viernes, 18 de septiembre de 2009

Tiempo / 3




Notas para un poemario con imágenes

1. Sí, ya no puedo escapar de la imagen. En realidad, me di cuenta de que llevaba años engañándome al hacerlo (escapar). La poesía es para mí imágenes en ambos sentidos, imágenes verbales en el sentido romántico, e imágenes pixeladas en el sentido contemporáneo. ¿Por qué? Por esto, escrito en 1818: "La poesía también es puramente humana, ya que todos sus materiales proceden de la mente y todos sus productos están dirigidos a la mente"; S. T. Colerigde, Sobre la poesía o el arte (Ellago, Castellón, 2002, p. 68). Cuando de la mente vienen elementos verbales, sonoros, y elementos visuales, y el autor -estoy hablando para mí, sólo en lo que a mí respecta- deja fuera una de las dos cosas, el resultado no es poesía, es castración. La operación mental en que la poesía consiste debería nutrirse de las dos cosas, si ambas han venido al poeta soldadas y de forma natural e indistinguible.

*

Nuestra imagen del tiempo hoy es casi más visual que sonora. Los ritmos que estratifican nuestro cerebro no son ya, como en el XIX, los de los días y las noches, los del canto matutino del gallo, el rumor de los ríos o de las hojas de árboles estacionales. El estruendo del tráfico no nos permite oír ya las campanas de las iglesias ni los gritos de los muecines. Los nuestros son los ritmos de la ciudad en movimiento, los de las imágenes en la televisión, los de los semáforos, los de los anuncios interrumpiendo las películas cada 11 minutos. Esos son nuestros ritmos, salvo para quienes vivan en aldeas o zonas rurales. Esos ritmos constituyen nuestro tiempo y por tanto la imagen poética nace contaminada de la otra -sigo hablando para mí, intento explicarme, no generalizo-. En realidad son indistinguibles. Ojo a esto: “Prosa es toda representación de conceptos; poesía, en cambio, es imagen pura, acecho de la palabra desde la zona de nuestra mente no contaminada aún de verbalidad” [Eugenio Montejo, El cuaderno de Blas Coll; Pre-Textos, 2007, p. 44]. No sé si Montejo se quedó corto, voy más allá, creo que nacen ambas -al menos en mi caso, el único del que estoy hablando- contaminadas una de la otra, o nosotros contaminados de ambas a la la vez, originalmente.

*

La parcial insuficiencia de la palabra (y de la imagen) para reproducir cuanto transcurre en la mente de un poeta no es algo nuevo; en realidad lleva tiempo latiendo tras el imaginario creativo occidental y oriental. “Algunas propuestas artísticas de la modernidad supusieron ya una llamada de atención sobre las carencias, limitaciones y posibilidades del lenguaje verbal, que se muestra incapaz de garantizar la certeza y la validez de las imágenes y los significados transmitidos” [Alfredo Saldaña, No todo es superficie. Poesía española y posmodernidad; Universidad de Valladolid, Servicio de Publicaciones, Valladolid, 2009, p. 105]. Y podríamos retrotraernos al qué corto es el decir dantesco, con su vasta tradición posterior. No hará falta. Sólo intento decir que me siento próximo a muchos poetas y narradores, de diversas épocas, que incluyeron imágenes en sus textos o junto a sus textos, por unos motivos u otros: los poetas japoneses y chinos clásicos, los caligramistas barrocos y renacentistas, Lawrence Sterne, Kafka, Apollinaire, Mallarmé, Joyce, los vanguardistas latinoamericanos, Juan Eduardo Cirlot, Louis Zukofsky, los narradores posmodernistas estadounidenses, alguno de sus sucesores como Dave Eggers, Mark Danielevski, J. Safran Foer o Douglas Coupland, los poetas visuales, y otros nombres como Christophe Hanna, Mario Bellatin, W. G. Sebald, César Aira, Carlos Labbé, Dan Graham, José-Miguel Ullán, Javier Fernández, Agustín Fernández Mallo y un largo etcétera. Aclaro y añado que entiendo también por "imagen" la disposición visual significativa de los versos, lo que llamaba Manuel Álvarez Ortega en Intratexto "el código ideográfico de las tensiones de un poeta". Esa imagen que se construye con la palabra, sintetizando a la perfección las dos necesidades del poeta para reconstruir la experiencia que vislumbra en su mente. No hablo de caligramas, que sería imitar con la escritura la forma del objeto descrito, sino de una sintaxis visual del poema o del texto que exprese su sincopación, su fractura, su solidez o debilidad, su ritmo exento, su fragmentariariedad, su oclusión, su derramamiento o concentración extremos.

