jueves, 29 de mayo de 2008

Un debate curioso

Creo que es interesante lo que está pasando aquí, en los comentarios finales. Participan en el debate, entre otros, el filósofo José Luis Molinuevo y los escritores Ricardo Menéndez Salmón y Milo Krmpotic.




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6 comentarios:

Ibrahim B. dijo...

Me pronunciaré brevemente, con un ejemplo que creo que puede interesar a quienes frecuentan este espacio, sobre la relación ética-literatura que plantea J.L. Molinuevo: En estos últimos días (durante el poquísimo espacio que me dejan mis ejercicios diarios de almacenamiento intensivo + regurgitar de spam universitario) vengo investigando en un texto donde considero la especial relevancia que tiene, dentro de la corriente afterpop, la obra del narrador/ personaje Vilas [y digo narrador, y no autor, porque aún hay quien cree que lo que aparece en una obra de FICCIÓN ha de ser refrendado necesariamente por su autor (!); recordemos si no el sonado caso de Hernán Migoya, quien tras ‘Todas putas’ ironizaba sobre la idea de castigar a todos los maltratadores de mujeres de la narrativa española (disculpad que no tenga a mano la cita del relato El Violador 2)] en cuanto a la celebración de la cultura del espectáculo se refiere, lejos de la manida condena al capital. (Aunque J. Carrión, en su entrevista de Quimera de mayo habla de bromear con ensayos como ‘La luz nueva’, el vínculo que establece Vilas de tardomodernidad-tópico de España atrasada me parece verdaderamente coherente.)

Extrañamente, aún en el 21, parece seguir manteniéndose el tópico de que la (buena) narrativa ha de contener un compromiso con la realidad, cosa que lleva a autores como Menéndez Salmón a decir en El Cultural de esta semana que: «Viajé a aquel Madrid del 2007 con un sastre llamado Kurt metido a soldado bajo el brazo y la convicción de que la literatura más necesaria es la menos complaciente.» No sé, no sé; siempre que hablo de este tema me pongo como ejemplo a no seguir: lo primero que pensé cuando concluí la lectura de ‘No logo’ fue en convertirme en publicista. Lo juro, no es un chiste. Los efectos de un texto pueden ser de lo más desconcertante.

Interesante debate.

Saludos para toda la casa.

Vicente Luis Mora dijo...

Ojo, Ibrahim, que yo no he hablado de compromiso con la realidad, de realismo, sino de verosimilitud narrativa, de credibilidad, algo que se consigue incluso en terrenos muy alejados de la realidad como la literatura fantástica (Rabelais y su Gargantúa) o en la ciencia ficción (Bradbury y sus Crónicas marcianas). No hablo de repetir esquemas de lo real (en el dudoso caso de que tal cosa exista o lleguemos a un modelo convincente de investigación sobre ella) sino de hacer un personaje creíble. Todos estos personajes ultrahumanos no existen: todos los reportajes o informes que he leído sobre psicópatas describen personas de alto coeficiente intelectual, sí, pero nada más; en ningún otro aspecto (belleza, personalidad, éxito social) se distinguen de la media, siendo más bien personajes mediocres, frustrados por la distancia entre su inteligencia y los resultados obtenidos con ella. A ese tipo de falta de credibilidad me refiero. Saludos.

Ibrahim B. dijo...

Exactamente no iba por ahí encaminado mi discurso, Vicente. Es obvio que el pacto narrativo que establezca una novela de ciencia ficción puede ser mucho más verosímil que un pretendido realismo, de eso no me cabe duda. Pero de lo que yo hablo es de algo que está muy pasado de moda: la lectura ideológica del texto. De hecho, creo que una de cada 3 veces que entro es para reivindicar la importancia de este tipo de análisis, puesto que si bien se habla constantemente de entroncar la sociedad de la información y las nuevas tecnologías en la literatura, no ocurre así con la llamada sociedad del espectáculo.

Tú sabes que Circular 07 es un libro que festejo siempre que puedo, pero a diferencia de ‘Magia’, por ejemplo, con quien de algún modo comparte la pretensión de abordar una ciudad; está proyectado desde una óptica más bien pesimista respecto a la modernidad. Recuerdo en una “““célebre””” entrevista en la que decías que Madrid te resultaba una ciudad exasperante. Por su parte, siguiendo de nuevo a Carrión, Vilas es Whitman; pienso en el fragmento de Zweig en ‘El mundo de ayer’ donde dice: «Verhaeren fue el primer poeta francés que intentó dar a Europa lo que Walt Whitman dio a América: una declaración de fe en la época, en el futuro. Había empezado a amar el mundo moderno y quería conquistarlo para la poesía. Mientras que para los demás la máquina era el mal, las ciudades la fealdad y el presente la antipoesía, él se entusiasmaba con cada nuevo invento, con cada conquista técnica; y se entusiasmaba con su propio entusiasmo y lo hacía deliberadamente para sentirse más fuerte en esa pasión suya.» En este sentido, es innegable que la sociedad de consumo —a.k.a El Demonio (Inmoral) (recordemos que estábamos conversando sobre la ética en el arte), a.k.a terrible enemigo de la literatura del siglo 20 y lo que llevamos del 21— es el progreso en el que Vilas Narrador (desconozco la opinión del autor respecto al proceso globalizador, y tampoco creo que importante) deposita su fe. Dejo ahí la cuestión.

Vicente Luis Mora dijo...

Gran entrevista aquella, Ibrahim; la cuestión es que precisamente mi lectura es ideológica, tiene en cuenta -en el caso del análisis de la novela de RMS- el asunto del capital como mecanismo generador de violencia, activa y pasiva; tiene también en cuenta una dimensión ética que, como bien sabes, no aparece por ningún lado en los discursos literarios de reacción (no aérea, precisamente), que tanto dominan el normalizado paranorama patrio. Es normalizado precisamente por eso, como se viene demostrando repetidamente por una serie de críticos francotiradores. La postura de Vilas es intermedia entrambas, huye de la normalización pero no en la dirección que he planteado, sino en una suya, singular, diferente, un tertius genus que podríamos denominar crítica sin teoría. Insistiré en esto en una reseña de "Calor" que estoy preparando para Mercurio.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

José María Pérez: Ruiz Zafón acojona. Escribiendo y opinando. O acojona escribiendo y la caga opinando. En fin: yo también dejo de escribir, como Vicente, dejo de leer, dejo de ver cine, dejo de respirar. Una vez muerto, no tendré que recibir noticias no deseadas de Zafón. RIP.

e7ili dijo...

"El que ha desaparecido es el librero independiente pequeño muy esnob"

Ha desaparecido detrás de las kilométricas pilas de tus libros, Zafón.

Lo que no sé es que hacemos leyendo los libros de Zafón cuando en la tele están los mejores narradores de nuestro tiempo.