viernes, 30 de mayo de 2008

Me retiro: Zafón me mostró el camino


Sí, como lo leen. Me retiro. De la literatura, de la crítica, de todo. El acontecimiento literario del año no ya en España, sino en el mundo (hablo del mundo mundial) tuvo lugar ayer, cuando se publicó en El País una entrevista con Carlos Ruiz Zafón, de la que extractamos las siguientes perlas de sabiduría, que han revolucionado mi espíritu y conquistado mi débil corazón:

“P. En El juego del ángel pesa mucho más el thriller, la intriga, lo gótico, que en La sombra del viento. En ese sentido, parece menos literaria... ¿Fue una salida inconsciente para asegurarse el éxito y sacarse la presión?
R. En el contexto español, haberme decidido tras La sombra... a hacer un libro donde se juega con el género fantástico, lo negro y todo eso es quizá la decisión menos comercial que podía tomar.

(…)

R. Exacto. Los personajes deben definirse a través de sus acciones y sus palabras, no echando un rollo patatero en un párrafo inmenso. Eso es básico en la construcción dramática. Y aquí estamos tan acostumbrados a que esto no se haga... Lo triste es que la narrativa profesional y con decoro esté ahora en las series de televisión.
P. ¿Alta literatura en televisión?
R. El 99% de la mejor narrativa que se hace hoy, de la literatura de calidad, de la gente profesional sin pretensiones ni pedantería ni pose, de la que de verdad sabe construir personajes e historias, o sea, de los que de verdad saben escribir, está en la televisión o en el cine, pero sobre todo en la primera. Gente con ambición, oficio y talento ya prácticamente no está trabajando en literatura. Ésta se ha convertido en un gueto de mediocridad, de aburrimiento, de pretensión y de pose.

(…)

P. ¿Qué tipo de cine le influyó como escritor?
R. El que vi de niño y que llegaba de EE UU, (…) películas como Tiburón y Encuentros en la tercera fase...

(…)

R. Me interesa mucho narrativamente. Siempre he pensado que cada uno de nosotros acaba siendo una versión de lo que hubiéramos podido ser. En otras circunstancias hubiéramos sido personas similares; y en circunstancias extremas, personas radicalmente distintas.

(…)

El que ha desaparecido es el librero independiente pequeño muy esnob.”

¡Qué inteligencia! Ahora comprendo por qué Zafón vende doce millones de libros y yo… doce ejemplares (he publicado doce libros, y mi madre siempre compra uno, para demostrarle al único librero snob que sobrevive en Córdoba que su hijo es escritor).

He tenido una epifanía. Voy a romperlo todo, incluido lo que he publicado, para que nunca se me pueda confundir con uno de esos mequetrefes, cómo se llamaban, escritores… Dentro de esa epifanía, he tenido un sueño. Y dentro de ese sueño, una visión (estoy imitando al maestro, al Dios Zafón). Esa visión era la de la Sección de Cultura de El País correspondiente al 21 de septiembre del año 2020. Comparto con todos vosotros, como último gesto escriturario, antes de marcharme a Los Ángeles para hacer guiones para Canal Bricolaje, lo que vi en mi sueño:




www.elpais.es

Cultura, 21/09/2020


Supersalidos III, firme candidata al Premio Nobel

Colega, ¿dónde está mi astronave? y Torrente XXI, posibles alternativas

La saga de Superbad como alegoría de lo trascendente occidental
Por George Steiner



Cátedra publicará una edición crítica de Hostal Royal Manzanares
La edición, preparada por Fredric Jameson y Slavoj Zizek, constará de siete tomos




Breves

Terminan los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo con una conferencia de Umberto Eco sobre las analogías entre Espinete y Barbapapá

Gamoneda lee en Burgos textos de su último guión para Telecinco

La Feria del Guión de Madrid de 2021 se abrirá en el Parque del Retiro con una dramatización del último episodio de la 20ª temporada de Ana y los 7

El Premio Cervantes pasará a llamarse Premio Rafael Azcona, según declaró el Ministro de Cultura, Director del Reina Sofía y Presidente de la Real Academia, Carlos Ruiz Zafón.


Muere el último escritor en activo

Cslav Matjevetic, que aún publicaba sus escritos en papel higiénico desde su manicomio de Bratislava, falleció en la tarde de ayer tras una parada cardio-respiratoria, al intentar introducirse por su propio ano.




77 comentarios:

bydiox dijo...

Espero que en tu retiro espiritual tengas tiempo para descansar y reflexionar. Y es que no lo vemos, pero Zafón es un visionario, el último hombre cuerdo del mundo.

Y no puedo evitar entresacar de lo que tú has entresacado 2 cosas:

En el contexto español, haberme decidido tras La sombra... a hacer un libro donde se juega con el género fantástico, lo negro y todo eso es quizá la decisión menos comercial que podía tomar.

Qué grande. Yo tengo amigos y conocidos que me lo han dicho: "no sé qué hacer, José Luis, he visto una torre de 250 ejemplares de El juego del Ángel en el Corte Inglés y esta mañana en el Metro he visto a 5 personas leyéndolo (otras 2 leían La Sombra del Viento), yo sé que me puede llegar a gustar... pero ya viéndolo tengo la sensación de que es para una élite, para gente más culta que yo, ¿entiendes? ¿Qué hago? ¿Me lo compro o voy a por Un mundo sin fin que está molón-molón?" (...)

Lo triste es que la narrativa profesional y con decoro esté ahora en las series de televisión.
P. ¿Alta literatura en televisión?
R. El 99% de la mejor narrativa que se hace hoy, de la literatura de calidad, de la gente profesional sin pretensiones ni pedantería ni pose, de la que de verdad sabe construir personajes e historias, o sea, de los que de verdad saben escribir, está en la televisión o en el cine, pero sobre todo en la primera.


Ana y los siete, Los Serrano, Síndrome de Ulises, Escenas de matrimonio, Cuestión de sexo. Alta cultura y que nadie abra la boca. Con un par.

Ramón Buenaventura dijo...

Como todos mis amigos saben (y algunos incluso lamentan) un servidor lleva ya dos años largos retirado de las letras, refugiado en mi Librillo y en alguna colaboración de prensa: no quiero ser cómplice de lo que está ocurriendo.
Y entre las muchas y diversas cosas que están ocurriendo destacan, precisamente, las zafonadas y sus arrogantes justificaciones.
Si alguna vez vuelvo a escribir algo —novela, poesía—, lo colgaré directamente en internet. Y léalo quien quiera.
Un abrazo.
Ramón Buenaventura

Juan Carlos Márquez dijo...

Mora, no tienes ni idea: un respeto a los barbapapás ;)

SONIA FIDES dijo...

Lo de Zafón y la industria editorial de este país no tiene nombre. Yo no he leído nada de este señor pero sólo con escucharlo o verlo tengo suficiente para salir huyendo. Yo escribí un "poema" sobre este asunto del millón de ejemplares. Por cierto sería muy mala idea"que rompieras" todo lo tuyo. Ayer compré algunos de tus libros y tienen una pinta estupenda. Te he descubierto un poco tarde pero más vale tarde que nunca. Me gustan los autores que me hacen reír a través de la inteligencia.

Saludos.

Nota: Ayer me tomé la licencia de dejar un porma tuyo en mi birria blog.Espero que no te moleste.

Juan Carlos Márquez dijo...

Una anécdota que me ha venido a la memoria (la tenía más que enterrada) al leer lo de los barbapapá:

Cuando era yo niño mis abuelos maternos, para sacarse un dinerillo extra, se dedicaban en sus ratos libres a ensobrar colecciones de cromos. Yo solía ayudarles un rato los sábados y los domingos por la tarde, así que he introducido en sobres cientos de cromos de los barbapapá, además de otros muchos ídolos infantiles y juveniles: Heidi, Mazinger, futbolistas de todo pelaje, series de televisión, etcétera. A mi manera, también contribuí al nuevo escenario pop, así que toda la Generación Nocilla, en cierta forma, está en deuda conmigo, que lo sepáis. :)

Anónimo dijo...