*

“por suprematismo entiendo la supremacía de la sensibilidad pura en las artes figurativas (...) ya no hay «imágenes de la realidad», ya no hay representaciones ideales; ¡no queda más que un desierto! Pero ese desierto está lleno del espíritu de la sensibilidad no-objetiva, que todo lo penetra”, Malévich, Manifiesto del suprematismo, 1915.

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No se trata de volver ahora al debate que plantease Slovsky, quien contradecía en El arte como mecanismo (1916) tesis anteriores de Belinski y Potebnia, para quienes “el arte es el pensamiento en imágenes[1] (una idea que está reformulando ahora José Luis Molinuevo desde diversos frentes[2]). Slovsky atacaba el simbolismo y apelaba a que el propósito de la poesía no es la economía verbal. Hum, mucho habría que hablar al respecto. La economía de Celan o Valente es decir lo mínimo significante para decir lo absoluto; la economía de Neruda o Whitman -no menos valiosa- para buscar el mismo fin era justo la contraria. Beckett se explicaba mediante una economía del no decir. Pero no quiero salirme del tema; en cuestiones de palabra e imagen, lo que me interesan son las intersecciones, porque las secciones también caminan siempre próximas a la castración. Toda separación tajante implica un tajo, y a mí me interesan los atajos. Al unir imagen y palabra, al hacer visión sonora o pensamiento en imágenes lo único que me propongo es dejar brotar mi deseo tal y como se manifiesta en mi interior. Es un intento de eliminar la represión. De no censurar ni castrar mi proceso creativo.

*

El tiempo no puede construirse -sigo cercando mis ideas, no generalizo para los demás-, o no puedo construirlo, sin esa referencia a lo visual. También lo sentía así Marcel Broodthaers, para quien “un segundo de eternidad tiene un doble sentido. En primer lugar representa el tiempo cinematográfico. Pero también representa el sentido y el sinsentido del choque entre dos lenguajes: el de las palabras y el del cine. O, todavía mejor, el de la relación entre la imagen estática y la imagen movimiento[3]. Frente a la antigua idea de Machado -valiosísima para su época- de la poesía como palabra en el tiempo, la tensión entre la imagen como "ojo de la historia" de Didi-Huberman (Imágenes pese a todo; Paidós, 2004) y la imagen-movimiento de Broodthaers me parece lo constitutivamente poético actual. Es una imagen dialéctica, diacrónica, dialogante. En otro libro, Didi-Huberman explica genialmente el montaje a partir de la idea de dis-poner, de poner de otra forma, de desordenar las imágenes de forma significativa para que puedan ser mejor entendidas [Cuando las imágenes toman posición; Antonio Machado Libros, Madrid, 2008, pp. 104ss]. ¿Y si pensáramos en la poesía como el modo de ordenar / desordenar las imágenes -visuales y verbales- del pensamiento interior y/o del inconsciente? En este sentido, ya no estaríamos ante un acto que refleje el aparecer del acto creador (en la línea de Heidegger, Valente, Gadamer, Hugo Mújica y cierto Derrida[4]), sino algo quizá tan o más interesante: la poesía como un acto de acontecer, como el lugar donde el discurso no sólo toma cuerpo y tiempo sino donde se convierte en una reflexión sobre su modo temporal de aparición y sobre su condición de relato en marcha.

*

Cortázar decía que su pensamiento era para él como una película. No elaboraba abstracciones, sólo veía un filme.

Mi poesía es el intento de reconstruir las imágenes, reproducir las palabras y repetir el metraje de esa película inconsciente que veo cuando estoy creando, en un des/orden que el lector pueda comprender.

Una operación de montaje.

Por ese motivo, Tiempo ni es un libro de poemas, ni es un poema único. Es otra cosa. El hilo de un pensamiento captado en el momento en que acontece.

Esta poesía ya no se lee, se visualiza.

