domingo, 16 de febrero de 2020

Poliantea 2



El literato inglés Porson, al escuchar a alguien que decía que ciertos poetas modernos serían leídos y admirados cuando Homero y Virgilio estuvieran olvidados, contestó: “Y no hasta entonces”.


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[...] habiendo visto la innumerable multitud de poetas que Dios ha enviado a España por castigo de nuestros pecados, mandamos que se gasten los que hay, dando término de dos años para que se consuman, y que ninguno lo pueda usar sin ser examinado por las personas que más eminentes sean en este arte…

Francisco de Quevedo, Pragmática de aranceles generales


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            El invitado tenía el aspecto menos poético del mundo, ya la presentación que le había hecho Jürgass no le hacía precisamente ningún favor, como te puedes figurar. Así que cuando le vimos sacar de su bolsillo un manuscrito de un volumen considerable, creo que la angustia se apoderó de todos nuestros corazones.

Theodor Fontane, Antes de la tormenta (1878)


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La mayoría de los donantes maneja un vocabulario de no más de cien palabras, preposiciones y artículos incluidos, y bajo esas condiciones es difícil no incurrir en la poesía.

Roque Larraquy, La comemadre (2014)


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Escribe Manuel con seriedad española, con esa soberana seguridad y aplomo con la que los grandes idiotas realizan sus tareas, ajeno por completo a los destrozos que causa en su obra y en su propia vida. [...] Manuel procura escribir, y se puede intuir que detesta hacerlo. Lo único que sabemos a ciencia cierta, lo único que destilan sus poemas, es el profundo odio inconsciente que su autor tiene hacia su poesía. El desprecio que siente por sus propios poemas, por las mujeres y por la literatura en general. Repugnancia que le hace leer libros y más libros compulsivamente, y acostarse con mujeres y más mujeres, para ver si acaba de una puta vez con todo. [...] Manuel, el gran poeta contemporáneo español, fabrica ataúdes. Por cierto: todas las mujeres que se han acostado con él han acabado en psiquiátricos, medicadas o con profundas crisis nerviosas. Bravo, Manuel.

Carlo Padial, Erasmus, orgasmus y otros problemas (2012)

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Estoy satisfecho, en especial, del comienzo del poema:

            Quien llega a los cuarenta sin tener hemorroides…

André Gide, Los monederos falsos (1925)

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            El crítico profesional puede ser -como sin duda lo era Sainte-Beuve- un escritor de creación fracasado, y en el caso de Sainte-Beuve vale la pena sin duda leer sus poemas, si se es capaz de soportarlo, porque ayudará a comprender la razón de escribiera mejor sobre autores pretéritos que sobre sus contemporáneos.

T. S. Eliot, Criticar al crítico (1965)

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Tst, yo aquí nomás estoy de paso.
¿Pues cuánto lleva?
Voy para cincuenta años…

Yuri Herrera, Señales que precederán al fin del mundo (2009)

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Los ingleses tienen una individualidad tan acentuada, que son los mismos en todas partes, y verdaderamente no sé por qué viajan, pues llevan consigo sus costumbres y transportan su interior al hombro como si fueran caracoles. En cualquier parte que se halle un inglés, vive exactamente como si estuviera en Londres.

Teófilo Gautier, Viaje por España (1843)

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            Un inglés simpático es una curiosidad, pensé para mí [...]

Thomas Bernhard, Maestros antiguos (1985)

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-En realidad soy inglés.
-Lo siento.

De la película Austin Powers (Jay Roach, 1997)

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Ella dijo que también los ingleses pueden manifestar su dolor por los muertos, y me dio muchos ejemplos de duelo por perros.

Elías Canetti, Hampstead (1994)

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Un ejemplo supremo de esta comedia ontológica ocurrió en diciembre de 2001 en Buenos Aires, cuando los argentinos ocuparon las calles para protestar contra el gobierno y especialmente contra Cavallo, el ministro de economía. Cuando la multitud se reunió ante el edificio en el que vivía Cavallo, éste se escapó usando una máscara con su propia cara (que se vendía en casas de disfraces para que la gente pudiera burlarse de él poniéndose su máscara). Pareciera como si finalmente Cavallo hubiera aprendido algo del difunto movimiento lacaniano argentino: el hecho de que una cosa es su propia y mejor máscara.