De acuerdo con Zafón. La confusión puede venir al denominar narrativa a las series de televisión y no decir ficción. De ahí se puede inferir, como el entrevistador hábilmente manipula, que gran parte de la literatura de calidad se hace en televisión. Creo que mucha de la literatura actual es mera autoreferencia, es literatura sobre la literatura. Han desestimado las obligaciones de la imaginación y se han refugiado en sus bibliotecas. En cuanto a los ejemplos que has puesto, Vicente, los misma basura se puede encontrar en una librería. Y que tú vendas pocos libros, o eso dices, viene dado a que te diriges a una élite, pues, lamentablemente, hay pocas personas que les interese los temas que abordas.

Anónimo dijo...

Jajaja.

Eres grande, Vicente.

Lo flipo con Ruiz Zafón: es que no se entera de nada. Pero claro, es que vive en el planeta Eurón.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Inimitable. Tú mismo y Zafón, por supuesto.

Jorge Riechmann dijo...

Muy oportuno y atinado, querido Vicente.

Pero, on second thoughts, la de Ruiz Zafón ¿no es la posición más posmoderna de todas las posmodernidades? ¿No da cien vueltas a quienes se quedan a medio camino?

Espero que te vaya bien por aquellas lejanías, un abrazo

Antartica dijo...

"P. ¿Qué tipo de cine le influyó como escritor?
R. El que vi de niño y que llegaba de EE UU, (…) películas como Tiburón y Encuentros en la tercera fase..."

O sea. No sé.

Anónimo dijo...

Apunto el título de una futura tesis: La literatura española sin La sombra del viento, la decadencia. Pregunta contrafactual a un hecho consolidado, Historia Virtual.

J. A. Montano dijo...

Bueno, lo que dice Zafón es cierto: hoy en día casi ningún producto cultural tiene el nivel de las buenas series de televisión. Pero hablo de eso: de las "buenas". Es decir, justo aquellas a las que no se parecen en nada las novelas de Zafón, que es una especie de Milikito de la escritura. Para completar esa estrevista, no estaría mal rescatar el memorable comentario que hizo Arcadi Espada en su blog el mes pasado:

http://blogs.elmundo.es/elmundo/2008/04/14/elmundopordentro/1208166645.html

Anónimo dijo...

Juá juá juá. Muy agudo. Menos mal que no era yo el único en pensar lo de Ruiz Zafón, ¡qué alivio!

Miguel Barrero dijo...

No he leído "El juego del ángel". "La sombra del viento" me pareció una novela bien escrita por un narrador con buen pulso narrativo, pero nada más. Sus referencias resultaban bastante evidentes, y en cuanto a la trama había momentos en los que se le veían mucho las costuras. De todos modos, si me ha resultado extraña la entrevista que ha publicado El País esta mañana ha sido por el tono grandilocuente y algo patético de un tipo que hasta ahora se había mostrado bastante discreto (a veces incluso despectivo) en lo que se refería a su trabajo literario. Me ha recordado, aunque muy lejanamente, a una entrevista que hace años dio Vázquez Figueroa (creo que también en El País, aunque no puedo asegurarlo) en la que decía, entre otras lindezas, que "los libros de Proust son de aventuras porque hay que tener un valor de cojones para leerlos". En su caso, sin embargo, tenía un motivo, pero lo cierto es que la crítica ha sido más o menos benévola con este último libro de Zafón -el suplemento "Cultura/s" de La Vanguardia le dedicó incluso un especial-, que si bien como escritor puede resultar aceptable demuestra que, como teórico de la literatura, no tiene precio.

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho esta entrada. No porque no sea triste sino porque aun mantienes el buen humor y contratacas con ironia (o tal vez sarcasmo?).

Si leer poesia en España es llorar, no se que sera escribirla.

Vivo en un pais donde la poesia y la literatura en general es mucho mas respetada y aunque a veces pecan de ingenuos al querer dar cabida a muchos estilos, es lo que añoro de España, lo poco que se valora a los escritores mientras dan alas a los mercachifes de la palabra.

Un saludo,
Stiletto.

Anónimo dijo...

XDXDXDXD, qué bueno, creo que yo también voy a dejar la literatura. El otro día salí corriendo tras un diminuto director de marketing con un gran reloj de bolsillo que no dejaba de gritar "llego tarde, llego tarde" De pronto se introdujo por el interior de un palé de ejemplares de La Sombra del Viento que formaba una pira de metro y medio en el Hall de la Biblioteca Nacional. Ni corto ni perezoso me lancé tras él y caímos en un mundo maravilloso donde todo era exactamente como Carlos Luis Zafón había deseado! ¡Qué triunfazo! Contaría más pero lamentablemente tengo que irme. Un Ricadro Senabre con forma de huevo Kinder amenaza con tirarse desde un murete si no le dejamos incluir a Carlos Luis Zafón como lectura obligatoria en su asignatura de Teoría de la Literatura en la Universidad de Salamanca. Además, dentro de un rato los de Planeta han prometido entregarnos un resguardo que nos dará derecho a ponernos en una cola para la entrega de un resguardo que nos dará derecho a ponernos en una cola para la entrega de un resguardo que nos dará derecho a ponernos en la cola para una firma de libros de la Reina de Corazones en la FNAC de la calle Preciados. Como escarpias, oye. De aquí no me sacan.

Anónimo dijo...

¡Magnífica entrada, enhorabuena! Si a Ud. le ha iluminado, imagínese a mí, pobre candidato a escritor a tiempo parcial.
En fin, aprovecho para invitarle a mi blog www.pedantoteca.blogspot.com ... nombre que al amigo Zafón le parecerá horrible, claro, así como su contenido, lleno de referencias a libros de párrafos inmensos.

Anónimo dijo...

vicente, es triste que te hayas dado por aludido y triste también que tu réplica sea tan mediocre

sonja dijo...

vicente, no te conozco, pero esto no me impide enviarte un aplauso de los que duran veinte minutos. que tengas mucha suerte en tus publicaciones y me quedo con inmensa curiosidad por leerte.

y no se me retire, hombre, no se me retire.

Anónimo dijo...

te has pasado con Azcona, qué culpa tiene él, descanse ne paz
Baudrillard

Isabel dijo...

Muy bueno Vicente, estoy cansada de ver a Zafón por todas partes. Yo lo comparo con las películas americanas, éstas que son tan malas que cuesta más la promoción que las mismas.
Pero lo verdaderamente lamentable es la cantidad de personas que se dejan llevar por la propaganda, incluso las que te crees que tienen cierta formación lectora.

Vicente Luis Mora dijo...

Lo siento, no pude evitarlo; en mi disculpa, tengo que decir que leí lo de Zafón a la una y media de la mañana, con tanto sueño que no sabía ni lo que hacía. Pero ahora, con estos magníficos 20 comentarios que me he encontrado al levantarme, no puedo borrarlo, por supuesto. Dos cosas:

Baudrillard, puse a Azcona porque si algún día se hiciera el cambio, creo que Azcona puede ser el mejor guionista español de todos los tiempos. Es un homenaje a él, no lo contrario.

Jorge Riechmann: puede que tengas razón, pero yo no defiendo el posmodernismo, sino otra cosa (lo pangeico), desde hace tiempo. Hay muchas posmodernidades, y esta se contaría entre las prescindibles (me refiero a la opinión sobre la innecesariedad de la literatura). Un fuerte abrazo, Jorge.

Y por cierto, don Ramón, es un placer tenerle por aquí. Y vuelva a la escritura, hay muchos lectores interesados en lo que usted hace. Un cordial saludo.

Antartica dijo...

Entre tanto posmodernismo Zafoniano, ha pasado desapercibida la bella anécdota de Juan Carlos Márquez ensobrando cromos de Heidi con sus abuelos.

Me ha parecido una bonita estampa familiar. Muy nocillera.

