninguna respuesta (no las tengo) sino más una mezcla entre información e ideas, asociaciones, bromas.

En un diálogo me interesa menos explicar (por ejemplo la conexión entre "todas las mujeres son iguales" y "todos los catalanes son iguales") que empaparme al leer, ofrecer cosas, aparentemente, sueltas, para que cada uno ordene, interprete, dé sentido según su propia realidad (suponiendo que alguna cosa del mensaje le haya parecido útil)

De cualquier forma, alguien muy inculto puede ser extremadamente bondadoso (excepto en sus malos días), alguien muy culto también.

Alguien vil, extremadamente inteligente, culto -Göring mismo-, interiormente ni idea de la comprensión de lo que leía, sus manifestaciones exteriores (gestos, palabras) daban la impresión de pobreza interior.

No sé, personalmente, por higiene, dejaría de usar la palabra cultura durante bastante tiempo. Por lo menos hasta que la definición de la UNESCO (intento evitar no ir más lejos) o alguna similar logre ser igual de eficaz a las Convenciones de Ginebra o tan pura como la preocupación por el cambio climático (¿el próximo tema a tratar por M. Milá?)

Un tipo inculto, etimológicamente culto, pecador supongo.

Vicente Luis Mora dijo...

No he leído lo suficiente (aún) a Vollmann para saber si es, como creo, tan bueno como los otros dos. Por más que abarque mil páginas, Europa Central no deja de ser un solo libro, y no se puede medir por un libro a un escritor, sobre todo a uno tan hiperproductivo como Vollmann. Entre Pynchon y Coetzee me quedo con Pynchon, claro, pero no puedo dejar de admirar esa sequedad de Coetzee que tanto me recuerda a veces (con las evidentes diferencias estilísticas) a Beckett. De momento:

1. Pynchon.
2. Coetzee.
3. Vollmann.

No sólo es una lista jerárquica entre ellos tres. Quizá sea, puede que sea, la cima de la lista mundial de escritores.

storia dijo...

Abrumado por tanto platonismo, que asocia inteligencia a todas las virtudes del genero humano, me veo obligado a:

1. Definir cultura segun wikipedia http://en.wikipedia.org/wiki/Culture (artículo bueno al parecer).

2. Definirme favorable a la ética (en contra de Nietzsche que la consideraba manipulada por el poder) como algo necesario para una convivencia en sociedad (y ética para mé es producto cultural también).

3. Utilizar ejemplos esclarecedores: Darth Vader. ¿Podemos considerar que Darth Vader, pese a sus notabilísimas aptitudes, no entendía los textos? ¿Que no llegaba a comprender el mensaje? Habrá quien diga que sí. Pero no creo que vayan por ahí los tiros. A mi parecer los tiros van por el resentimiento, la ambición, las debilidades y demás. ¿Puede una persona intelectualmente capacitada, alguien que produzca cultura exquisita, que comprenda a la perfección los mensajes de otras manifestaciones culturales elevadas tener esas debilidades. Al parecer no (dicen). Yo lo dudo. Lo dudo porque para ello tendríamos que extender el concepto de inteligencia a algo mucho más global y completo, que abarque tanto racionalidad como emoción, que se aleje de la sofisticación intelectual para acabar abarcándola. Y ese no es el concepto que nuestra cultura (la occidental con matices) tiene de la inteligencia (desgraciadamente).

4. Otro ejemplo, al revés: Gandhi. Es sabido que el Mahatma, pese a intentarlo, no elaboró unas teorías (y digo YO teorías, cuando me refiero a las palabras de otros siempre lo matizo) intelectuales espectaculares. Sin embargo, ¿alguien más inteligente desde una perspectiva práctica? No creo. Consiguió sus objetivos políticos sin necesidad del odio, la venganza o la ambición (TELA).

5. ¿Era Göring intelectualmente tonto? Era morfinómano, y débil, como la mayoría de la aristocracia alemana (extremadamente culta). Uno de los dos lobbies que apoyaron a Hitler en su ascenso (el otro el ejército). Admiraban de él su fuerza, su determinación y su carácter (por cierto, Hitler fue un fracasado escolar, ¿culpables?, según él los judíos). Eso es lo que no vio Adorno, que la cultura no basta.

