sábado, 11 de julio de 2020

Poliantea 7


En junio de 1872, una mañana temprano, asesiné a mi padre, acto que me produjo una tremenda impresión.

Ambroise Bierce, “Una conflagración imperfecta” (1886)

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            A principios de los años setenta, en el New York Times Magazine se informaba del descubrimiento de los “buenos tasaday” de la selva tropical de Filipinas, un pueblo que no tenía palabras para designar el conflicto, la violencia o las armas. Resultó que los tasaday eran unos granjeros locales que se habían vestido con unas hojas para hacerse una foto, con el fin de que los compinches de Ferdinand Marcos pudieran hablar de su “patria” como una reserva y disfrutar en exclusiva de los derechos mineros y madereros.

Steven Pinker, La tabla rasa (2002)

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MODELOS

Erina es una madre modélica,
sus hijos nunca han descubierto sus adulterios.
Lalage también es una madre modélica,
sus retoños están gordos y felices.

Ezra Pound, Poemas de Lustra

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Bogdano, igual que vosotros, sabía que los padres, en esa etapa, son intercambiables y prescindibles. Lo mismo da uno que otro. Él no habría sabido identificar a los suyos en una rueda de reconocimiento si los hubiesen colocado junto a otros padres mínimamente parecidos e igualmente culpables.
Rubén Martín Giráldez, Menos joven (2012)


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–En cambio yo estoy seguro de no haber entendido nada –dijo Rodney después de emitir un gruñido y de vaciarse la boca con un trago de cocacola–. Pero me temo que la culpa de eso no es de Wong, sino de [Harold] Pinter. Ya no me acuerdo dónde leí cómo descubrió su método de escritura. Estaba el tipo con su mujer y le dijo: “Cariño, tengo escritas varias escenas bastante buenas, pero no tienen ninguna relación entre sí. ¿Qué hago?”. Y la mujer le contestó: “No te preocupes: pégalas todas, que ya se encargarán los críticos de decir lo que significan”. La cosa funcionó: la prueba es que no hay una sola línea de Pinter que los críticos no entiendan perfectamente.

Javier Cercas, La velocidad de la luz

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Pero nuestros museos son zafiedades. Como si se arrancaran a ciegas hojas de diferentes libros de lenguas diversas y se reunieran en un volumen lujoso, así son nuestros museos.

Rainer M. Rilke, Diario florentino

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Todo eso buscaba yo en los libros: ¿mato o no mato a mi vecino?, ¿estrangulo a su perro o no lo estrangulo?

J. Á. González Sainz, Un mundo exasperado


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Los enanos tienen una especie de sexto sentido que les permite reconocerse a primera vista.

Augusto Monterroso, Lo demás es silencio


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Acaeció este mismo día que pasaron por la plaza seis azotados, y diciendo el pregón: “Al primero, por ladrón”, dio grandes voces a los que estaban delante dél, diciéndoles:
- Apartaos, hermanos, no comience aquella cuenta por alguno de vosotros.

Miguel de Cervantes, El licenciado Vidriera

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Cuando algún necio me dice que le ha gustado uno de mis poemas, me siento como si me hubieran robado la cartera.

W. H. Auden, Escribir


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-O bien estoy tomando algo y no lo recuerdo o bien no estoy tomando nada y tampoco lo recuerdo. Mi vida es o bien o bien. O bien mastico chicle normal o bien mastico chicle sin azúcar. O bien mastico chicle o bien fumo. O bien fumo o bien gano peso. O bien gano peso o bien me dedico a subir corriendo las gradas del estadio.
-Suena a vida aburrida.
-Espero que dure eternamente –dijo.

Don DeLillo, Ruido de fondo

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Preguntóle uno qué haría para no tener envidia a nadie. Respondióle:
- Duerme; que todo el tiempo que durmieres será igual al que envidias.

Miguel de Cervantes, El licenciado Vidriera

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Topó una vez a una tendera que llevaba delante de sí una hija suya muy fea, pero muy llena de dijes, de galas y de perlas, y díjole a la madre:
- Muy bien habéis hecho en empedralla, porque se pueda pasear.