Slavoj Zizej, Visión de paralaje (2005)

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Ella le dijo:
-¿Querría usted ser ministro?
-¿Ministro de qué?
-De cualquier cosa. Se lo digo porque la alija de Obras Públicas quedará vacante en breve. Su titular se retira.
-Se retira de los negocios.
-Después de haber amasado una fortuna. Se me ha ocurrido que, ya que usted no sirve para nada, podrían ponerlo en su lugar.

Princess Safo, El tutú (1891)

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[Jacques Derrida en un debate público]

Derrida: En cuanto al Logos, ¿qué quiere usted decir con Logos en este caso? “Logos” es un término griego muy específico utilizado a veces en los Evangelios, pero ¿qué quiere usted decir con él en esta situación, por ejemplo con respecto a la lingüística?

Liddelow: Por decirlo de forma simple, quizá de forma simplista, en realidad me refiero simplemente a la presencia de la palabra representando la cultura, representando la expresión. Veo en la relación entre lo que usted ha dicho sobre la teología negativa y nuestra presencia aquí hoy una deliciosa ironía. Pensé que el reconocimiento de esa ironía le podría interesar.

Derrida: La única analogía que se me ocurre entre la escena de la teología negativa cristiana y esta escena son mis padecimientos aquí...

En VVAA, Lingüística de la escritura (1989)

 
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            En el curso de mi visita a Vuguzzolo, un pueblo del Piamonte, la joven guía me señaló un monumento cívico que rememoraba el fin de la Primera Guerra Mundial. Como sólo veía el pedestal, le pregunté dónde estaba la escultura. “Se la llevaron a la Segunda Guerra Mundial”, me contestó con semblante serio. “Tuvieron que fundirla para hacer cañones”.

Miguel Catalán, La nada griega (2013)

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Durante la Campaña de Ochakov el príncipe Potiomkin estaba enamorado de la condesa ***. Logró obtener una cita, y estaba tête-a-tête con la mujer en su cuartel general cuando de repente estiró sin darse cuenta el cordón de la campana y tronaron todos los cañones que había alrededor del campamento. Cuando se supieron los motivos de aquel cañoneo, el marido de la condesa ***, hombre mordaz e inmoral, dijo, encogiéndose de hombros: ¡Cuánto ruido para nada!

Carta de Pushkin a Delwig, 1828

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Hoy hace exactamente cien años durante los cuales ha transcurrido un siglo.
José Luis Coll, Diccionario de Coll (1975)

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            El enamorado es como el paranoico, cree que todo le habla a él.

Pedro Mairal, La uruguaya (2016)

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No hace mucho, un artista plástico francés se lamentaba de los derroteros que estaba tomando el arte moderno. Su amargura venía de una exposición a la que había sido invitado en España. Ocurrió que el día de la inauguración el público se apelotonaba para contemplar una obra que presidía el centro de la sala principal. La obra en cuestión era un carrito de la limpieza con su fregona, bayetas, cepillos y demás intendencia. El interés del público por la obra parecía desproporcionado, e incluso los artistas terminaron por integrarse en la multitud de curiosos que daban explicaciones existenciales o simbólicas a aquella especie de performance. Pero el encanto terminó en el momento en que la mujer de la limpieza, que había tenido que ir al servicio por culpa de un apretón inoportuno, se acercó a su carrito y se lo llevó ante la mirada incrédula del respetable.
Luis Leante[i]

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El artista creador de los cubos de basura carecía de nombre. Era japonés y tenía unas interesantes teorías sobre la identidad. Durante un tiempo, al comienzo de su carrera, cambió de nombre cada mes, pues creía que la identidad era líquida y no debía estar constreñida por algo tan rígido como un nombre, pero como al parecer, tras una temporada cambiando de nombre mensualmente, la gente primero le perdía la pista y a continuación el interés por conocerlo o recordarlo, eliminó los nombres por completo. Creo que la irritación de mi madre por la nueva postura de Gillian con respecto a su nombre tenía que ver con la experiencia que había vivido con ese artista. Al principio había pensado que un artista sin nombre que trabajaba con cubos de basura y textos sagrados conseguiría mucha publicidad, pero el hecho de que no tuviera nombre dificultaba su promoción y el entusiasmo inicial de mi madre había derivado en frustración.

