jueves, 19 de agosto de 2010

Tres invitaciones a la lectura





Karl Huysmans, A la deriva; Antonio Machado Libros, Madrid, 2010





En un post anterior, hablábamos de los espacios sociales y culturales de la misantropía anteriores a la Modernidad y, comentando Antimodernos, de Compagnon, los uníamos a los numerosos espacios negativos de la primera etapa moderna. A la deriva (A vau l’eau, 1882), publicado en traducción de Juan Díaz de Atauri, se inserta de lleno en esta tradición donde el ennui era el esprit de siècle y el nihilismo una tentación constante de pensadores y escritores. La deriva de Jean Folantin en esta nouvelle no es tal, en todo momento el desgraciado protagonista hace lo posible por permanecer en su casa, y el desolador resultado es que el hostil y helado París de finales de siglo, donde las nuevas avenidas creadas por Haussmann reducían el espacio de la ciudad antigua, no es para Folantin un lugar más acogedor que el hogar gélido que reverbera su vacío interior. Al principio “se quedó en su barrio, firmemente decidido a no volver a salir de él” (p. 63), para luego acondicionar su piso de cara a la perfecta reclusión (“pasó una placentera organizando por adelantado el adecentamiento de su guarida”, p. 74), en una significativa reducción del espacio vital. Más que nihilismo, es misantropía en estado puro lo que transmite el protagonista, incapaz de soportar a nadie porque, en realidad, tampoco se soporta a sí mismo. Supongo que alguien habrá hecho una lectura conjunta de A vau l’eau y de Monsieur Teste, por suponer dos momentos del espacio mental contemporáneo: paleomoderno el de Huysmans, moderno antonomásico el de Valéry. A la deriva es una joya pequeña y triste, que se lee en un interesado suspiro.





Martín Rodríguez Gaona, Mejorando lo presente. Poesía española última: posmodernidad, humanismo y redes; Caballo de Troya, Madrid, 2010



Al ser uno de los autores estudiados en este libro no me parece bien hacer una reseña del mismo pero, teniendo en cuenta que se estudia a otros muchos autores y, sobre todo, que Mejorando lo presente contiene una interesante serie de propuestas sobre la poesía española presente, pasada y futura, me parecería falto de lógica no anunciar al menos su salida y recomendarlo vivamente para que el lector pueda juzgar por sí mismo. Rodríguez Gaona, que es un valioso poeta peruano residente en España (y con notable conocimiento de su país de residencia, como demuestra el libro), comentarista activo de este blog desde sus comienzos, hace un sosegado y subjetivo análisis de la poesía española reciente, con el que es imposible estar de acuerdo por entero, pero también estar en completo desacuerdo. Desde una perspectiva sociológica aborda diversos temas y autores, planteando unas muy personales recomendaciones sobre lo que debería ser la poesía en castellano en este siglo apenas comenzado. Nunca viene mal la observación de nuestro panorama poético desde una perspectiva exterior; por más que Rodríguez Gaona haya sido arte y parte de lo que cuenta, no sólo como poeta sino incluso como organizador de eventos, siempre mantiene una saludable perspectiva hispanoamericana sobre lo que ve, que dota a su mirada de la necesaria distancia.







Varios Autores, Suicídame (2010)



www.suicidame.es





Suicídame es una obra interactiva y multimedia, que comienza en la literatura pero que va más allá, incorporando audio, vídeo, imagen, música, participación activa del autor y enlaces. Sus responsables son los autores del ya comentado aquí Hotelº Postmoderno (Inéditor, A Coruña, 2008), Alberto T. Blandina, Carolina Otero, Maxi Villarroya y Sergio Velasco, a los que se han unido los actores Maribel Ballona, Quique Bataller, Arlette Biot, Jordi Gomar, Pedro Montalban Kroebel y María Cremades, la diseñadora Laura King, el fotógrafo Juan Terol, la ilustradora Mireia Pérez, colaborando en el audio Quique Ruiz y -creando canciones originales para este proyecto- Niñamala, Naima y Lülla. Carolina Otero ha cantado alguna de ellas, además de sumar su escritura. Como puede verse, el resultado es un complejo y coral esfuerzo creativo, por cuyo atrevimiento artístico hay que felicitar a sus autores. La trama es sencilla: hay un concurso televisivo en el que participan seis personajes, donde la muerte, el suicidio asistido, es el premio final para el ganador. El lector-espectador debe ir eliminando en cada fase a uno de los concursantes, tras leer los monólogos donde cada uno expone sus motivos para ganar el concurso y, en consecuencia, morir. Eso implica que a menos que se juegue seis veces, apostando por cada uno de ellos, no se lee la “obra completa”, aunque esto no es necesario para leer la obra, como sucede siempre en la literatura interactiva.