Manuel G. Mairena dijo...

me parece fatal que en tu visión del 2020 hayas obviado a los microrrelatistas televisivos, y sólo haya concesiones para las grandes publicaciones. arriba los microcapítulos de oliver y benji!!

Anónimo dijo...

No hay que olvidar, sin parangón en el ámbito cultural andaluz, a la apotosis literario-filosófico-televisiva, signo de valentía y honestidad artistica que supone la, no sé como denominarla, SERIE:

ARRAYÁN.

(se dice que Andrei Tarkovsky se la tragó entera en uno de sus viajes en el espacio-tiempo y que de ahí Solaris)

raúl quinto dijo...

yo el problema fundamental de Ruiz Zafón lo veo en las camisas que se atreve a lucir... ahí sí que está coqueteando con el delirio.

MEMEPEDIA dijo...

ja, ja, ja, ja! todavía me estoy desgüevando! increíble, muy divertido, y con todo el sentido común que se dejó el moregón de Zafión por el camino!

Hautor dijo...

"la crítica, ese búnker de los años setenta que se ha quedado clavado y al que la gente le ha pasado por encima"... No sé, leo a Zafón y me recuerda a Buffet, el supuesto hombre más rico del mundo, hablando de lo que quiere comprar ("sectores empresariales simples, si hay mucha tecnología no lo entenderemos"), llegando a Europa dispuesto a hacerse con todas las empresas que pasen por dificultades (póngame ésta, y ésta, y ésta otra), rollo monopoly. ¿Ubi sunt la discreción y la vergüenza? Antes los ricos y los que vendían mucho no iban por ahí exhibiendo sus millones (de dólares o de ventas) en público, había un respeto por el pobre o por el escritor minoritario. Amo a los editores snobs, me gustan algunos escritores pretenciosos (generalmente los que se lo pueden permitir con su escritura). Pero de qué extrañarse, es la ley del mercado llevada a su último extremo (como bien anota Riechmann), el último grito de la postmodernidad. Antes, al menos, existía el colchón moral que proporcionaba la religión y las buenas costumbres (agraphai nomimai, perdón por la pedantería); ahora que somos plenamente nihilistas basta con decir: que os jodan. Lo que más me sorprende, sin embargo, (o a lo mejor no) es la cancha que se les da en los media (¿retroalimentación, feedback?, perdón por el tecnicismo). Quizás sea una cuestión de visibilidad, algo que, como todos los sentimientos importantes, se basa en la reciprocidad. Lo que me sorprende (ahora sí) es que se apueste en los media por cierto tipo de escritores. ¿Imaginan a El País concediendo dos páginas a un cocinero de McDonald's poniendo a caldo la cocina de Ferran Adrià, y más ahora que asistimos a esta recidiva de la querelle des anciens et des modernes (perdón, perdón), versión gastronómica (Santamaría vs la troupe Adrià)? ¿Por qué lo que vale en otras artes (supongamos que la cocina es un arte, desde luego la pintura o la arquitectura lo son) no vale en la literatura? Es como si pudiendo viajar en transbordador espacial nos conformásemos con el parque de atracciones. ¿Se ha desplazado la cultura del texto a los fogones? Ah, cuántas preguntas... Y otra más. ¿Por qué lo llaman literatura cuando quieren decir diversión?

Anónimo dijo...

La prosa de Zafón es vulgar y sus opiniones sobre el mundo literario tampoco se escapan del maniqueo enfrentamiento Crítica-Público. Bebe de la cultura popular, no se esconde, y ciertamente sus libros lo reflejan. Escribe para el público y al público le gusta. Pero... ¿Cuál es el problema?

Como decía Goytisolo hace unos días en El País, autores como Zafón permiten publicar a autores como él.

Esa es la realidad. Es el sistema. Sólo que Goytisolo asume esa necesidad sensatamente y Zafón arremete contra la crítica cuando simplemente debería aceptarla como parte del juego.

Goytisolo tiene la reputación, Zafón la pasta.

Y cada uno de ellos quiere la parte del otro que no tiene.

Vaya novedad.

El mundo sigue girando.

--VisiTanteAccidentaL--

Jordi Roldán dijo...

Yo ya no sé si Zafón es la versión "normal" del fenómeno paranormal de Íker Jiménez, o son la misma persona. Si me permites, te dejo uno de mis Garrafón Speech (tendré que llamarle ahora Garrazafón Speech (si es muy largo lo cortas con tranquilidad)


Passeig Marítim de Palma de Mallorca. En los bancos de El Molinar.
El Juanra lee Llamadas telefónicas de Roberto Bolaño, uno de esos cientocuarentaytres escritores que conoce. Es domingo por la tarde, un domingo de invierno que agostea. Levanta la vista un momento para reflexionar sobre lo que está leyendo y ve a escasos metros al Frederico, que trae un libro en la mano y también mira al horizonte. Llega tarde a la cita. Cada domingo, en un banco diferente, se sientan enfrente del mar para hablar de libros.

- Hey Fede. Llegas tarde.
- Qué pasa tron. La comida se alargó. Ya sabes. El abuelo nos ha vuelto a contar la historia de cómo salió de la cárcel de Burgos, y hasta que no acaba, no nos podemos ir.
- ¿Qué traes?
- Un libro-CD.
- ¿Qué mariconada es esa?
- Pues no sé. Venía hoy con El País
- ¿El diario global en español? o ¿el diario independiente de la mañana?
- El diario global en español, que es como lo han rebautizado
- Pero con igual editorial y línea de fondo ¿no?
- Creo de que sí
- ¿Y quién es el autor?
- El Íker
- ¿Íker Casillas?
- Hoy el que está mal eres tú Juanra. El gran Íker Jiménez
- ¿ Y te lo vas a leer? No me jodas…
- Sí tío. Que es un trozo de científico. Un investigador de verdades ocultas, de escenarios inquietantes, de apariciones siniestras, de magia negra, de manuscritos olvidados…
- Para, para, que me abrumas. Todo eso son gilipolleces. Como los libros de autoayuda, como la poesía light, como el pensamiento azucarado, como las reflexiones dulcificadas, como…
- Para ahora tu Juanra. Córtate un poco tío, que no tienes razón.
- ¿Qué no tengo razón? ¿Por qué no?
- Pues porque no tienes razón, porque te lo digo yo, que para eso tengo estudios, y másters, y diplomas, y licenciatura, y…
- Una mierda es lo que tienes Fede, una mierda. ¿De qué te sirve todo eso si luego te lees al Íker ese?
- Me complementa tío, me complementa. Me da una visión más profunda de las cosas. Además sale en El País, y ya sabes, la calidad está asegurada
- Y una mierda tronco. Eso lo sacan porque el Íker ese sale en Cuatro, y en la Ser, que son del mismo imperio. No te enteras
- ¿Qué tendrá que ver eso tío para que le publiquen al Jiménez? es bueno, es literatura de altura, es…alta cultura pop
- ¿Ya has fumao?
- …y tú, ¿qué traes?
- A Roberto Bolaño
- ¿Y ése quíen es?
- Joder tío, uno de los mejores escritores latinoamericanos de nuestro tiempo
- ¿Y cuál es nuestro tiempo?
- Pues no sé, pregúntaselo al Íker, ¿no dices que sabe un huevo?
- Pues más que tú seguro
- Y una leche. Ese tío es un farsante
- Ya te gustaría a ti Juanra saber lo que él sabe, y tener un programa en la tele, y otro en la radio, y sacar libros-CD, y …
- Para, para que te vuelves a embalar. Lo que hace ese pollo es recortar las noticias de sucesos e inventarse el resto del argumento con apariciones, espíritus errantes, caras dibujadas en el suelo, y todo ese rollo
- Que va tronco, que va. Es un tío riguroso, que aplica el método científico para investigar, que cuestiona los dogmas, que no se deja llevar por el pensamiento ortodoxo que nos gobierna, que se levanta contra las corrientes establecidas, contras las verdades del estado…
- Pero ese del que estas hablando no se llama Íker Jiménez, se llama Bertrand Russell
- ¿El que acuñó por primera vez el término OVNI o UFO?
- Tienes una cultura de mierda Fede, tanto máster pa na. Russell, el filósofo, el matemático, el premio Nobel de Literatura de 1950
- Pues no he oído hablar nunca de él
- No me extraña…Anda, pásame un rubio americano, que esta tarde va a ser misteriosamente larga
- No te pongas así Juanra, no te pongas así…no te dejes llevar por las incógnitas y el miedo
- Pienso que, en estricto sentido psicológico, en el mismo plano en que uno duda de la existencia de objetos materiales y sostiene que el mundo puede haber comenzado a existir sólo cinco minutos antes, en ese mismo plano debería considerarme agnóstico; pero en lo que respecta a todos los fines prácticos , soy ateo
- Buahhh, ¿es tuyo Juanra? o ¿es del Íker?
- De Russell don licenciado, de Russell
- Ahhhh. Así poco a poco, historia a historia, fuimos comprendiendo que el mundo de los niños no siempre es rosa o azul. A veces la paleta oscila en tonalidades más oscuras
- Eso sí que es del Íker
- Pero, ¿cómo lo sabes?
- Porque es malo de cojones, malo de cojones Fede. Anda dame fuego.