Peter Cameron, Algún día este dolor te será útil (2007)


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Dize un filósofo, en su libro se nota,
que pesar e tristeza el engenio enbota.   

Arcipreste de Hita, Libro del buen amor (s. XIV, circa 1330)

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Yo no pregunto de qué raza es un hombre, basta que sea un ser humano, nadie puede ser nada peor.

Mark Twain, The Man That Corrupted Hadleyburg (1899)







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[i] Luis Leante, “El Gázquez y las vanguardias”, El Noroeste, Murcia, 1-15 de julio de 2006.

14 comentarios:

Pablo Cano dijo...

(1/2)

Buscando cosas en español sobre Gregor von Rezzori me he encontrado con su artículo "La portentosa voz del rezagado", publicado en este blog el 30 de enero de 2016. En él escribe usted: "La muerte de mi hermano Abel" es grande, compleja, asombrosa, profunda, está escrita casi a la perfección. Tiene un final tan espléndido (sublime, podríamos decir) que sería un crimen parafrasearlo o resumirlo. Lo tiene todo para ser llamada obra maestra. Pero...".

Y luego nos explica por qué ese libro no es una obra maestra: "Aunque leyendo la novela de Rezzori uno tiene la impresión, tanto semántica como estilística (salvo escasas páginas), de estar leyendo una novela escrita en torno a 1948, la novela aparece ¡en 1976! El décalage debió ser brutal, y lo sigue siendo. La novela llegó treinta años tarde. No pudo dialogar con las obras de su tiempo natural, que ya eran consideradas clásicas cuando aparece la obra de Rezzori en las librerías como novedad; tampoco podía dialogar con las novelas de 1976 porque, comparada con ellas, su estilo (salvo algunas breves partes, que acusaban el empuje posmoderno, como las páginas 568-73, islotes extraños en un océano tardomoderno) y su tono eran bastante retro. Incluso en lo semántico: con la apuntada excepción de Sartre, aunque éste aparece citado como novelista, las referencias filosóficas citadas (cf. p. 622) son Nietzsche, Hegel y Ernst Mach, las mismas que utiliza Robert Musil cuarenta años antes para levantar El hombre sin atributos."

Y añade : "Intento decir que en 1976 Rezzori parecía un contemporáneo de Thomas Mann o del primer Canneti [Canetti], mientras que en 1969 [...] las novelas europeas y estadounidenses estaban cruzando otras dimensiones, se dedicaban a otros menesteres".

Y concluye: "Lo cual no quita que la novela de Rezzori sea asombrosa, mayúscula, prodigiosa, capital. Pero una obra maestra es otra cosa, es aquella novela que conforma la literatura de su tiempo, que aniquila a casi todas las demás (ya sea en el momento de su aparición o al historizar después el período); aquella que crea la imagen de la novela en un determinado momento para las eras posteriores. Vgr., el Quijote vuelve anacrónicas todas las narraciones publicadas en su época, y Rimbaud hace antiguo a Tennyson, a pesar de morir con un año de diferencia."

Pablo Cano dijo...

(2/2)

Le confieso que su argumento para saber si una obra es o no maestra me ha dejado atónito. ¿Cómo es posible que el valor de una obra resida fuera de ella, dependa de las circunstancias de su aparición y de lo que exista o no exista a su alrededor en el momento de su publicación? ¿Las "Variaciones Goldberg" no serían una obra maestra de haberse escrito en 1800, por ejemplo, o "La consagración de la primavera" en 1930? ¿"Las Meninas" no serían una obra maestra de haberse pintado en 1830 o el Quijote de haberse publicado en 1680? ¿El valor artístico no sería, pues, intrínseco a la obra, sino en gran parte exterior? Y si la modernidad, es decir el orden de aparición en el tiempo de una obra, es un criterio fundamental para juzgarla, ¿podría explicarme usted de qué manera algo exterior, como es el tiempo, puede influenciar en el interior de una obra cerrada, acabada - y ello hasta el punto de poder hacerla pasar de una calificación de "gran obra" a otra de "obra maestra"? Si usted hubiera leído "La muerte de mi hermano Abel" sin saber nada de su autor y sin conocer su fecha de publicación, ¿su opinión habría sido mejor que sabiendo que se publicó en 1976? Y si la hubiera leído creyendo que se publicó en 1920, por ejemplo, ¿su valor hubiera aumentado para usted? ¿Por qué especie de magia el contexto puede hacer variar la calidad de un texto? ¿Cómo una fecha impresa sobre un libro puede hacer variar su contenido?