Como una película.

*

Bueno, Tiempo (Pre-Textos) es un poco todo eso, y algunas cosas más. Y es barato, mírenlo por ese lado.


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Notas
[1] David W. Fokkema y Elrud Ibsch, Teorías de la literatura del siglo XX; Cátedra, Madrid, 1981, p. 33.

[2] “El romanticismo acude a otras formas de expresarse bien distintas a las del pensamiento reflexivo que se estrella con la contradicción. Pero sin renunciar al pensamiento. Muy al contrario, lo que busca es un pensamiento en imágenes. El romanticismo es eminentemente visual y por ello caracteriza nuestra época de rasgos tecnorrománticos.”; José Luis Molinuevo, Magnífica miseria. Dialéctica del Romanticismo; CENDEAC, Murcia, 2009, p. 18. Slovsky, en cambio, reniega de esa asociación necesaria entre poesía e imagen, y ataca a la tradición crítica del simbolismo.

[3] Marcel Broodthaers, sobre su película Un segundo de eternidad (1971); citado en José Luis Brea, La Era Postmedia (2002); edición digital, accesible en http://www.laerapostmedia.net/, p. 10.

[4] “Desde luego, esta inscripción siempre puede ser una figura o una forma (Bild) del propio poema que se produce al decir, en cierto modo de manera autodeíctica y performativa, su firma o su secreto sellado”; Jacques Derrida, Carneros. El diálogo ininterrumpido: entre dos infinitos, el poema; Amorrortu, Buenos Aires, 2009, p. 57. Más adelante (p. 70) apela el pensador francés a la posibilidad de anudar el radical anonadamiento de la realidad fenoménica (según la visión husserliana de la epojé) a la aparición del poema. Traduciendo a román paladino el difícil discurso del francés, a su juicio, en la experiencia de la (buena) poesía, el mundo desaparece para que aparezca el poema.

35 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesantísimo post, Vicente. La imagen pre-verbal y la imegen post-verbal. Dos naturalezas, quizá, para pensarlas en serio en tanto su relación con la poesía.
Enhorabuena por el libro!

Agustín

Luna Miguel dijo...

"He venido a este centro de la nada"

http://www.goear.com/listen/1edfcc8/El-desierto-lhasa-de-sela





Ganas de tenerte/lo, el desierto.

Esther Cabrales dijo...

El lunes lo tendré en mis manos, tan azul...

raúl quinto dijo...

la verdad es que el texto funciona muy bien como cebo, me ha generado una curiosidad terrible. apuntado queda para mi próxima incursión en una librería.

Vicente Luis Mora dijo...

Gracias a todos. Juan Carlos, hay mucha, una radical diferencia entre la "publicidad", que sería la inserción de propaganda de productos de terceros con ánimo de lucro, y la defensa de la propia obra, que es un derecho legítimo, no monetario sino simbólico (no voy a cobrar nada por este libro), vinculado a la realización personal y a la defensa del propio trabajo. Es un deber hacia tu editor y un deber hacia uno mismo. He limpiado este blog de publicidad, lo he limpiado de autobombo (¿has visto alguna vez aquí una reseña sobre alguno de mis libros?), pero no tengo ninguna obligación de sostener este blog como si yo no fuera escritor. Creo, Juan Carlos, que ni hasta los más críticos como tú -bienvenidos siempre, y lo sabes- podéis exigirme eso. Un abrazo.

Juan Carlos Márquez dijo...

Yo no me refería tanto a la actitud de promocionar el libro, Vicente, legítima y necesaria, sino a la técnica para hacerlo, que emplea el resorte publicitario de la intriga. No siempre voy con tan mala leche.

Vicente Luis Mora dijo...

Ah, bueno. Pero es que si vas a hacer algo, hazlo bien. Pensé que ibas por otro lado, disculpa. Un abrazo.

Juan Carlos Márquez dijo...

"No voy a cobrar nada por este libro". Con esta frase me he sentido muy identificado. No hay nada que disculpar, hombre. Faltaría plus.

Un abrazo.

logiciel dijo...

No me digas que vas a ceder las ganancias al pueblo berber!

Bromas aparte, enhorabuena.

josé luis molinuevo dijo...