Miguel de Cervantes, El licenciado Vidriera

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El poeta beat Lew Welch (1936-1971) nunca tuvo el mismo grado de reconocimiento que sus amigos y colegas, los escritores Gary Snyder, Philip Whalen y Jack Kerouac. Poca gente leyó la poesía de Welch mientras vivía, y aún menos lo hace hoy. Sin embargo, Welch escribió una línea que llegó a ser más famosa que nada escrito por cualquiera de sus contemporáneos. Durante muchos años, fue conocida por todos los norteamericanos. Desgraciadamente, esa frase no pertenecía a ninguno de los poemas de Welch. En realidad, fue un eslogan que escribió para un anuncio dentro de su trabajo diario en una agencia de publicidad; un eslogan que fue incesantemente usado en televisión y anuncios de prensa. Esta es la línea: “Raid las mata bien muertas”.

Steven Shaviro, Connected, or What It Means to Live in the Network Society (2003)


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Periodista: ¿Por qué no escribe usted como habla?
Gertrude Stein: ¿Por qué no lee usted como escribo?

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            Entonces me acuerdo de que leí sobre un experimento en el que un grupo de monos a los que se les daba a elegir entre escuchar a Mozart y escuchar rock and roll eligieron a Mozart, pero cuando les daban a elegir entre Mozart y el silencio elegían el silencio.
Sigrid Nunez, El amigo (2018)

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Lo que nos falta en nuestra cultura, donde brutales confesiones son contrarrestadas por el miedo políticamente correcto al acoso que mantiene a raya a los otros, es el espíritu que encarna inmejorablemente Gore Vidal. Vidal dio la respuesta perfecta a un periodista groseramente indiscreto que le preguntó a quemarropa si su primera pareja sexual había sido un hombre o una mujer: “fui demasiado educado como para preguntar”, dijo.

Slavoj Zizek[i]

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            Cuando el escritor gaditano Alejandro Luque llevaba 23 años trabajando como periodista cultural, su madre aprovechó un momento de tranquilidad y le preguntó:

-Hijo, ¿cuándo te vas a buscar un trabajo?

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Un día, uno de esos chicos se acercó a mí. (...) Se me recomendó, en pocas palabras, que en adelante escribiese peor, pues si no... Formulada esa aposiopesis miré con aire interrogante al orador, quien llenó el vacío asegurándome que “me aniquilaría”. ¿Cómo no quedar estupefacto ante tal exigencia? Debía escribir peor de lo que hasta ahora había escrito, lo cual, a juzgar por su propia opinión de mis versos, sería empresa difícil, y también peor de lo que escribía él, y tal vez esto fuera imposible.

Thomas De Quincey, Suspiria de profundis


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Londres se ha tragado a muchos millones de jóvenes llamados Smith.

Virginia Woolf, Miss Dalloway (1925)

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Carvalho se encoge de hombros, como aceptando la fatalidad del paso del tiempo.
Vázquez Montalbán

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Lo peor que le puede ocurrir a un ser humano es ir por la vida pensando que no ha reunido méritos suficientes para ser socio de un club de golf.

Manuel Vázquez Montalbán

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Es necesario descansar de vez en cuando. Hay años en que no está uno para nada.
Julio Camba

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Hasta alrededor del año 2300, los dictonianos se parecían todavía a los hombres como hermanos gemelos [...] El duismo promulga la creencia de que cada vida conoce dos muertes, la anterior y la posterior, la de antes del nacimiento y la de después de la agonía. Los teólogos dictonianos se hacían cruces, estupefactos, cuando, tiempo después, oían de mi boca que nosotros, los terrestres, no pensábamos así y que había iglesias que sólo se interesaban por una, o sea la existencia posmortuoria. No podían comprender por qué a la gente le era desagradable la idea de su futura desaparición y, en cambio, no les molestaba pensar que antes de nacer no estaban en el mundo.

Stanislaw Lem, Diarios de las estrellas


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Los que mejor han hablado de la muerte han muerto.

Jules Renard, Diario

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A partir de este presupuesto la obra de Zorn abarca un sinfín de géneros; ninguno sale con vida.

Eloy Fernández Porta, Afterpop


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Mi cabeza ha vivido algunas jornadas creativas, pero todavía no la del sol.