6. ¿Era Stalin estúpido? Tal como vamos puede parecer que sí. Pero me temo que conseguir que millones de personas te amen como a un Dios mientras tus enemigos políticos se confiesan culpables demuestra un conocimiento extremo del alma humana (Stalin provió la lectura de Dostoyevski mientras el se deleitaba con sus libros, le consideraba el ingeniero del alma).

7. Permítaseme una doble cita a modo de despedida de alguién tan culto como Felix de Azúa:

a) "mi admiración por la técnica agrícola china, por el ingenioso invento de la lanzadera, o por los deslumbrantes cálculos de navegación griegos, se oponían a sus cuadritos al óleo, poemitas y cuartetos de viento, como si la ornamentación de los poderosos pudiera competir con los instrumentos que les dieron poder."

b) "yo en cambio comenzaba a vislumbrar el lado tercamente glorioso de los hombres, los cuales, en justificación de sus acciones más abyectas, son capaces de edificar monumentos de perdón, comprensión y esperanza."

AMBAS DE LA HISTORIA DE UN IDIOTA.

8. Me despido agradeciendo el espacio y el debate por lo enriquecedor para uno.

Saludos sin acritud.

Oche Zamora dijo...

Totalmente de acuerdo con tu comentario Storia. No sólo platonismo hay en pensar qu bien=inteligencia. Aristóteles afirmaba que uno no podía ser tonto y bueno al mismo tiempo. Sin embargo, Kant veía en sus no muy cultivados padres el prototipo de la buena voluntad...

Adorno se equivocaba, sí, y luego de los campos de exterminio hubo poesía...


A V.L.M: ¿número cuatro Kundera?

Anónimo dijo...

inteligencia a todas las virtudes, me parece que no es eso, Storia.

Escribes A mi parecer los tiros van por el resentimiento, la ambición, las debilidades y demás. ¿Puede una persona intelectualmente capacitada, alguien que produzca cultura exquisita, que comprenda a la perfección los mensajes de otras manifestaciones culturales elevadas tener esas debilidades.

He escrito: no son los productos culturales (Mahler/Wagner) per se los que nos hacen mejores o peores. Me parece que el asunto no está tanto en esto como en su uso.

Stalin leía a Dostoevsky, Gandhi prefería a Tolstoy.

Cultura de la no violencia, cultura del sometimiento, cultura de la imagen, cultura científica, cultura...
Cada uno son ámbitos específicos de cultura, manifestaciones concretas referentes a: tiempo, lugar, actividades, cosas, habilidades, grupos de personas, que se reconocen en todo ello de tal manera que podemos observar una cierta figura constante (no sé, fans de David Bisbal) Facilita el estudio de cada figura.

Aristocracia alemana post 1 Guerra Mundial, uno de sus rasgos: muy refinada.
Cultura aristocrática alemana post 1 Guerra Mundial: dudo su interés principal fuera, principalmente, otra cosa aparte de mantener su status.


Las debilidades humanas aparecen en la obra de Dostoieksvy. Las escribía él. Me parece que si Stalin comprendiera perfectamente a Dostoievsky se hubiera convertido en él (cada intérprete hace una versión diferente de una misma pieza de piano) No era tonto. ¿Qué le movía?

Según tu opinión, entiendo, algo que forma parte de todo ser humano.
Me parece que estamos hablando de lo mismo, y aunque no fuera así, no comprendo porqué te despides.

Saludos

storia dijo...

Me despedía del comentario, que no del debate (es demasiado divertido). Es más, con el tono que usé no creo que nadie pensara que me había enfadado.