En realidad, esta necesidad de postergar líneas narrativas paralelas comienza con la interactividad misma. La obra teatral de Ayn Rand Night of January 16th (1936), como ha señalado Espen Aarseth, era un ejercicio temprano de interactividad: al comienzo de la misma se seleccionaba a un número de espectadores para que representaran a los miembros del jurado. El final de la pieza cambiaba según el veredicto que den al comportamiento del acusado, por lo que la voluntad del lector/autor tiene un papel primordial a la hora de la escritura de la obra. Según Aarseth, el concepto de “literatura interactiva” fue introducido en los estudios sobre literatura por Anthony Niesz y Norman Holland en un artículo de 1984, y desde entonces ha tenido mucha influencia, sobre todo en ciberliteratura (y Suicídame es, por supuesto, ciberliteratura o literatura digital). Este planteamiento no sólo supone un desafío a la lectura, también a la crítica literaria: ¿debe el crítico leer todo el proyecto para tener una opinión, o sólo una de las partes, como haría un lector convencional? Este desafío, en sí mismo, me parece estimulante.





He optado por la segunda opción, leyendo como si fuera un lector que decidiera elegir a uno solo de los personajes, con lo cual la lectura deviene semi-lineal, puesto que no se eligen los senderos bifurcados, sino que se elige uno y se sigue adelante, como en las novelas infantiles. He preferido hacerlo así para operar sobre una experiencia plausible de lectura, que imagino mayoritaria, de unos 50 minutos de duración. Elegí como personaje central a los siameses Néstor (Víctor y Ernesto), supongo que debido a mi debilidad hacia el tema del doble, dejando atrás a los muy esterotipados, planos y predecibles Ingeniero, Susan D y Alisha. Los restantes, Joao da Silva y Deathea, eran algo más complejos y quedaron finalistas en mi lectura. Cuando hablo de “lectura” me refiero a un sentido expandido de la misma, que incluye ver los vídeos de presentación de los personajes y escuchar las grabaciones del programa de radio “Directo a los riñones”, amén de seguir los enlaces sugeridos (que no son hiperenlaces a obra propia, sino a páginas ya existentes en la Red y que no añaden nada a la narración, a excepción del blog Directo a los riñones). El resultado de la lectura es interesante, si bien pueden ponerse peros parciales que afean al conjunto: los vídeos son técnicamente aceptables, pero las interpretaciones están sobreactuadas y sus guiones no son demasiado afortunados; el scroll vertical de lectura es muy incómodo; los monólogos tienen carácter, pero escasa fuerza literaria, un poco abandonados a la vulgaridad en aras de un malentendido realismo; las canciones no están mal, pero son prescindibles; apenas un par de personajes son creíbles, siendo algunos olvidables, como el forzado e inverosímil presentador Riñones; el programa de radio no tiene credibilidad alguna como tal, privado de la naturalidad del directo, y apenas se sostiene como diálogo literario, etc. Sin embargo, creo que hay que ser positivo en estos casos y centrar la atención en otros aspectos: la idea original es buena, el diseño general de la página es cuidado, legible y anima a la lectura, la ambición multimedial es loable, algunas de las historias son sugerentes, la interactividad tiene sentido dentro de la lógica televisiva del relato, y en general se ha cuidado en todo momento la coherencia general y particular del proyecto. Los designios corales suelen tener dos problemas: la falta de coordinación y la heterogeneidad de contenidos, que llena de altibajos el resultado. Parecidas taras amenazan a los planes artísticos interactivos, algunas de cuyas líneas paralelas tienen más interés que otras. Creo que los responsables de Suicídame han evitado bien el primer problema, pero no han soslayado el segundo. De todas formas, y a pesar de sus carencias parciales, recomiendo la visita del proyecto no sólo por los aciertos sectoriales, sino también por los desafíos y las inmensas posibilidades que plantea.



4 comentarios:

Vicente Luis Mora dijo...

Aquí hay reflexiones sobre el libro de Rodríguez Gaona:
http://ernestogarcialopez.blogspot.com/2010/06/mejorando-lo-presente-poesia-espanola.html

http://afterpost.wordpress.com/2010/04/20/mejorando-lo-presente-poesia-espanola-ultima-posmodernidad-humanismo-y-redes-de-martin-rodriguez-gaona/

http://www.elimparcial.es/libros/martn-rodrguez-gaona-mejorando-lo-presente-poesa-espaola-ltima-posmodernidad-humanismo-y-redes-62408.html

Anónimo dijo...

El entrevistador

-¿Qué está investigando Monsieur Teste?

-"Momentos del espacio mental contemporáneo paleomoderno", dijo sin perder la deriva conversacional. ¿Un café?

Apuntadas las invitaciones. Espero que no os caiga ni una inundación de rayos ultravioleta o una gota fría. Un saludo y hasta otra.
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c.m.

Rialto dijo...

Casi hubiera sido mejor no decir nada de Suicidame, visto lo visto. Pobres chicos, con el trabajo que se han pegado, no se merecían algo así de duro. Una lástima leer ese tipo de crítica por aquí.

Anónimo dijo...

Realmente, la idea de que el prota del libro de Huysmanss "no se soporta a sí mismo" es poco menos que estúpida. Se trata de una postura romántica y decadente típica ¿acaso no podemos aceptar que la misantropía es misantropía sin atenuar su violencia?
HS