¿Qué hubiera pasado si llega a publicar Simmel un libro titulado "Tiempo e imagen"?. Para hacerse una idea de aquella "Augenkultur" (cultura de los ojos) sigue siendo indispensable la lectura de "Contaminaciones figurativas"(Alianza) de Simón Marchán.
Ahora tenemos la suerte de una red de literatos (Vicente, Agustín, Eloy, Alberto)con una poesía y literatura visual y sonora de gran calidad. Algo así como un pensamiento en imágenes que escucha nuestro cuerpo en el ojo de la máquina. Especialmente las de los tiempos lentos.

Rafa dijo...

tiempo se leerá antes con la sensaciones que con la visión...
y esperemos que cobres algo por él...
cobran millonadas los jugadores de fútbol y nadie se plantea por qué
y sin embargo los estímulos intelectuales y las sobredosis emocionales no se pagan bien

CONSTRUIREMOS UN NUEVO CAPITALISMO

Jesus Andres dijo...

Hola Vicente.

No pregunto cómo va, ya lo veo.

Habrá que echar un vistazo, además de leer, a esa otra cosa.

Un saludo

Ana dijo...

¡Enhorabuena!

Carmen Fdez Morillo dijo...

Quizás me estoy metiendo en camisa de once varas -qué expresión más estupenda-, pero cfeo que habría que pensar y repensar los conceptos de realidad y percepción. Como dijo Carles J. Joâo un par de veces en su intensísima y simplicísima vida, "soy lo que soy porque eso me han contado de mi propia existencia".
Un gran abrazo, maestro

Vicente Luis Mora dijo...

Justo en eso es en lo que estamos, Carmen. Si lees el poemario verás hasta qué punto bucea en qué entendemos por "lo real". Saludos.

logiciel dijo...

Creo que fue Montaigne quien dijo que con la poesía era con lo único que no se podía hacer el necio. Si uno tiene la sensación de que las palabras se han desgastado se hace casi necesario buscar otras vías para transmitir sensaciones. Muchos lo han hecho antes y muchos lo harán después, con imágenes o con cualquier otro medio que al autor le resulte más sugerente. Me alegro por ello.
Saludos

cgamez dijo...

Hola Vicente:

Después de una lectura rápida de Tiempo me da la impresión de que no es un poemaria, que se trata más bien de un artefacto. Las fotografías, la ubicación de los versos, los motivos, el desierto blanco, forman parte de un todo. Es más, yo diría que es un cronómetro, el compañero inseparable del tiempo en nuestra época.

Creo que tú (y el editor no sé hasta que punto) habéis explotado muy bien la realidad de objeto que se esconde tras un libro para extraerle mayores posibilidades artísticas. Ya por si sólo, esto justifica el la labor de ciertas editoriales que apuestan por este tipo de productos.

Enhorabuena y saludos.

cgamez dijo...

Perdón, quise decir poemario. Poemaria no sería exactamente un artefacto.

Vicente Luis Mora dijo...

Trabajar con los editores de Pre-Textos, Carlos, para mejorar la maquetación del texto es un lujo. En mis libros el espacio textual es muy importante y ellos no sólo lo saben y respetan, sino que lo estimulan. Para mí sigue siendo fantástico que una editorial que es en toda Hispanoamérica un sello de culto (no hace mucho vi en Lima una librería que dedicaba un escaparate, por completo, solo a libros de Pre-Textos), publique poemarios tan raros y arriesgados como los míos, enriqueciéndolos. Uno de los editores me comentaba el otro día que han publicado cerca de 400 libros de poemas y que Tiempo es el primero de sus características. El diálogo compositivo con ellos siempre es muy interesante para mí, y hace mejorar el original. Yo no puedo tener más que buenas palabras para esta editorial, que apuesta por mí a saco, sin premios, sin ayudas, etc., y que además publica a otros autores, tanto extranjeros como en castellano, que son una referencia para mí.