De hecho, estoy de acuerdo con _-_ en que estamos hablando de lo mismo. Sólo quería puntualizar que la inmoralidad no conlleva necesariamente incultura. Todos conocemos a alguien básicamente inculto y tremendamente bondadoso (al menos uno, espero). En este sentido José R. Zamora, con su comentario sobre Kant me ha dado la idea (quizá ya la tenía, pero soy tan lerdo, espero ser moralmente adecuado). Ahora entiendo la idealizada visión del mundo que tenía Kant. Y porque la mayoría de los psicópatas sufrieron malos tratos y vejaciones en su infancia (recordemos Guerracivilandia en ruinas, que bueno). Y porque insistían tanto Musil, Walser, Sternberg y tantos otros artistas centroeuropeos en denunciar el ambiente de los colegios. Y porque, aunque Thomas Mann fuera uno de los escritores más cultos de la historia de la literatura (excelente), en su familia sólo hubo dolor y desgracia.

El ambiente, la educación en valores, influye mucho más en la ética del individuo que la alta cultura (de acuerdo _-_, la educación en valores también es cultura, pero no en el sentido en el que habla Adorno, y el debate gira en torno a eso). Al parecer, todos los observadores (artistas) de la sociedad alemana de entreguerras, la vieron como una sociedad rota en valores, coja. Y así sí que es difícil por mucho Mahler que valga.

Anotémoslo como advertencia, aunque el tema es complejo. ¿Quién debe educar en valores? ¿Qué valores? ¿Puede la sociedad autorregenerarse moralmente? ¿Explotará Pakistán?

Saludos (no me despido).

Anónimo dijo...

José Luis R. Zamora

Menudas tertulias te pegas. Aristóteles, Kant también. Adorno. Tú...¿nada? O tú...¿todo?

¿Qué opina Aristo de que veas una defensa del platonismo dónde no hay ninguna? ¿Qué eres bueno? No hay más que dos opciones según te afirmó. Osti, ese dualismo...
What you see is what you get, ya sabes. Kant te dice lo contrario. ¿Y tú?

We talk and talk until my head explodes
I turn on the news and my body froze
The braying sheep on my TV screen
Make this boy shout, make this boy scream!


Storia

Lucas se tomó un buen platónico de sopas Joseph Campbell

Vicente Luis Mora dijo...

¿Kundera, número 4? ¿Chanel, número 5? Hum. No sé, supongo que no. Kundera me parece un gran novelista por momentos, un enorme prosista en algunas obras. Pero mientras tengo claro que los tres citados (Pynchon, Coetzee, Vollmann) son tres monstruos que seguirán leyéndose durante decenios o siglos, no tengo claro qué más narradores serán leídos globalmente. Quiero decir que me parece obvio que García Márquez, Vargas Llosa o cierto Fuentes se leerán dentro de la tradición crítica y lectora hispanoamericana, como Gracq o Robbe-Grillet se leerán en la francesa, Calasso y Magris en la italiana o Amis, Lessing y Barnes en la inglesa, etc. Pero no sé si alguno de ellos logrará el impacto "transnacional" de los tres ya citados. Pero bueno, ya lo veremos, o mejor lo verán nuestros nietos. Saludos.

logiciel dijo...

Husserl también se lo planteó, Storia, y determinó que si Europa estaba enferma había que saber por qué. Llegó a una conclusión: si eran las ideas filosóficas las que habían construido Europa, las ideas filosóficas iban a destruirla. Según él, Europa sufre las consecuencias de una crisis de la razón, que proporciona a los hombres los medios para ser racionales pero ya no les enseña a ser razonables. Y se plantea una pequeña paradoja: ¿podría ser precisamente la cultura uno de los máximos responsables de esta locura?

Vicente Luis Mora dijo...

Hum... ese razonamiento me parece peligroso, Logiciel. ¿Debe entonces defendernos la razón de la cultura? Yo creo que es más bien al revés, si es que existe alguna razón auténtica que no venga de la esfera cultural o, mejor, de cierta idea de cultura. Lo que habría que delimitar es los supuestos, evidentemente peligrosos, en que la cultura se vuelve instrumental, porque son igual de dañinos que aquellos en que se instrumenta la razón. La razón no sólo produce monstruos, sino que tiene un reverso tenebroso que ríete del de Darth Vader. Saludos.

logiciel dijo...

Bien, Vicente! Ese es el giro que pretendía darle. El binomio cultura-razón no lo he encuñado yo, precisamente. Creo que viene de unos que se llamaban ilustrados.

Saludos

Sergi Bellver dijo...