Anónimo dijo...

Claro, es lo que tú has dicho, Hautor, en la misma posición que un cocinero del McDonald's ahí es donde está este hombre. Por eso mismo ni siquiera puede entrar en una hipotética querelle entre antiguos y modernos, no representa a la alta cultura elitista pero tampoco a la alta cultura pop. La estrella de este espectáculo no es Adriá pero tampoco da voz a las Abuelas "don-camilianas" tipo Fabada Litoral. En este sentido Zafón es un verdadero outsider. Y así es como creo que se debe hablar de él.

Saludos.

Oche.

Anónimo dijo...

Ni idea, sólo veo los documentales de la 2.

J. A. Montano dijo...

Sobre Rafael Azcona: ha sido, en efecto, probablemente el mejor. Pero hay que decir también que en sus últimos años produjo numerosas mierdas. Yo tuve ocasión de ver una que creo que ni se estrenó: "La marcha verde". A los grandes no hay que perdonarles sus mierdas, sino que hay que recordáselas. Porque pudiendo no haber hecho nada tras sus obras maestras (pudiendo haber callado), hicieron mierdas. (Tenían que comer, vale. Lo acepto. Pero hicieron mierdas.)

J. A. Montano dijo...

(Siguiendo con lo anterior)

Es decir, el artista puede hacer mierdas para comer. Incluso para disfrutar de carísimos manjares. Yo a lo mejor algún día hago mierdas, para poder disfrutar de carísimos manjares. A mí me encantan los carísimos manjares, y puede que en un momendo dado *compense* hacer mierdas para obtenerlos. Bien: queda claro, por lo tanto, que el artista puede hacer mierdas. Pero lo que lo puede hacer el crítico, ni el lector, es dejar de decir que tal artista (por el motivo que sea) ha hecho mierdas. Y Azcona, junto con sus maravillosas obras maestras (que celebramos y disfrutamos y por las que siempre le recordaremos y le estaremos agradecidos) incurrió en sus últimos años en esa triste concesión que es hacer mierdas. Sin que nadie, por cierto, se lo dijera.

Elmoreno dijo...

Ya lo decía Kundera...

Luis Vea dijo...

Pues, Vicente, me acabas de dejar hecho polvo porque ahora que había logrado publicar un libro de relatos en una pequeña editorial me entero de que el tema que trata no es arriesgado. Y que debo estar en ese 99% de los que no trabajan haciendo lo de las Matrimoniadas, ergo soy mal escritor. Si ya lo decía mi abuela. Métete, hijo, a la ciencia ficción. Es el futuro.
Es evidente que era una visionaria. Sobretodo viendo como va el mundo.

http://luisveagarcia.blogia.com

Daniel dijo...

Me parece una gilipollez. Me refiero a lo tuyo. Y tú te pensarás que escribes mejor. Tonto.

Vicente Luis Mora dijo...

Uy, yo no aspiro a escribir tan bien como Dios Zafón. Estoy lejos, muy lejos.

El otro día Arcadi Espada dejaba en su blog este agudo comentario sobre la excelencia literaria de Zafón:

"Desconozco las razones del éxito de Ruiz Zafón. Supongo que tendrán que ver con la escritura, aunque no sé bien en qué sentido. He leído la presentación que hace en el periódico de su próxima novela y su prosa es muy escolar, aunque vete a saber tú cómo está ahora la escuela. Respecto a la escritura, sin embargo, mucho más interesante y significativo es el fragmento de la nueva novela que publica el Magazine:

"Una madrugada desperté de golpe sacudido por mi padre, que volvía de trabajar antes de tiempo. Tenía los ojos inyectados en sangre y el aliento le olía a aguardiente. Le miré aterrorizado y el palpó con los dedos la bombilla desnuda que colgaba de un cable. --Está caliente. Me clavó los ojos y lanzó la bombilla con rabia contra la pared. Estalló en mil pedazos de cristal que me cayeron en la cara pero no me atreví a apartarlos."

Etcétera. Es realmente malo. Pésimo. Siete líneas. Palpó con los dedos, declara. Las bombillas son de cristal, descubre. "Mil pedazos". "Clavó los ojos". "Inyectados en sangre". Y estos poderes del muchacho que en una habitación a oscuras ve en los ojos de su padre hasta las venillas. La cuestión principal no es que Ruiz Zafón sea un hórrido escritor. En los negocios esto no es importante."

Larga vida al Dios.

azarfram dijo...

zafón.

1. m. Méx. Dislocación de un hueso.


Real Academia Española © Todos los derechos reservados

Oscar Sáenz dijo...

Y por si fuera poco, él empieza todas sus novelas con esta inquietante frase:

"Era de noche y sin embargo llovía. Primero se escuchó un disparo y después otro y otro."

Por Dios, digo, por Zafón. Como vamos a superar eso.

Anónimo dijo...

Este es mi primer comentario en este blog. Mi mejor tarjeta de presentación es mi propio blog, todavía reciente. Sólo quería felicitarte, Vicente, por este "coup-de-coeur", por esta declaración visceral. En mi último post, me he permitido vincular mis comentarios a los tuyos. A mí me han interesado especialmente las palabras de Ruiz Zafón en contraposición a las declaraciones de Juan Goytisolo el mismo día. Si te interesa, te agradecería que visitaras mi blog. Muchas gracias y saludos

Anónimo dijo...

Uf, cuánto tiempo hacía que no metía baza por aquí. Desde otoño, creo.

Mi parte favorita es la de "Esta situación [que las grandes superficies se hayan hecho con el monopolio del mercado literario] en EE UU ya ha sucedido, y allí lo que ha acabado ocurriendo es una depuración del mercado, que ha dejado unos independientes muy fuertes que le dan una caña brutal a los grandes superficies comerciales y que saben de verdad de libros, sin tonterías. El que ha desaparecido es el librero independiente pequeño muy esnob ".

Hay de todo, desde provincianismo fetichista (en EEUU sí que saben) hasta celebración del mercado, que se autorregula tan bien que no necesitamos la intervención, no digo ya del Estado, sino de gente que, esto... lee libros, cuyo snobismo parecería restar importancia a que se queden sin trabajo. Claro que Ruiz Zafón no habla de desempleo, habla directamente de desaparición. El mercado no sólo regula los agentes del mercado, establece las condiciones de posibilidad de esa agencia. Es decir, no sólo promueve un tipo de literatura, que en ningún caso sería la de Ruiz Zafón, que, con lo poco comerciales que -dice- son sus libros, hay que ver lo que vende el condenado. Lo que el mercado hace de verdad es establecer las condiciones de posibilidad de ese mercado. No se trata ya de hacer bien tu trabajo y prosperar. Podría pensarse, si fuera así, que el librero independiente no-snob, facilitaría a sus clientes una literatura de calidad y, merced a su buena labor, obtendría unos ingresos que, por mantener su independencia, serían más o menos modestos. Esa posibilidad está, sin embargo, condenada a la desaparición. En lugar de lamentarse, Ruiz Zafón utiliza un atributo moral (por lo visto el mercado que justifica su status no tiene ya relavancia) que justifique la inexistencia de una figura social, la del letrado liberal, que, a fin de cuentas, hace de la exigencia crítica su función social. En el campo del populismo de una autocensura de la inteligencia, de la reducción al "mínimo" común divisor, de la expansión incondicional de los mercados, Ruiz Zafón no puede esconder ni lo molestos que le resultan los que leen otros libros, ni su satisfacción por el curso actual del enfrentamiento.

