miércoles, 25 de abril de 2007

Pensamiento español



Andrés Alonso Martos, Vicente Raga Rosaleny y Juan D. Mateu Alonso (eds.),
Surcar la cultura; Pre-Textos, Valencia, 2006.


La colección “Filosofías” que Pre-Textos coedita con el Departamento de Metafísica de la Universidad de Valencia nos está dejando un interesante legado de pensamiento español joven. En este caso se recopilan 17 ensayos de otros tantos filósofos españoles, prologados por una interesante reflexión inédita del sociólogo Zygmunt Bauman sobre el mercado y la industria cultural.

Aunque la noticia debería ser positiva (hay filosofía en España, y por tanto jóvenes para los cuales sigue siendo una valiosa rama del saber), el tono medio de los ensayos incluidos no anima al optimismo. Para empezar, en el prólogo de los tres editores se lee esta confesión: “al análisis de la cultura como refugio en tiempos de oscuridad se encaminan, pues, todas estas variaciones sobre el tema de nuestro tiempo” (p. 9), que dista mucho de ser entusiasta. Pero además, avanzando en la lectura, nos encontramos con que, salvo raras excepciones (un acercamiento a Rawls, otro a Rorty y poco más), la mayoría de los filósofos incluidos han abandonado la posibilidad de razonar sobre su tiempo y se han dedicado a examinar la historia de la Filosofía, con cumplida sapiencia, eso sí. Algún día habrá que preguntar a nuestros pensadores si no piensan sobre el presente (hay un interesante trabajo sobre el pasado de López Merino) por falta de interés o porque la filosofía contemporánea española no encuentra canales epistemológicos que aborden los temas que hoy nos interesan, salvo las consabidas excepciones (Trías, Molinuevo, Echeverría, el en estas páginas reseñado Gómez Pin). Sí, es cierto que estamos en tiempos oscuros, donde el saber está desplazado y hay más resistencia a la teoría que nunca, pero, precisamente por eso: ¿no es nuestro tiempo actual la materia sobre la que más luz necesitamos? Mientras llegan las nuevas luminarias, contentémonos con un excelente conjunto de ensayos de pensadores actuales como éste, también –es inevitable– con las irregularidades y altibajos de todos los libros colectivos.

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