Algo había en los mitos germánicos, las óperas de Wagner, los capiteles de las iglesias de su pueblo y los manuscritos de los lamas tibetanos que alimentaba la fantasía de Hitler.

Si se lo propusiera, un Hitler o un Gran Hermano del siglo XXII sería capaz de adulterar cualquier otra obra para su discurso.

La cultura al fin no es más que una herramienta, poderosa, pero que depende de quien la empuña. Y nos hace más libres en cuanto a capacidad de decisión y valoración de las cosas, pero no cambia un prisma que está en nosotros de partida.

Puedo imaginarme un mundo extremadamente culto y cruel, Un mundo feliz, si se quiere recurrir a lo literario.

Pero soy incapaz de imaginarme un mundo justo, o al menos habitable (para el humano, que el resto de la "Creación" estaría tan pancha sin nuestro virus pandémico), sin cultura.

"Stalin leía a Dostoevsky, Gandhi prefería a Tolstoy."

Chéjov leía a ambos, pero detestaba a Dostoievski y admiraba a Tolstoi.

Chéjov era un buen tipo, íntegro y generoso, en lo personal.

Chéjov es el mejor cuentista que ha parido madre.

¿Cultos? Los tres.

No quise equiparar "bondad" y "cultura" en el anterior comentario, y si se deduce así no puede ser más que por un fallo en mis palabras.

Pero sí hay "algo" que distingue el uso y la cosecha que un ser humano puede hacer con la cultura a la que tiene acceso (otro tema a tratar, los filtros y el albedrío):

Cultivar su sabiduría o almacenar conocimientos. A veces ambas, pero no siempre.

"Tú serás muy listo, pero no eres inteligente", que decía un hombre sabio.

De paso, feliz entrada de año para Vicente y demás lectores de este Diario.

Y perdonen la espesura, que vengo sin machete y escribo entre una convención de filipinas gritonas (quiero mi ADSL para 2008...).

Anónimo dijo...

De ninguna manera he querido hacer referencia a la educación en valores, me habré expresado mal.

"rota en valores, coja" lo entiendo como el problema de la apariencia de la realidad. La mala apariencia.
Podría decirse: el simulacro.

Saludos

storia dijo...

Muy interesantes los comentarios de logiciel, Vicente y Sergi. Pero, ¿puede existir ese binomio razón-cultura sin desarrollo económico?

Me refiero a un desarrollo económico que permita prosperidad y bienestar a los miembros de esa cultura.

Saludos.

Anónimo dijo...

Vicente, ¿crees que Dave Eggers (por contemporáneo generacionalmente) podría alcanzar esas cotas de lectura global a que te refieres? Lo cito porque la prensa norteamericana lo considera uno de los escritores más influyentes de las próximas décadas.

Y, ¿qué crees que deben tener los escritores de "culturas" no anglosajonas para llegar a ser leídos globalmente? (Murakami? Houellebecq?)

Vicente Luis Mora dijo...

Dave Eggers me parece, en efecto, uno de los escritores más interesantes de la actualidad, nada de lo que he leído de él ha dejado de interesarme. Pero su papel de influecia, hasta el momento, lo veo más determinante como editor e impulsor cultural que como modelo de escritura a imitar. De todas formas, eso ya se verá con el tiempo. Respecto a los otros, son escritores con garra e interés, que han desbordado sus límites geográficos o lingüísticos, pero no les veo la misma potencia, la abrumadora calidad, de los otros. De todas formas, no recuerdo la edad de Mukarami pero Houellebecq es relativamente joven todavía. Pueden darnos aún muchas sorpresas. Saludos.

logiciel dijo...

Creo, Storia, que has determinado los tres pilares básicos de nuestra sociedad: razón, cultura y economía, o lo que viene a ser lo mismo: mente, espíritu y materialismo, al fin y al cabo las tres preocupaciones fundamentales de la filosofía. La cuestión estaría - puede- en lograr el equilibrio perfecto entre los tres. Tarea nada fácil.