Saludos,
Carlos Varón

Vicente Luis Mora dijo...

A la vista está que tu regreso era más que necesario, Carlos. Gracias por tu jugosa opinión. Saludos.

Anónimo dijo...

Mora, ¿puedo preguntar por qué te molestan tanto los comentarios de Zafón? ¿Por qué te das por aludido, si nadie se da?

Vicente Luis Mora dijo...

Pues mira, Lupui, hace tiempo, en un libro publicado en Caballo de Troya en 2004, explicaba Germán Gullón cómo los mercaderes nos habían expulsado del templo de la literatura. No pasa nada, yo también estoy cómodo escribiendo en la calle, no necesito templos.

Pero lo que ya no consiento es que ahora los mercachifles den también homilías.

Por ahí sí que no. Saludos.

uminuscula dijo...

He propagado su blog, señor Mora. No podía hacer otra cosa.

Unknown dijo...

Yo no entiendo nada sobre el mundillo literario español. Afortundamente vivo lejos de España y de él. Quizás de ahí que me resulte un poco difícil asimilar estas discusiones. ¿Que Zafón tiene muchos escritores? ¡Magnífico! Con su pan se lo coma. Yo ya pasé por caja una vez y solo una y no más, santo Tomás. ¡Qué enorme aburrimiento "La sombra del viento"! ¡Qué chapucera construcción, efectita e infantiloide! Pero hay a quien le gusta. Ok, no problem. O... it's not my business. El campo de la literatura, tanto el presente como el pasado y el que está por venir, alcanza lejos. Eso es lo importante; también nuestro trabajo. Yo ya sé que nunca me ganaré la vida con la poesía, pero qué más da. Sé lo que tengo que hacer, lo hago y punto. Y las lecciones de los petulantes para la cátedra o las homilías para el púlpito.

Felicidades por tu blog. Es de repaso obligatorio para mí cada mañana.

Saludos desde Riga.

El Miope Muñoz dijo...

Hostal Royal Manzanares o ¿Hay alguna forma de hacer películas de Lina Morgan en la televisión de los años noventa?
Una noche en un cine de barrio vimos La tonta del bote y La llamaban La madrina. Un amigo mío, algo vulgar, insinuó que la clave de aquellas películas eran las secundarios semidesnudas, como Paca Gabaldón o Bárbara Rey. Decía Lacan en sus Seminarios, Libro 21 Observaciones Cautelosas bajo Prisión Cautelar (1969) que “el verdadero tanathos puede ser la miopía”. Y creo que el cine de Lina Morgan, curiosamente, está sustenado sobre la falta de vista en el erotismo, por lo que sostienen una de las propuestas estéticas más radicales. En Hostal Royal Manzanares, la serie de televisión, los guionistas se enfrentan a una extraña y novísima situación con Lina Morgan: la de resituarla tras el muro de berlín. ¿Es posible hablar en un país posdemocrático de una estética de tarnsici´n, casi tardofranquista? Sí, si rascamos en que el cambio generacional puede ser interpretado como mera pirueta crepuscular.

Anónimo dijo...

Vuelvo sobre esta entrada para darte las gracias por tu comentario en mi blog, Vicente, y para redoblar mi coincidencia con el comentario de Carlos Varón, que apunta en la misma dirección que mi entrada comparando las declaraciones de Goytisolo y Zafón: se trata precisamente de la manera como se hace imposible la publicación de literatura de calidad por la saturación del mercado con los "productos" pseudoliterarios. Es exactamente la misma estrategia que se aplica en la televisión. Y el corolario es la desaparición de los pequeños libreros, a los que desgraciadamente se les ningunea aún más con su etiquetado pseudomoral como "esnobs". ¡Ver para creer!

Anónimo dijo...

Pues a ver si es verdad y te retiras, porque de pedantes e inutiles sobrados como tú ya tiene el país un ejército. Algo bueno tendrá este zafón que todos los amargados y cretinos de este país lo odían a muerte. Cuando el rio suena...

Vicente Luis Mora dijo...

Que sí, que sí, que me retiro, tranquilo. Como me han dicho que hago bien las entrevistas, a partir de ahora sólo escribiré entrevistas. Un entrañable saludo.

Anónimo dijo...

Yo me pregunto qué es peor: escribir best-sellers como los de Ruiz Zafón o echarle florecillas a César Antonio Molina, a ver si con suerte te puede terminar nombrando director de un Cervantes o algo así.

La verdad, como escritor Ruiz Zafón vale mucho más que Molina.

Vicente Luis Mora dijo...

Cuelgo tu comentario para que no te des el gusto de decir que no te lo he colgado.

Viendo el nivel intelectual del segundo párrafo de tu comentario, el primero se contesta por sí mismo. Salud y a seguir leyendo con la misma inteligencia.

Anónimo dijo...

Mora, ¿por qué le das cancha a esos gilipollas? Ni añaden nada al debate ni a ti supongo. Se apoyan en que saben que no les vas a censurar para soltar basura. VAya defensores que tiene Zafón, si fuera el estaría contento.

Vicente Luis Mora dijo...

Estimado Lupui, lo sé, qué te crees. Cuando alguien cuelga un comentario en el cual insulta a una tercera persona, por supuesto no lo cuelgo. Pero cuando me atacan solamente a mí, algo en mi interior me obliga a no censurarlo, por dos motivos: primero, porque me indigna mucho la censura en general, y uno no puede exigir lo que no da. Segundo, porque en realidad a lo mejor me viene bien que se vea claramente el nivel intelectual y moral de la gente que me ataca. Lamento que no aporte nada al debate en concreto, pero creo que sí aporta al debate intelectual patrio en general: hay que ser consciente de los ceporros que andan por ahí sueltos, en el mundillo literario. Es conveniente sacarlos a pasear de vez en cuando, como a un perrillo rabioso, para que tengamos clara la calaña ética de algunos compañeros de viaje. Perdón por las molestias que esto pueda ocasionar. Saludos.

Sergi Bellver dijo...

Buenos días, Vicente y compañía.

Echarse unas risas a cuento de la zafiedad de ciertos ¿"discursos"? (por decir algo), es muy agradecido. Pasa uno un buen rato, como suele hacer a costa de los de siempre en las tertulias y las cañas entre amigos. De todos modos, a los mercachifles, como dice Vicente, todo esto se la trae al fresco. Cumplen su cometido, se llenan las alforjas y a correr. Mientras las cuentas cuadren, cualquier cachondeo a su costa les resbala, del mismo modo que nadie que aprecie de veras la literatura se toma en serio a toda la cohorte de zafiones cuando se ponen "intelectuales".

Ahora bien, lo que me preocupa es lo que sucede cuando otros plantean un debate sobre quienes sí piensan que están haciendo literatura de vanguardia o quienes sí se consideran a sí mismos como buenos escritores. A estas voces discrepantes se les hace el vacío, y toda esta participación animada en estos lares se convierte allí en silencio, en correos privados, en comentarios cuidadosos. Me preocupa que se pase de largo (aunque sea para quitar razones, con argumentos) por los foros en los que sí queremos hablar de literatura, en los que escriben aquellos a los que les importa más el arte de la creación literaria que la burda producción industrial de papel cosido (que es el negocio de zafones y follettones).

Saludos.

pd: en mi bitácora, dos anónimos consecutivos te insultaron a ti, Vicente, y después a mí. Siempre anónimos, los fascistas de base. También los borré, obvio (para colmo insultaban sin un mínimo de gracejo).