Volviendo a tu comentario, el libro es, en efecto, un artefacto, aunque yo prefiero hablar de proyecto. Esta palabra, que ha puesto de moda Agustín, ya guiaba Nova y Circular, si recuerdas, ambos de 2003, y en el prólogo a Subterráneos se hablaba de literatura "proyectiva" como alternativa terminológica a la palabra "vanguardista", cargada de reminiscencias históricas. Tiempo es algo más que un libro de poemas, y propone diversas líneas de fuga (algunas de ellas las expondré el próximo viernes en la presentación que haré en Palma de Mallorca), pero la dimensión "física" me parece muy importante. Se me considera, y soy, un gran defensor del libro electrónico; hoy sin ir más lejos he estado leyendo en él, y ya cuando escribo pienso en las posibilidades electrónicas del relato. Pero a la vez soy un gran defensor del libro tradicional, y muchos de los autores que combaten aquél formato y ensalzan este se caracterizan por no haber buceado hasta el fondo en el significado del libro como objeto. No me refiero a sus artículos de periódico: me refiero a sus obras, que es donde uno debería investigar a fondo en la esencia de las cosas. Tiempo es también un libro sobre el objeto libro, una reflexión sobre el paso del tiempo en la lectura, sobre la materia del papel, la configuración espacial de la caja y su influencia en la percepción de la obra. Sé que estás pensando que todo esto tiene mucho que ver con Un golpe de dados, lo cual es cierto: detrás de todo lo que hago está Un golpe de dados, como un paisaje, como una advertencia, como un modelo, como un recordatorio de hacia dónde debería estar mirando siempre. Espero no haberme distraído.

Un abrazo, Carlos, y gracias.

Anónimo dijo...

Alguna idea que me ha venido leyendo la ¿justificación? de tu libro. Llena de contradicciones y de frivolidades hasta las cejas.

1) No estoy de acuerdo con nada de eso de la percepción fragmentaria de la realidad. Es posible que las circunstancias nos hagan vivir vidas fragmentarias, con cambios de trabajo, domicilio, pareja...lo que quieras. Sin embargo, creo que ahora, más que nunca es cuando más desesperadamente intentamos percibir nuestra vida de modo unitario. De hecho, creo que todas esas imágenes que nos rodean y que, ahora, protagonizamos (los vídeos, los mensajes, lo que quieras) las utilizamos no para pensar en nuestras existencias como un collage sino para dar ¿verosimilitud? a una percepción unitaria que el nuevo capitalismo o como se llame amenaza. Son como testimonios de nosotros mismos. Testimonios que insertamos en una cronología. Creo que esa visión unitaria está muy relacionada con nuestra percepción del tiempo y, eso, no lo cambia nadie. Es una opinión.

2) Discrepo también con el tema del montaje. La obra "montada", el artefacto de las vanguardias históricas tenía como principal objetivo despertar conciencias, no reflejar, no aceptar una realidad fragmentaria. Básicamente, servía para poner en duda esa falsa visión unitaria que nos ofrecía el arte "clásico". Y eso servía para desmontar la visión unitaria que nos ofrecía el capitalismo. Es lo de decir, oye que estos te están engañando, te están haciendo vivir una vida que no es tuya y tal. El problema es que el montaje se cayó con todo el equipo. La gente no lo entendía. Es el problema, creo yo, de la poesía visual: la primera lectura es intentar solucionar el enigma. No ponerte en duda. Si no lo resuelves, te cansas y te vas. El problema es que el montaje, el collage, la obra de arte sin unidad empezó a funcionar a todo trapo con la publicidad. Allí sí que te daban soluciones al enigma. La solución era comprar. ¿Alguien tiene el vídeo de aquel maravilloso anuncio de Cocacola sobre la generación X? Era un collage en movimiento.
Así que qué quieres qué te diga. No me entra que el montaje sea un reflejo de nuestras existencias. Primero, porque seguimos viviendo en una vida que creemos que es nuestra. Nos seguimos viendo de forma unitaria, cronológica. No nos despertamos transformados en insectos. Y, si así ocurriera, enseguida encontraríamos una justificación a los cinco minutos.

3) Con lo de la autonomía de la imagen con respecto a la realidad estoy de acuerdo al 100%. Allí sí que las cosas pueden dejar de tener sentido.

Saludos,

anónimo

Vicente Luis Mora dijo...

Bueno, es una pena que no digas quién eres para poder demostrarte, con tu propia obra -algo me dice que escribes- que lo que digo no sólo es cierto sino que se desprendería de tu escritura. Seguramente por eso no das la cara, claro. Ahí resguardadito tras tu anonimato, es muy fácil asomar la vocecilla y llamarme frívolo y contradictorio. Ya está uno acostumbrado a la cobardía. No debía de haber publicado tu comentario por ese insulto oblicuo, pero hoy estoy de buen humor tras el 5-0 del Madrid.