Lichtemberg

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Tenéis la posibilidad de someter al yugo benefactor de la inteligencia a seres desconocidos que viven en otros planetas, tal vez todavía en estado de libertad salvaje. Si no entienden que les llevamos una felicidad matemáticamente infalible, tendremos que obligarlos a ser felices.

Yevgueni Zamiatin, Nosotros

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Una vez le preguntaros a Oscar Wilde cuáles eran las cinco mejores del siglo XIX. Esta fue su respuesta:

-Es una pregunta muy difícil. Yo sólo he escrito tres.


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Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros.

Groucho Marx

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Esto es lo que ocurre en los versos de Dehmel: por más que el poeta quiere meter en ellos a Dios y al mundo, ellos se niegan a entrar.

Franz Blei, El gran bestiario


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            Ésta es una idea que tengo desde hace mucho tiempo, casi podría decir desde siempre. Su enunciado es por demás simple: todo el engorro y la dificultad de fabricar miniaturas podrían evitar haciéndolas grandes.

César Aira, Continuación de ideas diversas (2014)

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Acaba de aparecer La caída en el tiempo. Me niego a conceder entrevistas, como también a hacer cosa alguna para el lanzamiento del libro. “Sería en verdad degradante”, dije a alguien. “Pero, entonces, ¿por qué lo ha publicado? Es usted inconsecuente”, me replicó. “Tal vez sí, pero hay grados en el impudor”, respondí.

Emil Cioran, Cuadernos 1957-1972


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La práctica de la hambruna es un negocio rentable.

Rafael Pérez Estrada, Diario de un tiempo difícil


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Y puedes escribir pocos libros: la gente persiste en no conocerlos todos.

Theóphile Gautier

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En los puestos de libros de la ribera del Sena, en una caja llena de novelas policiacas inglesas, ¡encuentro un San Juan de la Cruz en formato de bolsillo! Se debe, creo, al título: The Dark Night of the Soul. También es cierto que la portada era demasiado chillona y era posible, si no inevitable, la confusión.

Emil Cioran, Cuadernos 1957-1972


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También había un poeta
al que habían de practicarle la cesárea,
era preciso extraerle un pedo inconmensurable,
un pedo que venía en mala postura.
Era preciso actual con diligencia,
con prisa,
con toda la prisa del mundo,
antes de que el gran pedo se malograra.
Ya un encuadernador de urgencia esperaba al pedo.
Ya un bibliófilo esperaba a aquel pedo,
no a otro.

Rafael Pérez Estrada, Diario de un tiempo difícil

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Un manuscrito guardado demasiado tiempo en casa se vuelve un huésped incómodo. No sabemos cómo deshacernos de él, como ponerlo en la calle. En ese momento de exasperación es cuando acudimos por fin al editor.

Cioran, Cuadernos 1957-1972

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En los columpios del parque infantil del Zappeion una niña está colgada de la barra horizontal. De repente, sin parar de columpiarse, empieza a gritar “socorro”, imitando por momentos una voz masculina, por momentos la de un dibujo animado.
Un instante después, de detrás de los arbustos aparece una mujer. Sin decir palabra, se sube con ímpetu la cremallera de la falda y empieza a abofetear a la niña hasta partirle la nariz.

Michel Fais, Historias enterradas (vivas)

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Alejé y acerqué la imagen satelital en tiempo real del mapa de Iowa, cambié las escalas y superpuse fronteras geopolíticas. Charles tenía razón: Iowa era el Estado Rectangular. En realidad, usaba el satélite para seguir el rastro de mi obra maestra: una polla y unos cojones de cuarenta metros cuadrados que estaba trazando sobre los tallos de maíz para saldar una deuda con Dios y agradecerle por haberme hecho nacer en el equivalente cultural de una de esas máquinas que se usan en las ferreterías para agitar latas de pintura.
Douglas Coupland, Generación A (2009)

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En literatura, el lenguaje es lo de menos.

Alberto Vázquez Figueroa, en El País, 04/11/2000


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El ascenso espiritual no consiste, verbigracia, en pasar paulatinamente de la lectura de libros mediocres a la lectura de libros eximios, sino en hallarnos repentinamente incapaces de leer al mediocre.