J. A. Montano dijo...

Jajaja, Alvy: no sé si sabes que el *ideólogo* de Hostal Royal Manzanares (sí, había tal cosa en esa serie, junto con el productor, el director y los guionistas) era Lorenzo Díaz, uno de esos entrañables individuos que se pasaron la primera mitad de su vida dando la tabarra con el maoísmo y la segunda mitad dando la tabarra con la gastronomía. O sea, que, en efecto, Hostal Royal Manzanares fue, sociológicamente, una manera que tuvo el ex-antifranquismo de sacarle pasta al franquismo (o tardofranquismo). Otro ejemplo fue Víctor Manuel y Ana Belén, cuando produjeron "Yo soy esa", de Isabel Pantoja.

Yo, por cierto, fui guionista de la siguiente serie de Lina Morgan... pero no teníamos ya *ideólogo* y fracasamos estrepitosamente. (Sólo me dio tiempo a hacer un capítulo: que ni siquiera cobré.)

Anónimo dijo...

Tu pataleta (independientemente de mi opinión sobre Zafón) me recuerda a los mejores momentos de "Singularidades": aquel párrafo irrepetible en el que cuentas que oyes en la tele a no sé qué escritora de baratillo y caes de la burra sobre lo que es la literatura actual. ¡Tremenda anagnórisis! Llevaba meses sin entrar pero veo que las cosas no han cambiado. No sufras, que volveré a pasar meses sin entrar. Esto es como un culebrón: te pierdes dos capítulos, te reenganchas y todo sigue lo mismo. Ah, este comentario puedes colgarlo o no: es para ti. No tengo tiempo ni humor para pelearme con tus acólitos (para fortuna tuya y de ellos).
Pese a todo (y es cierto), muy cordialmente:
JLP

Vicente Luis Mora dijo...

Con la misma cordialidad, te envío el abrazo de siempre, Piquero.

Anónimo dijo...

El escritor Daniel Gascón escribe acerca de la polémica Zafón lo siguiente:

Algunos escritores dicen que no tienen amigos escritores y que viven al margen del mundo literario. Los periodistas culturales copian sus declaraciones con entusiasmo, y en los perfiles destacan esa soledad como si tuviera algún valor. Si no existiera el mundo literario -o el “circo literario” y a veces directamente “cenáculos”, que suena todavía peor por su final escatológico- esos periodistas tendrían que dedicarse a vender cds piratas.

Ese aislamiento casi nunca es cierto, y por otra parte no constituye ninguna virtud: que un autor lo reivindique suele ser un indicador negativo. He pasado con escritores muchos de los momentos más felices de mí vida y me parece bastante normal que un escritor tenga amigos que se dediquen al mismo oficio. Todas las profesiones generan afinidades, y además la literatura es una gran conversación. Uno siempre escribe solo, pero con los demás descubre cosas de libros que ha leído y conoce otros que no ha leído, aprende cómo escriben los otros y en qué cosas se fijan, se ríe y tiene más ideas para escribir otras cosas. Además, los escritores no compiten entre sí: que otro autor sea leído beneficia a todos. Estar solo conduce a la amargura, al egocentrismo y a la locura, y en cambio los amores, las amistades y las enemistades literarias han ayudado a que existan obras maravillosas.

Hay millones de ejemplos. Uno de los más famosos es el de Ezra Pound, que pulió La tierra baldía de T. S. Eliot. Vargas Llosa se peleó con García Márquez, pero antes le dedicó una tesis doctoral. La amistad de Borges y Bioy Casares enriqueció los libros que escribieron juntos y por separado. En el entierro de Saul Bellow Philip Roth empezó a pensar en Elegía, y años antes una chica de la que él había estado enamorado se había terminado casando con el autor de Las aventuras de Augie March. Me encantan las cartas que recoge Italo Calvino en Los libros de los otros. Me gusta estar con escritores, y que los escritores que me gustan tengan amigos escritores: me gusta que Christopher Hitchens le haya dedicado Dios no es bueno a Ian McEwan, o que defendiera a Salman Rushdie cuando los integristas islámicos lo condenaron a muerte, y los católicos y los relativistas culturales exigían respeto para los fanáticos. O que Ignacio Martínez de Pisón utilice en Dientes de leche una historia que le contó Félix Romeo. E incluso me gustan los encuentros frustrados de escritores. Por ejemplo, a Chéjov le impresionó la defensa de Dreyfuss que hizo Émile Zola, e inició una campaña contra el antisemitismo que le trajo muchos problemas, pero cuando se conocieron apenas pudieron cruzar unas palabras porque no tenían un idioma común.

Esos escritores que se aíslan se presentan como una especie en extinción. Algunos, como Goytisolo, se siguen considerando marginales (aunque cada dos semanas el diario más vendido les deje que exhiban su supuesto ostracismo en página impar) y exiliados (aunque curiosamente se refugien de una democracia en un país con muchas menos libertades). Otros, como el otro día Carlos Ruiz Zafón, dicen que no hay "nada en ese mundo" que pueda interesarles, y que el talento está en otra parte:

“El 99% de la mejor narrativa que se hace hoy, de la literatura de calidad, de la gente profesional sin pretensiones ni pedantería ni pose, de la que de verdad sabe construir personajes e historias, o sea, de los que de verdad saben escribir, está en la televisión o en el cine, pero sobre todo en la primera. Gente con ambición, oficio y talento ya prácticamente no está trabajando en literatura. Ésta se ha convertido en un gueto de mediocridad, de aburrimiento, de pretensión y de pose. (...) La televisión es hoy el equivalente a las cuadras de Shakespeare”

No sé si no consigo interpretar la última frase, si hay un error de transcripción del periodista -a lo mejor pensando en “corrala”, que habría sido incorrecto en cualquier caso- o si es una de las pocas frases verdaderamente originales que ha acuñado el novelista. Pero el párrafo que he citado es triste por varias razones: es falso, porque en la literatura, en el cine y en la televisión se hacen muchas cosas horribles y algunas maravillosas, todas distintas entre sí; porque esas formas de exclusión no son excluyentes, y, aunque los medios audiovisuales tengan un poder narrativo impresionante, también hay muchos lugares a los que llegan mejor las palabras.

También es un comentario demagógico que busca halagar a algunos lectores de Zafón que no consumen habitualmente literatura: que no se preocupen, no se pierden nada. No sólo prácticamente toda la literatura es mala y aburrida, sino que también es pretenciosa, y se aleja de las buenas gentes. Según el autor de La sombra del viento, ha conquistado el aprecio de los lectores porque “están muy por delante del comentario oficial de la crítica, ese búnker de los años setenta que se ha quedado clavado y al que la gente le ha pasado por encima. Cualquier lector tiene ahora una cultura cinematográfica, televisiva, del cómic o de la fotografía”. Puede que me equivoque, pero me parece que la mayoría de los críticos literarios en activo comparten esa cultura y pueden interpretar esas referencias y ese modo de contar. El cine tiene más de cien años. No hay muchos críticos en activo que superen su edad y la literatura asume elementos de la forma de narrar del cine desde hace décadas.

Pero lo peor es que, leyendo la entrevista (donde el novelista habla bien de un colega estadounidense), uno tiene la sensación de que ni siquiera un éxito tan extraordinario como el de Zafón anula el resentimiento o la amargura. Un hombre que ha vendido 12 millones de ejemplares se alegra de que desaparezcan las librerías pequeñas y “esnobs” (que enlaza en el imaginario con pretensión y pose), y gasta mucha energía en intentar eliminar a sus posibles competidores.

Si Zafón siguiera siendo guionista, quizás diría que el talento está en la novela o los videojuegos. Los escritores que afirman que el 99% de la literatura es basura siempre se incluyen a sí mismos en el 1% restante. Al leer lo que dice Zafón sobre 40 años de dictadura y 30 de democracia en su ciudad, con todas sus vidas y comedias y conflictos y tragedias (“Desde la Guerra Civil, en Barcelona no ha pasado nada particularmente interesante en ningún aspecto, y desde hace unos años, cero absoluto”), uno tiene la sensación de que cuando algunos autores afirman que no les interesa relacionarse con otros escritores, tampoco les interesa mucho todo lo demás: lo único que les importa es lo que hacen ellos.