Le confieso que no lo entiendo. Y que me gustaría mucho comprender por qué la modernidad es un concepto tan importante para usted. De las muchas personas con las que he discutido acerca de este tema, ninguna ha sabido explicarme la razón exacta de la importancia de la tan ensalzada modernidad como criterio de juicio. Razón que tampoco he encontrado en ningún ensayista o filósofo que trate del tema. Todo el mundo utiliza el concepto de modernidad en sus juicios pero nadie lo explica. Nadie es capaz de probar que el concepto de progreso es fundamental en arte.

Al final de su vida, Bach era considerado como un compositor anticuado (y para empezar por sus cuatro hijos compositores), razón por la cual su obra conoció el purgatorio tras su muerte durante casi un siglo. Y sin embargo, Bach, al que el concepto de modernidad nunca interesó lo más mínimo, es el mayor creador que ha existido sobre este planeta. Su obra gigantesca, intemporal, prueba de manera definitiva que la modernidad es una simple superstición estética.

Vicente Luis Mora dijo...

Estimado Sr. Cano,

Gracias por su comentario. Me temo que no me he explicado bien, o que usted no ha entendido mi razonamiento. Lo que describo no es "exterior" a la obra, sino inherente a ella, ésa es la clave.

Se lo explico de otra manera: imagine que hoy una persona, a fecha de febrero de 2020, intentase escribir un poema como Espronceda -quien, en su tiempo, era bastante renovador, por cierto-. Imagine que esa persona, incluso dotada de talento, usase rima, metro, acentuación decimonónica, retórica ampulosa y una perspectiva más o menos "romántica" de escritura. Y lo hace hoy (febrero de 2020), sin ironía alguna respecto a esa anacronía, sin juego "metacronológico", sin conciencia del kitsch. Lo hace porque considera que el citado es el "modelo" estético con el que debe escribir en nuestro tiempo. ¿Se lo imagina?

Quizá ahora me he explicado mejor.

Respecto a la inaplazable necesidad de voluntad renovadora en el arte, le comento que he dedicado a ese espinoso asunto numerosas páginas en la introducción a "La cuarta persona del plural" (2016) y "La huida de la imaginación" (2019), a las que me remito.

Un saludo y gracias por su comentario.

Pablo Cano dijo...

¿Por qué imaginar algo tan caricatural? Pongámonos en el mejor de los casos: imaginemos que alguien logra escribir un nuevo "Cántico espiritual" tan bello como el de san Juan de la Cruz o componer una "Pasión según san Mateo", tan extraordinaria como la de Bach, ambos usando exactamente las mismas Formas literarias y musicales. La belleza de tales obras, ¿sería invalidada por la antigüedad de dichas Formas?

La respuesta, para mí, es negativa. Las Formas son un medio de alcanzar la Belleza, no un fin en sí msimas. Eso es lo que "los teóricos de la modernidad" no entienden. La perfección de una obra no depende en absoluto de la época en que fue creada. El Arte es autónomo, la Belleza es independiente del Tiempo. Eso lo sabían los Antiguos y lo ha olvidado Occidente desde hace siglo y medio.

La prueba de lo que digo nos la da la propia posteridad, en la que abundan los ejemplos de obras bellas que nacieron "anticuadas". El "Concierto de Aranjuez" de Rodrigo seguirá escuchándose dentro de 200 o 300 años, mientras que nadie sabrá quién fue Boulez, por ejemplo. Y dentro de 200 o 300 años seguirán leyéndose las "Rimas" de Bécquer y nadie sabrá que hubo "poetas" futuristas o dadaístas, pongamos por caso.

Se cita siempre el "il faut être absolument moderne" de Rimbaud, pero se olvida con frecuencia que su poesía está escrita con formas clásicas impecables y que úncamente por eso suena tan bien. Escribe usted que "Rimbaud hace antiguo a Tennyson, a pesar de morir con un año de diferencia", pero ello es la consecuencia de la calidad de su obra, no de su modernidad. La modernidad de Rimbaud no ha hecho antiguo ni a V.Hugo ni a Baudelaire (a los que tanto debe), porque la calidad de sus obras es comparable a la del autor de "Une Saison en enfer".