Nicolás Gómez Dávila, Escolios a un texto implícito (1977)

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Me acuerdo de que Vittorio Saltini, al hacer en el Espresso una recensión sobre mi intervención en el Menabó (el Espresso era por aquel entonces el bastión del antiexperimentalismo), me cazó con motivo de una frase mía en la que yo estimaba un verso de Cendrars donde se parangonaban las mujeres amadas a los semáforos bajo la lluvia, lo cual le llevó a observar aproximadamente que yo era un tipo para tener reacciones eróticas únicamente con semáforos, hecho que hizo que en el debate yo le respondiese que, ante una crítica de este tipo, lo único que podía hacerse era invitarlo a que me enviase a su hermana.

Umberto Eco, prólogo a Opera aperta (1962)


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(Titular real de un periódico de provincias)

Grandes atascos en las carreteras al coincidir el final de julio con el principio de agosto.

Citado en Rodolfo Serrano,
Un oficio de fracasados. Libelo pro y contra el periodismo (2006)

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Había novedades cuando volví de ir a buscar caballo. Lo primero de todo es que Cowboy se volvió loco tras tomar tres vasos de jCola y se citó con una chica usando su pseudónimo en chockingforit.com. Decidieron quedar en el Denny’s que estaba junto al edificio donde vive su hermana, y entonces apareció su hermana, y resultó que sí, que se había citado con su hermana. Juró dejar el sexo para siempre.

Douglas Coupland, jPod (2006)

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Pero ella parecía dura de pelar y él no quiso insistir. A lo mejor era una de esas mujeres que prefieren conocer un poco al hombre con el que follan. Fil estaba acostumbrado a todo tipo de perversiones, también a ésa.

Ste Arsson (Miguel Serrano Larraz), Los hombres que no ataban a las mujeres (2010)

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Muchas veces le llevaban a Picasso uno de sus cuadros para que lo autentificara. Hubo casos en que el pintor se negó a reconocer su propia obra si esta ya no le gustaba. “¿Pero, maestro, no recuerda que le he comprado esta pintura a usted en persona en este mismo taller?”, exclamó un coleccionista angustiado. “Es que yo también pinto a veces Picassos falsos”, contestó el pintor.
Manuel Vicent[ii]

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En 1949, un americano llamado James T. Mangan presentó unas escrituras en el registro de propiedad de Cook County y, apoyándose en la autoridad fiscal del estado, reclamó la propiedad del Espacio. Tras haber puesto a su vasto territorio el nombre de Celstia, el señor Mangan notificó de su demanda a todos los países del mundo, les advirtió de que no intentasen viajar a la luna y solicitó el ingreso en las Naciones Unidas.

Alberto Manguel[iii]

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Señores, existen sobre la tierra ambientes menos o más ridículos, vergonzosos y humillantes, y asimismo la cantidad de estupidez no es igual en todas partes. Así, por ejemplo, el medio de los peluqueros me parece, a primera vista, más sujeto a la tontería que el medio de los zapateros. Pero lo que sucede en el medio artístico del orbe supera todos los récords de la estupidez y la infamia, hasta tal punto que un hombre normalmente decente y equilibrado no puede dejar de inclinar su rostro, inundado por el sudor de la vergüenza, frente a esas orgías infantiles y pretenciosas.

Witold Gombrowicz, Ferdydurke (1937)

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            En cuanto a mi conciencia, podía acostumbrarse en pocos meses.

Iris Murdoch, Bajo la red (1954)

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¡No te imagino en una de esas animadas tertulias de poetas, novelistas, críticos, filólogos y gramáticos que tanto gustan a tus paisanos, discutiendo con ellos de temas literarios por toda la eternidad! ¡Qué castigo cruel el de sufrir la compañía de académicos y cortesanos, figurones y enmedallados, toda esa benedetta cohorte de atorrantes, poetas cavafianos, musas letradas, bodrios henchidos de vanidosa autosuficiencia de la que huías con horror!
Juan Goytisolo, La cuarentena (1991)








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[i] Slavoj Zizek, “Teme a tu prójimo como a ti mismo”, VVAA, Los otros entre nosotros. Alteridad e inmigración; Círculo de Bellas Artes, Madrid, 2009, p. 31.
[ii] Manuel Vicent, “Van Meegeren, la vanidad del falsificador”, El País 22/05/2010.
[iii] Alberto Manguel, Letra internacional, nº 68, otoño 2000.

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