LINK:
http://danielgascon.blogia.com/2008/060401-los-escritores.php

Anónimo dijo...

¿A quién le sorprende? Tengo una clase de niños de once años que no saben leer. Eso sí, pasarán de curso, por supuesto.Se me parte el corazón. Así que no me extraña lo más mínimo, que este tipo de libros de vendan como rosquillas.Saludos.

Rubpe Will dijo...

Curioso. Hablas con ironía de películas o series que corresponden a la muy baja cultura y en la siguiente entrada de tu bitácora hablas de V de Vendetta, ¿no ves algo un poco incoherente en tu actuación?

La mejor literatura de los últimos 10 años está en la televisión y en el cine (entiéndase no en el cine comercial ni en las superproducciones) y sorprende que precisamente tú te niegues a ver eso.

Vicente Luis Mora dijo...

Aquí siempre se ha defendido la diferencia entre una baja cultura pop (la defendida por Zafón) y una alta cultura pop (a la que correspondería V de Vendetta). Ninguna contradicción, amigo. En realidad tú mismo lo dices: V de Vendetta no es cine comercial (y, por cierto, superproducción no es algo contrario a gran cine: Apocalypse Now era una gran superproducción, entre otras, como los Padrinos). Un cordial saludo.

Rubpe Will dijo...

¿En qué parte de la entrevista Zafón habla de esa baja cultura pop?

P. ¿Alta literatura en televisión?
R. El 99% de la mejor narrativa que se hace hoy, de la literatura de calidad, de la gente profesional sin pretensiones ni pedantería ni pose, de la que de verdad sabe construir personajes e historias, o sea, de los que de verdad saben escribir, está en la televisión o en el cine, pero sobre todo en la primera. Gente con ambición, oficio y talento ya prácticamente no está trabajando en literatura. Ésta se ha convertido en un gueto de mediocridad, de aburrimiento, de pretensión y de pose.

Porque yo no veo que hable en ningún momento de eso que tú incitas a pensar en el lector, más bien creo que Zafón va hacia la alta cultura pop, donde a día de hoy reside la verdadera literatura. Y por eso resulta extraño que los ejemplos de cultura popular que se usan para elevar el artículo de tu bitácora a las altas cumbres de la crítica literaria, sean los que has puesto, cuando en realidad si se sustituyen los nombres que citas por películas como V de Vendetta o series como Perdidos a nadie le haría la gracia que supuestamente debería hacer la parte final de tu comentario.

Vicente Luis Mora dijo...

Estimado amigo, él habla de Tiburón, no de V de Vendetta. Habla de thrillers de segunda -que eran los guiones, según tengo entendido, que intentaba colar en Los Ángeles a alguna productora sin conseguirlo, por cierto-, habla del Spielberg comercial, no habla de Tarkovski o Kubrick. Ni siquiera habla del Spielberg de La lista de Schlinder. Pero da igual: compruebo que cada uno lee lo que quiere y ve lo que le interesa ver. Así que no nos vamos a poner de acuerdo: si usted cree, citándole literalmente, que "La mejor literatura de los últimos 10 años está en la televisión y en el cine", le felicito porque su vida será la mar de sencilla, siempre entenderá todo lo que ofrezcan, vivirá en la indi(g)(fer)encia intelectual y no tendrá mayores preocupaciones que elegir por las noches entre Farmacia de Guardia y Ley y orden. Nunca le preocuparán la filosofía, la literatura difícil ni, en general, todo lo que require cierta dificultad para comprender algo realmente complejo y valioso. Disfrute esa vida, muchos lo hacen. Algunos estaremos en otra. Y todos contentos. Un cordial saludo.

Rubpe Will dijo...

Yo leo por una parte la literatura cinematográfica que le influyó cuando era pequeño y por otro lado él comenta que la mejor literatura actualmente es la audiovisual. ¿No ve, señor Mora, dos planos diferentes?

Sí, yo también compruebo cómo cada uno lee lo que quiere y ve lo que le interesa ver.

Sobre su comentario: no tendrá mayores preocupaciones que elegir por las noches entre Farmacia de Guardia y Ley y orden. Nunca le preocuparán la filosofía, la literatura difícil ni, en general, todo lo que require cierta dificultad para comprender algo realmente complejo y valioso.

Tengo que decir que uno puede disfrutar de la última producción de la HBO o de la última película ganadora del festival de Sundance y a la vez leer a Bukowski y a Tolstói, son cosas perfectamente complementarias, es más, diría que son cosas que uno necesita probar.

Disfrute usted de su vida, señor Mora, elogiándose de leer literatura difícil, de vivir una vida que intelectualmente otros (pobres de nosotros) jamás llegaremos a vivir. Mientras tanto, permítame, tengo pendiente leer un tomo de las Clamp, revisar El club de la lucha y sumergirme en mis pensamientos con Með Suð í Eyrum Við Spilum Endalaust.

Vicente Luis Mora dijo...

Disfrútelo, yo esta noche veré el segundo partido de la final de la NBA. Saludos.

Santiago Bergantinhos dijo...

Yo no sé ni cuántas veces lo he dicho ya, pero cada vez está más cerca: al final seremos leyenda.

Tampoco sé de qué os extrañáis: otro iluminado como Mr T (alias de Pérez Reverte) lleva años defendiendo que la literatura güena de verdad es la de "tira palante" y que Faulkner y similares son unos coñazos.

José Ignacio Montoto dijo...

No entiendo cómo se puede frivolizar con el autor de la sombra del pimiento querido Vicente. Él, que ha abierto con ese libro un nuevo mundo a los hombres del campo. En fin, una de semillas de Best seller, por favor!

El juego del Ángel, próximamente en PS3.

Luisamiñana dijo...

Zafón... de verdad que me aburre, a pesar de sus millones. Supongo que la entrevista de El País entra dentro del juego del marketing, digo. Aunque también supongo que el mercado le ha proporcionado la suficiente prepotencia como para creerse sus propias tonterías. Es lo que tiene el dinero, puede decir lo que quiera. Todos-todos aplauden al nuevo rico.

A los demás poco más nos queda ya que dedicarnos a garabaterar prospectos.

p.d. Mil gracias por la entrada que ha suscitado tantos comentarios. Algunos lugares hay a salvo, todavía.

Ale_M-F dijo...

Llego tarde, pero...

Que escriba, que siga escribiendo el Sr. Zafón.

¿Libreros esnobs?
¿Tiburón y Encuentros en la tercera fase?
¿Está el Sr. Zafón sugiriendo a Hollywood Spielberg que le de una porción de paraiso cinematográfico para huir del infierno de libreros snobs?

Gracias a todos, incluyo a Zafón.

Anónimo dijo...

Domingo 15 de junio de 2008

La columna de Ignacio Echevarría

El crítico como "disc-jockey"

Convertida ella misma en una ideología, la democracia va siendo parasitada por el mercado, que adopta sus estrategias y su lenguaje. Las películas se anuncian proclamando el número de espectadores que las han visto, y los editores se apresuran a reeditar las novedades de éxito con una faja en la que se consigna el número de ejemplares vendidos.



No sé en Chile, pero en España, de un tiempo a esta parte, los periódicos se muestran cada vez más aficionados a proponer y publicar encuestas de opinión. La tendencia es ilustrar toda suerte de noticias acompañándolas de una valoración -un porcentaje, en realidad- obtenida a partir de las respuestas de los lectores a las más variadas preguntas. En los informativos de televisión hace ya mucho que se vienen empleando los sondeos callejeros con fines parecidos. Pero la prensa gratuita y los periódicos virtuales van extremando esta tendencia, que con frecuencia incurre en extremos ridículos. Pues no sólo se recaba el juicio de los lectores sobre hechos ocurridos, sino que se les pide también que expresen desinhibidamente sus simpatías y sus manías, y que ejerciten sus dotes adivinatorias acerca de asuntos que escapan a todo análisis ("¿Cree usted que Rafael Nadal ganará este año la final de Wimbledon?").