O dicho de otra manera: lo esencial de una obra es su calidad, su perfección, su belleza. Cosas que nada tienen que ver con su modernidad. Hacer de la modernidad una calidad es creer que el Arte es esclavo del Tiempo.

Vicente Luis Mora dijo...

Ya imagino, a la luz de su razonamiento clasicista, que su respuesta es negativa. Por fortuna, Baudelaire no escribió como Villon, ni Bach compuso música como un flautista del antiguo Egipto, ¡pudiendo hacerlo! Y la "calidad de la obra" depende, entre otros muchos factores, de la autoconsciencia de los creadores y de su diálogo -superador- con la tradición. Así que parece que entendemos por "calidad" cosas diferentes; usted tiene un modelo clásico, que le permite hablar de "belleza", término que la estética no utiliza desde hace casi tres siglos; yo tengo otro, y lo bueno es que hay espacio y ciberespacio para ambos. Y para otros muchos más.
Alegrémonos por ello.
Un cordial saludo, don Pablo, y muchas gracias por venir.

Pablo Cano dijo...


No se trata de un "razonamiento clasicista" sino de simple lógica estética, de pragmatismo puro, de hechos que todo el mundo puede comprobar. Tanto Bach como Baudelaire utilizaron las Formas más adecuadas para realizar su objetivo : expresarse lo mejor posible (durante la vida del primero la vieja forma de la Fuga había dejado de estar de moda y las formas poéticas que usa el segundo no pueden ser más clásicas - por cierto, quienes conocen bien la vida y la obra de Baudelaire saben que su admiración por el clasicismo era total). Una vez más, para ambos la Forma no es más que un medio para llegar a producir Belleza (hay que leer lo que dice Gombrowicz - uno de los espíritus más lúcidos del siglo XX- sobre las Formas). Si "Baudelaire no escribió como Villon, ni Bach compuso música como un flautista del antiguo Egipto, ¡ pudiendo hacerlo !" es sencillamente porque ambos conocían Formas mucho mejores, mucho más desarrolladas y complejas. No utilizaron las Formas más de moda en su época sino las mejores para decir lo que tenían que decir. Puro pragmatismo.

En cuanto a la calidad de la Obra, depende en efecto de muchas cosas, pero sobre todo de la lucidez del creador con relación a las Formas. Yo no sé si Boulez tenía algo de talento musical, puesto que decidió "componer" rompiendo todas las reglas de la música - "Si vous ne niez pas, si vous ne faites pas table rase complète de tout ce que vous avez reçu comme héritage […] vous ne progresserez jamais", osó declarar en 1968 (sospecho que fue su incapacidad total para componer una bella melodía lo que le llevó a encerrarse en el impasse estético de la "música abstracta"), pero lo que sí sé es que Sibelius y Chostakovich utilizaron las Formas tradicionales de la música para componer obras que pasarán a la posteridad, contrariamente a las del autor de "Pli sur pli" (sobre él, su "obra" y la dictadura estética que ejerció durante muchos años aquí en Francia, hay que leer el libro de Benoît Duteurtre "Requiem pour une avant-garde", 1995 y 2006). También sé que Arvo Pärt (para mí el mejor compositor actual) comenzó componiendo con Formas abstractas (dodecafonistas y serialistas) y rápidamente se dio cuenta de que las únicas que permiten hacerlo son las Formas tradicionales (en su caso las de la polifonía renacentista, Formas que, por cierto, interesaban mucho también al tan "moderno" Debussy, quien habla de su admiración por ellas en su "Correspondance").

Para acabar, dice usted que yo tengo "un modelo clásico" que me permite "hablar de "belleza", término que la estética no utiliza desde hace casi tres siglos; yo tengo otro...". Permítame decirle que la famosa Posteridad muestra que sólo existe el modelo "clásico". Cuando se pasea uno por el Louvre (cosa que, viviendo en París desde hace muchos años, yo he hecho mucho y hago aún varias veces al año) ¿qué puede verse en todas sus secciones? Que la Posteridad sólo retiene la Belleza. Que sea de Mesopotamia, Egipto, Grecia, Roma, el Renacimeinto, el Barroco o los siglos XVIII y XIX, sólo ha quedado la Belleza.