Saludos

Anónimo dijo...

logiciel,

La imaginación ha sido utilizada a modo de contrafuerte (al menos da esa impresión). No se lo merece. Me parece algo tan importante como para ser uno de los tres deseos a gastar o una de las tres cosas a llevarse a una isla desierta.


At 71, Physics Professor Is a Web Star

Videolecturas de Mr. Lewin

más de 2007 vueltas, mi segundo deseo es que la 2008 os sea buena (culpad al genio si no lo es) y el tercero, el clásico, no sentir necesidad de desear.

logiciel dijo...

Sí, la imaginación, _-_.
Sigue frotando la lámpara. Igual el genio nos da una sorpresa y se enrolla de una vez por todas.

Saludos

storia dijo...

Es cierto logiciel (aunque, seamos honestos, yo sólo lo vi claro después de leer tu comentario). Por eso me parece interesante (caso alemán) que algunas sociedades busquen sus fundamentos identitarios (producto cultural) en un pasado en que no estaban desarrollados económicamente, cuando eran una serie de grupúsculos que sobrevivían a duras penas y no producían una cultura destacable.

Auqneu en el caso alemán, Hegel hizo mucho al respecto. Y evidentemente (_-_ no dejará de recordarlo), lo que se pretendía era una cohesión política que apoyara al poder establecido.

Saludos.

Anónimo dijo...

Ahí me has dao en el lomo, _-_, me pasa eso ,que parezco un loro, soy nuevo en el medio: no me controlo. Como respuesta te digo que un poco de todo. Conozco a gente bastante inteligente que en algunos contextos desarrolla lo mejor de sí mismo con respecto a los demás(creo que es de uno y de los demás de lo que se trata cuando se habla de si la cultura nos hace mejores, porque si no ¿de qué?) y en otros la caga, y al contrario. Y siempre así.
Las obras, los productos culturales, los temitas, las novelas, las películas, los libros de filosofía sirven para reconocernos. Supongo que sentirte identificado con el protagonista de Escenas de un matrimonio ,de Bergman, ayuda a no cometer sus mismos errores, o por lo menos a saber qué te está pasando cuando eso te pasa. Nos dan un plus de conciencia, nos procuran verdaderos dejà vu, que no es poco. Un saludo
J. R. Zamora

Vicente Luis Mora dijo...

Perdón por el retraso en aprobar comentarios, estaba haciendo el viajecito de veintitantas horas. Saludos y gracias a todos.

Recaredo Veredas dijo...

Ni la toma de conciencia de una determinada patología mental, sea leve o grave, ni su conocimiento minucioso -considerando que la atrocidad siempre deriva de una patología- impiden su desarrollo o su triunfo. Resulta más que posible:
1.- Que los afectados -por la patología, que no por la violencia-no compartan idénticos criterios sobre lo que es un error o un acierto. La cultura no disminuye la subjetividad. Más bien al contrario, ayuda a disfrazar de objetivo lo claramente subjetivo.
2.- Que los enfermos hallen, gracias a su cultura y a su consiguiente capacidad retórica, una justificación más o menos ampulosa y creíble de sus patologías.
Concluyendo, creo que la cultura no salva, ni siquiera alivia. Más bien al contrario, el hombre culto justifica sus atrocidades con mayor precisión. Gracias por el debate.

Vicente Luis Mora dijo...

Gracias, Recaredo. Recuerdo que sobre este tema se han pronunciado también Steiner, al menos en La barbarie de la ignorancia, y Jorge Riechmann, supongo que en M.A.R.X. o en Canciones allende lo humano. A ver si encuentro las referencias, porque las opiniones de ambos eran muy interesantes. Saludos.

Anónimo dijo...

Perdonad no haya contestado antes. No me encontraba muy bien (ahorraré síntomas. Bueno, confieso, soy Melchor. Tengo agujetas)

J. R. Zamora,
Gracias por tu respuesta, valoro la actitud que encuentro en ella. Gracias de nuevo.

Las obras de Bergman, entiendo, son intentos de Bergman para responderse lo que no quita que nos procuren verdaderos dejà vu para las nuestras. De la misma manera, otras -de cualquier género- pienso ayudaron a Bergman.