Lo que son las cosas: paradójicamente, no me hace falta saber quién eres ni leerte: tu mismo comentario, lo episódico e inconexo de sus afirmaciones, sobre todo en el punto 2, donde llevas a cabo inopinados saltos temporales, temáticos e ideológicos, sin ser capaz de hilar, es la prueba más concluyente de lo que sugiero en el post. Digo sugiero, porque en mi tesis doctoral es en donde lo demuestro, con todo tipo de artillería, que sería imposible resumir aquí.

Que hemos cambiado nuestro modo de ver y de pensar hacia un montaje mental fragmentario no depende ni de ti ni de mí, amigo. Hay evidencias científicas, culturales, sociológicas, psicoanalíticas y artísticas que lo demuestran; si estás muy aburrido léete La luz nueva, donde aportaba unas cuantas, y si tienes paciencia espera a que siga publicando cosas. Si tus extrañas orejeras convencionalistas te lo permiten, lo mismo aprenderás un poco más sobre ti mismo. Un cordial saludo.

logiciel dijo...

El fragmento como camino hacia la unidad. Tampoco es tan opuesto, ¿no?

Vicente Luis Mora dijo...

Claro que no, Logiciel, pero para ver esa obviedad hay que... bueno, dejémoslo. Me limito a transcribir parte de un framento de Circular, en la versión de 2003:

"La necesidad de dar una visión totalizadora de Dublín obliga a Joyce a presentar fragmentos que no mantienen entre sí una coherencia cronológica ni narrativa, fragmentos de un rompecabezas que nunca aparecerá completamente aclarado, pues muchas de sus partes faltarán, otras permanecerán en las tinieblas o serán apenas entrevistas".
Ernesto Sábato, El escritor y sus fantasmas

Quizá no haya otro modo de acercarse a la complejísima realidad que toda gran ciudad representa. Aparte de los dos centenares de fragmentos narrativos de que este libro se compone, la inserción de algunos poemas responde únicamente al consejo borgiano por el que debe ser el contenido el que elija la forma; de cualquier modo su tema y carácter es coincidente con el resto de cuentos o fragmentos, y su noticia suele ser más narrativa que lírica. En última instancia, son como fuentes que alivian el tránsito de calles. Y además, está Schlegel: "no puedo imaginar una novela sino como una mezcla de narraciones, cantos y otras formas dispersas".

Saludos, Logiciel.

Juan Carlos Márquez dijo...

Desde que visito, hace ya años, Diario de Lecturas hoy he sufrido la mayor decepción, Vicente: ¡cómo se puede ser poeta y del Real Madrid!

cgamez dijo...

El tema de fragmentariedad vs continuidad me parece sumamente interesante. Lástima que anónimo haya decidido ser eso. Aprovecho para comentar algunas reflexiones al respecto, ahora que tengo fresca la obra de Germán Sierra, gran defensor de la fragmentariedad.

Me da la impresión de que esa continuidad, ese intento de homogeneizar la realidad es sobretodo constructo humano, en el sentido de esfuerzo intelectual por crear uno mundo coherente (pienso sobretodo en Descartes, pero también en Tolstoi y en Sebald y su tenacidad por elaborar una prosa que se desarrolle en un continuo y contenga diálogos, recuerdos, ensayo y anécdotas históricas). No es un demérito. Es un esfuerzo intelectual muy loable y humano.

Sin embargo, como muy bien señalas con la cita al Ulises, ese modelo no sirve para describir la complejidad de una ciudad (pongamos otro ejemplo, el Nueva York de Manhattan Transfer) o de un mundo como el nuestro, con más de 7 000 millones de personas.

Después está el hecho del carácter fragmentario de la conciencia, tal como han demostrado estudios neurológicos recientes. Aunque esto y lo de la fragmentariedad no es nuevo ni exclusivo de los movimientos literarios recientes (no en vano, en Occidente viene de Grecia). La multiplicidad del yo es el tema central de El mal de Montano de Vila-Matas, y ya lo tenía muy en cuenta un escritor tan poco fragmentario como Proust.