Y lo mismo puede decirse de la literatura o de la música.¿Qué obras pasan a la Posteridad? Entre las basadas en las Grandes Formas, las obras bellas. Se han escrito decenas de miles de cánones, pero hay uno conocido entre todos, el de Pachelbel. ¿Por qué? Porque es el más bello.

https://www.youtube.com/watch?v=JvNQLJ1_HQ0

¿Y cuáles son los mejores poetas en español del siglo XX? Los que han escrito los poemarios más bellos: Rubén Darío, Machado, Juan Ramón, Lorca, J.Guillén, Neruda, Vallejo, Borges, Claudio Rodríguez...

Diga lo que diga la Teoría Estética desde hace un siglo, la Belleza siempre ha sido el concepto central del arte. Y seguirá siéndolo por los siglos de los siglos.

Vicente Luis Mora dijo...

Estimado Sr. Cano,

Sólo puedo decirle que quizá, de entre todos los blogs del ciberespacio, y mira que hay blogs, ha venido usted a uno donde esta visión esencialista que defiende se considera más que periclitada. Pero insisto: disfrute usted con sus intereses, que yo haré lo mismo con los míos. Un cordial saludo.

Pablo Cano dijo...

Si la fe en "la modernidad" (una superstición que el capitalismo ha convertido en ideología) siempre me ha interesado mucho es porque yo nunca he podido creer en nada que no pueda ver, tocar o sentir. Y la gente que llega a pensar cosas que los hechos contradicen, me fascina. Como los seres para quienes los conceptos son más importantes que las evidencias.

Para acabar, permítame que le diga que mi visión del arte no es "esencialista" ni está "periclitada". Y ello por la simple raazón de que es la visión del arte "defendida" por la Posteridad, que a medio y largo plazo no se ha confundido nunca.

Otra prueba de ello : el "tan anticuado" Andante del Concierto para piano nº 2 de Chostakovich, escrito en 1957, pero cuya belleza impedirá a ese concierto caer en el olvido durante siglos (¿conoce usted alguna obra de belleza incontestable - en literatura, música, pintura o escultura - olvidada por razones estéticas por la Posteridad? Yo, ninguna).

New York Philharmonic, Leonard Bernstein, piano & conductor
https://www.youtube.com/watch?v=N0lRRSzTwaI

Las que sí son olvidadas son las teorías estéticas que justifican la mediocridad de la producción artística de una época. E incluso sus artistas más célebres y caros. ¿Quién conoce hoy a Olivier Métra, compositor tan "prestigioso" que se mrereció una calle en París en 1912, 42 años antes que Bach, que sólo la tuvo en 1954? ¿Y quién se acuerda hoy de Meyerbeer, el compositor de opéras más célebre del siglo XIX, cuyo éxito superaba al de Mozart, Rossini, Wagner o Verdi? ¿Y quién sabe hoy que los pintores más caros en el mercado francés de la segunda mitad del mismo siglo XIX eran Bouguereau y Meissonier?

La Posteridad pone a cada artista en su sitio. Y para ello utiliza un único criterio: la Belleza.

Dos hechos incontestables que no impiden discutir sobre el concepto de belleza a través del tiempo, por supuesto...

Vicente Luis Mora dijo...

Estimado Sr. Cano,

Con este comentario doy por terminado este intercambio de pareceres. Un saludo y gracias.

Pablo Cano dijo...

Merci à vous et bonne continuation.

Vicente Luis Mora dijo...

De nada, saludos.

AUSTRO-MANÍAS dijo...