Storia
Si no entiendo mal, el caso italiano (fascismo) o el Movimiento Nacional es menos interesante debido a que buscaron sus fundamentos identitarios (producto cultural) en un pasado en que estaban desarrollados económicamente, cuando eran un Imperio Romano y un Imperio Español (s.XV-XVI).

No sé que opinarían Carlomagno o Carlos V, ambos emperadores del 1r Reich

Lo que me parece interesante tanto en unos como en otros -con relación a su pasado- es la manera de trucar las cartas para que encajara todo.

PS: Mao escribía poemas

Saludos

storia dijo...

Estimado _-_

Las víctimas (que no fueron pocas) me impiden mofarme del fascismo italiano y el "glorioso" Movimiento Nacional como paradigmas del desarrollo económico, el bienestar y la prosperidad.

Permíteme recordarte los grandes éxitos del Imperio Fascista del Duce (invasión de ¡Albania!, de Etiopía con posterior y humillante derrota, ridiculez en Grecia, a donde tuvieron que acudir las tropas nazis para evitar el desastre). Por no hablar del imperio de la caspa que supuso la dictadura franquista, 40 años dirigiendo un país como si fuera un cortijo.

Por suerte, la Historia de la Humanidad no es la Historia de la Champions League y las sociedades no repiten triunfos 30 años después. Ahí no basta con decir que eres descendiente de tal o cual glorioso imperio pasado. Esto me permite entroncar con Carlomagno y observar que no entendiste bien mi sugerencia (otra cosa es el Imperio de Carlos V, no únicamente español, en todo caso católico, segundo imperio europeo tras los portugueses en lo que ya sería la supremacía europea a partir de entonces). El ideal europeo reivindica a Carlomagno como fundador de su cultura pero, aparte de convertirse en el primer estado sólido tras la caída del Imperio Romano (del cual se creían descendientes y al que los francos hicieron mucho por defenestrar), no me parece que fuera una sociedad rica y próspera. ¿Cuál fue el arte del Imperio carolingio? La Chason du Roland? Y la ciencia carolingia? Y el bienestar de la sociedad? Por no hablar de su dilatada historia. lo más destacable de ese imperio carolingio que hoy tanto ensalzamos, fue frenar al verdadero gran poder de la época en la región, el Imperio musulmán, que produciría recuperaría a los filósofos griegos, produciría el álgebra, la revolución astronómica en Maragha, importantes filósfos (ibéricos algunos de ellos), grandes obras de la literatura, hermosas mezquitas (Córdoba, Bagdag, Damasco), y un sistema económico y comercial envidiable.

La Historia de la Humanidad habría que entenderla globalmente. Y sin embargo, nosotros los europeos seguimos pensando en el gran Carlomagno y su Imperio (por ahí iba mi sugerencia, por esos orígenes más bien dudosos de las sociedades bien estantes).

En todo caso, creo que VLM está dirigiendo su blog hacia otros debates no menos interesantes que éste donde, junto a temas nuevos, volverán a aparecer estas cuestiones.

Saludos sin acritud.

Anónimo dijo...

Estimad@ storia,

Cansado ya de tanta apropiación (Abrumado por tanto platonismo, que asocia inteligencia a todas las virtudes del genero humano, de acuerdo _-_, la educación en valores, _-_ no dejará de recordarlo ) me he limitado a ser un espejo: "Por eso me parece interesante (caso alemán) que algunas sociedades busquen sus fundamentos identitarios (producto cultural) en un pasado en que no estaban desarrollados económicamente, cuando eran una serie de grupúsculos que sobrevivían a duras penas y no producían una cultura destacable."

Solamente he modificado el pasado inspirador del caso alemán.
Por lo tanto tu respuesta es una profundización respecto a tu reflexión anterior.

Te ruego no identifiques tu pensamiento con mi persona. Tu mente es infinita y yo no paso de 1'75 m.

Saludos sin acritud. De existir (acritud) no habría (respuesta)

storia dijo...

Perdón. Fui yo quien no entendió.

Anónimo dijo...

Hola Storia (sigo siendo _-_, he cambiado las formas de las líneas)

Agradezco y acepto las disculpas. Esto es: olvidado.

Un abrazo