Abrazos.

Anónimo dijo...

El tiempo contiene multitudes, ¿qué diría Whitman sobre lo que pasa ahora mismo? Probablemente algo muy parecido, aunque nunca se sabe. Sobre la deriva tangencial en los comentarios acerca de la percepción y representación fragmentaria, volvería sobre Valverde y su "sólo me conozco de oídas"; la conciencia es una sensación continuamente reestructadora de los estímulos exteriores, que va creando nuevas conexiones, ramificándose si se prefiere una imagen más actual, adaptándose a su propio camino del agua.

Creo que el montaje es una de las múltiples maneras de ver, experimentar e intentar reflejar una visión de lo que percibimos. Puede que sea lo más en boga hoy en día, pero cada grupo de conceptos implica una transformación de la mirada que filtra lo que se "lee", y su "cómo". El fragmento explica ahora mismo muy bien un conjunto de situaciones, pero se puede elegir: otra metonimia, otro punto de vista, que volverá a decirnos algo diferente, puede que más, o menos.

Otro asunto bien distinto es si se trata de la única manera de decir el mundo (algo que no creo haber entendido al leer el artículo)En numerosas ocasiones, una estrategia semejante produce un aplastamiento del sentido sin demasiado interés, pero del mismo modo que sucede con palimpsestos o mosaicos de la antigüedad, siempre habrá unos más interesantes que otros, sin olvidar,por otro lado, que nos parecen interesantes desde este lado del tiempo,no el de su concepción. Un saludo y hasta otra.
--
c.m.

Anónimo dijo...

Algo muy sugerente, encontrado (otra palabra de esas, mira por dónde)justo al lado de estas líneas:

"Algo se rompió para que estos fragmentos emergieran, pero ¿qué?

*

Alguien que percibe las ondas concéntricas de cada latido."
(Jordi Doce)
--
c.m.

Luis dijo...

Estimado Vicente: en el próximo número de la revista cordobesa "Boronía" que se publica este jueves 24 he realizado una presentación de unas pocas líneas a su anticipo del proyecto "TIEMPO" que tan amablemente cedió usted para su publicación. Ojalá alguna vez nos podamos conocer y comentar con más detenimiento sus logros literarios.

Luis E. Gómez (Córdoba)

Vicente Luis Mora dijo...

Gracias, Luis, por su interés. Un cordial saludo.

rstd dijo...

Hombre Vicente,
después de tanto trabajiño,
con todo ese tiempo para construir este tiempo,
tampoco costaba tanto escribir unas cuantas líneas para la solapa y no copiar y pegar la de Construcción.
Eso de:
Ejerce la crítica literaria en marcha en su blog de lecturas http:www-vicenteluismora.com ya quedó un pelín atrás, no?


salut

Vicente Luis Mora dijo...

Gdsm, lo siento, pero no he visto el libro, con lo cual no he podido comprobar eso.

rstd dijo...

Hola vicente, cometí una errata un tanto estrambótica en mi comentario anterior,
pone: http://vicenteluismora.bitacoras.
com
me refería a eso, que aparece el antiguo blog de bitácoras y no el de blogspot.
Por supuesto lo digo en tono jocoso, siempre acontecen estos pequeños despistes.

Por cierto, el libro ya lo he comenzado a leer y me está encantando.

Vicente Luis Mora dijo...

bueno, eso es lo importante. De todas formas, en el blog antiguo lo primero que aparece es una redirección al nuevo, así que nada grave. Saludos.

Alverto dijo...

Estimado Vicente, me resulta de mucha sugestión tu libro, coincido que actualmente, el canon visual esta muy presente. La imagen marca incluso nuestra forma acceder a la realidad, como por ejemplo, me gustaría leer tu libro, pero en México no llega, y es que los libros en México se compran por imagen de venta, no por su significación. ¿Yo no sé si sea lo mismo en España?

Cordiales saludos

Vicente Luis Mora dijo...

La imagen de venta es parte del campo literario, Alverto, eso es indubitable, pero intentamos fijarnos sobre todo en la significación de las cosas. Por desgracia, el libro no podrá encontrarse en México a no ser que aparezca publicado por una editorial mexicana. Quizá algún día. Un cordial saludo.