Estimado Vicente:
Me permito intervenir en este intercambio para precisar un par de puntos.
Lo primero es el propio concepto de "obra maestra", lo suficientemente ambiguo como para generar siempre polémica, sobre todo cuando la "maestría" de una obra se supedita al grado de avance de las técnicas y los estilos literarios en un periodo histórico concreto. A Estas alturas sabemos, por suerte, que casi siempre ha habido, por lo menos del XVIII a la fecha, una concomitancia de estilos y de tendencias literarias. Cuando en 1928 se le otorgó el Premio Nobel a Thomas Mann por la saga de los Buddenbrook, ya Döblin tenía escrita Berlin Alexanderplatz, ya Ulysses llevaba seis anhos de publicada. La novela de Mann estaba desfasada para el grado de desarrollo de las técnicas literarias, pero era entonces y sigue siendo una obra maestra (si nos limitamos a los valores inherentes a la novela misma, a la voluntad con la que fue construida con su autor y a lo que pretendía contarnos con ella.
Un segundo punto es un dato falso: la novela de Rezzori no se "escribió" en el anho 76. Se "publicó" en esa fecha, tras una larga peregrinación por distintas editoriales que la rechazaron, pero fue concebida y escrita a lo largo de veintitantos anhos, desde principios de los anhos 50, fecha cercana al dato que tú ofreces: 1948.
Otro aspecto, algo traído por los pelos, e igualmente erróneo a mi juicio, es el caso ficticio que empleas: alguien que quiera escribir Ccmo Espronceda hoy en día, sin ápice de ironía. Sugerir que esta novela sólo tiene un estilo ampuloso, y que no haya en ella voluntad de ironía.... En serio? Sobre esto no opinaré nada más: me remito a tu magnífica critica, en su primera parte, que destacaba precisamente algo esencial en este texto: su multiplicidad de registros del lenguaje, su capacidad transformativa, camaleónica.
Y por último, el hecho de que esta novela contiene precisamente un sinfín de aspectos que marcaron los debates literarios de los anhos 50, 60 y 70: muerte del autor, fungibilidad del individuo creador, heteronomía, expansión cancerígena de una multiplicidad de relatos, fragmentación, incluso la hoy tan llevada y traída autoficción . Aspectos todos no ya "modernos", sino incluso "postmodernos", todos transformados y expuestos, de manera a mi juicio "magistral" en forma de una novela que no llega a ser nunca novela.
En fin.
Yo también doy por tewrminada mi intervención, tan sólo animándote, quizá, a que amplíes en algún ensayo (si tienes tiempo y ganas) esta visión un poco rara de esta obra de Rezzori.
Un saludo cordial
José Aníbal Campos

Vicente Luis Mora dijo...

Estimado José Aníbal,

Ya comentamos todos estos asuntos en el post respectivo hace unos años, en el momento de su aparición. Entiendo que, como traductor de Rezzori, para ti sea una cuestión siempre candente, pero yo estoy ahora mismo en otros trabajos y con la mente en otras cuestiones. Tu especialización sobre Rezzori es infinita, llevas lustros -quizá décadas- trabajando sobre él y no tiene sentido intentar siquiera rebatir tus argumentos. Aquí quedan como última palabra sobre el asunto (lo que no quiere decir que no tenga yo mis propias ideas, sólo que ya las expuse en su momento).
Un atento saludo y seguiré pendiente de tus excelentes traducciones del alemán.

AUSTRO-MANÍAS dijo...

Estimado Vicente:
Es cierto que algo comentamos en su momento. Sigo con interés vivo tus publicaciones, siempre que puedo, desde la distancia vienesa. Y creo muy en serio en el valor que aportas al debate literario en Espanha, o Hispania. Solo me permito acotar algo: mi criterio en este blog, concretamente sobre este asunto, no responde sólo a mi interés en Rezzori, que es grande. Responde a unos conocimientos sobre literatura que también tienen décadas de cultivo y de trabajo paciente en la adquisición de información, de lecturas, de pasión por la critica (la verdadera, esa que tú casi siempre representas), también en el descarte de lo que no me parece adecuado o certero. Y, sobre todo, en una lateralidad del pensamiento y de las ideas (le llaman así, "lateralidad") que es afín a mi modo de ser y de leer y de actuar.
Lo primero es algo no muy obvio en ese, nuestro país: que hayas tenido la decencia infinita de publicar mi objeción. Eso, de por sí, te honra.
Lo segundo: en ese afán de muchos anhos por dar a conocer la obra no tan conocida de Gregor von Rezzori, es un privilegio contar con tu espíritu crítico y tu lucidez, aunque sea para la primera mitad de una critica.
Lo tercero: agradecer que tengas tus ideas propias, que no te pliegues a las modas, que no aceptes siquiera las unanimidades, cuando todos parecen apuntar a un criterio único.
Con acuerdos o desacuerdos, tú dignificas la profesión de la critica literaria en Espanha. Muchas gracias.
Y es casi una condición inherente a mí estar en desacuerdo. Pero es también parte de mi ser admirar a quien mantiene la dignidad de criterio que mantienes tú.
Un saludo afectuoso
José Aníbal Campos