Se transmite así la impresión de que los lectores intervienen tanto en la valoración de la actualidad como en su construcción. Se invoca con insistencia el principio de interacción, y se fomenta con énfasis una mentalidad plebiscitaria de efectos muy poco saludables, dado que refuerza, por un lado, el sentimiento de que todo es opinable, sin importar el fundamento con que se sustenta la opinión en cada caso, y mueve a pensar, por otro lado, que la razón se decanta por el lado de la mayoría, como si los de verdad u objetividad fuesen conceptos estadísticos.

Convertida ella misma en una ideología, la democracia va siendo parasitada por el mercado, que adopta sus estrategias y su lenguaje. Se diría que nadie puede tomarse en serio los resultados de una encuesta respondida voluntariamente por un determinado perfil de ciudadanos que sienten la compulsión de expresarse por cualquier motivo, a propósito de lo que sea. Se diría que a nadie se le oculta lo improcedente que es derivar un juicio cualitativo de un índice cuantitativo. Y, sin embargo, las películas se anuncian proclamando el número de espectadores que las han visto, y los editores se apresuran a reeditar las novedades de éxito con una faja en la que se consignan -a menudo con engaño- el número de ejemplares vendidos.

El mismo día que escribo este artículo, en la página de inicio del diario digital más leído de España se hace la siguiente pregunta: "¿De qué te gustaría que tratase el próximo libro de Ken Follett?". Y se explicita, a continuación: "De entre todas las ideas recibidas se seleccionarán las cinco mejores según criterios de ocurrencia y originalidad. Las ideas ganadoras serán remitidas a Ken Follet, quien firmará y dedicará su libro a cada uno de los cinco ganadores".

¿Patraña publicitaria o estrategia de marketing dirigida a fidelizar a los usuarios del diario? Cualquiera sabe. Pero entretanto, el viejo eslogan de que es el público el que tiene la última palabra (¡y la primera, oiga!) ha ido calando cada vez más hondo en la mente de los agentes culturales, a quienes cuesta cada día más distinguir de los agentes comerciales.

La reciente publicación en España de la última novela de Carlos Ruiz Zafón, El juego del ángel, ha sido tratada por la prensa cultural como un auténtico acontecimiento. A bombo y platillo se anunció que la primera tirada de una novela de un autor español alcanzaba la cifra record de un millón de ejemplares. Cuando a los pocos días aparecieron las reseñas del libro se tuvo ocasión de asistir a un espectáculo penoso que, sin embargo, es cada vez más frecuente: el del crítico temeroso del público al que se dirige, intimidado por la abrumadora legión de los lectores, acobardado por el aparato propagandístico puesto en marcha por publicitarios y periodistas, unos y otros compitiendo en su afán sensacionalista, dando por sentado que tan elevado número de consumidores no se pueden equivocar.

Hace cuarenta años, el escritor alemán Reinhard Baumgart hizo públicas una serie de provocadoras propuestas destinadas a vapulear a la crítica de su país. La más sensacional de todas ellas consistía en postular, para el reseñista de los diarios, un papel semejante al de disc-jockey en una pista de baile. Atrás va quedando, cada vez más desprestigiado -decía Baumgart-, el crítico investido de autoridad, ya sea la autoridad del académico, del policía, del aduanero o del agente de tráfico. Éste formulaba sus juicios desde el supuesto de que el público al que se dirigía estaba necesitado de orientación y de recomendaciones, cuando no directamente de instrucción. Pero entretanto, la inflación plebiscitaria ha abonado entre los lectores la convicción de ser ellos mismos peritos tan aptos como cualquiera para calibrar los méritos de un libro. Basta ver lo que ocurre muy patentemente con el fútbol o con el cine. Así las cosas, el crítico tiende a actuar como una especie de delegado de ese cuerpo general de peritos que constituye su público, ni más ni menos que como actúa un disc-jockey. El éxito de éste, como el del nuevo crítico, depende de su capacidad de sintonizar con los ocupantes de la pista, cuyas apetencias, cuyos gustos, cuyo grado de excitación o de embriaguez le corresponde a él adivinar, estimular y acompasar.

El suyo sí que es el juego del ángel. Y se juega a las puertas del Edén al que acudimos todos para bailar la misma música.

Ignacio Echevarría en http://diario.elmercurio.com/2008/06/15/al_revista_de_libros/_portada/noticias/F96E6319-7B9D-44D0-9B50-D52BC0074FDB.htm?id={F96E6319-7B9D-44D0-9B50-D52BC0074FDB}

Anónimo dijo...

Tal como decía Borges, un escritor mide a los demás por lo que han hecho y así mismo por lo que pudiera llegar a hacer. Esta discrepancia a favor de uno mismo es tolerable para lograr la confianza en uno mismo que requiere para realizar una obra, pero lo que leo sobre Zafón, ya no tiene disculpa y entristece la envidia envidia generalizada, sea esta consciente o no.
Cualquiera que lea este texto si pudiese, escribiría un bestseller y si no lo hace es porque no tiene capacidad para ello. Aceptemos esta realidad. Basta ya de criticar a los que alcanzan y superan ampliamente nuestras metas. En este mundo no se regala nada y todos deberíamos saber que lo que el escritor logra, a su pluma se lo debe...

Francisco Planchuelo

Vicente Luis Mora dijo...

1) ¿Escribir un best seller?
2) ¿Nuestras metas? ¿De verdad cree usted saber cuáles son mis metas en la vida? ¿Cree que lo sabrá nunca?

Lo que hay que aguantar, macho.

Sergi Bellver dijo...

Para que te hagas una idea, Vicente, de lo que con tanta torpeza trato de explicar a veces, te dibujaré una imagen:

Te araño un poco y te tiro del pelo porque no nos ponemos de acuerdo en la manera de ordenar una fila de piedras para cruzar el río. Parece que nos enemistamos.

Luego viene esta gente, zafia y comisaria, suelta cuatro gilipolleces cargadas de insidia, y te aseguro, Vicente, que te subo a mis hombros y cruzamos el río, con el agua hasta la cintura, para estar en la misma orilla.

No nos ponemos de acuerdo en el cómo, pero te aseguro que en ciertas cosas, estamos en la misma orilla. Aunque no lo creas, y aunque leamos de distinto modo el río, lo hacemos desde la misma orilla, palabra.

Un abrazo.

Ale_M-F dijo...

¿Envidia?

Subjetivamente: el éxito ajeno me es indiferente.
Objetivamente: lo analizo por sus posibles consecuencias de castración o germinación, positivas o negativas, sobre mi entorno.

Anónimo dijo...

“Muchas personas, desde la gente corriente a un ex-ministro de Asuntos Exteriores alemán, piensan que la obra de Carlos Ruiz Zafón La sombra del viento es extraordinaria, y que merece entrar en el canon de la literatura actual. Estoy de acuerdo. Resulta una excelente obra que merece entrar en el canon de la literatura de entretenimiento. La obligación de la crítica es salir al paso de tamañas confusiones, estableciendo las justas diferencias entre la obra literaria y la de entretenimiento, sin que vaya en detrimento de una u otra. La fugacidad de las obras de entretenimiento, el convertirse en reinas de los hit parades o de los libros más vendidos y los réditos económicos que producen deben de ser suficientes para sus autores. La gloria, amigos lectores, la inventaron unos poetas épicos hace demasiados siglos, y los epígonos idealistas la trasladaron de las acciones heroicas a los cielos. Inventar una gloria a la medida de un producto comercial equivaldría a invocar la grandeza del espíritu con una tonadilla de anuncio comercial”; Germán Gullón, Una venus mutilada. La crítica literaria en la España actual; Biblioteca Nueva, Madrid, 2008, pp. 25-26